Por Carlos Rodríguez
Varios chiquitos de la villa
se habían acercado al grupo con el inocente propósito de
salir en la tele, pero cuando vieron llorar a las dos madres,
abrazadas, temblando, la sonrisa se les escapó y comprendieron
de golpe que la ceremonia era lo menos parecido a un juego de niños.
Ayer, cerca de uno de los pasillos internos de la Villa Uruguay, en Béccar,
los padres de Mariano Witis, el músico asesinado hace un año
por un policía cuando era rehén de dos jóvenes que
habían robado un banco, dejaron inaugurado un monolito y plantaron
dos árboles, para recordar no sólo a la víctima
inocente una más del accionar policial sino también
a uno de los chicos que había cometido el robo, Darío Riquelme.
De él se dijo que tampoco merecía morir ajusticiado
como murió y el valor simbólico de la frase fue doble
porque salió de boca de Jorge Witis, el papá del músico.
Fue una ceremonia que parecía ir de contramano con la celebración
del Día de la Primavera, a pesar de que hubo algo de música
para alegrar los espíritus y porque así le hubiera
gustado a Mariano. También hubo una exhortación a
la paz y a la convivencia que otra vez pareció chocar con
el discurso que llega del norte en favor de las guerras infinitas. Lo
que pasó nos está recordando a todos que la violencia no
soluciona ningún problema entre las personas, dijo Witis
padre antes de que su voz se transformara en un quejido, mientras se aferraba
a su mujer, Raquel, quien apenas tuvo fuerzas para recitar un poema de
San Agustín. Llorando en silencio, lejos del primer plano, Ana
María Liotto, la mamá de Darío, sumó su cuota
al dolor del recuerdo, acompañada por uno de sus hijos, Jesús.
La mayoría de los presentes había conocido a Mariano Witis,
quien murió a los 23 años en el asiento posterior de un
Volkswagen Gol conducido por su amiga Julieta Schiappiro. Ambos habían
sido tomados como rehenes por dos ladrones, uno de ellos Darío
Riquelme, que robaron cerca de 6.000 pesos en el Banco Itaú de
Béccar. Después del asalto, el escape fue por la calle Udaondo
y en la esquina con Luis de Flores, la conductora dobló hacia la
villa, por un terreno baldío.
Fueron rodeados por policías del Comando de Patrullas de San Fernando
y uno de los uniformados, el cabo Rubén Emir Champonois, según
determinó luego la justicia, hizo los disparos que terminaron con
la vida del rehén Witis y del joven Riquelme, que llevaba un arma
inhabilitada para disparar, como demostraron las pericias. Riquelme nunca
disparó ni contra los rehenes ni contra los policías. Champonois
está preso mientras que su compañero, el cabo Gerardo Insaurralde,
quedó al margen de la acusación.
Los chicos de la villa, que ayer se arremolinaban para presenciar el acto,
recuerdan algunos detalles del hecho: El auto dobló, los
policías tiraron muchos tiros y algunos levantaban del suelo los
billetes que se le cayeron a uno de los ladrones. Se referían
al joven al que se conoce como Terry, que logró escapar
por el pasillo en cuya entrada fue instalado ahora el monolito en memoria
de los dos chicos muertos. Fueron segadas dos jóvenes vidas
por la insensatez y la violencia. Que la justicia prevalezca sobre la
discordia, dice el mensaje escrito por los Witis, que optaron por
no poner nombres para que el gesto incluya a todos los chicos y
a todas las familias que han pasado por una situación semejante.
Hace un par de semanas, voceros de la Policía Bonaerense habían
informado sobre la detención del segundo de los ladrones, pero
la versión todavía no llegó a conocimiento de Laura
del Cerro, abogada de la familia Witis, ni del cuerpo de letrados del
Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que tomó la representación
legal de la mamá de Riquelme. Los vecinos comentaban que el ladrón
que escapó pasó por delante de los policías
que habían matado a los chicos; a él nadie le tiró
ningún balazo, relataron algo sorprendidas varias mujeres
que se acercaron para darle el pésame a las dos familias.
La mamá de Riquelme sigue sintiéndose culpable por lo sucedido:
Si mi hijo no lo hubiese tomado de rehén, Mariano estaría
vivo. Después, confortada por las voces de aliento que recibió,
se animó a criticar a losuniformados: Que la policía
deje de actuar así. Todos los días muere gente inocente.
La base del monolito estaba ayer rodeada por flores. La mamá de
Witis le pidió a uno de los chiquitos de la villa: ¿Me
prometés que después las vas a regar?. Cuando el chico
decía sí moviendo su cabeza, una mujer que vive
en el barrio Uruguay tomó la posta: No se preocupe, nosotros
nos vamos a encargar de cuidar todo.
DRAMA
EN LA CASA DE UN POLICIA EN MAR DEL PLATA
Toda una familia baleada
Una familia de policías
marplatenses fue asaltada en su casa por tres personas, pero el asalto
se transformó en un violento tiroteo que terminó con el
integrante más joven de la familia muerto un chico de 15
años y dos de sus tres hermanos una mujer, policía
en actividad, y un varón y su madre heridos. Los que se salvaron
de las balas fueron el padre, un policía retirado que inició
el tiroteo, después de que los asaltantes descubrieran una credencial
policial, y su otra hermana, también policía. Los ladrones
escaparon sin concretar el robo, pero luego fueron detenidos.
El sangriento asalto ocurrió en la medianoche del jueves, cuando
tres encapuchados irrumpieron para robar en la casa de la familia Rojas,
ubicada en el barrio Alfar, al límite sur de Mar del Plata. Una
vez en la vivienda, los asaltantes encañonaron a los integrantes
de la familia y comenzaron a buscar objetos de valor, hasta que encontraron
una credencial policial.
El hallazgo no era para sorprenderse, ya que el padre de familia, Pedro
Rojas, es policía bonaerense retirado, y sus dos hijas, Mara, de
23 años, y Wanda, de 20, son policías en actividad. Cuando
Pedro Rojas se percató de lo que los ladrones encontraron y
según él, temiendo alguna reacción por parte de los
asaltantes al descubrir que había un policía en la casa,
extrajo un arma que tenía escondida y se inició un violento
tiroteo. Finalmente los ladrones huyeron sin robar nada, pero cuatro integrantes
de la familia quedaron heridos.
Rojas subió a su familia a su automóvil y a gran velocidad
se dirigió hacia una clínica del centro marplatense, pero
en el camino chocó con un auto. A bordo de un taxi, lograron llegar.
El saldo para los Rojas resultó estremecedor: Matías, de
15 años, falleció en la clínica por una herida de
bala en la cabeza, y resultaron heridos sus hermanos Wanda en estado
delicado tras recibir un disparo en la clavícula y Rodrigo,
de 17 años con un proyectil en la ingle. Jacinta Martínez,
de 43, madre de todos ellos, recibió un balazo en la pierna.
En tanto, dos de los tres asaltantes los hermanos Patricio Vidal
Jara, de 26 años, chileno, y Oscar David, de 22, argentino,
que viven en el mismo barrio que los Rojas, viajaron en un remise hacia
el hospital de Miramar para hacerse curar las heridas de bala que sufrieron
durante el tiroteo, donde fueron detenidos en la madrugada de ayer. Unas
horas más tarde la policía apresó en su casa al tercero
de los ladrones, Mariano Roberto Durante, de 23 años, que no sufrió
heridas.
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