Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


La devaluación del real, como la
tristeza de Cavallo, nao tem fim

Ayer, la moneda brasileña cerró a
2,76 unidades por dólar y acumula una devaluación de casi el 40 por ciento en lo que va del año. Cavallo volvió a sugerir Convertibilidad para todo el Mercosur, lo cual enfureció a Brasilia.

Ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo, almorzando con Mirtha Legrand.

La devaluación del real, como la tristeza de Domingo Cavallo, nao tem fim. Ayer, la moneda brasileña cotizó a 2,76 unidades por dólar, acumulando una devaluación de casi 40 por ciento en lo que va del año. Semejante ritmo de depreciación agrava la pérdida de competitividad de la producción argentina frente al socio mayor del Mercosur. Pero las críticas de Cavallo a la administración Cardoso, atribuyéndole responsabilidad por su política cambiaria, son infundadas, ya que el gobierno siguió en los últimos días subiendo la tasa de interés y vendiendo reservas del Banco Central en un intento fallido por frenar la devaluación. Aún así, Cavallo volvió ayer a subir la apuesta en su pelea con Brasilia, al sugerir la aplicación de la Convertibilidad para todo el Mercosur, una propuesta que los brasileños aborrecen, convencidos de que el tipo de cambio fijo es un callejón sin salida.
La fuga de capitales de Brasil se aceleró en los últimos días, lo que está provocando una tendencia devaluacionista del real que nadie sabe cómo detener. Tal salida de capitales se explica por la creciente incertidumbre internacional, que lleva a los inversores a refugiarse en activos más seguros (oro, títulos del Tesoro norteamericano y plazos fijos en los países centrales), vendiendo colocaciones en los llamados “mercados emergentes”.
En este contexto, no es mucho lo que pueda hacer la administración Cardoso para frenar la devaluación. De hecho, según informó ayer Arminio Fraga, el Banco Central brasileño perdió en los últimos dos meses casi 3 mil millones de reservas para intentar frenar la disparada del dólar. Pero desde el 5 de julio pasado el dólar saltó de 2,47 reales a los 2,71 al cierre de operaciones de ayer.
A su vez, la tasa de interés de referencia a Brasil pasó del 16 por ciento anual en diciembre al 19 por ciento durante este mes. Subir la tasa de interés es uno de los instrumentos de la política monetaria brasileña para aumentar el “costo de oportunidad” de los inversores que pretenden cambiar sus reales por dólares y llevárselos fuera del país. Sin embargo, a esta altura, Fraga explicó que el Banco Central no seguirá subiendo la tasa más allá del 19 por ciento, porque “no se pueden tomar medidas que empujen al país hacia una recesión”. Además, cuanto más sube la tasa de interés, más pesada se hace la carga de los intereses de la deuda, imputados como gasto corriente en el presupuesto público.
Sea como fuere, está claro que el gobierno brasileño está haciendo lo que puede: intentar detener la rápida devaluación del real que, como informó también Fraga, está provocando un aumento de la deuda pública indexada en dólares. La estimación es que por cada un punto porcentual de devaluación del real, la deuda del sector público crece 0,259 por ciento.
La alternativa que sugirió Cavallo la semana pasada es que Brasil debería fijar su tipo de cambio. Sin embargo, eso significaría poner en juego, sin ninguna red de contención, las reservas del Banco Central, cosa que ni Brasilia ni Washington aceptan. Porque si la corrida continuara, sería cuestión de tiempo para que la sangría de las reservas derivara en una devaluación explosiva.
Por otro lado, la devaluación del real no se está trasladando de manera directa a los precios, lo que mejora la situación de competitividad de la producción brasileña sin erosionar los salarios: la inflación proyectada para este año es de sólo 6,5 por ciento. “Nuestra esperanza es que parte de la devaluación del real se revierta cuando esa situación de turbulencia pase”, dijo Fraga, quien enumeró como causas de dicha turbulencia no sólo la crisis internacional derivada de los ataques terroristas sino también “la crisis financiera argentina”. “Lo que tenemos que hacer ahora es aguantar el chaparrón, porque después de la tormenta llega la calma”, agregó.
Sin embargo, Cavallo no parece ser tan paciente. Y volvió a insistir, en una entrevista publicada por el diario alemán Handelsblatt, con aplicar la Convertibilidad para todo el Mercosur. “En una fase inicial, las monedasde Uruguay, Brasil y Paraguay podrían tener franjas de fluctuación distintas frente al dólar y al euro, para luego reducirlas hasta coincidir con el nivel del peso argentino”, señaló. Un misil más hacia Brasilia.

