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DINAR LINEAS AEREAS

BUSH EKIGIO AL MUNDO SUMARSE A SU CRUZADA ANTITERRORISTA
Lanzan la Tercera Guerra Mundial

George W. Bush pronunció ayer un discurso durísimo contra el terrorismo y las naciones que lo apoyan, exigiendo al mundo decidir entre los terroristas y el alineamiento con Washington, y afirmando que Afganistán es sólo el primer blanco de una larga lucha.

Bush, Robert Byrd (der), presidente del Senado, y Dennis Hastert, de la Cámara de Representantes.

Por Claudio Uriarte

Fue la lógica de la Guerra Fría, pero ahora aplicada contra un enemigo extraordinariamente más difuso, con el potencial de que Estados Unidos encabece una coalición sin precedentes de las principales “potencias del orden”, para una guerra muy caliente que se desplegará en 60 frentes. “O están con nosotros o están con los terroristas”, dijo George W. Bush a las naciones del mundo. Y también: “O traeremos a los terroristas a la Justicia, o haremos justicia con los terroristas, pero será justicia”. Durante su esperado discurso de ayer de 35 minutos a la sesión extraordinaria de las dos cámaras del Congreso, el jefe de la Casa Blanca recordó que este tipo de ocasiones usualmente ocurre sólo una vez por año, en los discursos sobre el Estado de la Unión, pero que en este caso eso no era necesario: “El pueblo americano ya ha mostrado cuál es el Estado de la Unión. Es fuerte".
Todo el escenario, las figuras, las preparaciones, la retórica irradiaron ayer de las pantallas de televisión un mensaje inequívoco: Norteamérica, y por extensión el mundo, están en guerra. Dos notables ausencias subrayaban el mensaje: la del vicepresidente Dick Cheney, verdadera eminencia gris del gobierno y jefe de su línea dura, y la del Dick Armey, principal figura de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes. Ostensiblemente, ambos fueron privados de asistir al recinto del Capitolio por “razones de seguridad”, y reemplazados en sus lugares usuales por el titular de la Cámara, el representante Dennis Hastert, y el presidente pro tempore del Senado, Robert Byrd. El gabinete fue entrando luego de ministro en ministro: Paul O’Neill del Tesoro, Donald Rumsfeld de Defensa, un radiante Colin Powell, del Departamento de Estado; el general Hugh Shelton, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, los jefes de las cuatro armas. El presidente fue el último que entró, saludado de pie por una ensordecedora tormenta de aplausos que se prolongó por cinco minutos.
Desde el punto de vista del compromiso de Bush, lo que dijo fue un extraordinario compromiso con la guerra total, algo así como una mezcla de la promesa de John F. Kennedy de “pagar cualquier costo, sufrir cada carga” para luchar contra el comunismo y la retórica heroica de Winston Churchill en los días más oscuros de la Segunda Guerra Mundial. También estuvieron los momentos emotivos, como cuando el presidente hizo saludar con aplausos a la viuda de uno de los pasajeros muertos, o cuando mostró la placa de un policía muerto, o, por fin, después de señalar a Gran Bretaña como “nuestro amigo más verdadero”, cuando dirigió la mirada al primer ministro británico Tony Blair –presente en el recinto, junto a la primera dama Laura Bush– y le dijo: “Gracias por venir, amigo”.
Pero en el discurso, donde Bush señaló sin vacilaciones a Osama bin Laden y a su red al–Qaida como los responsables de los ataques del martes 11 de setiembre a Nueva York y Washington, hubo una inclusión y una exclusión que fueron significativas. La inclusión: cuando Bush rindió homenaje a las víctimas de los ataques contra las torres nombrando las nacionalidades de algunos de ellos, y pronunció entre los países afectados la palabra “Irán”. La exclusión: cuando el presidente dijo que esta campaña era lo más parecido a las luchas totales contra las tiranías del pasado siglo XX, nombró al “fascismo, el nazismo, el totalitarismo”, pero no al comunismo directamente. Traducción simultánea: Bush quiere a Irán, Rusia y China dentro de su gran coalición antiterrorista. Y también quiere a los países islámicos, una religión a la que rindió homenaje. Porque la guerra va a ser larguísima y Afganistán es sólo el primer paso.
El discurso tuvo dos precisiones en este sentido. Una fue elevar a Afganistán una serie de demandas imposibles de cumplir para evitar ser atacado: la entrega de bin Laden y de todos los miembros de la red al-Qaida, así como el desmantelamiento de todos sus campamentos. De todas maneras, Donald Rumsfeld ya había aclarado previamente que Estados Unidos se reservaba el derecho de atacar a los países que habían dado asilo y santuario a los terroristas.
Otra precisión vino cuando Bush indicó que todos los terroristas son blanco del ataque en los 60 países donde operan.En este sentido, el New York Times había publicado ayer un trascendido de la interna de la administración, afirmando que Paul Wolfowitz, segundo de Rumsfeld, y Lewis Libby, segundo de Cheney, querían la guerra expandida contra Irak –con derrocamiento de Saddam Hussein incluido– y contra los campos de refugiados palestinos en Líbano. Saddam, por lo menos, no se está arriesgando: ayer fue rápido en ofrecer a Estados Unidos su “ayuda humanitaria”, mientras el resto de naciones que Washington ha sindicado como patrocinantes del terror –Libia, Siria y Corea del Norte además de Irán e Irak– corrían a aspirar a un lugar debajo del paraguas norteamericano.
Bush quiso llevar el espíritu de gue-rra también al interior de su país. Anunció ladesignación de Tom Ridge como titular de un nuevo ministerio de Seguridad Interior. Ridge era go-bernador de Pennsylvania.
Ahora sólo faltan los primeros disparos. Lo que vendrá después, como el mismo Bush lo dijo ayer, nadie lo sabe por ahora.

