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LA INVESTIGACION CREE QUE LOS TERRORISTAS PLANEABAN SEIS ATAQUES
Sobre la pista de dos aviones más

Un avión que iba de Boston
a Los Angeles y otro de San Antonio a San Diego pudieron haber sido otros bólidos de fuego del terror.

Un contenedor del FBI con restos de las aeronaves que atacaron el World Trade Center, ayer.

Por Paul Kelso, Nick Hopkins, John Hooper y Richard Norton-Taylor
Desde Nueva York, Hamburgo y Londres

El FBI está cada vez más seguro de que hasta seis aviones iban a participar en los ataques terroristas de la semana pasada contra Nueva York y Washington. Mientras la investigación criminológica más grande de la historia entraba ayer en su segunda semana, el FBI anunció que estaba considerando si un quinto secuestro pilotado por terroristas suicidas no fue frustrado por la cancelación de un vuelo de Boston a Los Angeles. El martes en el último minuto el vuelo 43 de American Airlines fue cancelado debido a problemas técnicos.
El FBI estaba usando las listas de pasajeros de las aerolíneas para rastrear a todos los pasajeros con nombres árabes que no volaron cuando los vuelos comerciales reasumieron su curso la semana pasada. Cada vez hay más evidencias de que un sexto ataque estaba planeado, y de que una célula de terroristas pretendía secuestrar un vuelo que debía dejar San Antonio la semana pasada. Investigadores de esa ciudad detuvieron a un médico, Albader Alhazmi, de 34 años, de nacionalidad árabe saudita, quien trabajaba en el centro de ciencias de la salud de la Universidad de Texas. No fue a trabajar el último martes, y está incluido en una lista de 180 nombres que el FBI tiene bajo vigilancia por sospechar que tienen vinculaciones con los 19 secuestradores. Se sospecha que puede haber provisto asistencia técnica o financiera a uno o más de los cuatro grupos que lanzaron los ataques suicidas.
El nombre del doctor Alhazmi también apareció en una lista de pasajeros que debían embarcarse en un vuelo de United Airlines que el sábado debía partir de San Antonio rumbo a San Diego vía Denver. Los investigadores creen que probablemente iban a encontrarse allí con dos hombres que fueron capturados el último miércoles en Forth Worth, Texas, en un tren de Amtrak que se dirigía a San Antonio. Ayub Ali Khan, de 51 años, y Mohammed Jaweed Azmath, de 47, fueron detenidos en una investigación de rutina por drogas y mantenidos como testigos materiales. Encontraron en su poder cutters, tintura para el pelo y 20.000 dólares norteamericanos en efectivo. Dos de los secuestradores que murieron la semana pasada en el avión que se estrelló en Pennsylvania tenían domicilio en San Antonio.
El FBI también está verificando una posible vinculación entre los dos secuestradores Ahmed Alghamdi y Satam Al-Suqami, y un cómplice de Osama bin Laden, Raed Hijazi, de 32 años, que está siendo juzgado en Jordania por tentativa de atentado explosivo contra lugares sagrados y un hotel turístico el 1º de enero del año pasado. Se piensa que los tres conocen a Nabil Almarabh, de 34 años, otro connotado cómplice de Bin Laden.
Unos 500 agentes de 32 agencias del gobierno están trabajando en el cuartel general del FBI, siguiendo más de 40.000 posibles pistas. Hasta ahora 49 personas fueron detenidas, incluyendo a cuatro a quienes están interrogando como testigos materiales. De los detenidos se cree que ayudaron o prestaron conocimiento clave sobre los secuestros.
Entretanto, nuevas pistas británicas empezaron a aparecer. Un diario alemán, Spiegel Online, publicó ayer que uno de los sospechosos detenidos en Hamburgo la semana pasada estaba suscripto a un newsletter publicado por un editor británico, Azzam Publications. Se piensa que éste ha sido nombrado así por el Doctor Abdullah Yusuf Azzam, un palestino que, como Bin Laden, estuvo entre la primera ola de los “árabes afganos” que se movilizaron para defender Afganistán contra la invasión soviética en 1979. El newsletter invita a los musulmanes a unirse a la Guerra Santa, y los aconseja sobre entrenamiento con armas. Hasta 1999 la dirección postal del grupo estaba en una calle residencial en el centro de Londres, pero allí ayer no había signos de la agrupación.
Agentes de la CIA también estuvieron ayer en contacto en Gales con el Swansea Institute of Higher Education, buscando información sobre ex estudiantes. Ramzi Yousef, el condenado por la explosión de 1993 en el World Trade Center, se había graduado en la universidad galesa en 1989después de estudiar electrónica, y los investigadores están interesados en rastrear a cualquiera que tenga vínculos con él o con la hermandad musulmana, un grupo al que se pensaba que estaba afiliado. Fuentes del gobierno central británico dijeron que puede haber hasta 200 militantes del movimiento al-Qaida en Gran Bretaña, involucrados en reclutar nuevos miembros y en financiar sus actividades.

