Por Facundo Martínez
El presidente de Boca, Mauricio
Macri, se disculpó públicamente ante el técnico Carlos
Bianchi, en el marco de una conferencia de prensa que ambos dieron en
la Bombonera antes del partido contra el Vasco da Gama por la Copa Mercosur.
Macri dijo que la manera que interrumpió el domingo la charla del
entrenador con la prensa tras la goleada 6-1 ante Lanús fue intempestiva
y que lo hizo impulsado por la pasión. Voy a
seguir trabajando por Boca hasta que termine mi contrato, prometió
el técnico.
El técnico y el dirigente volvieron a estar juntos en la sala de
conferencias de la Bombonera 48 horas después del incidente, tras
encontrarse en la oficina de la presidencia y llegar juntos a la sala.
Macri relató la reunión que habían tenido por la
madrugada en Puerto Madero. En esa comida, Bianchi explicó que
su decisión de no renovar su contrato se debía a motivos
estrictamente personales.
Consideramos bueno juntarnos y aclararles algunas cosas, dijo
Macri y le cedió la palabra al técnico. Creo que tanto
la familia de Boca como el fútbol necesitaban una explicación
más profunda admitió Bianchi. Durante tres años
y tres meses estuvimos juntos con Mauricio tratando de hacer lo mejor
para Boca, dado que siempre estuvimos de acuerdo. No puede ser que una
salida de ruta como pasó el domingo haga que nuestros pensamientos
no sean iguales como lo eran hasta entonces.
Bianchi enfatizó su decisión de cumplir el contrato que
lo une al club. Voy a seguir trabajando en este tiempo que falta
con la misma voluntad dijo. Haremos todo lo posible para seguir
peleando el campeonato hasta la última fecha y para estar a la
altura de los acontecimientos en el partido contra el Bayern Munich.
Macri retomó la palabra: Por suerte hemos podido hacer esta
aclaración. Vivimos un fin de semana difícil para Boca,
el domingo fue para mí triste y raro, porque goleamos a Lanús
y yo sentía que nos goleaban a los directivos. En vez de disfrutar,
se escuchaban gritos e insultos. Para mí fue una mezcla de angustia,
dolor y bronca.
En ese sentimiento justificó Macri su actitud: Esa calentura
fue la que me hizo decir voy a sentarme con Carlos para intentar
una vez más convencerlo de que se quede, o para que aclarase lo
que hemos aclarado. En todo autocrítico, agregó: Sin
duda fue intempestiva mi entrada, acaso sorpresiva. Pero fue movilizada
por la pasión. Por eso quiero pedir disculpas, por la formas del
domingo, y pedirle a los hinchas, al cuerpo técnico, a los directivos
y a los jugadores, que sigamos unidos hasta fin de año para confirmarle
al mundo que Boca es uno de los grandes del fútbol mundial.
Macri no quiso hacer lugar a ninguna preguntas. Bianchi tiene que
dar la charla técnica, argumentó. Pero el técnico
prefirió tener la última palabra: Quiero aclarar que
la decisión que tomé es la mejor para Boca y para nosotros.
Hemos vivido tres años hermosos y lo más lógico es
no renovar el contrato.
OPINION
Por Diego Bonadeo
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El nudo de la corbata
Que a las pocas horas del anuncio de Carlos Bianchi de alejarse
de Boca por caducar en diciembre el contrato que lo ligaba al club
como director técnico, el equipo haya jugado su mejor partido
en mucho tiempo, forma parte de la impredictibilidad del fútbol
y de las varias lecturas que puedan hacerse del episodio extrafutbolístico,
que con la conferencia de prensa del domingo, en la que Bianchi,
disgustado con Mauricio Macri, decidió levantarse e irse
como epicentro, hizo que pareciera más importante esto último
que el desempeño de Riquelme o el 6-1.
Y éste es el precio que se paga por la sistemática
exacerbación mediática de las figuras de los directores
técnicos en detrimento de los verdaderos protagonistas, que
son los jugadores. Pareciera ocioso, temático y hasta molesto
insistir en que los directores técnicos no juegan, y que
justipreciar la incidencia que pueden tener en el desempeño
de un equipo queda abierta a discusiones insaldables.
Lo que sí es cierto y justamente por la exacerbación
apuntada, es que los técnicos muchas veces son fusibles.
Aunque, por otro lado, muchísimas veces están absurdamente
mucho mejor pagos que los más caros y mejores jugadores de
los planteles que tienen a su cargo.
Pero lo que definitivamente no se entiende es la desesperación
de Macri preguntándole a Bianchi públicamente qué
era lo que Boca podía hacer para retenerlo. Era como un cheque
firmado en blanco en momentos en que el país en general,
y el fútbol argentino también, reconocen una situación
de crisis casi terminal.
Mientras su empresa familiar no sabe, entre otras cosas, qué
hacer con el Correo privatizado, con notorias morosidades salariales
respecto de sus trabajadores, Mauricio Macri ofrece oros y moros
no se sabe cuántos de los unos y de los otros
a quien no juega, mientras la joya futbolística de la abuela
Juan Román Riquelme pasa a segundo plano, porque
las cámaras de televisión se ocupan menos de sus pisadas
y de sus caños que de Carlos Bianchi acomodándose
el nudo de la corbata.
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EMPATE
2-2 CON EL VASCO
Sólo para cumplir
Por F.M.
Era un mero compromiso para
Boca, ya eliminado de la Mercosur, y por eso Carlos Bianchi alistó
un equipo más que muletto. Entre una y otra cosa, no más
de dos mil personas se desperdigaron por las tribunas de una Bombonera
prácticamente vacía: los hinchas de La 12 se alistaron como
si fuera una final de la Libertadores, con banderas, paraguas y cánticos
agresivos para quienes, acusándolos de complicidad con el presidente
Macri, los insultaron el domingo; en el resto del estadio, unas mil quinientas
personas siguieron casi en silencio las acciones.
El Vasco había abierto el marcador en el segundo tiempo, cuando
Odvan le ganó el salto a Calvo y conectó de cabeza. Pero
en una jugada similar, a Helton se le escapó la pelota y Barbosa
conectó al empate. Movieron los brasileños del medio, se
distrajeron, el juvenil Carreño entró por la derecha y sacó
un bombazo al segundo palo que se transformó en el 2-1. Parecía
milagro, pero una corrida de Euller y un remate al ángulo igualaron
el partido. El Vasco quedó eliminado.
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