Por Julian Borger,
Ian Traynor y Richard NortonTaylor
Desde Washington, Dushanbe (Tajikistán)
y Londres
El primer día de la
nueva guerra probablemente resultará familiar, con misiles de crucero
y misiones de bombardeo iluminando el cielo afgano, pero, después
de eso, la campaña liderada por Estados Unidos contra Osama bin
Laden y sus partidarios talibanes no va a ser como nada que se haya visto
antes. Incluso para los cánones del Pentágono, los militares
estadounidenses han sido herméticos sobre sus opciones, pero sobre
la base de informaciones de funcionarios de defensa norteamericanos y
británicos y fuentes de la rebelde Alianza del Norte, así
como de análisis de ex funcionarios y de expertos militares, es
posible bosquejar el desarrollo futuro del conflicto.
Más que cualquier otra guerra anterior, ésta será
librada de noche y en posiciones muy cercanas a los blancos por fuerzas
especiales de elite. Es posible que ya estén en Afganistán
comandos equipados con sistemas de posicionamiento global. El día
uno de la campaña visible estará marcado por ataques misilísticos
y misiones aéreas contra las rudimentarias defensas aéreas
de los talibanes, la mayor parte en torno a Kabul, y su Fuerza Aérea.
Con la ayuda de Pakistán, la milicia afgana se las ha arreglado
para mantener 20 cazas MiG21 y SU22 de la era soviética,
así como un puñado de helicópteros Mi24 y Mi8.
Hasta ahora, estas aeronaves han estado emplazadas en alrededor de una
docena de aeródromos y bases aéreas en distintas partes
del país. Su destrucción eliminaría un obstáculo
para la próxima etapa del asalto, y representaría una considerable
ayuda a los resistidos combatientes de la Alianza del Norte, que han representado
una espina clavada en los talibanes durante los últimos siete años.
Los caminos de montaña en un país escarpado como Afganistán
son cruciales para la movilidad, y las dos principales rutas nortesur
y esteoeste también son blancos fáciles. Usted
corta esos caminos y los talibanes quedan a la deriva, atrapados,
señaló un alto funcionario de la cancillería
de la Alianza del Norte.
Los primeros ataques serán coordinados desde la pista aérea
Prince Sultan en Riad, en Arabia Saudita, donde un comandante de la Fuerza
Aérea norteamericana de primera línea, el teniente general
Charles Wald, estableció ayer un centro de comando. Los ataques
provendrán principalmente de los dos grupos de batalla naval reunidos
en torno a los portaaviones USS Enterprise y USS Carl Vinson, que están
convergiendo sobre el Mar Arábigo. Combinados, los dos grupos pueden
disparar 900 misiles de crucero Tomahawk. Tienen el respaldo de una fuerza
naval británica de tareas de 28 buques y 24.000 soldados que ya
están en la región realizando ejercicios militares en Omán
El Carl Vinson está siendo extraído del Golfo de modo que
sus aeronaves de combate F14 y F18 puedan llegar a Afganistán
sin volar sobre Irán, y se están enviando a las bases del
Golfo cazabombarderos F15 y F16 para que asuman la misión
de patrullar las zonas de exclusión aérea sobre Irak. Bombarderos
B52 y B-1 también despegaron ayer de bases en Estados Unidos,
algunos de ellos destinados a la base aérea norteamericana de Diego
García, en el Océano Indico. Aeronaves de apoyo, incluyendo
tanques de reaprovisionamiento de combustible KC135, fueron puestos
en posición ayer en la zona para proveer un puente aéreo
para el emplazamiento de aviones de combate.
En Irak y en los Balcanes, las tropas terrestres fueron las últimas
armas en ser emplazadas, de modo de reducir al mínimo las bajas
norteamericanas. Esta vez va a ser diferente. Las fuerzas especiales van
a estar en el núcleo de la operación. Comandos y Boinas
Verdes están en camino desde Fort Bragg en Carolina del Norte.
Un escuadrón británico de elite de 50 miembros ya se encontraba
en Omán participando en ejercicios.
El problema inmediato es dónde basar las tropas especiales de modo
de que estén a mano cuando y si llega información de inteligencia
sobre dóndese están escondiendo Bin Laden y sus lugartenientes.
Algunas tropas norteamericanas estarán basadas en las repúblicas
del Asia Central, lo más probable en Uzbekistán, donde los
equipos estarán estacionados en situación de disponibilidad
para el rescate de cualquier piloto que haya sido derribado. Pero Uzbekistán
probablemente esté demasiado lejos de las montañas de Hindu
Kush, donde está basado Bin Laden. Por razones políticas
internas, Pakistán está fuera de la cuestión en materia
de tropas. La opción elegida puede ser instalar una base en Afganistán
mismo. Afganistán dispone de una docena de aeródromos,
de modo que usted elige uno y lanza a los paracaidistas dice John
Pike, un analista militar basado en Washington. La información
de inteligencia pasa volando, y usted necesita tener a sus fuerzas cerca
del blanco.
La fuerza más probable para establecer un pie es la 82 División
Aerotransportada, una unidad de asalto de desplazamiento rápido.
Seguidamente, equipos de fuerzas rápidas serían basados
en la zona para realizar misiones en las montañas que rodean el
área. Estas unidades especializadas descansarían en inteligencia
reunida por satélites, aviones espía U2 y aeronaves sin
pilotos, así como en pistas transmitidas por agentes que trabajan
para la inteligencia pakistaní, Rusia o la Alianza del Norte. Los
equipos de fuerzas especiales saldrán principalmente de noche,
trasladados a sus blancos por helicópteros piloteados por el Regimiento
Aéreo de Operaciones Especiales 160, conocido como los Cazadores
Nocturnos.
