Por Pedro Lipcovich
El paciente estaba en Francia,
el cirujano en América y esto no es nada: los pacientes del futuro
viajarán en naves espaciales. Se efectuó la primera intervención
quirúrgica transatlántica de la historia: un paciente en
Estrasburgo fue operado de la vesícula por un médico en
Nueva York. La operación requirió conjugar dos tecnologías:
la primera es el robot (llamado Zeus) que permite al cirujano
trabajar como si el paciente estuviera ante él, copiando sus movimientos
a distancia. La segunda tecnología es de comunicaciones, casi instantánea,
basada en la fibra óptica. Las operaciones a distancia son auspiciadas
por la NASA, para el personal de las estaciones espaciales, y por la Secretaría
de Defensa norteamericana, para reducir la necesidad de trasladar a los
heridos en el frente de combate. Pero también servirá para
personas que trabajan en la Antártida u otros lugares donde el
cirujano está muy lejos.
La operación, que se dio a conocer ayer, fue efectuada el 7 de
este mes. Desde Nueva York, Jacques Marescaux, cirujano del Hospital Universitario
de Estrasburgo, tardó 54 minutos en extraer, a 15.000 kilómetros
de distancia, la vesícula biliar de una paciente de 68 años.
Para hacerlo, utilizó un robot Zeus, que cuesta un millón
de dólares.
Las operaciones más aptas para esta telecirugía
son las que ya vienen mediadas por la tecnología: el ejemplo más
conocido es la laparoscopía, donde, por una pequeña incisión,
se introduce un sistema óptico que permite al cirujano trabajar
desde afuera del abdomen, mirando por un monitor. Esta técnica
hoy abarca la mayoría de las operaciones de aparato digestivo,
hernias e incluso pulmón y corazón.
Gracias a Zeus, el cirujano empuña el instrumental como si estuviera
operando directamente (ver foto); sus movimientos (gestos quirúrgicos)
son registrados por los brazos del robot, cuya otra terminal los copia
sobre el cuerpo del paciente (como en una versión benigna de En
la colonia penitenciaria de Franz Kafka). El cirujano ve lo que
hace gracias a un sistema de video que dirige con su voz (el robot ha
sido entrenado para reconocer la voz de cada doctor).
Para que todo esto pueda funcionar, hace falta un sistema de comunicaciones
realmente rápido: un segundo de demora bastaría para que
el cirujano no pudiera reaccionar a tiempo en las contingencias de la
operación. Se estableció que el lapso máximo de ida
y vuelta entre las terminales no puede exceder los 200 milisegundos, e
interrupciones. Esa calidad faltaba alcanzar, y se logró gracias
a un sistema basado en la fibra óptica que, a una velocidad de
10 megabits por segundo, permitió lograr un intervalo de 130 milisegundos.
En el futuro, podremos compartir el gesto quirúrgico: cualquier
cirujano experto podrá participar en una operación en cualquier
parte del planeta, pronosticó Marescaux, y anticipó
que dentro de unos años, el robot formará parte del
aparataje habitual. Zeus fue provisto por la firma Computer Motion
y las comunicaciones por France Telecom. Los resultados de la exitosa
operación se publicarán el 27 de este mes en la prestigiosa
revista Nature.
El médico argentino Rodolfo Altrudi presidente de GIBBA,
Grupo de Informática Biomédica de Buenos Aires, y miembro
de la Sociedad Americana de Telemedicina comentó para este
diario que la NASA tiene especial interés en esta técnica,
para el personal de la Estación Espacial Internacional. Todavía
no es posible aplicarla, ya que la comunicación vía satélite
no es bastante rápida. También la impulsa la Secretaría
de Defensa de Estados Unidos: El pronóstico de los combatientes
heridos mejoró ya mucho, a partir de Vietnam, gracias a la capacidad
de evacuación que proveen los helicópteros; mejor aún
sería operar, por telecirugía, en un hospital de campaña,
sin necesidad de que el cirujano deba correr los riesgos del frente de
combate, explicó Altrudi.
La telecirugía también tendría futuro en lugares
aislados con potencial humano muy importante, como la Antártida;
la terminal junto al pacientepuede ser atendida por personal no médico
bien entrenado. No es probable en cambio, según Altrudi,
que pacientes de alto nivel económico la aprovechen para operarse
con los mejores especialistas del mundo: Viajar, además de
ser más barato, hace posible el contacto personal con el cirujano:
para la angustia del paciente no es lo mismo estar junto al médico
que verse ante un aparato.
Usos de la telemedicina
en Argentina
Por P.L.
El principal desafío para la telemedicina en la Argentina
es, en este momento, empezar a hacerla valer en la asistencia
a los pacientes, no tanto en relación con el exterior sino
con el interior del país, señala Rodolfo Altrudi,
presidente de GIBBA, Grupo de Informática Biomédica
de Buenos Aires, que reúne a médicos a cargo del área
en hospitales públicos.
Numerosos pacientes del interior acuden a hospitales de Buenos
Aires en busca de consultas o segundas opiniones de
especialistas: se calcula que más de la mitad de estos viajes
podrían evitarse, con el correspondiente ahorro en traslados,
internaciones, alojamiento de familiares y desarraigo, explica
Altrudi.
Para cuestiones como ésta nació la telemedicina
destaca el especialista, pero en la Argentina todavía
falta equipamiento y conectividad en muchas provincias.
En la ciudad de Buenos Aires hay 11 hospitales interconectados con
capacidad de videoconferencias; la red incluye también a
la Facultad de Medicina de la UBA y viene utilizándose especialmente
para intercambios científicos y capacitación, aunque
los hospitales están dotados con equipos para diagnóstico
a distancia que incluyen otoscopios, dermatoscopios, laringoscopios,
oftalmoscopios y microscopios.
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