Por Eduardo Videla
Los empleados del Bankboston
miran cada tanto hacia los ventanales que dan al río y detienen
la vista en la imagen de los aviones que surcan, por esa ruta, desde o
hacia el aeroparque. Desde hace dos semanas, en la torre de 28 pisos de
Catalinas, esas conductas son el reflejo de aquellas imágenes que
ya se incorporaron en la conciencia colectiva global. ¿Habrá
que pensar en un modelo diferente de ciudad, con edificios más
bajos y con menos torres? ¿Cambiará esa predilección
de la gente pudiente por vivir más cerca del cielo que de la tierra?
El debate ya comenzó a darse en Buenos Aires: en Puerto Madero,
junto al río, la empresa que construye las torres más altas
de la ciudad, de 45 pisos de altura, dice que seguirá adelante
con el proyecto, mientras que, a metros de allí, otro grupo suspendió
el lanzamiento de su proyecto, el complejo Twin Park, con una altura similar,
y estudia cambiar ese emblemático nombre por otro con menos connotaciones.
Según tres arquitectos consultados por este diario, el impacto
por los atentados no debería frenar la construcción de nuevas
torres en la ciudad.
El proyecto de El Faro avanza sin pausa a orillas de la Costanera, en
la prolongación de la avenida Belgrano. La construcción
va por el piso 37 de la primera torre y el hormigón sigue subiendo,
mientras los obreros ya trabajan en la planta baja de la segunda. Si
tuviera que hacer el proyecto de nuevo le agregaría un piso,
desafía el ingeniero Luis Perelmuter, titular de la constructora
Kineret SA, a cargo del proyecto. El empresario dice que ya tiene más
del 60 por ciento del edificio vendido, casi todos semipisos cuyo valor
oscila entre los 450 y 570 mil dólares, o pisos enteros que superan
el millón de dólares.
A menos de cien metros de El Faro, se levanta el showroom de Twin Park:
allí está todo montado para la presentación del proyecto,
prevista para principios de octubre. Un proyecto de vida donde el
cielo es el límite, dice, inoportuno, el slogan de la empresa.
Las visitas a los departamentos prototipo se anuncian entre las 10 y las
20, pero por ahora están suspendidas, dice el personal de seguridad.
Debido al impacto provocado por los desgarradores acontecimientos
en Estados Unidos, Twin Park Residence se encuentra evaluando la posibilidad
de un cambio de marca, explicó a Página/12 el jefe
de producto del emprendimiento, Carlos De la Iglesia. El empresario aclaró
que el proyecto prevé equipar a la torre con la más
alta tecnología, apuntando al más alto confort, servicios,
seguridad y esparcimiento.
Esa es la opinión oficial de la empresa. Fuentes de la Corporación
Puerto Madero y allegados al estudio de arquitectos que diseña
la obra sugieren que el proyecto en su conjunto está entre paréntesis
y podría ser reformulado: cuentan al menos con la ventaja de no
haber empezado.
El Faro y la Twin Park están destinadas a superar a la actual torre
mayor de Buenos Aires, la no menos exclusiva Le Parc, erigida en la manzana
de Godoy Cruz y Cerviño, en Palermo, con 50 pisos pero menor altura
que la proyectada para la Costanera.
Para el decano de la Facultad de Arquitectura de la UBA, Bernardo Dujovne,
dejar de construir torres en Buenos Aires sería como ir hacia
atrás. El atentado fue contra el corazón de
Wall Street, no contra dos torres, y afectó también a un
edificio bajo como el Pentágono, replicó el decano.
Aunque admitió que en materia de seguridad hay que ser muy
rigurosos. En ese sentido, aquí somos mucho más
exigentes que en los Estados Unidos: la reglamentación exige que
las escaleras estén presurizadas o tengan cámara de protección
de humo, y que cuenten con capacidad para albergar en el tramo de un piso
a todas las personas que viven o trabajan en ese nivel. Algo que en Estados
Unidos no se hace.
Dujovne es juez y parte porque él es uno de los autores del proyecto
El Faro. Allí destaca se agrega un sistema de
evacuación adicional: las dos torres están conectadas entre
sí, cada catorce pisos, con un puente que permite acceder a la
escalera de incendio del otro edificio.
El titular de la Sociedad Central de Arquitectos, Carlos Lebrero, coincidió
en que no hay por qué pensar que por esto hay que cambiar
el estilo de construcción de Buenos Aires. Aunque no descartó
un cambio de tendencia en la demanda: Así como hoy la gente
de dinero prefiere los pisos altos, para alejarse de los autos y ver el
horizonte, a principios del siglo XX se preferían los pisos 1 y
2, que eran los más caros.
