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La Casa Blanca propuso un rescate
millonario para las líneas aéreas

La medida, para evitar una
quiebra masiva de las compañías estadounidenses, alcanzaría a una suma de 15 mil millones de dólares. El desastre financiero se origina en la caída de ventas de pasajes y mayores costos en seguridad.

Las compañías aéreas empezaron la semana con duras medidas de ajuste para compensar pérdidas.

La Casa Blanca propondrá al Congreso una ayuda financiera para las compañías aéreas por alrededor de 15.000 millones de dólares. La medida busca evitar la quiebra masiva de las firmas aerocomerciales, que ya antes de los recientes atentados soportaban los efectos de la recesión que lleva más de un año y que ahora verán reducida la demanda de pasajes a menos de la mitad, al tiempo que deberán sumar los costos de sistemas de seguridad más sofisticados. Para el año se esperan pérdidas cercanas a los 7000 millones de dólares.
La ayuda financiera a las empresas fue confirmada por el secretario de Transporte estadounidense, Norman Mineta, luego de reunirse con los presidentes de ocho de las principales compañías aéreas que pidieron al gobierno una ayuda para evitar un desastre financiero del sector. Mineta estimó que las pérdidas cotidianas de las compañías aéreas, tras los ataques terroristas del 11 de setiembre, se situaban entre 250 y 300 millones de dólares. El tráfico aéreo fue suspendido por completo durante tres días y ayer se reiniciaba lentamente con nuevas y estrictas reglas de seguridad.
Según estimó el presidente de Delta Airlines, Leo Mullin, la ayuda gubernamental podría alcanzar los 20.000 millones de dólares, pero la cifra no fue confirmada por el secretario de Transporte. “Las compañías no podrían continuar a largo plazo sin una ayuda federal”, advirtió Mullin, quien explicó que los ingresos de las compañías no superarán, en el corto plazo, el 40 por ciento de su nivel normal. Por ello, las aerolíneas “necesitan urgentemente una ayuda financiera y en ese sentido, estamos muy alentados por el hecho que la administración Bush y el Congreso están dispuestos a responder rápidamente a estas demandas”, añadió.
En tanto, las acciones de las compañías aéreas que cotizan en Wall Street y que el lunes habían perdido hasta la mitad de su valor, se recuperaron un poco este martes. “No podemos dejar a este sector totalmente devastado por este tipo de eventos”, había declarado el lunes el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O’Neill, indicando que la administración estudiaría los medios para acudir en su ayuda.
La Cámara de Representantes también estudiará una propuesta de ayuda financiera al sector aéreo de 15.000 millones de dólares, de los cuales 2500 millones serán transferencias directas y 12.500 millones préstamos, garantías de crédito y flexibilización fiscal.
La situación financiera de las empresas aéreas, ya debilitada por la fuerte desaceleración económica que se registra desde hace un año, el precio de los combustibles y el alza de los costos salariales, terminó de agravarse con los atentados. Se estima que la demanda de vuelos se verá aún más afectada luego que el gobierno estadounidense anunciara que cualquier avión que resulte secuestrado será derribado.
En el conjunto de 2001 se estima que las pérdidas podrían alcanzar el récord histórico de 7000 millones de dólares, pues las aerolíneas deberán ahora enfrentar tanto la reducción duradera de la cantidad de pasajeros como medidas de seguridad que incrementarán sus costos. Ya se tomaron decisiones de reducción de vuelos de entre el 13 y el 22 por ciento y, en consecuencia, muchas empresas comenzaron suspensiones y despidos de empleados. Sólo US Airways efectivizó 11.000 despidos.
De igual modo se estima que no serán pocas las firmas que se declararán en quiebra. Continental no pudo, el pasado lunes, honrar el pago de una deuda de 70 millones de dólares. Según el portavoz de la empresa, “sin una rápida inyección de fondos, esta compañía, todavía con beneficios antes de los ataques terroristas del 11 de setiembre, estará obligada a declararse en quiebra”.

 

La seguridad en Argentina

Durante dos horas, el Consejo Asesor del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA) se reunió a puertas cerradas en el edificio del ente regulador, en el microcentro. Aunque la reunión estaba agendada dentro de las actividades regulares, el tema excluyente fue el de la seguridad aeroportuaria. Participaron la IATA y la JURCA (representantes de las líneas aéreas), Aduana, Migraciones, de la Fuerza Aérea, Intercargo y como invitado el concesionario Aeropuertos Argentina 2000. Se planteó a cada sector la presentación de iniciativas para modificar los sistemas de seguridad aeroportuarios y una próxima reunión para debatir las propuestas. Por el momento, los aeropuertos argentinos continúan en el código Amenaza 3, que indica procedimientos de seguridad cuando una nación con la que se mantienen vínculos aéreos sufre un ataque. También, como anticipó Página/12, continúa el servicio de guardias de la Policía Aeronáutica, armados, en algunos vuelos de cabotaje. Aunque no fue parte del temario de la reunión, fuentes de algunas empresas de aviación señalaron a este diario sus temores con una lógica comercial de hierro sintetizable en una pregunta: ¿Hasta qué punto extremar las medidas de seguridad puede conspirar para el negocio? Por el momento, las medidas responden a recomendaciones de la IATA internacional: chequeo manual y scaneo de todos los equipajes, control de DNI y ticket, y de todo el personal de aeropuertos.

 

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