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DINAR LINEAS AEREAS

LA POLICIA FEDERAL PINCHA MENSAJES Y SE LOS DA AL FBI
Mails y documentos, por favor

Si son en castellano, los textos de los e-mails quedan aquí. Si son en árabe o inglés, son reenviados a los Estados Unidos para que los analice el FBI. La Policía Federal está interceptando el servidor paraguayo de la Triple Frontera para buscar mensajes que puedan contener palabras relacionadas con acciones terroristas o con el tráfico
de explosivos.

Por Alejandra Dandan

Un grupo de expertos en informática de la Policía Federal está espiando a pedido del FBI los correos electrónicos de una de las zonas más calientes de la Triple Frontera. Con equipos y software aportados por las fuerzas de seguridad norteamericanas, la División de Seguridad Informática de la Federal ha comenzado a rastrear la información enviada a través de un servidor localizado en Ciudad del Este en busca de supuestas células terroristas vinculadas a los grupos extremistas libaneses.
Amparados por el vacío legal sobre el tránsito de correspondencia en Internet, los espías no pidieron para el sondeo autorización judicial y el gobierno paraguayo ni siquiera está al tanto de las ciberinvestigaciones que tienen lugar en su territorio. En una semana se han capturado e-mails en árabe, inglés y español. Sólo los escritos en español quedan para ser analizados en el país. El resto es enviado directamente a Estados Unidos.
El acopio de la información en una de las oficinas del Departamento Central de Policía comenzó pocos días después del atentado terrorista a las Torres Gemelas. Según fuentes de la cúpula de la Federal, el FBI le pidió al cuerpo cooperación para la búsqueda de datos que circulan por Internet en la Triple Frontera que une a la argentina Puerto Iguazú, la brasileña Foz do Iguaçu y la paraguaya Ciudad del Este. El pedido tuvo una explicación práctica: los poderosos aparatos norteamericanos son incapaces de capturar en forma satelital las comunicaciones que circulan ahí través de circuitos terrestres. Para hacerlo, necesitaban un aliado cercano.
No recurrieron, sin embargo, a las fuerzas de seguridad paraguayas. De acuerdo a un funcionario cercano a la investigación, el FBI no tiene allí una estructura aliada capaz de garantizar la confidencialidad del proceso de monitoreo.
En este marco, la Policía Federal se sumó como virtual socio de los agentes norteamericanos para llevar adelante una parte de las pesquisas. Aquí recibe solamente el material seleccionado como sospechoso por el sniffer, un aparato colocado en las redes de Ciudad del Este, capaz de monitorear y copiar todo el flujo de información. “Así como un aparato le permite a la SIDE escuchar las conversaciones de la gente, el sniffer permite ‘escuchar’ las conversaciones del ordenador”, indicó a Página/12 el doctor Hugo Scolnik, experto en criptografía de la UBA.
Esta tecnología funciona igual que el sistema conocido en los Estados Unidos como “Carnívoro”, que le permite al FBI capturar y hacer legibles miles de e-mails y diálogos electrónicos de cualquier idioma. El que fue instalado en Ciudad del Este cuenta con un filtro: una especie de diccionario cargado con palabras del vocabulario terrorista. De este modo, deja pasar los e-mails que no tienen ese contenido y copia sólo los que llevan escrito alguno de los términos sospechosos.
Los listados de palabras que atrapan la atención del sniffer fueron aportadas, al menos en parte, por los expertos en terrorismo de la Federal. Entre otros términos, por ejemplo, figura “C-4”, que es el nombre de un tipo de explosivo plástico fácil de trasladar en un celular. El aparato puede detectarlo así o con todas las combinaciones posibles: “C4”, “-4c” u otras. Pero esta es sólo una clave de la lista interminable que ha provocado incluso situaciones grotescas para los espías. La lista de correos capturados todavía no ha sido abundante. La semana pasada, el sistema encontró sólo diez mensajes “sospechosos” en español. Pero el problema fueron los resultados: cuando comenzó la revisión de las cartas enviadas por los supuestos terroristas lo único que aparecieron fueron comerciantes dedicados al contrabando. En particular, al contrabando de electrónica.
Entre las cartas “chupadas” aparecen algunas con la palabra “bomba”, pero cuando comenzaron a leerlas, los expertos se encontraron con un listado de Cds plagiados de la cantante conocida como La Bomba Tucumana. En el medio, hallaron también la palabra “bazooka”. Cuando leyeron el email notaron que se refería a unos parlantes para autos. En la estructura de la Federal no son muchos los traductores confiables para este tipo de megaoperativos. De hecho esa fue una de las causas por las que la fuerza delegó parte del trabajo pedido por el FBI. Aunque la policía incorporó en el último tiempo a dos hijos de chinos entre sus tropas, aún no tuvo la misma suerte con los árabes. Para los ciberespías, “no hay árabes confiables para entregarles este material secreto”. Por eso decidieron enviarlo a Estados Unidos.
En el país no hay leyes que regulen la intervención del correo electrónico. Scolnik habla de “la ley de la selva” cuando se refiere a un vacío “especialmente útil para fortalecer y encubrir el espionaje”. Este marco será una dificultad para la policía si en el rastreo termina encontrando algo. El material recogido no tiene fuerza de prueba para la Justicia ni podría incluirse en los expedientes. De todos modos, para la Policía Federal, la causa lo justifica. Al menos así lo piensa uno de los hombres vinculados al caso. “Lo que no está prohibido –dijo– está permitido: esto no será ético pero es legal”.

