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El Correo a convocatoria y el Estado como acreedor

El pasivo asciende a 600 millones de pesos. Sólo por el canon impago debe 260 millones, que hubiera dado razón más que suficiente para rescindir el contrato.

El Grupo Sideco-Galicia mantuvo
una prolongada negociación por compensar créditos con el Estado.

Por Cledis Candelaresi

Ayer ingresó formalmente al juzgado civil y comercial número 9 de Eduardo Dubois el pedido de convocatoria formulado por el Correo Argentino, empresa adjudicada en 1997 a la sociedad que conforman el grupo Macri y el Banco de Galicia. Un pasivo superior a los 600 millones de pesos –incluyendo el canon que le debe al Estado– habilitó al concesionario a apelar a este dramático recurso para reformular las condiciones de su contrato de concesión, algo que no pudo conseguir por otra vía.
Paradójicamente, el Estado concedente es el principal acreedor: Correo Argentino S.A. debe cerca de 260 millones de pesos por el canon que no paga desde 1999. Otros 250 millones adeuda a un grupo de bancos que incluye al Galicia, miembro del consorcio, al Río, el Citibank. La lista también incluye al Banco Mundial. Finalmente, las obligaciones pendientes con una serie de proveedores (entre ellos, prestadores a los que subcontrató para cumplir con el servicio) suman alrededor de 150 millones de pesos más.
Correo Argentino factura 500 millones al año, cifra nada despreciable, pero lejos de los 1000 millones que el grupo asegura haber proyectado cuando ofreció pagar un canon anual de 103 millones de pesos en dos cuotas semestrales. Desde el mismo momento en que Sideco Americana y el Galicia descollaron con esa generosa propuesta, se instaló en el medio postal la sospecha de que los números jamás cerrarían y que Macri tardaría poco en plantearle al Gobierno una renegociación contractual. Hasta los gremios del sector, que con la privatización sufrieron alrededor de 8000 cesantías, rebajas salariales y otros límites a las condiciones de trabajo, calculan que el correo oficial es operativamente rentable. La condición: que se lo exima del canon y se le garantice la exclusividad de toda la correspondencia pública, reserva de mercado que hoy no tiene.
No son las únicas aspiraciones sindicales comunes con las de la empresa. Ambos reclaman que el Estado erradique cientos de prestadores postales que operan total o parcialmente en negro. Algo que, según remarca el adjudicatario, denunció con papeles pero sin éxito ante la AFIP, la Comisión Nacional de Comunicaciones y la Ansés.
Sin embargo, la principal exigencia que plantea la empresa privatizada al Estado es una “compensación” cuantificada en más de 200 millones de pesos, y que ya fue llevada a los tribunales, por las presuntas asimetrías laborales que existen entre los trabajadores del Correo Argentino y los de sus competidores, que tienen mano de obra más barata. Esas condiciones, sin embargo, no fueron modificadas desde la licitación, razón por la cual la empresa no puede aducir que las desconocía.
El otro reclamo contundente, en el que se amparó para dejar de pagar el canon, son las deudas por servicios prestados tanto a los estados nacional, provinciales y municipales. Los importes están en discusión con esas jurisdicciones (la Nación, por ejemplo, admite deudas por 34 millones pero el Correo le reclama 76). Pero, además, ese canje compulsivo de una obligación por la otra que pretende la empresa no tiene sustento legal.
De ser admitida por el juez, la convocatoria podría permitirle al Correo renegociar sus deudas con los bancos para extender los pagos y conseguir una quita o la condonación del canon impago, amén de su probable, eliminación hacia el futuro. Si el proceso deviniera en una quiebra la propia empresa admite que “el correo oficial, con todos sus activos, volvería al Estado”. En tal caso, serían historia al menos dos transgresiones que intentó la empresa privatizada. Una con éxito: que se compute como parte del plan de inversiones las indemnizaciones al personal que expulsó. Otra frustrada: fusionarse con OCA, principal competidor, pulverizando cualquier riesgo empresario.

 

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