Por Claudio Zlotnik
La tercera semana de noviembre.
Ese es el momento elegido por Domingo Cavallo para poner en marcha el
proyecto que tiene como objetivo aliviar el peso de la deuda, y que fue
convenido con el Tesoro de los Estados Unidos. Según pudo saber
Página/12, si todo sale bien, el plan arrancará con el rescate
del mercado de títulos de deuda que vencen en mayo del próximo
año, Bonte 2002, por unos 2000 millones de dólares. En vista
de ese programa, Cavallo habrá respirado aliviado cuando ayer vio
que, tras la histórica caída del lunes, Wall Street se normalizaba.
El índice Dow Jones perdió apenas 0,2 por ciento, mientras
que el MerVal terminó con una suba del 0,4 por ciento. El ministro
precisa que los mercados se mantengan en calma para llevar a cabo su proyecto,
que contará con el auxilio financiero de los organismos internacionales
y, casi seguramente, del G-7. Para sumar ese apoyo, el viceministro Daniel
Marx retomó las negociaciones en Europa, hacia donde viajó
en forma sorpresiva. El objetivo de Economía es reunir 10 mil millones
de dólares. Y en los próximos días se girarán
otros 1000 millones de parte del BID y del Banco Mundial.
La elección de Cavallo de empezar por el rescate de los Bontes
2002 no es casual. Con el crédito externo cerrado, Economía
se las tendrá que arreglar no sólo para cumplir con el Déficit
Cero sino también para pagar los vencimientos de la deuda. Precisamente,
entre el 21 y el 24 de noviembre próximos, el ministro deberá
poner sobre la mesa unos 1500 millones correspondientes a los intereses
de los Bontes con vencimientos en 2003, 2004 y 2005.
Pero Cavallo quiere convertir las urgencias en puntos favorables de su
gestión. Y en una misma semana poder demostrar que no sólo
tiene capacidad financiera para cumplir con los inversores sino también
para recomprar títulos públicos que vencen más adelante.
Sería una señal muy poderosa a los incrédulos mercados,
a quienes el ministro trató infructuosamente de seducir. Por otra
parte, le permitiría tomar los bonos a un valor inferior al que
debería abonar si espera el día del vencimiento. Ayer, el
Bonte 2002 cerró a 85 dólares. Y muestra un rendimiento
anual altísimo, del 46 por ciento, dejando a la luz la desconfianza
de los financistas en la economía argentina.
Para acelerar las gestiones, Daniel Marx se reunió ayer en Madrid
con funcionarios del gobierno español. Y este mediodía viajará
a Londres para encontrarse con banqueros, empresarios e inversores. Después
del atentado a las Torres Gemelas y al Pentágono, el viceministro
canceló su viaje a los Estados Unidos y también a Europa.
Pero en forma imprevista, el Palacio de Hacienda informó anoche
que Marx ya había transcurrido su primera jornada en Madrid dando
inicio al postergado tour europeo. E incluso dejó trascender que
podría seguir viaje a Nueva York después del fin de semana.
De alguna manera, Marx retomó la tarea que dejó inconclusa
hace justo un mes, cuando rubricó el acuerdo con el Fondo Monetario.
En aquel Memorando se estableció que a cambio de cumplir con el
Déficit Cero, la Argentina recibiría 8000 millones de dólares.
La mitad, para reforzar las reservas del sistema financiero, otros 1000
millones para el Tesoro (para cubrir el bache fiscal o incluso para recomprar
deuda, como se planea hacer ahora) y los últimos 3000 millones
se utilizarían para reestructurar la deuda en forma voluntaria
y amistosa. Este último punto fue la condición impuesta
por el Tesoro estadounidense para tenderle el salvataje a la Argentina.