 

Un blanco vulnerable

La lectura de e-mail y de información privada que circula en las redes es uno de los blancos más vulnerables. La desprotección no está sólo vinculada a las deficiencias de los sistemas operativos, también está al alcance de estas prácticas de monitoreo que no están ni prohibidas ni habilitadas legalmente. En el país, existe un sólo fallo dictado en abril del ‘99 que pone algún límite sólo de tipo jurisprudencial sobre tema. El fallo corresponde a la Sala VI de la Cámara del Crimen y fue pronunciado en una causa penal iniciada por uno de los directivos del ex diario Perfil contra Jorge Lanata por la difusión de un e-mail. En ese fallo, la Cámara equiparó la privacidad del correo electrónico a las cartas privadas.
Además de este fallo, en septiembre del ‘97 el decreto 1279 declaró el servicio de Internet comprendido dentro de las garantías constitucionales que ampara la libertad de expresión. Este decreto incorpora entre los fundamentos una clave que serviría como guía para entender el espionaje como, al menos, una práctica ilegítima. Para presentarlo, se menciona una definición dada sobre el tema, en junio del ‘97, por la Corte de Justicia de los Estados Unidos. Allí indican que “la red de Internet puede ser vista como una conversación mundial sin barreras. Es por ello que el gobierno no puede a través de ningún medio interrumpir esa conversación como es la forma más participativa de discursos en masa que se hayan desarrollado, la red se merece la mayor protección ante cualquier intromisión gubernamental”.

 