La mayoría de los oficiales y analistas militares cree que este
escenario es el programa mínimo del Pentágono.
La pregunta abierta es si la misión propuesta se expandirá
hasta incluir apoyo directo para la Alianza del Norte y ataques sobre
Irak. Por los últimos tres años, la CIA ha estado entregando
a la oposición ayuda no letal, como equipos de comunicaciones.
Casi seguramente esa asistencia se recalificará de modo de incluir
municiones. Pero la participación directa en la batalla de la Alianza
del Norte contra los talibanes sería un emprendimiento enorme.
Las fuerzas antitalibanes controlan menos del 10 por ciento del territorio
nacional, pero su plaza fuerte en el valle de Panjsher se extiende hasta
Bagram, al norte de Kabul, donde se encuentra una gran base aérea
construida por los soviéticos. Está fuera de uso porque
los talibanes se encuentran en las montañas que la rodean.
Fuentes de la Alianza del Norte dicen que podrían poner en posición
inmediatamente 15.000 hombres para un asalto contra la capital. Con apoyo
aéreo cercano de aviones de guerra norteamericanos, los talibanes
podrían ser expulsados de las colinas en torno a Bagram, y se podría
usar la base aérea. Los líderes de la oposición dicen
que en ese momento ellos podrían avanzar sobre Kabul desde la cercana
planicie de Shimali. Un bolsón de resistencia separado en el norte
ya está atacando la plaza fuerte talibana en MazariSharif,
cerca de la frontera uzbeka, donde podrían concentrarse las fuerzas
estadounidenses, dejando el enclave encerrado en un movimiento de pinzas.
Claves
- Un día después de que el presidente norteamericano
George Bush hablara ante el Congreso para poner en claro que Estados
Unidos está en guerra, ayer comenzaron a trascender las claves
de la ofensiva sobre los talibanes y Osama bin Laden en Afganistán.
- Se trataría primero de ataques aéreos, lanzados
desde embarcaciones norteamericanos en el Mar Arábigo, y
luego de operaciones nocturnas para anular la resistencia talibán.
- En cuanto a la segunda etapa de operaciones terrestres, Estados
Unidos está enviando fuerzas especiales a Asia Central y
la base podría instalarse en el mismo Afganistán.
La Alianza del Norte antitalibán se ofreció como fuerza
de infantería, y dijo que puede poner 15.000 hombres
para el asalto a Kabul.
- Ayer hubo cuatro muertos en Pakistán en una huelga general
de las fuerzas islámicas contra la decisión del gobierno
de colaborar con Estados Unidos.
- La policía de Londres fue puesta en alerta ante la posibilidad
de nuevos ataques terroristas.
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CUATRO
MUERTOS EN LA JORNADA DE PROTESTA DE AYER
Pakistán ya se prende fuego
Por Rory McCarthy
y Maggie OKane
Desde
Rawalpindi y Peshawar
Cuatro personas murieron y 24
resultaron heridas en las huelgas y protestas de ayer en Pakistán
en repudio al apoyo que el régimen militar paquistaní otorga
a Estados Unidos en su guerra contra el terrorismo. Desde la norteña
y conservadora ciudad de Peshawar hasta la portuaria y cosmopolita ciudad
de Karachi en la costa sur, miles de hombres abandonaron sus mezquitas
después de sus oraciones del mediodía para protestar.
Los clérigos islámicos de línea dura usaron a estas
multitudes para hacer una demostración de fuerza en contra del
presidente de facto, el general Pervez Musharraf, quien había dicho
a los 140 millones de habitantes paquistaníes que su seguridad
nacional estaba en peligro a menos que ayuden a Washington.
En Karachi, la ciudad más grande de Pakistán, las protestas
en las afueras de una mezquita en el pobre distrito de Sohrab Goth rápidamente
terminaron en disturbios. Cientos de refugiados afganos incendiaron llantas
y destruyeron automóviles. La policía lanzó gases
lacrimógenos y golpeó con bastones de metal y, luego, empezó
a disparar. Finalmente, cuatro hombres murieron. Los manifestantes tiraron
piedras y bloquearon las rutas con autos y colectivos. En las ciudades
de Islamabad, Quetta, Lahore y Peshawar las protestas estuvieron bien
coordinadas y algunos negocios cerraron tras la convocatoria de los religiosos
a una huelga nacional.
Más de 5000 personas marcharon por la vieja ciudad de Peshawar,
gritando furiosas consignas. Una multitud masculina escuchó la
convocatoria de los mullahs de línea dura a una jihad o guerra
santa contra Occidente en caso de que Afganistán sea atacado. Además,
se quemaron muñecos con la cara de George W. Bush al grito de Viva
Osama pero la manifestación fue, en general, pacífica.
Un jefe tribal anunció que los comerciantes de su ciudad había
bajado los precios de las armas. Invito a los americanos a venir
a nuestra tierra para que vean por ellos mismos lo que les haremos,
dijo Sabar Abul Rehman. Sher Afzel, un hombre de negocios de 42 años,
explicó que no había pruebas de que Bin Laden haya realizado
los atentados y que el ataque contra Afganistán en tal circunstancia
podría llevar a una jihad contra Occidente. Si él
es culpable, debería ser enjuiciado por la ley islámica
y recibir el castigo adecuado, pero nunca será entregado para ser
juzgado por los americanos. Afzel, que vende teléfonos celulares,
dijo: La gente está triste por lo que pasó en Nueva
York pero Bush lo está usando como una excusa para atacar Afganistán
sin ninguna prueba.
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