 

Claves

- El presidente norteamericano George Bush habló ayer ante el Congreso. Repitió que los talibanes deben entregar ya a Osama bin Laden y dar acceso a Estados Unidos a todos los campamentos terroristas en Afganistán, lo que en los hechos significa que Washington atacará al régimen.
- Bush señaló que esta guerra “terminará cuando todos los grupos terroristas del mundo sean derrotados”. Según el New York Times, el vicepresidente Dick Cheney y el secretario de Defensa Donald Rumsfeld quieren extender las operaciones al Líbano e Irak.
- Bush anunció que dispuso la creación de un Departamento de Seguridad Interior (de rango ministerial).

 

LOS ULEMAS CEDIERON ALGO, PERO NO LO SUFICIENTE
Clérigos con rumbo a la Jihad

Por Luke Harding y Rory McCarthy
Desde Islamabad y Quetta

El ataque militar contra Afganistán ya no tiene marcha atrás. Si anteayer los talibanes habían rechazado las demandas de entrega de Osama bin Laden, ayer Estados Unidos rechazó a su turno otra posibilidad: que los talibanes traten de convencer a Bin Laden para que salga del país. El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, dijo que la propuesta talibán no cumple con los requerimientos de Estados Unidos. “Esta es una cuestión mucho más amplia que la de permitir a un hombre que abandone voluntariamente un refugio seguro para irse a otro refugio seguro –declaró–. Es tiempo de acción, no de palabras.”
El consejo islámico de los talibanes, en el que se reúnen los clérigos de todo Afganistán, dio ayer su sorprendente veredicto en Kabul: que se le proponga a Bin Laden abandonar el país “en el tiempo apropiado y según su propia conveniencia”. Pero este compromiso deliberadamente confuso, que será aprobado por el líder talibán, el mullah Mohammad Omar, es insuficiente para evitar un ataque norteamericano. Estados Unidos reforzó ayer su reclamo de que las figuras clave de la organización al-Qaida de Bin Laden sean entregadas y que sus campos de entrenamiento terrorista en Afganistán sean eliminados. Hasta ayer no se sabía qué haría Bin Laden en caso de que se confirme la sentencia de los clérigos. Algunas fuentes sugirieron ayer dos destinos: la república rusa de Chechenia, donde los rebeldes islámicos luchan contra el ejército ruso, y la región fronteriza con Pakistán, donde prácticamente no rige ninguna ley.
En su comunicado de ayer, luego de una reunión de dos días, los clérigos dijeron que tomaron una decisión para terminar con “el tumulto actual”. “El alto consejo de los honorables ulemas (clérigos) recomienda al Emirato Islámico de Afganistán que persuada a Bin Laden para que abandone el país cuando sea posible”, dice el edicto. También ordenó una jihad contra Estados Unidos, en caso de que este país ataque Afganistán. Pero funcionarios talibanes admitieron ayer que pasará mucho tiempo antes de que Bin Laden deje Afganistán. El ministro de Educación, Amir Khan Muttaqi, dijo que “Osama bin Laden tiene muchos enemigos. No es que sale a la calle, toma un taxi y se va para otro lado. Nuestra esperanza es que Estados Unidos recapacite sobre la decisión de los ulemas y que el problema sea resuelto. La guerra y la fuerza no son las únicas soluciones”.
Esto marca un dramático cambio de actitud dentro del régimen extremista, y sugiere que el liderazgo talibán comprende la escala de la amenaza militar norteamericana. Bin Laden llegó a Afganistán en 1996, donde fue considerado un “invitado” por los talibanes. Sólo ahora parecen darse cuenta de que es una responsabilidad. El régimen talibán renovó ayer su oferta de llevar a Bin Laden a un país islámico neutral para afrontar un juicio, si es que hay prueba de sus crímenes. Washington desestimó otra vez el plan de los talibanes. Mientras Estados Unidos ya lanzó su Operación Justicia Infinita y envió aviones y barcos de guerra en dirección a Afganistán, funcionarios talibanes llamaron a la Administración Bush a dialogar. “Dijeron que no hay tiempo para diálogos. Ya decidieron que atacarán Afganistán”, declaró Suhail Shaheen, el segundo de la embajada talibán en Pakistán. “La ex Unión Soviética nos dijo lo mismo, e incluso con más arrogancia. Si Estados Unidos ataca, habrá un tiempo en que deberán dialogar nuevamente.”
En Pakistán, las protestas tomaron otra vez las calles. En Peshawar, un día después de que el presidente militar Pervez Musharraf urgiera a los paquistaníes a apoyar su decisión de ofrecer asistencia a Estados Unidos, los manifestantes quemaban muñecos de George Bush y gritaban “Larga vida a Osama bin Laden”. Miles de refugiados todavía merodean cerca de la frontera entre Afganistán y Pakistán. Cerca de 15000 lograron pasar la frontera la semana pasada, según organizaciones humanitarias. Pakistán cerró sus fronteras con Afganistán y comenzó a deportar refugiados quebuscaban entrar por las montañas. En Kabul, informes de algunos testigos indican que el orden ya se rompió en Afganistán y que oficiales de seguridad talibanes están saqueando edificios y disparando a la gente que huye en el desierto que rodea la ciudad.