No obstante, fue el propio Paul ONeill, secretario del Tesoro, quien
dejó en claro que aquellos 3000 millones serían insuficientes
para aliviar el peso de la deuda. E instó al Gobierno a negociar
un auxilio superior con los organismos internacionales y el Grupo de los
7 países más poderosos. Marx ya se puso en campaña
para lograrlo. Su intención es conseguir 10.000 millones. ONeill,
en forma paralela, se reunió con los principales inversores estadounidenses
para montar la estrategia. Pero esta acción quedó desarticulada
tras los ataques terroristas. Sin embargo,la ofensiva de Economía,
puesta de manifiesto en el nuevo viaje de Marx, da cuenta de la urgencia
de Cavallo por encarrilar el tema de la reestructuración.
En principio, la idea es utilizar los fondos que aporten los organismos
y los distintos gobiernos para comprar bonos del Tesoro estadounidense
que sirvan para garantizar nuevas emisiones de deuda. El propio Cavallo
estimó que con esas garantías los lanzamientos de deuda
saldrían a una tasa de entre 6 y 8 por ciento anual, y estos bonos
se canjearían por los que actualmente se encuentran en el mercado.
En el proyecto de Presupuesto 2002, Economía calculó un
ahorro de 2700 millones en el pago de intereses de la deuda gracias a
la reestructuración.
El plan para reformular la deuda tiene su punto de partida en la mayor
solidez del sistema financiero, después de la corrida que los bancos
soportaron durante julio y parte de agosto. En ese sentido, la Argentina
ya se acreditó un giro de 6260 millones de dólares de parte
del FMI. Un total de 4000 millones reforzaron las reservas del Banco Central.
Y 1000 millones adicionales llegarán en las próximas jornadas
de parte del BID y del Banco Mundial, como parte del seguro anticorridas.
La mayor tranquilidad financiera tiene sus réditos. En el último
mes, los plazos fijos de empresas e individuos registraron un aumento
de 500 millones. Por los aportes arriba mencionados, las reservas del
Banco Central también se engrosaron. Dicho sea de paso, el viernes
pasado las reservas aumentaron otros 644 millones de dólares. Pero
esta mejora no se debió a un ingreso genuino de capital sino a
que en las horas previas el Gobierno canceló Letras del Tesoro
y ese dinero quedó en el sistema financiero.
Desde Wall Street aprecian esa incipiente fortaleza. La economía
argentina se parece a la tortuga: camina despacito pero su caparazón
le ayuda a resistir los peores tratos. A diferencia de otras naciones
emergentes que quedarán a la deriva, la Argentina puede sobrevivir
y no se va a resentir tanto como otras economías mucho más
dependientes de Estados Unidos, como Corea, Japón o México,
dijo a Página/12 desde su oficina de Nueva York Arturo Porzecanski,
analista jefe para mercados emergentes del holandés ABN Amro Bank.
Para el economista, será clave que en los próximos meses
la Argentina pueda mostrar que vuelven a crecer los depósitos.
La estabilidad financiera es el dato más importante que Marx pudo
mostrar en Europa. Y en el equipo económico esperan confiados que
pasen las elecciones para volver a la ofensiva en los mercados. Por ahora,
y mientras el viceministro volvió a las negociaciones, Cavallo
cruza los dedos para que los organismos le hagan un lugar en su agenda.
Así poder llegar más desahogado al 2002. Y soñar
con sacar a la economía del fondo del pozo, a pesar de los contratiempos.
El retorno de la calma
Volvió la calma a Wall Street. Después de la caída
record del lunes, el índice Dow Jones perdió ayer
0,2 por ciento, aunque durante la sesión llegó a mostrar
una suba de 1,1 por ciento. Por su parte, el Nasdaq (panel tecnológico)
cedió 1,6 por ciento. En tanto, el índice de acciones
líderes MerVal trepó 0,4 por ciento, mientras los
bonos avanzaron 1 por ciento en promedio y el riesgo país
cayó 40 puntos, hasta los 1622. Pese a la incertidumbre,
hay analistas que recomiendan comprar acciones en caso de que se
quiera hacer una inversión a un plazo mínimo de un
año. Como Eafael Ber, de la consultora Argentine Research,
que recomendó adquirir los papeles de Pérez Companc,
Grupo Financiero Galicia, Telecom, BBVA Banco Francés, Siderar
y Siderca.