ARGENTINA, BRASIL, PARAGUAY
Cumbre en la frontera

Funcionarios de la Argentina, Paraguay y Brasil se reunirán hoy en Puerto Iguazú, para coordinar y reforzar las medidas de seguridad en el área de la Triple Frontera, donde el Gobierno envió “un comando de monte” de la Gendarmería para redoblar los controles de esa zona, considerada de alto riesgo. En ese encuentro las autoridades paraguayas tendrán oportunidad de preguntar a las argentinas sobre las pinchaduras sufridas en uno de los proveedores de Internet de Ciudad del Este.
Entre a las 9.30 y las 13.30 se realizará en el Hotel Cataratas de Iguazú una reunión regional del Consejo Seguridad, zona 1, encabezado por el ministro del Interior, Ramón Mestre. Participarán los gobernadores de las provincias del Chaco, Formosa, Santa Fe, Misiones, Entre Ríos y Corrientes. Por la tarde habrá una encuentro de inteligencia regional, con la asistencia de representantes de las mismas provincias y del ministerio del Interior.
Por la tarde se juntará el Comando Tripartito que desde 1996 integran las fuerzas policiales y de seguridad de Argentina, Brasil y Paraguay en la zona de la Triple Frontera. Allí, el delegado de la Policía Federal Argentina traspasará la coordinación y la jefatura del organismo a su par a Brasil y Paraguay podrá preguntar sobre las medidas tomadas por la policía federal argentina a pedido del FBI para espiar en los mensajes privados de los habitantes de Ciudad del Este.
Luego de los atentados a las Torres Gemelas en Nueva York y al Pentágono en Washington, el gobierno de Estados Unidos manifestó sus reparos por informes de inteligencia que reflejan la ineficacia de las fuerzas de seguridad en la zona de la Triple Frontera, donde hay una importante comunidad árabe. Después de los ataques, en Paraguay fueron detenidos 17 personas de ese origen en las fronteras con Brasil y Argentina (Ciudad del Este y Encarnación).

 


 

DECISION SOBRE TERRORISTAS O FUNCIONARIOS AFGANOS
Si hay fondos, se congelan

El gobierno argentino se plegó ayer a la ofensiva financiera de los Estados Unidos contra el terrorismo internacional. A través de una resolución del Banco Central se dispuso congelar los fondos de presuntos terroristas o funcionarios afganos, la mayoría de alto nivel, y diversas entidades de esa nación. En la nómina figura Osama bin Laden y la organización que él preside: Al-Qaeda. La medida se tomó a pedido del propio gobierno estadounidense.
La decisión de Fernando de la Rúa fue expeditiva. En la reunión de gabinete de anteayer, Domingo Cavallo le transmitió que el gobierno estadounidense había pedido al Palacio de Hacienda el congelamiento de los fondos presuntamente ligados al terrorismo. Veinticuatro horas después fue emitida la comunicación del BC dando cuenta de aquella solicitud.
La disposición del Banco Central consta de dos artículos, a través de los cuales se dispone:
1. Ordenar a todas las entidades del sistema financiero argentino que se dé cumplimiento al Decreto 1035/01, congelando de inmediato todos los fondos y activos financieros que pudieran haber depositado las personas físicas y jurídicas y las asociaciones que figuran en el Anexo.
2. Ordenar a las entidades mencionadas en el punto precedente que den cumplimiento a la presente resolución e informen dentro de las 24 horas hábiles siguientes la existencia de fondos y activos financieros depositados por las personas mencionadas en los Anexos 1 y 2.
En realidad, y según comentaron fuentes del Gobierno a este diario, la resolución del Banco Central no hizo más que ponerse en línea con la disposición 1333 del 29 de diciembre del 2000 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que fue homologada por el Poder Ejecutivo a través del Decreto 1035 de agosto último. De esta manera, el Central puede identificar y congelar cuentas bancarias sin la orden judicial correspondiente.
La decisión de congelar las eventuales cuentas bancarias de Bin Laden en la Argentina se tomó apenas dos días más tarde que George W. Bush hiciera lo propio en su país. El lunes, además de Bin Laden, la Casa Blanca identificó a otras 26 personas y a la red Al-Qaeda. En aquella oportunidad, Bush dijo que las organizaciones terroristas tienen más cuentas en bancos extranjeros que en los estadounidenses. “Si alguien hace negocios con los terroristas, si los apoya o patrocina, no podrá hacer negocios con los Estados Unidos”, advirtió Bush.
El secretario del Tesoro, Paul O’Neill, había reclamado la ayuda de distintos gobiernos para bloquear las cuentas financieras de los presuntos terroristas. “Necesitamos toda la ayuda que podamos lograr para llevar a buen término el bloqueo de las fuentes de financiación de terroristas, empezando con Al-Qaeda, pero sin terminar ahí”, dijo O’Neill ayer en Nueva York. “Estamos buscando la cooperación en esta guerra económica contra el terrorismo”, añadió.
Al basarse en la resolución de la ONU, la Argentina va más allá de la medida tomada por los Estados Unidos. En total, se mencionan a 127 personas, la mayoría de ellas funcionarios de primer nivel del gobierno afgano. También figuran entidades, como la aerolínea de bandera afgana y el Banco de Afganistán. Y diversas organizaciones armadas. La primera escrita en la lista es la Al-Qaeda, a la que pertenece Bin Laden. Respecto del principal sospechoso de los atentados, aparece su nombre completo: Usama Bin Muhammad Bin Awad Bin Ladin (alias Abu Abdallah Abd Al-Hakim), nacido el 28 de julio del ‘57 en Arabia Saudita.

