Apenas unas horas después
del durísimo discurso de George W. Bush, en el que habló
de guerra y dijo que se está con Estados Unidos
o con el terrorismo, el Gobierno argentino salió a ratificar
la línea trazada desde un primer momento. Con el discurso
del presidente de Estados Unidos y el resto de los líderes del
mundo, de ninguna manera resulta posible ser neutrales, como tampoco podemos
serlo respecto de nuestros muertos de la Embajada de Israel y de la AMIA,
insistió Juan Pablo Baylac, en el comienzo de una jornada en la
que todos salieron a hablar sobre el tema.
Ayer por la mañana, un rato después de la intervención
de Bush ante el Congreso norteamericano, Baylac insistió en la
postura oficial y dio sus explicaciones. No es sólo en función
ofensiva contra el terrorismo, sino también con una actitud defensiva
de valores sustanciales que sintetiza la convivencia entre las naciones.
La Argentina es aliada y amiga de los Estados Unidos y desde el primer
momento hizo el esfuerzo para formar parte de una coalición de
países que se viene conformando. Es una decidida acción
de nuestro país junto con todos los del mundo que defienden la
democracia, la paz, los derechos humanos, resumió.
No fue el único. Por una vez, el titular de la UCR, Raúl
Alfonsín, coincidió con la posición de la Rosada.
Un rato antes de que el Gobierno argentino votara en la OEA a favor de
una respuesta regional a los atentados, Alfonsín aseguraba estar
conforme con la idea de no neutralidad, aunque marcó
alguna diferencia. Dijo que la Argentina no está en condiciones
técnicas y económicas de hacer otros aportes que no
sean los vinculados a tareas de inteligencia o diplomáticas.
Y aprobó la decisión de De la Rúa de someter a la
aprobación del Congreso un eventual envío de tropas.
En una línea similar, el radical Marcelo Stubrin, jefe de la Comisión
de Asuntos Exteriores de Diputados, calificó como una frase
poco feliz la disyuntiva proclamada por Bush y festejó la
reacción argentina. Es seria y madura, dijo. Más
dura, la diputada del ARI Elisa Carrió coincidió con que
la Argentina no debe ser neutral. Sin embargo, agregó
que debe enarbolar la bandera de la paz en el mundo y no estar alineada
ni con la guerra ni con el terrorismo.
Como viene sucediendo desde un primer momento, los matices y las dudas
respecto de la posición oficial son mayores en algunos sectores
de la Alianza que en el peronismo. Ayer, el diputado Adrián Menem
opinó que, desde el punto de vista político, la frase
(de Bush) es determinante, ya que lo que fija es que no se puede andar
con términos medios. El riojano, incluso, reclamó
al Gobierno aún más énfasis. Políticamente,
hay dos formas de andar con Estados Unidos, en forma tibia como adoptó
este Gobierno, o en una posición firme de alineación inmediata,
como es la que reclamamos algunos dirigentes del justicialismo.
Pero también en el PJ hay diferencias. Eduardo Camaño, uno
de los referentes del duhaldismo en la Cámara baja, consideró
demasiado fuerte la frase de Bush. Los extremos no sirven
para nada, aseguró.
MARADONA,
DESDE CUBA, CRITICA A LOS NORTEAMERICANOS
Hay que condenar su soberbia
Hay que condenar todo
acto de terrorismo, pero también la soberbia norteamericana y el
terrorismo de Estado que ejerce Estados Unidos en Cuba. No fue ni
Fidel Castro ni ningún intelectual de izquierda el autor de esta
frase; fue Diego Maradona, que desde La Habana, en donde intenta curarse
de su adicción a las drogas, volvió a levantar polvareda
con sus declaraciones, que ya parecen un clásico argentino. El
ex futbolista también recomendó no atacar a Afganistán,
porque van a morir muchos inocentes. Pero tampoco la política
nacional ni la situación actual de Cuba quedaron afuera del abanico
que desplegó el crack desde la isla.
Ahora, ellos tienen más problemas que nosotros, porque les
metieron dos aviones en las Torres Gemelas. Pensar que decían que
tenían la mejor inteligencia, que eran los más maravillosos
del mundo y que nos iban a ayudar a aclarar el atentado contra la AMIA,
chicaneó el ex 10 de la selección, en diálogo con
Radio Mitre. Por eso, no hay que dejar que a los argentinos les
metan la soberbia americana en la cabeza. A mí me duelen mucho
las víctimas inocentes de esos atentados, pero eso no tapa el mal
que hicieron en el mundo, disparó.
Tenemos que ser fríos, y no darle importancia a la soberbia
norteamericana. Tenemos que repudiar el terrorismo, pero tampoco hay que
decirle a (George) Bush todo que sí., dijo. A los norteamericanos
parece que nadie puede decirles nada, como ahora, que están mandando
portaaviones para intimidar a Afganistán para que les den a (Osama)
Bin Laden, sin tener ninguna prueba, agregó el ex jugador.
Maradona sí tiró flores para Cuba. Acá hay
seguridad, y es uno de los pocos países en donde se puede andar
tranquilo, aseguró.
No creo en las elecciones de mi país. Por eso no voy a viajar
a la Argentina en octubre próximo. Estoy viendo a la Carrió
y a (Domingo) Cavallo; los dos están exagerando, dijo Maradona.
No es la primera vez que el crack habla de política: en 1995, cuando
mostraba orgulloso su tatuaje en el brazo con la figura del Che
Guevara, anunciaba que iba a votar a Carlos Menem para su reelección.
Es que los buenos no son tan buenos y los malos no son tan malos...
ahí está (Alfredo) Bravo, que alguna vez mandó pegarle
a un árbitro de fútbol, agregó, recordando
un incidente protagonizado por el candidato a senador del ARI en la cancha
de River, aunque en rigor de verdad no fue un intento de agresión.
Siempre que hay elecciones uno tiene ilusiones, pero el mismo que
dice que va a hacer las cosas no las hace. El ejemplo más claro
es el presidente de la Nación, afirmó Maradona. De
todas maneras, quiera Dios que pueda iluminar a los que robaron a la Argentina,
y que se den cuenta que no hay nada para robar y que hay que darle algo
al pueblo.
Por otro lado, Maradona recordó que el 10 de noviembre estará
en Buenos Aires para su partido homenaje, no partido despedida,
que se hará en la Bombonera. Y reveló que para ese partido
invitó, entre otros, al golfista Tiger Woods, al basquetbolista
Michael Jordan, y al astro brasileño Pelé, a quien Maradona
siempre lo había considerado un enemigo.
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