A días de los atentados
aéreos en Estados Unidos, los despidos en las principales compañías
de aviación anunciados en las últimas horas para ajustar
costos frente al derrumbe previsto en la venta de pasajes y a reglas
de seguridad más onerosas, ya suman alrededor de 100.000. Sólo
American Airlines y United, que perdieron dos aviones cada una en los
atentados, anunciaron 20.000 despidos cada una. Las perspectivas para
la industria de la aviación son tan negras que Boeing, el principal
fabricante a nivel mundial, también confirmó un plan de
recorte de personal que contempla hasta 30.000 despidos durante el próximo
año.
Pasada ya una semana de los atentados y tras la normalización
del tráfico aéreo en Estados Unidos, las compañías
aeronáuticas de todo el mundo están observando, esta vez
sin sorpresa, cómo se vienen a pique las reservas de pasajes. Por
ejemplo, las reservas de pasajes desde Argentina a Estados Unidos cayeron
30 por ciento en los últimos días (ver aparte). Las principales
compañías europeas están registrando una reducción
de, por lo menos, el 20 por ciento en sus reservas hacia Estados Unidos.
En tanto que las empresas norteamericanas están previendo una baja
similar para sus vuelos internos.
Este efecto, sumado a los costos adicionales que deberán afrontar
las propias aerolíneas por las mayores medidas de seguridad en
aeropuertos y aviones, están obligando a ajustarse como nunca los
cinturones a toda la industria, que ya venía volando bajo como
consecuencia de la desaceleración de la economía norteamericana.
A su vez, las calificadoras de riesgo, como Moodys y Fitch, anunciaron
que bajarán la calificación de la deuda de las principales
compañías norteamericanas, lo cual les aumentará
el costo del financiamiento. Así, a la reducción de frecuencias
y vuelos locales e internacionales les seguirá una reducción
de personal que está desbordando los pronósticos más
pesimistas.
En Estados Unidos, además de la poda de puestos de trabajo anunciada
por United y América, también recortarán sus planteles
Continental (12.000 empleos), US Airways (11.000), America West (2.000),
America Trans Air (1.500) y Virgin Atlantic (1.200), aunque se descuentan
que pronto otras compañías profundizarán la tendencia.
En el resto del mundo, el panorama es el siguiente: Aeroméxico
reducirá vuelos en un 20 por ciento a Estados Unidos y evalúa
una importante racionalización de sus planteles; Air
Canadá eliminó vuelos a Estados Unidos también en
un 20 por ciento; Air France retiró 17 aviones de servicio; y también
anunciaron despidos compañías como British Airways y SAS,
aunque sin especificar la cantidad. Sólo unas pocas, como la alemana
Lufthansa, aseguraron que no prevén despidos, pese a que también
estima que la venta de pasajes a Estados Unidos se reducirá entre
un 15 y un 20 por ciento como consecuencia de los atentados.
A este cuadro de por sí alarmante se agregó ayer el anuncio
de Boeing de que despedirá entre 20.000 y 30.000 empleados antes
de fines del año próximo. Teniendo en cuenta que el plantel
total de Boeing es de casi 200.000 empleados, 93.000 de los cuales se
dedican a la fabricación de aviones comerciales, el ajuste representa
el 15 por ciento de su planta total y más del 30 por ciento de
la dedicada a la producción civil.
El ambiente de negocios ha cambiado a la luz de los atentados terroristas
de la última semana en contra de los Estados Unidos, señaló
la compañía mediante un comunicado. E informó que
antes de los ataques se pronosticaban 538 entregas de nuevas aeronaves
este año, las que podrían caer a 500; mientras que la previsión
para el año próximo se redujo a 400.
En este contexto, las empresas norteamericanas del sector ya están
presionando a la administración Bush para conseguir un paquete
de salvataje que podría incluir beneficios impositivos y
financieros de unos 24.000 millones de dólares para no estrellarse.
El secretario de Transporte, Norman Mineta, aclaró que las medidas
estarán orientadas a la industria completa y no
a una, dos, tres o cuatro compañías, como una forma
de frenar el feroz lobby individual que ahora sobrevuela Washington.
Menos tráfico
Ezeiza-EE.UU.
Según los cálculos que realizan operadores turísticos
locales de American y United, las reservas de pasajes desde Buenos
Aires a Estados Unidos cayeron 30 por ciento en los últimos
días. Ambas compañías concentran dos tercios
de los asientos disponibles desde Argentina hacia Estados Unidos.
Por el momento, los vuelos a Estados Unidos llegan y salen casi
llenos, pero los agentes lo atribuyen a la demanda acumulada cuando
miles de pasajeros quedaron varados durante los días en que
no hubo tráfico aéreo. American Airlines optó
por cancelar cuatro días por semana uno de sus dos vuelos
diarios entre Buenos Aires y Miami, pero mantiene la conexión
diaria con Nueva York. En tanto, United sigue volando tres veces
por día, a Miami, Nueva York y Chicago. La tercera aerolínea
estadounidense que opera en Ezeiza, Delta, mantiene su vuelo diario
con Atlanta. Por su parte, Aerolíneas Argentinas ya había
dejado de volar a Estados Unidos en julio, poco antes de presentarse
en convocatoria de acreedores. Hasta entonces, Aerolíneas
hacía dos vuelos diarios a Miami y Nueva York, además
de ir cuatro veces a la semana a Los Angeles.
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