 


 

El Gobierno discute la seguridad
sin dinero y bajo presión militar

Los atentados en Washington y Nueva York pusieron un toque
de urgencia en un sistema sin racionalidad en la asignación de recursos, con superposiciones e incluso diferencias entre fuerzas de seguridad que hasta terminan en tiroteos. Una investigación sobre qué quiere (e ignora) el Gobierno.


Por Raúl Kollmann

Todavía con dudas, el presidente Fernando de la Rúa ordenó constituir un equipo de asesores que diseñe un nuevo esquema de Seguridad y Defensa. En total, se gastan unos 8300 millones de dólares por año entre las tareas de seguridad –policías, Gendarmería, Prefectura, Policía Aeronáutica– y las de defensa, que están a cargo de las Fuerzas Armadas. La Casa Rosada considera que casi no existe hipótesis de un conflicto armado con otro país, por lo que serían excesivos los 3500 millones de pesos de gasto militar.
Claro está –argumentan los funcionarios a cargo del tema– que existen las hipótesis de conflicto del terrorismo y la de narcotráfico, por lo cual razonan que o bien el Estado utiliza a las Fuerzas Armadas o bien baja ese presupuesto, aumentando en ese caso los gastos en lo que el Gobierno considera más urgente: la seguridad. El plan oficial debería incluir, según el Gobierno, una reforma efectiva en la increíble superposición que hoy existe. En una determinada ciudad, por ejemplo Paso de los Libres, hay policías federales, gendarmes, prefectos, policías aeronáuticos, policías de la provincia, hombres de la SIDE y militares. Y, por lo general, unos ni siquiera tienen los teléfonos de los otros.
Algunos de los especialistas convocados para proponer alternativas sostienen que el nuevo esquema no puede partir de un debate sobre los presupuestos. Pero en los tiempos que corren el tema de los fondos será indudablemente una de las claves, o al menos unos y otros utilizarán el presupuesto como excusa para cada posición.
El problema no son únicamente los 8200 millones que se gastan, sino también que casi todo se va en sueldos menos que bajos. El dinero condiciona totalmente la calidad de la gente que se recluta: de escaso nivel educativo y con limitadas capacidades. Este cuadro se hace dramático en las policías y las demás fuerzas de seguridad. Los efectivos de Esquina ganan 400 pesos. Muchos viven en villas de emergencia y los índices de corrupción son altísimos.
Fuerzas Armadas insumen unos 3500 millones de pesos, y con ellas el problema también es doble: los sueldos son bajos y, además, el aparato militar todavía tiene una estructura pensada por la dictadura militar con hipótesis de conflicto armado interno y con otro país. “Es un elefante al que le tiran galletitas”, graficó uno de los asesores convocados.
En la alternativa de incorporar a los militares en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico o bajar el presupuesto de las Fuerzas Armadas, el Gobierno ya ha dado muestras de que se inclina –ilegalmente– por la primera vía.
Tal como adelantó Página/12 en su edición de ayer, el lobby militar está presionando al Gobierno. La movida se suma a las sugerencias llegadas desde Washington, donde hace años que se elaboran sugerencias para incorporar a las Fuerzas Armadas a la lucha contra lo que algunos expertos del Pentágono llamaban, antes del ataque del 11 de septiembre, “narcoterrorismo”.
En los tiempos previos a la agresión contra las Torres Gemelas y el Pentágono, la obsesión norteamericana era Colombia. La mayor presión estaba puesta en que la Argentina hiciera gestos concretos para participar del combate contra “los narco-guerrilleros” de ese país. El argumento era que las organizaciones de izquierda, supuestamente mezcladas con el tráfico de drogas, vienen bajando hacia el sur: desde Colombia pasaron a Perú y Bolivia; ya hay –siempre según Washington– síntomas de presencia en Paraguay y Brasil, por lo cual en esa lógica la Argentina no debería mirar para otro lado sino enrolarse, aunque sea dando apoyo logístico, instrucción y comunicaciones, en la batalla colombiana.
