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SEGUN MATHOV, DE LA RUA DIJO QUE NO LO DESAUTORIZO
Mejor suerte que Rafa Flores

Baylac anunció que, �por ahora�, el secretario de Seguridad va a continuar en su cargo. Mathov contó que el Presidente le pidió que no asustara a la gente. Pero que no hubo más retos.

Al parecer, de un tiempo a esta parte al presidente Fernando de la Rúa le molesta que en su gobierno se escuchen voces discordantes, algo que hasta hace poco fue casi un sello distintivo de la gestión aliancista. Esta vez, la víctima fue el secretario de Seguridad, Enrique Mathov, quien recibió la reprimenda pública por haber admitido que la Argentina no era un país seguro frente al terrorismo. Con todo, ayer Mathov contó que De la Rúa lo llamó para asegurarle que no lo había desautorizado pero que no se podían decir cosas que atemorizaran a la gente. Todo indica que Mathov tendrá más suerte que algún otro funcionario, como el frepasista Rafael Flores, al que su locuacidad le costó el puesto.
Flores hizo punta la semana pasada. Opinó en contra de la participación de tropas argentinas en el conflicto bélico que encabeza Estados Unidos y el mismo día lo obligaron a renunciar a la secretaría de Política Ambiental. Después le tocó a Domingo Cavallo, quien recibió el apercibimiento del Presidente por haber pronosticado la derrota de la Alianza en las elecciones y, lo que fue peor, asegurar que la coalición ya dio muestras de que no sabe gobernar. Además de a Mathov, el fin de semana también le habría tocado lo suyo al secretario general de la Presidencia, Nicolás Gallo, quien en un reportaje a Página/12 se refirió en tono despectivo a la administración porteña de Aníbal Ibarra. “Es chirle, gris”, la calificó.
“De la Rúa acepta que sus funcionarios opinen libremente pero hay límites para ese disenso. El límite es que no vaya abiertamente en contra de la posición del Gobierno”, explicaba ayer un vocero. Es evidente que en el entorno de De la Rúa todavía dura el enojo que les provocaron las declaraciones de Flores, a las que diferencian con una luz de distancia con respecto a las de Mathov. En definitiva, lo expresado por Mathov no escapa de cierta lógica de razonamiento: que si Estados Unidos sufrió un atentado de semejante magnitud, Argentina –ni ningún país del mundo– puede garantizar la seguridad cien por cien. “Creo que lo expresado por Flores es mucho más serio y grave que lo expresado por el secretario de Seguridad, que quizás inoportunamente se refirió conceptualmente a una sensación que demuestra la ocurrido en las Torres Gemelas”, explicó ayer el vocero Juan Pablo Baylac.
Al círculo íntimo que rodea al Presidente, y a De la Rúa mismo, se sabe que una de las cuestiones que más les molesta es cuando la autoridad presidencial queda desdibujada. El Presidente, cada tanto, sale a afirmar que se mantiene en la plenitud del poder, pero no hay dudas que si sus funcionarios hacen declaraciones fuera de la moderación a la que es afecto, percibe que ese poder queda en duda ante la opinión pública. “En estos momentos creo que el Presidente siente que está más fuerte que unos meses atrás y que debe mostrar su autoridad”, analizó un funcionario de la Casa Rosada.
Baylac añadió que las declaraciones de Mathov eran “desafortunadas” pero que no le costarán el puesto, al menos “en este momento”. El secretario de Seguridad estuvo ayer en Asunción para reunirse con el ministro del Interior paraguayo, Julio César Fanego, y analizar la situación en la Triple Frontera. “Lo que hay que reflejar es que la Argentina ha puesto en marcha todos los instrumentos que el Estado tiene para prevenir un ataque”, indicó ayer Mathov en un intento por levantar la puntería de sus declaraciones. Y agregó que no existían ningún información de los servicios de inteligencia, tanto locales como extranjeros, sobre la posibilidad de que se produzcan atentados en el país.
Lo cierto es que seguridad sí, seguridad no, ayer fueron varios los que se sumaron al debate que no debe beneficiar mucho al Gobierno en un momento tan delicado. El ex presidente Raúl Alfonsín se puso del lado de De la Rúa y dio que coincidía en que la Argentina era un país seguro. “No es más inseguro que otros países, al contrario”, aclaró. En cambio, su rival en la provincia, Eduardo Duhalde, no dejó pasar la pelota que le dejó picando el debate instalado dentro de la Rosada y colocó al país enla categoría de “vulnerable”. “Es evidente que hay gravísimos problemas con las fuerzas de seguridad. Fíjense lo que es Gendarmería: está corriendo donde cortan las calles los piqueteros o cuidando las rutas donde le tiran piedras a los automovilistas”, agregó.

 

 

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