 


 

El plan es derrocar al Talibán y
promover una revolución monárquica

Dos grandes aviones norteamericanos de transporte Hércules aterrizaron secretamente el martes en Tashkent, capital
de la ex república soviética de Uzbekistán, mientras Washington prepara una amplísima alianza con un primer objetivo: echar a los talibanes del poder.

Por Ian Traynor y Gary Younge
Desde Tajikistán y Washington

El gobierno estadounidense está presionando a sus aliados europeos para que acepten una campaña militar en pos del derrocamiento del régimen talibán en Afganistán y de su reemplazo con una administración de ínterin bajo los auspicios de las Naciones Unidas. Cables diplomáticos de la embajada en Washington de un aliado clave de la OTAN, a los que tuvo acceso este diario, informan que Estados Unidos está sumamente interesado en escuchar los puntos de vista aliados sobre el “Afganistán post-talibán después de la liberación del país”. El cable de la embajada revela que la administración estadounidense se inclina a echar a los talibanes del poder por el santuario que le han ofrecido a Osama bin Laden, señalado por la Casa Blanca como el principal sospechoso por las atrocidades del 11 de setiembre en Nueva York y Washington.
Según también pudo saber este diario, dos grandes aviones norteamericanos de transporte Hércules aterrizaron el martes en Tashkent, capital de la ex república soviética de Uzbekistán, repletos de equipos de reconocimiento para ser emplazados en la frontera norte de Afganistán. El aterrizaje secreto representó un cambio radical, ya que parece ser el heraldo del emplazamiento de escuadrones de combatientes norteamericanos en el inmensa pista de aterrizaje y despegue aéreo de Termez, directamente sobre la frontera. Esta concentración de fuerzas causaría la ira de Rusia, que ve a las repúblicas de Asia Central como a su patio trasero.
El Pentágono prosiguió ayer su puesta en pie de guerra, con órdenes de que hasta 130 bombarderos pesados, cazas, aviones de reabastecimiento aéreo de combustible y otras aeronaves de combate sean emplazadas en Medio Oriente y Asia Central. Dos bombarderos B-52 partieron ayer de la base aérea de Barksdale en Louisiana, para unirse a los cazabombarderos F-15E, cazas F-16, bombarderos de largo alcance B-1 y aviones de reconocimiento, comando y control Awacs E-3 que partieron el miércoles. La Marina también ha enviado un portaaviones adicional a la región de Medio Oriente, lo que junto con el emplazamiento aéreo podría llevar a 500 el número de aviones de guerra norteamericanos en las áreas del Medio Oriente, el Golfo Pérsico y el Océano Indico.
El primer ministro británico Tony Blair, que se encontraba anoche en Washington para reunirse con Bush, sugirió que los ataques militares dentro de Afganistán, con blanco en los campos de entrenamiento de Bin Laden, podrían ocurrir en cuestión de días. “Esa gente, si pudiera, accedería a capacidades químicas, biológicas y nucleares. No tenemos otra opción que actuar”, dijo.
La estrategia estadounidense para deponer al régimen talibán no se basa sólo en la planificación militar. Otra parte del programa parece incluir el apoyo a la campaña del exiliado monarca de Afganistán, el rey Zahir Shah de 86 años, para volver al poder alentando al ejército guerrillero de la Alianza del Norte a encolumnarse detrás suyo. Documentos diplomáticos vistos por este diario muestran que Washington está financiando y organizando el viaje de varias figuras de la Alianza del Norte para conferenciar con el exiliado monarca, de quien se espera que llame a una revolución. “El rey planea llamar a todas las tribus afganas a levantarse contra los talibanes”, reveló el cable diplomático ayer, citando el consejo de la administración estadounidense.
Los planes estadounidenses para derrocar al régimen talibán surgieron a la luz cuando un importante político europeo en Washington fue informado por la administración estadounidense de que quería conocer los puntos de vista de su gobierno sobre cómo debe ser regido Afganistán después que los talibanes sean derrotados, y que se necesitaban “consultas más frecuentes”. Los norteamericanos también hablaron de un rol para la ONU en la nueva “administración interina” para Afganistán y para la Organización de Cooperación y Seguridad Económica en Asia Central, sin mencionar a la OTAN. Washington normalmente es escéptico respecto a la ONU y a la OSCE,pero ahora les ve un papel clave en el intento de construir una coalición tan amplia como sea posible detrás de la inminente campaña. Los europeos, Rusia y hasta China pueden ser atraídos por la inusual inclusividad de EE.UU., dijeron fuentes diplomáticas. “Es un cambio importante de política norteamericana”, dijo una de ellas.
La misión espía en Uzbekistán también está rodeada de riesgos políticos. Los dos Hércules no podrán volar sobre Irán, pero Turkmenistán, el tercer ex estado soviético que bordea Afganistán, entregó su permiso. Sin embargo, los diplomáticos dijeron que los turkmenistanos estaban menos interesados en garantizar derechos de sobrevuelo a las aeronaves norteamericanas de combate en dirección a la frontera afgana.

