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Un monolito para conmemorar la
muerte de un rehén y su captor

Un año atrás, Mariano Witis fue tomado de rehén y asesinado por la policía. Bajo las mismas balas cayó Darío Riquelme, su captor. Los padres de ambos los recordaron con un monolito.

La madre de Mariano Witis (izquierda) abraza a la de Darío Riquelme durante
la ceremonia.

Por Carlos Rodríguez

Varios chiquitos de la villa se habían acercado al grupo con el inocente propósito de “salir en la tele”, pero cuando vieron llorar a las dos madres, abrazadas, temblando, la sonrisa se les escapó y comprendieron de golpe que la ceremonia era lo menos parecido a un juego de niños. Ayer, cerca de uno de los pasillos internos de la Villa Uruguay, en Béccar, los padres de Mariano Witis, el músico asesinado hace un año por un policía cuando era rehén de dos jóvenes que habían robado un banco, dejaron inaugurado un monolito y plantaron dos árboles, para recordar no sólo a la “víctima inocente” –una más– del accionar policial sino también a uno de los chicos que había cometido el robo, Darío Riquelme. De él se dijo que “tampoco merecía morir ajusticiado como murió” y el valor simbólico de la frase fue doble porque salió de boca de Jorge Witis, el papá del músico.
Fue una ceremonia que parecía ir de contramano con la celebración del Día de la Primavera, a pesar de que hubo algo de música para alegrar los espíritus y porque “así le hubiera gustado a Mariano”. También hubo una exhortación “a la paz y a la convivencia” que otra vez pareció chocar con el discurso que llega del norte en favor de las guerras infinitas. “Lo que pasó nos está recordando a todos que la violencia no soluciona ningún problema entre las personas”, dijo Witis padre antes de que su voz se transformara en un quejido, mientras se aferraba a su mujer, Raquel, quien apenas tuvo fuerzas para recitar un poema de San Agustín. Llorando en silencio, lejos del primer plano, Ana María Liotto, la mamá de Darío, sumó su cuota al dolor del recuerdo, acompañada por uno de sus hijos, Jesús.
La mayoría de los presentes había conocido a Mariano Witis, quien murió a los 23 años en el asiento posterior de un Volkswagen Gol conducido por su amiga Julieta Schiappiro. Ambos habían sido tomados como rehenes por dos ladrones, uno de ellos Darío Riquelme, que robaron cerca de 6.000 pesos en el Banco Itaú de Béccar. Después del asalto, el escape fue por la calle Udaondo y en la esquina con Luis de Flores, la conductora dobló hacia la villa, por un terreno baldío.
Fueron rodeados por policías del Comando de Patrullas de San Fernando y uno de los uniformados, el cabo Rubén Emir Champonois, según determinó luego la justicia, hizo los disparos que terminaron con la vida del rehén Witis y del joven Riquelme, que llevaba un arma inhabilitada para disparar, como demostraron las pericias. Riquelme nunca disparó ni contra los rehenes ni contra los policías. Champonois está preso mientras que su compañero, el cabo Gerardo Insaurralde, quedó al margen de la acusación.
Los chicos de la villa, que ayer se arremolinaban para presenciar el acto, recuerdan algunos detalles del hecho: “El auto dobló, los policías tiraron muchos tiros y algunos levantaban del suelo los billetes que se le cayeron a uno de los ladrones”. Se referían al joven al que se conoce como “Terry”, que logró escapar por el pasillo en cuya entrada fue instalado ahora el monolito en memoria de los dos chicos muertos. “Fueron segadas dos jóvenes vidas por la insensatez y la violencia. Que la justicia prevalezca sobre la discordia”, dice el mensaje escrito por los Witis, que optaron por no poner nombres “para que el gesto incluya a todos los chicos y a todas las familias que han pasado por una situación semejante”.
Hace un par de semanas, voceros de la Policía Bonaerense habían informado sobre la detención del segundo de los ladrones, pero la versión todavía no llegó a conocimiento de Laura del Cerro, abogada de la familia Witis, ni del cuerpo de letrados del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que tomó la representación legal de la mamá de Riquelme. Los vecinos comentaban que el ladrón que escapó “pasó por delante de los policías que habían matado a los chicos; a él nadie le tiró ningún balazo”, relataron algo sorprendidas varias mujeres que se acercaron para darle el pésame a las dos familias.
La mamá de Riquelme sigue sintiéndose culpable por lo sucedido: “Si mi hijo no lo hubiese tomado de rehén, Mariano estaría vivo”. Después, confortada por las voces de aliento que recibió, se animó a criticar a losuniformados: “Que la policía deje de actuar así. Todos los días muere gente inocente”. La base del monolito estaba ayer rodeada por flores. La mamá de Witis le pidió a uno de los chiquitos de la villa: “¿Me prometés que después las vas a regar?”. Cuando el chico decía “sí” moviendo su cabeza, una mujer que vive en el barrio Uruguay tomó la posta: “No se preocupe, nosotros nos vamos a encargar de cuidar todo”.

 


 

DRAMA EN LA CASA DE UN POLICIA EN MAR DEL PLATA
Toda una familia baleada

Una familia de policías marplatenses fue asaltada en su casa por tres personas, pero el asalto se transformó en un violento tiroteo que terminó con el integrante más joven de la familia muerto –un chico de 15 años– y dos de sus tres hermanos –una mujer, policía en actividad, y un varón– y su madre heridos. Los que se salvaron de las balas fueron el padre, un policía retirado que inició el tiroteo, después de que los asaltantes descubrieran una credencial policial, y su otra hermana, también policía. Los ladrones escaparon sin concretar el robo, pero luego fueron detenidos.
El sangriento asalto ocurrió en la medianoche del jueves, cuando tres encapuchados irrumpieron para robar en la casa de la familia Rojas, ubicada en el barrio Alfar, al límite sur de Mar del Plata. Una vez en la vivienda, los asaltantes encañonaron a los integrantes de la familia y comenzaron a buscar objetos de valor, hasta que encontraron una credencial policial.
El hallazgo no era para sorprenderse, ya que el padre de familia, Pedro Rojas, es policía bonaerense retirado, y sus dos hijas, Mara, de 23 años, y Wanda, de 20, son policías en actividad. Cuando Pedro Rojas se percató de lo que los ladrones encontraron –y según él, temiendo alguna reacción por parte de los asaltantes al descubrir que había un policía en la casa–, extrajo un arma que tenía escondida y se inició un violento tiroteo. Finalmente los ladrones huyeron sin robar nada, pero cuatro integrantes de la familia quedaron heridos.
Rojas subió a su familia a su automóvil y a gran velocidad se dirigió hacia una clínica del centro marplatense, pero en el camino chocó con un auto. A bordo de un taxi, lograron llegar. El saldo para los Rojas resultó estremecedor: Matías, de 15 años, falleció en la clínica por una herida de bala en la cabeza, y resultaron heridos sus hermanos Wanda –en estado delicado tras recibir un disparo en la clavícula– y Rodrigo, de 17 años –con un proyectil en la ingle–. Jacinta Martínez, de 43, madre de todos ellos, recibió un balazo en la pierna.
En tanto, dos de los tres asaltantes –los hermanos Patricio Vidal Jara, de 26 años, chileno, y Oscar David, de 22, argentino–, que viven en el mismo barrio que los Rojas, viajaron en un remise hacia el hospital de Miramar para hacerse curar las heridas de bala que sufrieron durante el tiroteo, donde fueron detenidos en la madrugada de ayer. Unas horas más tarde la policía apresó en su casa al tercero de los ladrones, Mariano Roberto Durante, de 23 años, que no sufrió heridas.

 

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