En Nueva York, los analistas prefieren esperar a ver la reacción
militar de Estados Unidos antes de inclinarse por una recomendación.
Aunque Arturo Porzecanski, de ABN Amro, señaló a este
diario que, claramente, hay ganadores por la tragedia: las
acciones de la construcción, seguridad y defensa, por ejemplo.
El experto destacó que pasó lo más temido:
la rueda posterior al receso post atentado. Mauro Leoz, economista
jefe de la agencia Moodys, señaló desde Manhattan
que si bien no hubo pánico en Wall Street él
era pesimista. Lo más probable es que continúe
flojo el mercado, apuntó. Por su parte, y tal cual
lo esperado, los bancos centrales de Inglaterra y Japón,
entre otros entidades rectoras de Asia, se sumaron ayer a la baja
de la tasa de interés impulsada por la Reserva Federal estadounidense
y el Banco Central Europeo (BCE).
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HABRIA
HABIDO ESPECULADORES QUE SABIAN DEL ATAQUE
Hacer negocios con la muerte
La sospecha de que los organizadores
de los ataques sobre Nueva York y Washington trataron de sacar beneficio
de las consecuencias mediante operaciones de mercado en los días
previos les quita el sueño a los reguladores. Paralelamente, se
iniciaron investigaciones en Wall Street, Francfort, Tokio, Milán
y París para determinar si en los días previos al 11 de
septiembre hubo movimientos extraños que pudieran relacionarse
con tales maniobras. Y algunos comentarios indican que así fue:
aseguran que el viernes anterior al atentado hubo un record de ventas
en descubierto de acciones de empresas aseguradoras y compañías
aéreas.
Los mecanismos de especulación habituales, cuando se sabe o se
supone que determinada acción va a caer son dos, típicamente:
opciones de venta o ventas a futuro. El primero es un derecho a vender
en una fecha futura, por el cual un operador le fija el precio de venta
a una cantidad de acciones (o commodities) más bajo al del mercado
en ese momento. Si llegada la fecha el valor de mercado es menor al previsto,
simplemente el especulador compra a ese menor valor, cubre la operación
y se gana la diferencia. Si el precio no baja tanto como esperaba, desiste
de la operación, pero pierde la prima que debió pagar para
ingresar.
La especulación con ventas a futuro consiste en alquilar acciones
de una compañía, venderlas al valor de mercado y, al vencimiento
del alquiler, recomprarlas en el mercado para su devolución. Si
su cotización bajó como se esperaba, el especulador habrá
ganado la diferencia. Esta es la operación que se habría
registrado en los mercados el viernes 7 de septiembre: alquiler de acciones
de compañías aéreas y aseguradoras para ser vendidas
a la cotización de ese día. Esta semana, esos especuladores
podrían haber comprado esas mismas acciones a un valor entre 30
y 50 por ciento inferior, para reponérselas a sus locadores.
Según las sospechas, los responsables de los ataques vendieron
en descubierto acciones inscritas dentro y fuera de Estados Unidos con
el objetivo de obtener grandes ganancias cuando los valores resultaran
afectados por las repercusiones. Las ventas en descubierto son una herramienta
legítima de inversión usada por muchos gerentes de fondos
para aumentar el rendimiento de sus carteras. No obstante, las autoridades
están investigando operaciones que sugieren que las personas que
las ejecutaron podrían haber sabido de antemano que los ataques
serían lanzados.
Varios operadores dicen que es posible que el hombre más buscado
por Washington, Osama bin Laden, se haya beneficiado financieramente utilizando
los mecanismos disponibles en los mercados. Si encuentran razones
para creer que estas operaciones de opciones se beneficiaron de alguna
forma con información anticipada sobre los ataques, entonces habrá
una enorme presión para cancelar cada una de las operaciones que
quedan pendientes, dijo un operador en Londres.
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