Por Fernando Cibeira
La falta de candidatos que
defiendan lo hecho por la Rosada en estos dos años llevó
al Gobierno a un extraño debate acerca de a quién votará
cada funcionario en las elecciones del mes que viene. Dudas se sabía
que había, pero el que inició la polémica fue el
ministro de Economía, Domingo Cavallo, cuando en un interesante
ejercicio de desdoblamiento sostuvo que la Alianza probablemente perderá
porque demostró que no es capaz de gobernar. Discretamente,
el presidente Fernando de la Rúa le mandó a Cavallo un mensaje
para callarlo y, ayer, aclaró que si alguien no lo tenía
claro el sí votará a Rodolfo Terragno, por más
que proponga reprogramar la deuda externa. Fiel ladero y radical de años,
el ministro de Salud, Héctor Lombardo, también adelantó
su adhesión al ex jefe de Gabinete. Quien se encargó de
aportar a la confusión fue la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich,
que el miércoles lanzó su movimiento político y ayer
dijo que, por primera vez en su vida, no sabe a quién votará.
Es sorprendente cómo la sencilla pregunta de a quién piensan
votar dentro de tres semanas puede poner en aprietos a los funcionarios
del Gobierno. Lo que genera el intríngulis es el discurso opositor
que levantan los dos principales candidatos de la Alianza, Raúl
Alfonsín en la provincia de Buenos Aires y Terragno en la Capital.
Entonces, el efecto que se produce es que aun los funcionarios que responden
que los votarán lo hacen a regañadientes y marcando sus
diferencias.
Un ejemplo de esta posición intermedia la dio ayer el secretario
de Cultura y ex vocero presidencial, Darío Lopérfido, que
ahora está seguro pero en unos días tal vez no tanto. Seguramente
me voy a inclinar a votar a la Alianza. Voto en la Capital Federal, donde
están muy confundidas las propuestas, no hay espacio claro para
el que representa al oficialismo como existe en todos los países
del mundo. Me causa decepción que la Alianza quiera hacer campaña
diferenciándose del Gobierno de manera a veces un poco ruidosa,
sostuvo. Y su humor coincide con el de la mayor parte del entorno delarruista,
desalentado porque nadie se anime a tentar suerte en los comicios llevando
como estandarte lo hecho por el Presidente.
El partido de Cavallo, Acción por la República (AR), va
en coalición con el menemismo en la Capital y en soledad en la
provincia. Por eso no es ilógico que Cavallo así como
los otros funcionarios de su partido como el ministro de Infraestructura,
Carlos Bastos, y el vicejefe de Gabinete y titular de AR, Armando Caro
Figueroa adhiera en público a la candidatura de su asesor
Horacio Liendo y el justicialista Daniel Scioli. Lo que sorprendió
fue lo que hiciera con tanta injundia al nivel de tomársela con
la Alianza gobernante de la que De la Rúa es fundador
en general.
Lo que quiso decir Cavallo es que la Alianza como Alianza no sabe
gobernar, no que este gobierno no sabe, explicaba dificultosamente
ayer un funcionario que se ofreció como intérprete. Cuando
él dice radical se refiere a Alfonsín o a Terragno.
Ellos son los que estuvieron en el gobierno y tuvieron que irse porque
fracasaron, añadía.
Un vocero aseguraba que las dudas sólo tenían lugar entre
los no radicales de la Rosada. Porque, en principio, todos los afiliados
al partido de Yrigoyen votarán a los candidatos aliancistas. Por
ejemplo, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, ya le dijo a Página/12
que él es votante cautivo por lo que apoyará
la lista de Alfonsín y Leopoldo Moreau en la provincia. Menos problemas
para decidirse tenía el ministro de Defensa, Horacio Jaunarena,
cercano al alfonsinismo provincial. Cuando lo consultaron, el ministro
de Educación, Andrés Delich, respondió que por
supuesto votará a Terragno, además de sostener que
Cavallo se había equivocado al pronosticar la derrota de la Alianza.
Hasta el vocero Juan Pablo Baylac contestó que votará a
Alfonsín y Moreau, con quienes se enfrentó duramente hace
un par de semanas cuando los acusó de haber pactado con el gobernador
Carlos Ruckauf. Losconsidero dos tipos de primera. Aparte sé
que tener a Alfonsín en el Senado le será de mucha ayuda
al Gobierno, explicó, sin ironías. Una muestra de
esa fidelidad partidaria la dio Lombardo. El ministro de Salud dijo que
es un cultor de la máxima de Ricardo Balbín: El que
gana gobierna y el que pierde acompaña. Por eso, aunque perdió
las internas, acepta las reglas del juego y se encolumna votando a los
candidatos radicales, aunque mucho no les guste.
Pero tanto cuidado por parte de los ministros radicales quedó en
la nada cuando la consultada fue Bullrich, que no suele aceptar desvíos
de la línea que marca el Presidente. Me cuesta saber quiénes
van a ser los diputados y senadores que van a acompañar lo que
el Gobierno va a necesitar, dijo la ministra, quien sabe que entre
los alfonsinistas no tiene mucha popularidad. Fuera del gobierno
es ahí donde están los que nos tiran piedras y que además
no saben gobernar, apuntó. El debate seguirá.
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