 


 

LAS NUEVAS MEDIDAS ANTITERROR AMENAZAN LOS DERECHOS CIVILES
¿Privacidad? ¿Libertades? ¿Qué es eso?

Por Enric González *
Desde Washington

El gobierno de Estados Unidos prepara un amplio paquete de medidas dirigidas a prevenir y combatir el terrorismo. Esas medidas pueden, sin embargo, causar “daños colaterales” en los derechos y libertades de los ciudadanos estadounidenses, según una coalición muy diversa de grupos privados que empieza a formarse para combatir los aspectos más discutibles de ese paquete legislativo todavía no concretado. Organizaciones conservadoras como la Fundación del Congreso Libre, progresistas como el Centro para la Democracia y la Tecnología e incluso la poderosa y nada liberal Asociación Nacional del Rifle confluyen en la coalición.
Jerry Berman, director del Centro para la Democracia y la Tecnología, recuerda que la Casa Blanca y el Congreso tienden históricamente a restringir las libertades en épocas de crisis. “Años después, descubrimos que una orden ejecutiva aprobada en su momento para combatir a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, acaba siendo utilizada para sabotear las actividades de Martin Luther King”, declaró Berman al diario Los Angeles Times. La incipiente coalición es coordinada por Morton Halperin, un ex funcionario del Departamento de Estado que lleva 17 años trabajando para la Unión Americana de Libertades Civiles.
La coalición se pondrá en contacto la semana próxima con la Casa Blanca y con los líderes del Senado y la Cámara de Representantes, para rogarles prudencia y que “resistan la tentación de aprobar medidas en la creencia, errónea, de que cualquier cosa proporcionará mayor seguridad con tal de llamarla antiterrorista”, según afirma el borrador del manifiesto conjunto que preparan los distintos grupos.
Bradley Jensen, subdirector de la Fundación para un Congreso Libre, indicó que los distintos miembros de la coalición compartían, por encima de diferencias ideológicas, “el deseo de mantener la cabeza fría y actuar responsablemente”. La Asociación Nacional del Rifle, uno de los “lobbies” más poderosos de los Estados Unidos, aún no ha tomado una decisión final sobre su ingreso en la coalición. “No creemos que se pueda hacer más fuerte al país haciendo a la gente menos libre”, declaró su jefe ejecutivo Wayne LaPierre.
Una de las medidas que contempla el gobierno consiste en recuperar una vieja idea contra el blanqueo de dinero ya desestimada por el Congreso en 1999 y centrada en los bancos. El proyecto es conocido como “Conozca a su cliente” y, en caso de aprobarse, obligaría a los bancos a confeccionar un “perfil” de cada uno de sus clientes (basándose en nacionalidad, procedencia y regularidad de los ingresos, gastos, etcétera) y a controlar todas las transacciones. Otra de las medidas que reclaman algunos parlamentarios haría obligatorio que cada ciudadano llevara un documento de identidad en el que se especificara su país de origen. La coalición no confía en que los jueces hagan una aplicación juiciosa del paquete antiterrorista en preparación: “En momentos de crisis nacional, los tribunales siguen las consignas del poder ejecutivo y militar”, señaló Steve Wermiel, profesor de Derecho en la Universidad Americana.
“El derecho a la privacidad ya no figura entre las prioridades nacionales”, comentó a su vez Larry Ponemon, director del Consejo de la Privacidad, un despacho jurídico con sede en Texas. Varias docenas de leyes sobre protección de la intimidad estaban en distintas fases del trámite parlamentario antes del 11 de septiembre; las posibilidades de que se aprueben son mucho menores tras los atentados, según Ponemon.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

 

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