 


 

RUSIA MOVIO UNA DIVISION DE TANQUES A LA FRONTERA AFGANA
Invasión soviética, el regreso

Por Ian Traynor
Desde Dushanbe, Tajikistán

El Kremlin está desplegando tropas, tanques y equipamiento militar en la frontera de Tajikistán con Afganistán, anticipándose al ataque norteamericano sobre el régimen talibán. Además de los 10.000 guardias de frontera bajo órdenes rusas que vigilan la frontera de este ex Estado soviético con Afganistán, Moscú envió tanques y varios miles de tropas de elite a la zona de la frontera durante la semana pasada, según los tajikos, la oposición afgana y fuentes de Europa occidental en la capital del país, Dushanbe. El aeropuerto de esta ciudad estuvo cerrado durante varias horas en estos últimos días para permitir la llegada de los vuelos rusos con hombres y equipamiento. Un grupo de tanques fue visto en dirección a la frontera el pasado fin de semana.
El miércoles, el jefe del ejército ruso, general Anatoly Kvashnin, llegó a Dushanbe para reunirse con los comandantes de la División 201 de Infantería Motorizada, que consta de 15.000 hombres, mucho de los cuales ya se trasladaron de Dushanbe a la frontera con Afganistán. Estas fuerzas fueron puestas en alerta máxima. También se supone que los rusos movilizaron su anticuado equipo de vigilancia hasta allí. Un diplomático occidental que estuvo en parte de los 400 kilómetros de frontera que comparte Tajikistán con Afganistán dijo que el equipamiento ruso estaba en un estado lamentable. El jefe del Consejo de Seguridad del Kremlin, Vladimir Rushailo, viajó ayer hasta esta frontera para inspeccionar las fuerzas rusas, acompañado por el presidente tajiko, Emomali Rahmonov.
El diario Izvestia de Moscú dijo que la información reunida por la estación de espionaje equipada con fibras ópticas en Tajikistán puede ser compartida con Estados Unidos. “La compra de esta información será inevitablemente uno de los temas de la negociación entre Rusia y Estados Unidos”, publicó el diario. A diferencia de Uzbekistán y Turkmenistán, las otras ex repúblicas soviéticas que tienen frontera con Afganistán, Tajikistán es considerada un satélite de Rusia. El ministro de Defensa ruso, Sergei Ivanov, ordenó a las tropas en la frontera tajika y en Dushanbe que se pusieran en estado de alerta al poco tiempo de los ataques contra Nueva York y Washington. La mayor parte del territorio afgano del otro lado de la frontera tajika está controlado por la Alianza del Norte antitalibán, apoyada por Rusia, Irán e India. La División 201 también tiene unidades de apoyo aéreas, lo que alimenta las especulaciones de que el despliegue ruso puede unirse al ataque de EE.UU.

 

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