Podría parecer insensible dedicarse a la especulación
político-financiera de la guerra puesta en marcha por los
atentados del 11 cuando los cadáveres de al menos 7000 personas
todavía yacen bajo los escombros de la zona cero
en el sur de Manhattan, pero todos sabemos que éste es un
mundo donde sólo sobrevive la gente dura y pragmática
y que, como decía el viejo Hobbes, la vida humana es
ruda, desagradable, embrutecedora y corta. Por eso, si existiera
una Bolsa de Valores de la política, estos serían
los principales consejos que usted estaría recibiendo ahora
de su broker favorito.
Primero, si todavía no vendió las acciones que tenía
del escudo de defensa espacial de Donald Rumsfeld, olvídese
de recuperar su valor original por un buen tiempo, pero si tiene
mucha plata puede comprarlas ahora al precio de bonos basura para
cuando ocurra el inevitable rebote: ese es un programa de largo
plazo probablemente irreversible, pero sus shares se han derrumbado
peor que el World Trade Center después que se vio que la
amenaza inminente podía venir de vuelos locales en lugar
de remotas excentricidades como Corea del Norte. Por la misma razón,
le conviene comprar ya mismo papeles de la Marina norteamericana,
a la que Rumsfeld la iba a despojar de la mayoría de sus
bases en el exterior pero que ahora baila en una pata ante la súbita
importancia que ha adquirido en la Operación Justicia Infinita
(a ser rebautizada próximamente). Al mismo tiempo, le conviene
comprar títulos del Departamento de Estado norteamericano,
pero no se bandee demasiado por el súbito protagonismo del
secretario Colin Powell: su importancia durará lo que el
tejido de la coalición, razón por la cual el buen
inversor debería armar su portafolios americano con un juicioso
mix de largo plazo en el Pentágono (especialmente Marina,
Marines, Fuerza Delta y Boinas Verdes) con bonos Powell de corto
plazo (tres meses, digamos) de modo de poder revenderlos cuando
se encuentren en el cenit de su valorización.
Hacia afuera, las apuestas van fuertemente a favor de Rusia, Irán,
India y otros estados a ser recibidos de vuelta bajo el paraguas
norteamericano, pero Pakistán es sólo para temerarios,
y comprar acciones israelíes requiere nervios muy fuertes.
También requiere nervios fuertes comprar los plazos fijos
emitidos por la Autoridad Palestina, porque si bien Yasser Arafat
es esencial para la coalición su movimiento está lleno
de fundamentalistas y es al fin y al cabo un movimiento insurgente,
como otros (FARC, IRA o ETA) que han caído abruptamente tras
el bid de Bin Laden.
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