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El ex Imperio del Mal abrirá sus cielos a la coalición anti-terror

El presidente ruso Vladimir Putin anunció que permitirá el uso de su espacio aéreo a las tropas de la coalición. Aseguró que las ex repúblicas soviéticas de Asia Central harán otro tanto, como ya hizo Ucrania.

Por Rodrigo Fernández *
Desde Moscú

El presidente de Kazajstán Nursultán Nazarbayev declaró ayer que su país esta dispuesto a “apoyar las acciones contra el terrorismo con todos los medios de que dispone”. Nazarbayev precisó que eso incluía espacio aéreo, aeródromos y bases militares. Rusia también ha accedido a permitir el uso de su espacio aéreo a Estados Unidos. Putin citó “razones humanitarias”. Además, el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, en una reunión de urgencia, accedió asimismo a dejar que los aviones estadounidenses militares vuelen sobre el territorio de su país.
Los cinco países centroasiáticos que formaban parte de la Unión Soviética, más Rusia y Ucrania, se han unido a la coalición que está formando Estados Unidos para atacar a los talibanes. Las reticencias del Kremlin desaparecieron después de la larga conversación mantenida el sábado entre el presidente norteamericano George Bush y su homólogo ruso Vladimir Putin. Durante la hora que hablaron, Putin accedió a una amplia colaboración con Estados Unidos y, además, prometió a Bush que pediría personalmente a los líderes de las ex repúblicas soviéticas de Asia Central que se unan a la coalición antiterrorista, según la fuente diplomática anónima. Putin, que se entrevistó ayer con representantes de ambas cámaras y líderes regionales, declaró saber “lo que Rusia debe hacer” ante la nueva situación creada en el mundo.
Ucrania ha sido el primer país de la antigua Unión Soviética que ha dicho haber recibido una petición expresa por parte de Estados Unidos y haber accedido oficialmente a ella. Washington prometió a Kiev que los aviones militares de transporte que entren en el espacio aéreo ucraniano no llevarán armas de exterminio masivo. Kazajstán, por su parte, especificó que todavía no ha recibido ninguna petición estadounidense, pero adelantó que responderá afirmativamente. Nazarbayev aseguró que las otras ex repúblicas soviéticas centroasiáticas –Kirguizistán, Tajikistán, Turkmenistán y Uzbekistán– “tienen la misma opinión sobre Afganistán y el terrorismo”. El presidente kazajo está preocupado por la posibilidad de que, a consecuencia de un ataque contra territorio afgano, “los terroristas se infiltren en los países de Asia Central”. La frontera sur de Kazajstán está a unos 300 kilómetros de distancia de Afganistán. Mientras tanto, en Uzbekistán ya se encuentran tres aviones de transporte estadounidenses y unos 200 soldados. La base aérea uzbeka de Kagaití está a sólo 20 kilómetros de la frontera con Afganistán.
Por otra parte, el portavoz de las fuerzas antitalibán, Abduló Abduló, declaró que Bin Laden se esconde junto con el líder talibán Mohammad Omar en el sur de Afganistán, en la zona de Kandahar. Esto fue confirmado parcialmente más tarde por un ayudante de Omar, quien dijo que éste se había reunido con Bin Laden a unos 45 kilómetros al norte de esa ciudad. Durante la reunión, Omar y Bin Laden manifestaron su decisión de “rechazar cualquier agresión organizada por las fuerzas antiislámicas, especialmente por Estados Unidos”, según Abduló.
“Rusia no enviará soldados a Afganistán, pero sí abrirá corredores aéreos”, declaró ayer Boris Nemtsov, líder de la Unión de Fuerzas de Derecha, al término de la reunión que mantuvo Putin con los líderes de los grupos parlamentarios y dirigentes regionales. Además, Moscú ayudará a la Alianza del Norte en su lucha contra los talibanes. Vladimir Pejtin, que encabeza la fracción progubernamental Unidad en la Duma (Cámara baja del Parlamento ruso), dijo por su parte que Putin hará pública la posición de Rusia con respecto a su participación en la operación internacional antiterrorista en los próximos días, en un mensaje a la nación.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

MAXIMO LIDER ISLAMICO PROHIBE ALIARSE A EE.UU.
Lluvia de fatwas a los infieles

Por Ramón Lobo *
Desde Beirut

El máximo líder espiritual de los sunnitas, el jefe de la mezquita de Al Azhar, en El Cairo, Sayyed Tantawi, aprobó el lunes una fatwa, orden jurídica de obligado cumplimiento para los musulmanes sunnitas, en la que prohíbe a cualquier gobierno islámico tomar parte en una alianza internacional militar contra otro país islámico, en referencia clara a Afganistán. Esta decisión, que se suma a las fatwas en el mismo sentido ya emitidas por Mohamed Husein Fadlalla, líder espiritual chiíta libanés, y por los fundamentalistas jordanos, complica la posición del presidente egipcio Hosni Mubarak, que ha iniciado una gira por Europa.
Otra clave, a corto plazo, es saber la opinión de los ulemas sauditas, que son los garantes de la visión wahabita de los sunnitas, muy conservadora, y en la que se han inspirado algunos grupos radicales, hoy muy próximos a Osama bin Laden. El apoyo público dado a la coalición encabezada por Estados Unidos de los cancilleres del Golfo, el domingo en Jeddah, puede verse afectado por un eventual dictamen en contra de los ulemas. Según fuentes en Beirut, el gobierno saudita trata de retrasar al máximo esta fatwa para negociar antes, sin presiones, con Washington.
La falta de entusiasmo de Riad en permitir a Estados Unidos el acantonamiento de soldados extranjeros o el establecimiento siquiera de una base avanzada de mando en su territorio, está vinculada a esta oposición religiosa cada vez mas extendida en el mundo árabe. Los antecedentes, desde luego, no son buenos. La Tormenta del Desierto contra Saddam Hussein, en 1991, provoco muchas críticas en el mundo islámico y fue el detonante de la disidencia terrorista de Bin Laden, que aspira a la caída de la dinastía de Al Saud. La monarquía saudí es la garante de los santos lugares del Islam, La Meca y Medina, y se considera blasfemo que tropas americanas o europeas pisen esa tierra sagrada.
La opinión de Tantawi es importante para el universo sunnita no wahabita y, sobre todo, en Egipto, el país donde nacieron los Hermanos Musulmanes en 1928 y proliferaron en los sesenta los filósofos de la Jihad (guerra santa) contra el infiel, que también ejercieron una fascinación ideológica decisiva sobre los magnicidas de Anuar el Sadat y sobre los grupos de Bin Laden. Estas fatwas demuestran, a juicio de los analistas árabes, que el régimen de Kabul no está tan aislado como parece. Y en el caso del apoyo de un país musulmán al ataque contra Afganistán, abriría la puerta a que se considere infiel al jefe de Estado de ese país. Le sucedió a Sadat en su visita de 1979 a Jerusalén.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

 

 

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