En los últimos días, De la Rúa amaga con un argumento: el terrorismo es un enemigo exterior y por lo tanto no se necesita ningún cambio en las leyes de Defensa y de Seguridad Interior. A partir de esa óptica se intensificaría la política, revelada por este diario, de intervención de los militares en inteligencia y supuestos combates contra narcoguerrilleros en Salta y otras provincias. Ahora también, después del ataque del 11, se agrega la excusa del terrorismo islámico.
La otra gran vertiente que el Gobierno quiere poner en marcha con la reforma es la racionalización del aparato de seguridad. Los asesores parten de un dato:
u En la Argentina hay seis efectivos de seguridad por cada mil habitantes.
u En Estados Unidos hay tres efectivos de seguridad por cada mil habitantes.
Esto habla –para los hombres del Gobierno– de un problema de eficacia. Sin embargo, esta visión es parcial. Esconde bajo la alfombra otro hecho incontrastable: se suman efectivos de seguridad por la inmensa tensión social que existe en el país debido a la miseria y las altísimas tasas de desocupación.
También estará sobre la mesa la superposición de fuerzas y tareas que existe en el campo de la seguridad. No es un tema con respuestas sencillas. Plantea debates profundos.
El ejemplo de Paso de los Libres se multiplica en casi todo el país. Allí, para empeorar las cosas, la descoordinación es total. Más aún: en las últimas semanas hubo tiroteos de la Gendarmería con la Policía Federal y con policías provinciales. A veces es por cuestiones de contrabando. Otras, porque compiten en las rutas nacionales. No faltan los que tejieron acuerdos con los piratas del asfalto.
Es un secreto a voces que en la Triple Frontera, la zona emblemática para plantear la lucha contra el terrorismo, las fuerzas de seguridad se chocan y hasta compiten de forma descarnada. Allí la Gendarmería, la Federal y la SIDE se vigilan unas a otras y ninguna fuerza quiere que la otra se cuelgue una medalla. El enfrentamiento es de tal nivel que incluso se acusan de pasarle información a delincuentes y hombres del fundamentalismo con tal de evitar que los otros hagan una detención y se lleven el mérito.
La Policía Federal está desplegada en todo el país con el argumento de que corre por cuenta suya la seguridad en los ferrocarriles y que expide documentos de identidad. Pero ambas tareas podrían ser realizadas, por ejemplo, por las policías provinciales.
Otras hipótesis manejan la posibilidad de crear una gran fuerza de investigación, un FBI argentino, incorporando en una sola organización a los hombres de la Federal, la Gendarmería y la Prefectura que se ocupan de ese tema. Sin embargo, no faltan los que dicen que un FBI argentino tendría un poder extraordinario y sería un monstruo ingobernable.
Como suele suceder, la Casa Rosada convoca asesores para plantear una reforma de urgencia, acicateada por el ataque contra los Estados Unidos, el presupuesto magro, el lobby militar, el reclamo de los vecinos por mayor seguridad, las peleas de las distintas fuerzas para tener más poder y un gobierno nacional más que debilitado. En ese marco, lo más probable es que no haya ninguna reorganización pensada y evaluada democráticamente, sino –a menos que haya un rechazo de peso– cambios de hecho a favor de las posturas más reaccionarias.

 

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