Por Roberto Navarro
Las negociaciones para reestructurar
la deuda pública tuvieron un fuerte avance esta semana, cuando
el ministro de Economía, Domingo Cavallo, alcanzó un preacuerdo
con la banca local que, de concretarse, podría derivar en una sensible
reducción de la tasa y un estiramiento de los plazos. Aunque las
conversaciones se mantienen en secreto, Página/12 pudo saber que
la propuesta de Economía consistió en que los bancos y las
AFJP le otorguen un megapréstamo al Estado por casi 30 mil millones
de dólares, monto similar al total de los títulos públicos
que tienen en sus carteras. Con este dinero, el Estado recompraría
esos bonos al valor nominal. La ganancia para el fisco estriba en que
sacaría del mercado títulos con tasas de entre el 10 y el
15 por ciento anual, con vencimientos a corto, mediano y largo plazo.
Y asumiría una deuda nueva al 6 o 7 por ciento anual y con un vencimiento
a 20 años. La zanahoria que tentó a las entidades financieras
aún con algunas reservas fue garantizarles el pago
del crédito con la recaudación tributaria.
En Economía estiman que la operación podría llegar
a 30 mil millones de dólares y que la reducción de los intereses
alcanzaría los 2700 millones de dólares anuales. En realidad,
se trata de una expectativa de máxima, porque en ese cálculo
se están incluyendo la totalidad de las tenencias de bonos de los
bancos y las AFJP. Aunque en principio la propuesta fue bien recibida,
todavía quedan puntos importantes por negociar y, además,
es muy factible que algunas entidades prefieran canjear sólo una
parte de sus tenencias.
La estrategia del equipo económico es tener cerrado primero el
tramo local del canje de deuda y, una vez conseguida una fuerte reducción
de en el pago de intereses, ir a negociar con los tenedores extranjeros
de bonos. Con una rebaja de 2700 millones anuales en el pago de
intereses, va a ser mucho más creíble que conseguiremos
el Déficit Cero, fue el razonamiento de uno de los colaboradores
del ministro ante este diario. Pero los banqueros temen que luego de concretado
el tramo local, los tenedores externos de bonos no acepten reestructurar
la deuda argentina a tasas del 6 ó 7 por ciento anual. Cuando
vean que el país tiene una situación financiera más
holgada, no van a querer renegociar sus bonos, advirtieron los financistas.
Cuando esté acordado el canje con los tenedores externos,
en condiciones de plazos y tasas similares, cerramos el trato acá,
fue la respuesta desde Economía.
Ese fue la razón para que Daniel Marx saliera de manera sorpresiva
a conversar ese tema con los grandes inversores internacionales. La propuesta
para renegociar la deuda se mantiene dentro de los lineamientos pactados
con el FMI. Es decir, canjear bonos viejos por otros que se emitirían
con garantías, que el Estado recibiría de organismos internacionales
y del G7. La novedad es que Argentina tiene un preacuerdo para reestructurar
la deuda a nivel local que le permitirá bajar sensiblemente su
costo y así equilibrar su situación fiscal.
Los puntos principales del preacuerdo de Economía y los bancos
son los siguientes:
- Los bancos y las AFJP le otorgarían al Estado un préstamo
por el total de los títulos que tengan en cartera o que estén
dispuestos a canjear. El crédito estaría garantizado por
la recaudación tributaria y devengaría intereses semestrales
o anuales de entre el 6 y el 7 por ciento anual. La cancelación
del capital se haría en su totalidad al final del plazo establecido,
que se estima en 20 años.
- Con el dinero del préstamo, el Estado recompraría su deuda
en bonos a valor nominal, muy por arriba del de mercado. La mayoría
de los títulos públicos cotizan a menos del 60 por ciento
de su valor. Los bancos, que tenían en sus balances bonos que cada
día cotizaban más bajo, mejorarían así sustancialmente
sus patrimonios con un activo que ahora podrían tomaral 100 por
ciento de su valor. En realidad, para llevar a cabo ambas operaciones,
el préstamo y la recompra de bonos, no hace falta movilizar dinero,
sino simplemente realizar asientos contables.
- Las AFJP tienen compromisos a muy largo plazo, porque el sistema previsional
privado es relativamente nuevo. Por eso no tienen inconveniente en cambiar
bonos que tenían liquidez en el mercado por un préstamo
a largo plazo.
- Los bancos tienen calzada parte de la deuda pública, que hasta
ahora está expresada en bonos, con plazos fijos y otros depósitos
de corto plazo. Por eso, de aceptar canjear bonos por un préstamo
a largo plazo, tendrían problemas de caja. La solución que
propuso Cavallo fue que el Banco Central instrumente una fuerte disminución
de los requisitos de liquidez dinero que los bancos tienen inmovilizado
para equilibrar el flujo de las entidades. El presidente del Banco Central,
Roque Maccarone, ya dio su acuerdo. La propuesta es que la rebaja de encajes
sea sólo y en la medida en que los bancos acepten la operación.
Esa disminución sería bien recibida por los bancos porque
dejarían de padecer la volatilidad del mercado de bonos, que afecta
sus balances y provoca la huida de los depósitos.
- Una gran cantidad de títulos públicos está en manos
de inversores particulares y de empresas que los compraron a través
de bancos y grandes fondos de inversión. La idea es que las entidades
financieras les compren esos títulos y luego los incluyan en la
negociación con el Estado.
