Algunos son ancianos y otros
jóvenes con discapacidades que los llevaron a una temprana jubilación
o a depender de sus mayores. Todos tienen un problema común: dependen
de servicios sociales del PAMI que han sido cortados, lo que pone en peligro
sus vidas porque padecen enfermedades terminales o crónicas que
requieren atención permanente. Unos veinte casos fueron denunciados
ante la Red Solidaria, organización no gubernamental que reclamó
la inmediata colaboración solidaria del Ministerio
de Acción Social y del interventor en el PAMI, Raúl Pistorio,
frente al profundo grado de angustia que viven los pacientes
y sus familias. En algunos de los casos constatados por Página/12,
los enfermos son más de uno por cada grupo familiar. Zulma, de
64 años, hipertensa y con un Parkinson incipiente, no puede acceder
a los seis medicamentos cotidianos que necesita, mientras que su hijo
Juan Carlos, de 41, jubilado prematuro porque padece de VIH, desde hace
una semana se quedó sin la provisión del cóctel de
drogas al que su vida está amarrada.
Juan Carr, director de Red Solidaria, dijo que recibieron entre 15 y 20
llamados de urgencia porque a los pacientes afectados les suspendieron
quimioterapias o radioterapias, les postergaron en forma indefinida la
realización de biopsias o cirugías o le retiraron la asistencia
en materia de medicación para esclerosis múltiple.
Anoche, el vocero de prensa del PAMI, Marcelo Cora, dijo que se estaban
tomando medidas para solucionar el problema. A dos de los
pacientes les prometieron una solución recién a partir
del lunes, aseguró Carr.
Blanca, de 31 años, sufre de esclerosis múltiple y depende
de la obra social de su madre, María Elena, pensionada del PAMI.
Mi hija era atendida desde hace dos años en el Hospital de
Clínicas, pero eso se interrumpió porque el PAMI dejó
de enviarnos la ambulancia y nos derivó a la clínica Los
Cedros, de San Justo, que les queda mucho más cerca porque
ellas viven en Villa Celina, en el partido de La Matanza.
Cada tres meses tiene que ser atendida por el neurólogo,
para chequear la evolución de su estado, y todos los meses tiene
que hacerse una infiltración en sus piernas, explicó
María Elena. La joven, que vive con su madre, tenía problemas
de esclerosis desde la niñez que se agravaron cuando tenía
17 años y se cayó de un colectivo que le lastimó
las piernas. Desde entonces su vida cambió y de las muletas pasó
con los años a la silla de ruedas. En la clínica Los
Cedros no nos atienden porque están en medio de un conflicto con
el Pami que ya lleva meses, denunció.
Zulma, de 64 años, tiene 13 hijos, con algunos de los cuales vive
en una casita de Villa Fiorito, en el sur del conurbano. Ella cobra 150
pesos por mes como pensionada del PAMI y desde hace meses tiene dificultades
para conseguir, en forma gratuita, los seis medicamentos que debe tomar
casi a diario. Es como pedir limosna. ¿Para qué aportamos
tantos años a la obra social? ¿Cómo puede ser que
no le importemos a nadie?, se preguntó Zulma, quien está
también preocupada por la situación de una de sus hijos,
afectado por el virus del sida.
Juan Carlos, su hijo, vive solo en Villa Caraza y desde hace una semana
no puede conseguir los remedios necesarios para pelearle a la enfermedad.
Nuestra familia es muy pobre, a veces tenemos problemas no para
comprar remedios sino hasta para comer. ¿Cómo podremos seguir
viviendo si no tenemos la asistencia del PAMI?. Belén, colaboradora
de la Red Solidaria, resaltó que el problema involucra a
pacientes muy graves, pero también a personas con problemas de
menor importancia, pero que también están pasando situaciones
que son insostenibles para personas mayores.
Un hombre de 73 años que se cayó y se lastimó
una rodilla, lo que le impide movilizarse, ni siquiera puede ser atendido
en el Hospital de Florencio Varela porque sólo atienden casos graves.
Juan Carr dijo que son muchos los casos de enfermos con problemas oncológicos
que no son asistidos desde mediados de junio, lo que pone sus vidas ante
una situación de riesgo inminente.
SANCIONES
ALTERNATIVAS PARA EMPRESAS CONTAMINADORAS
La probation de la ecología
Aquellas empresas instaladas
en el territorio de la provincia de Buenos Aires que sean multadas por
infracciones a las normas ambientales podrán, a partir de ahora,
acceder a una probation ecológica, que les permitirá
sustituir el pago en efectivo por donaciones de sus productos, o por la
realización de trabajos comunitarios. Así lo dispone un
decreto firmado ayer por el gobernador bonaerense Carlos Ruckauf, que
pretende alcanzar, de modo más concreto, el beneficio social
de la comunidad afectada.
El secretario de Política Ambiental provincial, Ricardo Rodríguez,
dijo a Página/12 que la norma tiene una intención descentralizadora:
Antes, el dinero de las multas era recaudado por Rentas de la provincia,
y lo que se recaudaba no siempre era destinado a la comunidad directamente
afectada, explicó. Con la nueva normativa, la empresa
le pagará al municipio de la localidad donde tiene su sede; además
de decidir si paga en efectivo o si adhiere a la probation.
En caso de solicitar la probation, la firma se reunirá con los
vecinos en una audiencia pública, y junto a ellos acordará
el trabajo comunitario a realizar. Se puede optar por hacer tareas para
el pueblo, o donar parte de la producción. También existe
la posibilidad de hacer otro tipo de donación alimentos,
medicamentos, materiales para alguna institución del lugar.
Así, la comunidad percibirá la compensación
de un modo más directo, y la empresa comprenderá que no
es una unidad productiva aislada, sino que está inmersa en una
red social, justificó Rodríguez.
Las empresas tendrán un plazo de tres días desde la notificación
de la multa para adherir a la probation. Asimismo, el decreto aclara que
este sistema no exime al infractor de remediar los hechos sancionados,
ni (de) la reparación de las consecuencias sufridas por los vecinos,
por sus bienes o por los bienes públicos.
Disparo
en medio del recreo
Un chico de 10 años estaba
jugando en el recreo junto a sus compañeros de grado cuando imprevistamente
recibió un impacto de un proyectil de aire comprimido en el ojo,
que fue disparado desde la calle por un adolescente de 13 años.
Si bien el chico no corre riesgo de perder la visión del ojo herido,
se encuentra internado en el Hospital de Niños de La Plata.
El hecho ocurrió el lunes por la tarde en la escuela 52 de la localidad
bonaerense de 9 de Julio, en horario de recreo: un alumno de 10 años
recibió un impacto de un proyectil de aire comprimido calibre
5.5 en el lagrimal, precisó a este diario el subcomisario
Julio Aguilera. Los investigadores determinaron que el disparo fue efectuado
desde la calle por un chico de 13 años, que fue trasladado al Juzgado
de Menores de Mercedes.
El pequeño herido sufrió una lesión traumática
del saco conjuntival y si bien su visión no corre peligro, está
en observación porque se trata de una zona muy delicada,
explicaron los médicos que lo atienden.
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