El proyecto original de integración
que expresaba el Mercosur está a punto de desaparecer. Los gobiernos
de la Argentina y Brasil ya hablan abiertamente de olvidarse de la unión
aduanera y de limitar la asociación a un acuerdo de libre comercio.
Me alegro que en estos días hayan surgido voces en Brasil
que reconocen que el componente unión aduanera del Mercosur no
es valioso y no merece ser defendido a ultranza, confesó
Domingo Cavallo, quien desde que asumió como ministro de Economía
de la Alianza viene militando por la degradación del compromiso
de integración regional y auspiciando un acuerdo comercial con
Estados Unidos. Si por parte de nuestros socios hubiese una evaluación
de que el Arancel Externo Común no responde a los intereses del
Mercosur, por mi parte no tengo problema en considerar la suspensión
temporal hasta que se encuentre un reajuste, respondió el
ministro de Desarrollo, Industria y Comercio brasileño, Sergio
Amaral.
La diferencia entre la postura de Cavallo y Amaral es que el ministro
argentino quiere romper con el esquema de unión aduanera, mientras
que Amaral se refirió a una suspensión temporal del Arancel
Externo Común (AEC). Y lo dijo más en tono de reproche hacia
la Argentina que como un plan promovido por su gobierno. Amaral justificó
la suspensión del AEC en que, de hecho, ya sufrió varias
alteraciones unilaterales como la rebaja del arancel a los bienes
de capital que dispuso Cavallo, y eso genera mucha incertidumbre
en los inversores que pudieran instalarse en los países de la región,
porque no saben qué van a encontrar o no van a encontrar.
Igualmente, el ministro brasileño dijo, desafiante, que nadie
está pensando en acabar con el AEC, pero si hubiera interés
de otros países, podemos discutirlo.
El Mercosur es en este momento una unión aduanera imperfecta, ya
que si bien rigen aranceles extrazona comunes con un promedio del
13,5 por ciento cada país tiene una lista de productos exceptuados,
con aranceles diferenciales más altos o más bajos según
la conveniencia. Profundizar la integración implica eliminar las
excepciones y así estaba previsto y avanzar en aspectos
extraeconómicos, como en el caso de la Unión Europea. Cavallo
postula no recorrer ese camino, sino retroceder al otro aspecto básico
que constituye el Mercosur: un acuerdo de libre comercio, con aranceles
preferenciales para el intercambio entre los socios. Su plan se completa
con el armado de un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y Estados
Unidos, bajo la forma de 4+1.
El ministro participó ayer de un almuerzo organizado por la Cámara
de Comercio Argentino-Chilena, en la que proclamó su alegría
por el reconocimiento de Brasil de que el AEC es un obstáculo para
los socios del bloque regional. Allí también postuló
que Chile podría incorporarse como socio pleno del Mercosur, una
vez que desaparezca el AEC. Hasta el momento Chile decidió ser
miembro asociado y no pleno del Mercosur porque su nivel arancelario
es inferior al que se aplica en el bloque regional, y nunca estuvo dispuesto
a subirlo para no encarecer las importaciones.
Cavallo se esperanzó en que los cuatro socios avancen hacia un
Mercosur más realista, o sea una zona de libre
comercio, lo que facilitaría la entrada de Chile como miembro pleno.
Todos estos temas se tratarán en una próxima cumbre del
Mercosur, convocada de urgencia ante la tensión surgida entre la
Argentina y Brasil por la devaluación del real. Cavallo afirmó
ayer en reunión de gabinete que el 1º de octubre habrá
un cónclave de ministros de Economía y cancilleres del bloque,
mientras que una semana más tarde se encontrarán los presidentes.
En esas reuniones se definiría cómo seguirá la integración
regional.
En parte, los conflictos actuales obedecen a que ambas economías
atraviesan fases contractivas, según explica la consultora
Ecolatina en su último informe. En los primeros años de
la década pasada, en cambio, Brasil pudo aprovechar la expansión
económica argentina colocando aquí más productos,
proceso que cambió de sentido a partir del efecto Tequila.Ahora,
Argentina está en depresión y Brasil no puede frenar de
devaluación de su moneda, lo que provocó una pérdida
de competitividad para las exportaciones argentinas del 22 por ciento
en lo que va del año. Para Ecolatina, esto se resolverá
sólo si Brasil acepta compensar las asimetrías cambiarias.
Pero nada indica que eso vaya a ocurrir.
EL
BANCO CENTRAL LOGRO QUE EL DOLAR CERRARA 2,71
El real en la cuerda floja
Ayer, al igual que el lunes,
el real tuvo un pequeño respiro y recuperó algo del terreno
perdido la semana pasada: después de que el viernes el dólar
se disparara hasta 2,83 reales, cerró en 2,71. El derrumbe del
real se frenó, temporariamente, gracias a la intervención
cada vez más activa del Banco Central brasileño, que elevó
la proporción de dinero que deben mantener inmovilizado los bancos.
