Por Ariel Greco
Con el triunfo del bicampeón
Estudiantes de Olavarría 100-72 sobre Gimnasia de Comodoro Rivadavia,
dio comienzo el martes la decimoctava edición de la Liga Nacional
de básquetbol. De esta manera, el equipo dirigido por Sergio Hernández
ratificó su poderío, que lo coloca, junto a Atenas, como
uno de los principales candidatos al título de una temporada muy
particular, en la que los dirigentes están buscando variantes para
afrontar una situación económica crítica. Para esta
ocasión, el presupuesto global de los clubes se redujo en un 25
por ciento, y en cuanto al juego, la disputa del torneo tendrá
una nueva estructura. Ahora la primera fase estará compuesta por
dos conferencias, Norte y Sur, con la finalidad de abaratar costos y que
los equipos se enfrenten más veces con sus rivales más tradicionales.
Recién en la segunda fase se encontrarán todos los participantes,
quedando suprimidos los grupos A1 y A2 que se desarrollaban en las ediciones
anteriores.
En pleno auge del deporte por los importantes resultados cosechados por
la Selección, el desafío para los integrantes de la Asociación
de Clubes (AdC) es trasladar los éxitos a la competencia interna,
más allá de la crisis. En los dirigentes debe primar
el ingenio para poder conseguir aportes para hacer frente a los gastos
de la temporada. En las últimas tres se avanzó mucho, y
por eso espero que en ésta se avance mucho más y cada vez
sean menos las instituciones que tengan problemas con sus jugadores y
entrenadores, aseguró el presidente de la AdC, Eduardo Bazzi,
durante la presentación de la Liga en Olavarría. El dirigente
destacó que se pondrá especial atención en que los
clubes no acumulen deudas con los jugadores. Hay un reglamento y
los clubes deben cumplirlo. Tendrán que pagar el libre deuda en
dos cuotas, salvo que los dirigentes se pongan de acuerdo con los jugadores
y el técnico para hacerlo en mayor tiempo. Todos saben de sus responsabilidades
y deben cumplirlas, señaló Bazzi.
En cuanto a la competencia, luego de dos años sin festejos, Atenas
intentará recuperar la hegemonía que lució durante
mucho tiempo. Tras conseguir la continuidad de su símbolo, Marcelo
Milanesio, los cordobeses se aseguraron la presencia del estadounidense
Joe Bunn, máximo goleador de la Liga y elegido el mejor extranjero
de la temporada pasada. El ex jugador de Peñarol conformará
una dupla temible junto con J.J. Eubanks, quien se quedó con esos
mismos honores un año antes. Además, con la llegada del
nacionalizado Stanley Easterling y la permanencia de Andrés Pelussi
y Leonardo Gutiérrez, el nuevo entrenador, Horacio Seguí,
dispondrá del juego interior más potente de la competencia.
Es claro que por los nombres, el conjunto cordobés es el principal
candidato para quedarse con el título. Sin embargo, el antecedente
de la última edición, cuando, con un plantel también
repleto de estrellas, se quedó en los cuartos de final por primera
vez en la historia, es un dato para tener en cuenta.
El aspirante más calificado para romper la lógica es precisamente
Estudiantes de Olavarría. Si bien el actual bicampeón perdió
a cinco jugadores (Gabriel y Gustavo Fernández, Víctor Baldo,
Daniel Farabello y Byron Wilson) y debió modificar su estructura,
la filosofía que inculca su entrenador Sergio Hernández
se mantiene intacta. Para ello sumó a Sebastián Ginobili,
Diego Osella y Leopoldo Ruiz Moreno, jugadores que pueden adaptarse perfectamente
al esquema que plantea el técnico. Estudiantes va a sostener
su identidad más allá de los cambios. No vamos a modificar
el estilo de juego, remarcó el técnico Hernández
luego de la paliza a Gimnasia. Un dato a tener en cuenta es que luego
del primer campeonato, Hernández consiguió rearmar un equipo
incluso más exitoso. Unescalón debajo aparecen Libertad
de Sunchales, Boca, Peñarol y Quilmes de Mar del Plata, capaces
de darle un susto a los candidatos, aunque aparentemente sin las armas
para pegar el gran golpe.
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