 

Barrera al trigo argentino

El gobierno parece estar dispuesto a responder al cruce con Cavallo ahí donde más duele. Ayer amenazó con poner en marcha una nueva normativa para la importación de trigo, que modifica los parámetros de calidad exigidos hasta ahora, lo que en la práctica funcionaría como una barrera paraancelaria a las importaciones argentinas. El anuncio puso en estado de alerta a la cancillería, ya que Brasil es el principal mercado para el trigo argentino, hacia donde se dirigen más del 60 por ciento de las exportaciones. Por otro lado, el ministro de Desarrollo, Sergio Amaral, dijo hoy que su país debe estrechar lazos comerciales con Venezuela, Guayana y el Caribe, reflotando la idea de Brasilia de conformar el Merconorte.

 

CAIDA DEL PIB DEL 0,5 POR CIENTO EN EL 2º TRIMESTRE
Bruta recesión de tres años

Lo que no pudieron Roque Fernández, al final de su gestión, José Luis Machinea y, mucho menos Ricardo López Murphy –por su paso fugaz–, tampoco lo logró Domingo Cavallo. Cada uno de ellos no pudo mostrar datos positivos del PBI. En el segundo trimestre del año, período durante el cual el mediterráneo ya gobernaba en Economía, el Producto Interno Bruto cayó 0,5 por ciento con respecto a igual lapso del 2000. En el acumulado del primer semestre, la contracción fue del 1,3 por ciento. Desde que comenzó la recesión en el último trimestre de 1998, sólo en la primera mitad del año pasado el PIB creció en la comparación con el año anterior, aunque en dosis homeopáticas. Es decir que de once trimestres, sólo en dos hubo una ligera recuperación. El resto es lo que constituye una de las peores crisis económicas de la Argentina.
Tras el descenso de 0,5 por ciento en el período abril-junio, el PIB en valores anualizados se ubicó en 284.577 millones de pesos. Para consuelo de Cavallo, la caída fue muy inferior a la del primer trimestre, cuando tocó -2,1 por ciento. Más conformes estaban ayer en Economía porque el PIB creció 0,3 por ciento en el segundo trimestre con respecto al primero, en la versión desestacionalizada. Pero el tercer trimestre no daría muchos motivos para el entusiasmo, teniendo en cuenta la intensidad que alcanzó la crisis a partir de julio. Los datos oficiales sobre la evolución del PIB en esta etapa se conocerán recién hacia fin de año, pero es de suponer que no serán nada favorables.
En el segundo trimestre, los sectores productores de servicios sufrieron una baja del 1 por ciento, manteniendo la tendencia de los seis meses anteriores. Los servicios conforman la principal actividad económica del país, con una participación en el PIB del 62,9 por ciento. Generan 178.962 millones de pesos al año. En tanto, los sectores productores de bienes tienen una participación del 32,1 por ciento, con 91.277 millones. La agricultura y ganadería mejoró 5,8 por ciento, y el suministro de electricidad, gas y agua subió 3,6. En cambio, la construcción tuvo un fuerte declive del 3,7 por ciento y la industria manufacturera bajó el 1,7. Uno de los datos más preocupantes de la información preliminar que entregó ayer el Indec es que la inversión interna sigue en la pendiente, con un descenso del 6,3 por ciento, luego de que durante el 2000 cayó el 8,6. Finalmente, el consumo privado retrocedió 2,1 por ciento, lo mismo que en el primer trimestre.

 

PRINCIPAL