El arquitecto Clorindo Testa opinó también que todo
edificio es vulnerable a un atentado. En la 2ª Guerra se destruyeron
muchos edificios importantes de Europa, la diferencia es que no lo vimos
en directo por televisión. Y Nueva York no sufrió porque
estaba lejos, algo que ahora no ocurre. Sin embargo, Testa se manifestó
contrario a las torres excesivamente altas en un lugar rodeado de
espacios libres.
LO
SOLICITARON AL CONGRESO NORTEAMERICANO
Los pilotos quieren armarse
La psicosis desatada en Estados
Unidos por los atentados terroristas del 11 de septiembre ha generado
cientos de remedios, aunque algunos podrían ser peores que la enfermedad:
ayer, representantes de la Asociación Americana de Pilotos de Línea
(ALPA) solicitaron al Congreso norteamericano un permiso especial que
autorizara a los comandantes a viajar armados, para frenar cualquier intento
de ataque por parte de kamikazes. La petición desató la
polémica entre las autoridades encargadas del tema de la seguridad
aérea, que por el momento no se expidieron sobre este punto, aunque
accedieron a reforzar la protección de los vuelos en otros aspectos.
Duane Woerth, titular de ALPA un sindicato que reúne a 67.000
pilotos de 47 líneas aéreas de Estados Unidos y Canadá,
explicó que llevar armas en la cabina permitiría a los comandantes
proteger el centro neurálgico del avión en caso de
una amenaza terrorista. Los pilotos que deseen estar armados serían
sometidos a varios tests psicológicos, además de recibir
un entrenamiento especial. Woerth pidió también que se implemente
el sistema stun-gun, una pequeña caja ubicada en la
cabina que es capaz de enviar una descarga eléctrica a un agresor
situado a una distancia de hasta 5 metros.
Es una idea que probablemente no hubiera considerado hace 15 días,
dijo Jane Garvey, titular de la Administración Federal de Aviación
Civil (FAA). Pero estamos en un mundo completamente nuevo. Nadie
podía imaginar que alguien, queriendo suicidarse, utilizaría
un avión como arma mortal, agregó. El presidente del
Consejo Internacional de Aeropuertos de América del Norte, David
Plavin, consideró en cambio que el tema se debe manejar con suma
cautela: Debemos realmente tener cuidado ante la idea de que armar
a todo el mundo es una solución.
Por el momento, la FAA decidió incluir en algunos vuelos de cabotaje
e internacionales policías de civil y armados, una práctica
que desde hace años se aplica en los vuelos de la compañía
aérea israelí El Al. Assad Khotaile, presidente de la Organización
de Aviación Civil Internacional (OACI), recomendó por su
parte aplicar medidas para reforzar la protección de la tripulación
y los pasajeros: mantener la cabina de mando cerrada, aplicar para los
vuelos de cabotaje las normas de seguridad vigentes para vuelos internacionales,
y ampliar la vigilancia en los aeropuertos.
Tenemos que revisar todas las disposiciones técnicas y jurídicas
actuales, indicó Khotaile durante una reunión de la
OACI en Montreal. La convención que estipula las reglas de seguridad
para evitar actos violentos, vigente desde 1971, nunca consideró
la hipótesis de que un aparato civil fuera utilizado como arma,
señaló el funcionario. Durante la reunión, la OACI
resolvió convocar a un encuentro urgente de los países miembro,
para buscar modos de mejorar la seguridad en los vuelos.
Cámaras en
las cabinas
El presidente de la empresa constructora de aviones Boeing, Phil
Condit, señaló que su compañía está
analizando diferentes mecanismos que permitan vigilar desde tierra
el interior de las cabinas de los aviones civiles, para prevenir
nuevos ataques terroristas similares a los ocurridos el 11 de septiembre
último.
Boeing estudia el sistema Connexion, un método de comunicación
satelital de doble banda que permitiría instalar circuitos
cerrados de televisión dentro de las cabinas, para mantener
un contacto permanente con las torres de control. A largo plazo,
la compañía podría usar el mismo sistema para
pilotear los aviones a distancia, en caso de que el piloto no fuera
capaz de controlar el aparato.
La primera compañía en acceder al Connexion sería
la alemana Lufthansa, que acaba de ser autorizada a llevar policías
encubiertos en algunos vuelos, para prevenir secuestros aéreos.
Sin embargo, el sindicato de policías alemán se mostró
en contra de la decisión, señalando que es un
asunto del Estado la protección de la seguridad y las vidas
de los pasajeros y tripulantes a bordo de los aviones alemanes.
Alemania es el primer país de la Unión Europea que
toma esa decisión, tras ceder a las presiones de pasajeros
y tripulantes para que se refuerce la seguridad. Tal como informó
este diario, tras los atentados la Fuerza Aérea argentina
ofreció también guardias armados a las compañías
aéreas y algunas lo aceptaron.
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