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ENTREVISTA A ANDREAS KISSER, DEL GRUPO SEPULTURA
“Este es un mundo de caos”

El guitarrista de la banda thrash brasileña explica por qué le parece que en el mundo de hoy resulta contestatario luchar �por mantener el planeta vivo, para que la gente pueda seguir viva�.

Sepultura ya es un clásico del heavy metal de los '90, que trascendió las fronteras de Brasil.

Por Pablo Plotkin

El heavy metal no muere: se transforma. Siempre parece haber alguien dispuesto a subir el volumen, redoblar la distorsión y bramar de furia frente a multitudes adolescentes en ebullición. En su último reciclaje, el género contó con el salvavidas del rap, la reaparición del maquillaje y el advenimiento de un montón de chicos blancos de aburridos pueblitos estadounidenses que padecieron infancias presuntamente traumáticas. Korn, Papa Roach, Staind, Slipknot... Las nuevas estrellas de rock en un mercado musical polarizado (en el rincón pop, Britney Spears, ‘NSYNC, Backstreet Boys y los demás). Sepultura, cabeza de serie paulista en la andanada thrash de fines de los 80 y principios de los 90 sobrevive a contramano de la tendencia y pese a la renuncia de su cantante y líder original, Max Cavalera, y nace al nuevo siglo como clásico metalero de la década pasada. Después de un disco decepcionante (Against, en el que debutaba el cantante norteamericano Derrick Green), el cuarteto brasileño de alcance continental presentará mañana en Obras el álbum que pone las cosas en orden, Sepulnation.
Desde su residencia en San Pablo, el guitarrista Andreas Kisser recuerda el momento que siguió al alejamiento de Max, cuando él se probó como vocalista. “Fue un período importante para Sepultura. Estuvimos ocho meses ensayando como trío, y yo hacía las voces, pero sólo tocábamos material nuevo, que luego sería parte de Against. Yo probé, pero realmente no quería ser vocalista, fue sólo la primera opción. Felizmente encontramos a Derrick, nos reestructuramos después de ese momento traumático y conseguimos un nuevo manager para completar el equipo.”
–Ese “período traumático” parece reflejarse en el título y la calidad de los discos: Against es de oposición, disperso; Sepulnation encierra una idea de unión.
–Ciertamente. Against fue un disco bien honesto, como todos los discos de Sepultura: estábamos atravesando los problemas surgidos después de la salida de Max, que no sólo era el cantante sino también el empresario, así que nos sentíamos abandonados, nosotros tres contra el mundo. Tenía ese espíritu, el de enfrentar los obstáculos. Era importante que el nuevo cantante no copiase a Max, que no copiase el pasado. Fue una experiencia super valiosa. Pero Sepulnation, en cambio, es el trabajo de una banda ya integrada, con Derrick aportando ideas para las canciones. Tuvo un espíritu más constructivo. Y más curtido.
–A la vez, “Sepulnation” es un disco contestatario.
–Este es un mundo de caos. El terrorismo, la confusión religiosa, los problemas económicos... Lo nuestro es enfrentar el futuro con una propuesta más positiva, encarar los problemas reales, oponiéndose a las personas dueñas de las armas y la ignorancia que pretende mentalizar a las masas con una idea única. Sepulnation se opone a la guerra religiosa y enfrenta problemas como la polución y la falta de agua. Se trata de mantener el planeta vivo.
–¿Qué piensa del nü metal?
–No lo considero nuevo, creo que es un rap pesado, cargado de la electricidad del heavy. Ahí están Korn, Limp Bizkit, que son buenos. Otros grupos, como Slipknot, creo que son más paleros, y se inspiran en bandas como nosotros o Pantera.
–¿En qué estado creativo se encuentra la música brasileña?
–La música brasileña es siempre riquísima. Siempre reciclándose, siempre influyendo, trayendo cosas nuevas. Creo que O Rapa, Planet Hemp, Gabriel O Pensador, son ejemplos de vigencia artística. El nordeste carga con una fuerza rítmica espectacular, ciudades como Pernambuco están dando músicos muy buenos. Y también existe buen metal, pero a un nivel underground.
–¿Qué sabe de rock argentino?
–Lamentablemente sé muy poco. Creo que si cantaran en portugués llegarían mucho más. Artistas como Paralamas o Roberto Carlos, tuvieron que grabar en español para acceder al resto de América del Sur. No hay bandas argentinas que graben en portugués. La comunicación entre los dos países debería funcionar mejor. Porque si bien los idiomas son parecidos, no dejan de ser diferentes. Creo que Manu Chao, que está tan influido por la música brasileña como por otras músicas latinoamericanas, hizo algo muy positivo para ese intercambio.

 

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