Otro favor a telefónicas
El presidente Fernando de la Rúa vetó en forma total
la ley que disponía que las empresas telefónicas debían
pagar un impuesto municipal del 2 por ciento por el uso del espacio
aéreo y del 1 por ciento por el uso del espacio terrestre
sobre el monto de la facturación anual. El decreto 1194 anula
la ley sancionada por el Congreso el pasado 29 de agosto. Dicha
ley también disponía que las telefónicas no
podían trasladar a sus clientes el pago de estos derechos
de ocupación del dominio público. El primer mandatario
les había prometido promulgar la ley, hace dos semanas, a
unos 200 intendentes de todo el país, después de una
ruidosa manifestación de los jefes comunales en el Patio
de las Palmeras de la sede gubernamental. De la Rúa finalmente
decidió vetar la ley en el último día hábil
que tenía para promulgarla u observarla. El Ejecutivo argumentó
que se correría el riesgo de una acción judicial contra
la Nación porque el impuesto implica violación
de lo establecido en el pliego de privatización de
la ex ENTel, aceptando de esta forma el argumento esgrimido por
las compañías telefónicas.
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EL
DOLAR TREPO A 2,835 REALES Y FISURA LAS PERSPECTIVAS DE BRASIL
La tormenta después de los derrumbes
Lo único que pudieron
celebrar ayer las autoridades de Brasil fue la llegada del fin de semana,
después de una sucesión de jornadas en las que el nerviosismo
fue creciendo al mismo ritmo que la devaluación del real. El salto
más alto en ambos barómetros se dio ayer. El real cayó
contra el dólar por cuarto día consecutivo, ubicándose
en su nivel histórico más bajo: 2,835 por dólar.
En lo que va del año, la depreciación es del 46,2 por ciento.
Y desde que se produjeron los atentados contra Estados Unidos, del 8,9.
Justamente, la violenta conformación de un nuevo escenario internacional
fue el detonante de la aceleración de la devaluación, ya
que las previsiones son que la economía brasileña sufrirá
las consecuencias de una probable recesión mundial, tendrá
problemas para financiarse y verá caer las inversiones de manera
drástica.
A todo ello hay que sumarle que la crisis brasileña realimenta
la de Argentina, la cual, a su vez, había sido causa para que las
cosas allí se empezaran a complicar. El Mercosur es en este momento
una sociedad entre economías maltrechas, que se contagian sus males
mutuamente. El dólar a 2,835 reales es una pesadilla para Domingo
Cavallo y para los industriales locales, quienes ven como se agiganta
la brecha cambiaria y se evaporan las chances de competir. El ministro
anunció el lunes pasado un aumento de los reintegros a las exportaciones
para achicar la pérdida, pero los tres o cuatro puntos de mejora
en la rentabilidad que les regaló se esfumaron en los días
siguientes con la disparada en el precio del dólar en Brasil.
Pero el gobierno de Fernando Henrique Cardoso no encuentra nada positivo
en esta situación. Como una parte sustancial de la deuda está
nominada en dólares, la caída del real encarece los pagos.
El Estado recauda reales, pero tiene que transformarlos en dólares
a un precio mayor. Eso aumenta la necesidad de financiamiento en los mercados,
justo en un momento en que los inversores de todo el mundo se refugian
en valores seguros frente a las amenazas de guerra. Y como se mencionó
más arriba, los problemas de Argentina complican más las
cosas. Los inversores le temen al default argentino y por eso también
recelan de apostar a Brasil, explicó a este diario Mercedes
Marcó del Pont, economista de la consultora FIDE.
Para frenar la escapada del dólar, el Banco Central brasileño
vendió 100 millones de esa moneda y concretó nada menos
que seis subastas de bonos dolarizados por 1602 millones. A pesar de esa
fuerte intervención, al cierre de las operaciones en el mercado
cambiario la cotización quedó en 2,835. Aquí
hay una fuga desesperada del real, alertó el profesor de
la Universidad de Campinas y ex secretario de Política Económica,
Luiz Gonzaga Beluzzo, para quien esta presión se justifica
en la necesidad de las empresas de prever posibles pérdidas y liquidar
sus deudas en dólares.
Para el experto en economía internacional José Siaba Serrate,
Brasil afronta una situación difícil, porque a la
crisis energética, la repercusión de los inconvenientes
argentinos y la intranquilidad por la transición política,
ahora se agrega una economía mundial en recesión y un alejamiento
de los inversores de los mercados emergentes. En diálogo
con Página/12, el consultor agregó que el Banco Central
podría verse obligado a aumentar la tasa de interés para
contener la corrida cambiaria, pero eso enfriaría más la
economía. Igualmente, para Siaba Serrate el principal
problema en este momento es la incertidumbre que genera el próximo
proceso electoral, para el cambio de gobierno en 2002.
Marcó del Pont, en cambio, sostuvo que descree de ese riesgo, ya
que Lula (candidato del PT) tiene ahora mucho más apoyo por
parte de los empresarios que en sus candidaturas anteriores. Y agregó
que lo peor de esta situación es que hace insostenible al
Mercosur, con semejante ensanchamiento de las asimetrías cambiarias.
Esto podría ser todavía más grave si para fin
de año el dólar se va a tres reales, como muchos suponen,
advirtió.
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