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OPINION

Lo que sube, lo que baja

Por Claudio Uriarte

Podría parecer insensible dedicarse a la especulación político-financiera de la guerra puesta en marcha por los atentados del 11 cuando los cadáveres de al menos 7000 personas todavía yacen bajo los escombros de la “zona cero” en el sur de Manhattan, pero todos sabemos que éste es un mundo donde sólo sobrevive la gente dura y pragmática y que, como decía el viejo Hobbes, “la vida humana es ruda, desagradable, embrutecedora y corta”. Por eso, si existiera una Bolsa de Valores de la política, estos serían los principales consejos que usted estaría recibiendo ahora de su broker favorito.
Primero, si todavía no vendió las acciones que tenía del escudo de defensa espacial de Donald Rumsfeld, olvídese de recuperar su valor original por un buen tiempo, pero si tiene mucha plata puede comprarlas ahora al precio de bonos basura para cuando ocurra el inevitable rebote: ese es un programa de largo plazo probablemente irreversible, pero sus shares se han derrumbado peor que el World Trade Center después que se vio que la amenaza inminente podía venir de vuelos locales en lugar de remotas excentricidades como Corea del Norte. Por la misma razón, le conviene comprar ya mismo papeles de la Marina norteamericana, a la que Rumsfeld la iba a despojar de la mayoría de sus bases en el exterior pero que ahora baila en una pata ante la súbita importancia que ha adquirido en la Operación Justicia Infinita (a ser rebautizada próximamente). Al mismo tiempo, le conviene comprar títulos del Departamento de Estado norteamericano, pero no se bandee demasiado por el súbito protagonismo del secretario Colin Powell: su importancia durará lo que el tejido de la coalición, razón por la cual el buen inversor debería armar su portafolios americano con un juicioso mix de largo plazo en el Pentágono (especialmente Marina, Marines, Fuerza Delta y Boinas Verdes) con bonos Powell de corto plazo (tres meses, digamos) de modo de poder revenderlos cuando se encuentren en el cenit de su valorización.
Hacia afuera, las apuestas van fuertemente a favor de Rusia, Irán, India y otros estados a ser recibidos de vuelta bajo el paraguas norteamericano, pero Pakistán es sólo para temerarios, y comprar acciones israelíes requiere nervios muy fuertes. También requiere nervios fuertes comprar los plazos fijos emitidos por la Autoridad Palestina, porque si bien Yasser Arafat es esencial para la coalición su movimiento está lleno de fundamentalistas y es al fin y al cabo un movimiento insurgente, como otros (FARC, IRA o ETA) que han caído abruptamente tras el bid de Bin Laden.


 

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