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LAS ULTIMAS PALABRAS DE UNA AZAFATA ANTES DE ESTRELLARSE
“Dios mío, veo agua y edificios”

Madeline Sweeny, azafata del vuelo 11 de American Airlines, relató paso a paso qué pasaba en el avión desde que fue secuestrado hasta que desvió la ruta y terminó siendo utilizado como un misil contra
una de las Torres Gemelas.

Las torres, con el segundo avión apuntándoles. “Le cortaron la garganta a un pasajero”, dijo la azafata.

Duncan Campbell
Desde Nueva York

Por el llamado de una azafata surgieron nuevos detalles de cómo fue secuestrado uno de los aviones que se estrelló en el World Trade Center. La azafata dijo qué estaba pasando a bordo e informó que la tripulación se daba cuenta de que había sido desviada y el avión estaba por estrellarse.
Madeline Amy Sweeny, una azafata del vuelo 11 de American Airlines, logró hacer un llamado al gerente de tierra en Boston después de que el avión secuestrado comenzara a desviarse de su ruta. Lo que no resulta claro es cómo Sweeney logró hacer el llamado y qué tipo de teléfono usó. Llegó a decir que dos de los miembros de la tripulación ya habían sido apuñalados por los secuestradores.
“Este avión ha sido secuestrado”, le dijo Sweeney a Michael Woodward, un gerente de servicios de vuelo apostado en el aeropuerto Logan en Boston.
Explicó calmadamente que los intrusos acababan de “entrar a la cabina de los pilotos”.
Continuó: “Un secuestrador también le cortó la garganta a un pasajero de clase business, y aparentemente está muerto”.
La azafata creía que había cuatro secuestradores y logró identificar sus números de asientos. La investigación indicaría después que terminaron siendo cinco. Tres de ellos, según Sweeney, estaban en la clase business, todos parecían provenir de países del Medio Oriente y uno “hablaba inglés muy bien”.
Sweeney logró seguir hablando con el gerente hasta segundos antes de que el avión se estrellara en Nueva York contra una de las torres gemelas.
Woodward le preguntó si ella sabía su posición.
–Veo agua y edificios. ¡Dios mío! ¡Díos mío! –exclamó la azafata.
Fueron sus últimas palabras. La conversación terminó allí. El agua debe haber sido la del río Hudson, en una de las orillas de Manhattan.
Sweeney de 35 años, nacida en Acton, Massachusetts, era madre de dos niños. Había trabajado en American Airlines durante 12 años y era una de las azafatas en el vuelo 11, que partió del aeropuerto de Logan con 81 pasajeros a las 7.45 de la mañana el 11 de septiembre.
Detalles del vuelo se supieron por un informe del FBI al que tuvo acceso el diario Los Angeles Times. Los investigadores del FBI trabajando en Dallas, donde está basada American Airlines, han reunido partes del informe hablando con tripulación de tierra, lo que indica que la llamada puede no haber sido grabada.
Los detectives del FBI han identificado a cinco secuestradores sospechosos en el vuelo, que debía dirigirse a California: Satam alSuqami, Walled M. Alshehri, Wail Alshehri, Mohamed Atta y Abdulaziz alOmani. Los cinco eran parte de un equipo de 19 secuestradores que utilizaron cortantes, navajas y hasta cuchillos pequeños ocultos en encendedores de cigarrillos para tomar los cuatro aviones el 11 de septiembre.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: C.D.

 

Identidades falsificadas

El FBI reconoció ayer que algunos de los terroristas involucrados en los ataques usaron identidades falsas. Fue cuando se supo que por lo menos dos personas habían sido acusadas erróneamente. Hace días, los investigadores identificaron a Salem Al-Hazmi y a Abdulaziz Al-Omari como dos de los terroristas, después de analizar listas de pasajeros y registros migratorios. Pero el verdadero Al-Hazmi está vivo e indignado en Arabia Saudita, donde trabaja en una planta química y petrolera propiedad del gobierno en la ciudad de Yanbu. Al-Hazmi aclaró que no había salido de Arabia Saudita en dos años, pero que su pasaporte había sido robado por un punguista en el Cairo hace tres. Por su parte, Al-Omari también apareció para decir que no estaba en el vuelo de Boston que se estrelló en la torre norte del World Trade Center. Al-Omari, un ingeniero que trabaja en Arabia Saudita, dijo que había estudiado en Denver, Colorado, en los años 90 y que su pasaporte y otros papeles le fueron robados en Estados Unidos hace cinco años. “El nombre es mi nombre y la fecha de nacimiento es la mía”, declaró, “pero no soy el que bombardeó el World Trade Center”. Ambos hombres se ofrecieron a viajar a Estados Unidos para probar su inocencia. Un funcionario de la embajada saudita en Washington, advirtió ayer que otros sospechosos pueden haber usado identidades falsas.