Sin embargo, las medidas del Central no son gratuitas y profundizarán
la tendencia recesiva en la que está entrando la economía
brasileña. La desaceleración económica es consecuencia
de una persistente fuga de capitales, que sigue reflejándose en
la caída de la Bolsa de San Pablo, que ayer fue de 2,88 por ciento.
De hecho, los principales bancos de inversión ya están ajustando
los pronósticos de crecimiento del socio mayor. Además,
nadie descarta que, de continuar la salida de capitales, el dólar
no se acerque antes de fin de año a la barrera psicológica
de los 3 reales, una situación que de no llegarse a un acuerdo
sobre políticas compensatorias entre los socios comerciales
haría saltar en pedazos al Mercosur (ver aparte).
Si hace casi un mes que Brasil estaba en el centro de una tormenta, después
de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, quedó
atrapado en el ojo de un huracán. Desde entonces, la aversión
al riesgo como dicen los economistas de los inversores
aumentó y empezaron a desprenderse de manera generalizada de papeles
de los mercados emergentes para refugiarse en colocaciones
más seguras, como plazos fijos en los países centrales,
títulos del Tesoro norteamericano, oro, etc. Brasil fue particularmente
golpeado por esa ola porque, a diferencia de Argentina que ya había
perdido atractivo hace rato, muchos fondos de inversión internacionales
todavía conservaban una porción significativa de activos
financieros brasileños en sus carteras.
Pero, además, si la economía mundial se encaminara hacia
una economía de guerra, la situación de Brasil en términos
comerciales podría ser todavía más complicada que
la de Argentina u otros países emergentes. Ello es así porque
Brasil es un gran importador de petróleo y otros commodities (productos
básicos), como el trigo, que elevarían su precio en caso
de que la represalia norteamericana sobre Afganistán se tradujera
en un conflicto bélico mayor.
Así, no es casual que en los últimos 30 días el riesgo
país brasileño se haya incrementado un 20 por ciento, frente
al 11 por ciento que creció el riesgo argentino. Mirado en la última
semana, mientras el riesgo brasileño aumentó un 5 por ciento,
el argentino cayó 2,5 por ciento.
El último informe del JP Morgan sobre Brasil destaca que la menor
disponibilidad financiera (para los países emergentes) afecta especialmente
a Brasil, con sus obligaciones externas de deuda (amortizaciones de 27.000
millones de dólares el próximo año) y déficit
de cuenta corriente que es el mayor del mundo emergente en términos
de dólares.
Justamente, pese a que el dólar subió casi 40 por ciento
desde principios de año (cuando estaba a 1,95 reales), Brasil mantiene
un déficit de cuenta corriente (déficit comercial más
intereses de la deuda y servicios reales) de 5 puntos del PBI. Esta situación
es mucho más delicada si se tiene en cuenta que este año
el país experimentará una fuerte contracción de la
inversión extranjera directa: de los 31.000 millones de dólares
del año pasado a 18.000 millones.
En los últimos dos días, la intervención del Banco
Central evitó que el real siguiera en caída libre, al emitir
títulos de deuda indexados en dólares y subiendo los encajes
bancarios en 10% para reducir la liquidez. El gobierno intenta que la
caída del real no se transforme en una devaluación descontrolada
porque esto dispararía, a su vez, los indicadores de la deuda en
dólares, haciendo peligrar la estabilidad financiera. Sin embargo,
la administración Cardoso quiere aprovechar la oportunidad que
brinda la devaluación del real que por ahora no se trasladó
a precios: la inflación proyectada para el año es de 6 porciento
para estimular las exportaciones. Y por eso, ayer anunció la creación
de una comisión para promover exportaciones, suprimiendo impuestos,
eliminando burocracia y mejoraron las condiciones de financiación.
Según el JP Morgan, el real debe cerrar el 2001 en 2,80 reales
por dólar. Pero nadie descarta que con la incertidumbre
global pudiera llegar a coquetear con el umbral psicológico
de 3 reales por dólar.
FONDOS
DEL BANCO MUNDIAL Y DEL BID
Mil millones a la caja
El Banco Central confirmó
ayer que ya se acreditó el desembolso de los préstamos que
tenía acordados con el Banco Mundial y el Banco Interamericano
de Desarrollo por 500 millones de dólares cada uno, relacionados
con la línea denominada Repos Contingentes. Crédito más
conocido como anticorrida, en el cual participan un grupo de entidades
financieras internacionales luego de una resistencia inicial.
Esos fondos no pasarán a engrosar las reservas internacionales
que respaldan la base monetaria, ya que están afectados a la finalidad
específica de financiar los servicios de esa línea de Repos
Contingentes, que el Banco Central utilizó parcialmente el 11 de
septiembre pasado por un total de 1270 millones de dólares.
En este sentido, destacó un comunicado de la entidad, los fondos
recibidos de estos organismos de crédito, se podrán usar
para reponer los márgenes de garantía (margin calls)
de los repos. De resultar conveniente, añadió el comunicado
oficial del Central, se podrán utilizar también para repagar
una porción de dicha línea.
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