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EE.UU. más duro en el día de las cabezas parlantes

Ayer fue día de talk shows en Estados Unidos y los funcionarios del gobierno norteamericano lanzaron definiciones sobre lo que vendrá. El secretario de Estado Colin Powell buscó vestir la inminente ofensiva sobre Afganistán: dijo que “pronto” se presentarán pruebas concretas de la vinculación de Osama bin Laden con los ataques del martes 11 y aclaró que el objetivo de la ofensiva no es “el pueblo afgano” sino justamente Bin Laden. La consejera de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Condoleezza Rice, admitió por primera vez en forma oficial que el plan norteamericano incluye instalar un nuevo gobierno en Afganistán en reemplazo de los talibanes y dijo que su país no necesita un mandato de la ONU para actuar. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, reconoció que Estados Unidos perdió un avión espía no tripulado en Afganistán, que los talibanes dicen haber derribado, pero no admitió la pérdida de un segundo, que Afganistán informó que derribó ayer.
El embajador talibán en Pakistán, Abdul Salam Zaeef, reiteró que el régimen desconoce desde hace dos días el paradero de Bin Laden, algo que fue negado por Rumsfeld. Por otra parte, el jefe del Pentágono consideró una victoria que los Emiratos Arabes Unidos (EAU) decidieran la ruptura de sus relaciones diplomáticas con el régimen talibán. Junto con Pakistán y Arabia Saudita, los EAU eran los únicos países que reconocían el gobierno del mullah Mohammad Omar en Afganistán. En el terreno diplomático, el Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico (CCG), compuesto por Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, Bahrein, Omán y los EAU, emitió ayer una declaración en la que ofrecen el apoyo necesario a Estados Unidos “en la lucha contra el terrorismo”, pero exigieron que la ofensiva “sea respaldada por la comunidad internacional” y limitaron la utilización de sus espacios aéreos e instalaciones.
Hay otros países, como Rusia, Francia e Irán, que también quieren que Estados Unidos legitime su ofensiva a través de la ONU, algo que fue negado ayer por Condoleezza Rice. Podría tratarse de meras formalidades, si no fuera porque Arabia Saudita, principal aliado de Estados Unidos, se niega hasta el momento a ceder el uso de las bases norteamericanas asentadas allí. Estas bases son consideradas por Estados Unidos como la central de mando de la ofensiva sobre Afganistán y el Departamento de Estado está negociando con la monarquía saudita para que revoque esta decisión. Uno de los huesos duros de roer en el apoyo árabe a Estados Unidos, como declaró ayer el secretario general de la Liga Arabe, Amr Mussa, es Israel: el mundo árabe condiciona su participación en la coalición a que Estados Unidos se muestre más severo con el Estado hebreo en su conflicto con los palestinos. En cuanto a Irán, hostil a Estados Unidos pero también a los talibanes, el comité de Política Exterior del Parlamento dijo que el gobierno de Mohamed Jatami apoyará un nuevo gobierno en Afganistán, que es lo pretende imponer Washington. Ayer mismo, el canciller británico Jack Straw llegó a Irán para transmitir un mensaje de Estados Unidos, en la visita diplomática de más alto rango de un país occidental al país desde la Revolución Islámica de 1979.
Mientras continúa el envío de soldados, aviones y barcos de guerra norteamericanos, y mientras 13 buques británicos se dirigían a una base británica en Omán para realizar operaciones en el Golfo Pérsico, también hay lugar para innovaciones semánticas. Según dijo ayer Rumsfeld, cambiará el nombre de la operación, “Justicia Infinita”. Es que ciertos teólogos musulmanes consideran “ofensiva” la expresión, ya que sólo Alá es capaz de impartir “justicia infinita”. “Es evidente que Estados Unidos no quiere dar lugar a malentendidos, como sería el caso. El nombre de la operación cambia, sin dudas desde hoy. Queremos encontrar un nombre representantivo de nuestros esfuerzos y que en ningún caso levante objeciones de alguna religión o grupo de gente.” Otra innovación, esta vez más simbólica, fue el izamiento de la bandera norteamericana en la residencia presidencial de Camp David, por primera vez desde el martes 11. La ceremonia incluyó a una banda militar tocando el himno de Estados Unidos.


VA A HABER REUNION PERES-ARAFAT, O TAL VEZ NO
Que te dejo, que no te dejo

El premier israelí, Ariel Sharon, ayer tuvo a la opinión pública alrededor suyo por el tema del encuentro entre su canciller Shimon Peres y el líder palestino Yasser Arafat, primero porque en principio lo vetó bajo el justificativo de que no había habido un cese de fuego real, para luego desdecirse y permitir la reunión en tanto siguiera la calma de 48 horas que acordaron las partes. Entretanto, Estados Unidos veía zozobrar sus intentos de conciliación en vistas a formar una coalición antiterrorista.
Ayer estaba prevista la reunión Peres-Arafat, que fue suspendida de la mano de Sharon, quien no cerró las puertas en parte porque los ultranacionalistas de su gobierno ejercieron cierta presión, en parte porque su canciller amenazó dejar la coalición y, además, porque su aliado norteamericano brega más que nunca por llegar al consenso en Medio Oriente.
En un año caracterizado por la violencia de la Intifada y un proceso de paz cada vez más endeble, con reuniones fallidas entre Arafat y Peres, todo apunta a ver qué sucede en el próximo encuentro. Sharon explicó primero que decidía suspender la reunión de ayer por la noche, debido a que las acciones terroristas de los palestinos son perpetradas impunemente y su responsable no fue detenido aún. Se refería a Din Saar, un miembro del Al Fatah, movimiento de Arafat, acusado por Israel de asesinar el 20 de septiembre a una residente de una colonia , en tiempos en que Arafat había decretado un alto al fuego “en todos los frentes” hacía dos días. Asimismo, se citó un ataque de este sábado a asentamientos judíos en Gaza con morteros de los palestinos. Tras el veto de Sharon, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, llamó por teléfono a Peres a instarlo para que continuara con sus esfuerzos por generar el diálogo con Arafat, en los intentos de la administración de Bush de contar con el apoyo de los árabes para su ataque al terrorismo en Afganistán. Por otra parte, el propio Peres manifestó su enojo, amenazando con dejar la alianza, lo cual no hace más que echar más leña al fuego en la tirante alianza de gobierno entre el Likud (de Sharon) y los laboristas (Peres).
Vino a distender los ánimos caldeados el anuncio del premier israelí de que el encuentro entre su canciller y el líder palestino podría darse si se mantiene el alto el fuego entre israelíes y palestinos hasta hoy por la noche. Asimismo, declaró que “Israel está preparada para darle a los palestinos lo que nadie les dio antes: la posibilidad de fundar un estado propio”. Un portavoz del premier descartó que hubiera fricciones con Estados Unidos. Europa como Estados Unidos quieren que por fin se celebre la reunión por lo que van a impulsar mayores refuerzos diplomáticos para las próximas visitas que se prevén en Israel de los cancilleres francés y británico. Pero en Medio Oriente sigue habiendo disparos, de todo tipo.

 

 

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