 

DETIENEN AL POSIBLE NEXO DE BIN LADEN CON LOS ATAQUES
Al-Marabh, el eslabón perdido

Por Nick Hopkins y Jon Henley *
Desde Nueva York y París

Un sospechoso clave fue arrestado ayer en la investigación que está llevando a cabo el FBI por los ataques terroristas de la semana pasada, mientras la administración Bush busca evidencias convincentes contra Osama bin Laden, para dar credibilidad a sus iniciativas diplomáticas y militares. El FBI anunció que Nabil al-Marabh, de 34 años, fue arrestado el miércoles en Justice, una ciudad cerca de Chicago, Illinois, después de una cacería a nivel nacional. Marabh tenía un lugar alto en la lista de buscados de la FBI y probablemente será interrogado como “testigo material”. Su importancia quedó en evidencia cuando surgieron detalles de sus relaciones con por lo menos dos de los secuestradores que murieron y su asociación con terroristas que se cree eran cercanos a Bin Laden. El FBI lucha por encontrar una ruta de comunicación creíble entre el líder del al-Qaida en Afganistán y la célula terrorista operando en Estados Unidos. La agencia espera que Marabh sea ese conducto.
En otro importante hecho se informó que el FBI cree que los secuestradores eran financiados por una fuente única, no identificada, en Estados Unidos. Hasta ahora, el rastro del dinero llevó a cuentas secretas en bancos de Suiza, Gibraltar y la isla de Man. Se cree que todas las cuentas se relacionan de alguna manera con al-Qaida. Los investigadores ya detuvieron a 115 personas y han hecho listas de más de 220 a las que quieren interrogar, 44 de las cuales son pilotos entrenados. El FBI cree que Marabh, un taxista de Boston, era cercano a dos de los secuestradores, Ahmed Alghamdi y Satam al-Suqami. También que estuvo relacionado con Raed Hijazi, otro taxista de Boston, que espera ser juzgado por planear ataques terroristas contra lugares santos y un hotel turístico en Jordania, el 1 de enero de 2000.
Los investigadores que buscaban a Marabh allanaron una casa en Detroit el lunes. Aunque no lo encontraron, detuvieron a tres personas por violación a la ley de inmigración. En el allanamiento se encontraron documentos falsos, incluyendo pasaportes y visas, así como libretas con apuntes en árabe sobre una base militar norteamericana en Turquía y el aeropuerto Alia en Jordania. Marabh fue arrestado el año pasado por acuchillar a un hombre y luego gritar: “Si esto no fuera América, te mataría”. Fue convicto en diciembre pasado y debía comenzar una corta sentencia en marzo, pero no se presentó. Estuvo prófugo desde entonces.
Aunque ayer el Departamento de Justicia minimizó los temores de que haya nuevos ataques terroristas, diciendo que “no hay evidencia creíble de ninguna amenaza”, los investigadores están convencidos de que los ataques sobre Nueva York y Washington eran la señal para comenzar una campaña. “Hay evidencias de que los atentados eran la primera fase de una serie de múltiples ataques terroristas contra Estados Unidos, todo bajo un mismo plan paraguas”, dijo el senador Bob Graham, presidente del comité de inteligencia del Senado.
Por su parte, ayer Francia buscaba la extradición de un militante islámico sospechado, que está bajo arresto en Dubai por evidencias de que habría hecho planes concretos para atacar intereses norteamericanos en Francia, incluyendo la embajada en París. Una fuente judicial francesa dijo que Djamel Begal, de nacionalidad argelina y francesa, tenía “relaciones más o menos directos con la red terrorista de bin Laden”. De acuerdo con Le Monde, la información brindada por Betal desde su detención a fines de julio fue pasada a la policía norteamericana, la holandesa, la belga y la francesa, que verificaron que la amenaza a los intereses norteamericanos en Europa era real.
En París, los teléfonos intervenidos a un número de personas señaladas por el sospechoso impulsaron a la policía francesa a poner a blancos potenciales bajo severa vigilancia. Se habían observado misiones de reconocimiento de varios aparentes terroristas en lugares claves, dijo el diario. El testimonio de Begal también llevó directamente al arresto de unnúmero de extremistas islámicos en Bélgica y los Países Bajos la semana pasada, inmediatamente después de los ataques en Estados Unidos. El testimonio de Begal aparentemente instó al Departamento de Estado de Estados Unidos a emitir advertencias de posibles ataques terroristas a embajadas y consulados en el exterior.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

 

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