Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


ALMORZANDO EN UNA ESCUELA CORANICA
En el corazón del Islam

Página/12 visitó una escuela
paquistaní donde se enseña el Corán según la visión islamista que nutre a los talibanes. El director deslizó sospechas sobre un supuesto papel israelí en el atentado de las Torres Gemelas, condenó el terrorismo y defendió la fusión entre la religión y el Estado.

Estudio: �En Occidente no hay nadie que sepa la Biblia de memoria. Acá hay centenas de personas que pueden recitar el Corán de una punta a la otra�.

Modelo: �Los talibanes impusieron
las leyes islámicas en su país. Nosotros también quisiéramos que esas leyes fueran impuestas en Pakistán�.

Por Eduardo Febbro
Desde Rawalpindi

Nadie hubiese adivinado que al fondo de una galería abarrotada de comercios de telas la estrecha escalera que sube al primer piso desemboca en una de las escuelas coránicas más importantes de Pakistán, la Madrassah Ta’Alim Ul ran. Durante siete horas por día, divididos en tres turnos, más de 700 alumnos aprenden a leer el Corán, la palabra del profeta y la ley islámica.
La escalera se abre hacia un amplio patio gris claro bajo cuyas arcadas laterales hay decenas de niños sentados en el piso, dispuestos en hilera frente a una larga mesa de madera. Todos tienen un libro abierto entre las manos y hacen un movimiento de adelante hacia atrás mientras recitan el texto del Corán como si fuese una plegaria. De tanto en tanto se llevan el libro a la cara y lo frotan contra los ojos. Un canto constante y seco se eleva del piso y llena todo el espacio de las arcadas. “En Occidente no hay nadie sepa la Biblia de memoria. Acá hay centenas de personas que pueden recitar el Corán de una punta a la otra”, dice con orgullo el adjunto del rector.
Al patio central de la escuela sólo se puede acceder acompañado y sin zapatos. Las fotos están prohibidas y hay que hablar en voz baja. El director de la escuela coránica Ta’Alim Ul ran es el molana Ashvaf. Un hombre alto, de barba tupida, anteojos finos y mirada cortante.
–¿Cómo juzga usted la actitud de los norteamericanos hacia el mundo musulmán?
–Estamos contra toda forma de terrorismo, sea en Pakistán o en los Estados Unidos. Somos musulmanes y el Islam dice que no hay que tolerar el terrorismo, incluso en Afganistán.
–Pero existe una auténtica amenaza de un ataque militar norteamericano contra Afganistán para destruir las bases de Bin Laden y la posibilidad de que se derroque al régimen talibán.
–Osama bin Laden es un musulmán y los talibanes le dieron abrigo porque era un musulmán. Todavía no hay ninguna prueba de que sea él quien está detrás de los atentados. Los Estados Unidos no la suministraron. Por ejemplo, en el World Trade Center había cuatro mil israelíes que trabajaban allá, pero el día del atentado los cuatro mil israelíes estaban ausentes. Yo creo que detrás de todo esto hay algo escondido. Me pregunto si Estados Unidos está investigando este aspecto o no.
–Usted parece decir que Israel está implicado en ese atentado.
–Yo leí estas informaciones en la prensa como todo el mundo. Lo único que espero es una investigación seria por parte de Estados Unidos. Tienen que responder a esta pregunta: ¿por qué esos cuatro mil israelíes estaban ausentes ese día? Tengo mis sospechas.
–¿Cuál es su respuesta a lo que se dice en Occidente cuando se afirma que las escuela coránicas como éstas son centros para formar terroristas?
–Conozco centenas de escuelas coránicas como ésta en todo el país y nunca encontré a ningún alumno que se haya convertido en terrorista. Usted podrá visitar las escuelas que quiera y no encontrará terroristas en esas escuelas. Los estudiantes aprenden el Corán y trabajan en las mezquitas. Ese argumento es una falsa propaganda contra las escuelas coránicas. Yo le permito que visite la escuela, que hable con los alumnos y que mire todo lo que quiera. No encontrará nada que se parezca al entrenamiento militar. Le puedo asegurar que el Islam es la religión de la paz. Nosotros no podemos matar ni siquiera una hormiga si no hay una razón. No existe ninguna escuela coránica donde se capacite militarmente a los alumnos. Es una propaganda falsa, una mentira. Son los terroristas que atacaron aEstados Unidos quienes crearon la mala fama de las escuelas coránicas. Visite mi escuela y vea. Ver es creer. Ver es hacerse la verdadera imagen de las cosas.
–Sin embargo hay dirigentes talibanes afganos que fueron formados en las escuelas coránicas de Pakistán.
–Es cierto que muchos talibanes y varios jefes estudiaron en las escuelas coránicas de Pakistán. Pero le puedo asegurar que ninguno de ellos fue formado en el campo militar, sólo en el campo coránico.
–¿Qué le inspira la filosofía del régimen talibán?
–Los talibanes impusieron las leyes islámicas en su país. Nosotros también quisiéramos que esas leyes fueran impuestas en Pakistán. El Islam ofrece mucha protección a los hombres, a las mujeres, a todo el mundo. Si las leyes coránicas se impusieran acá pensamos que entonces todo el mundo tendría su libertad. Las mujeres tendrían un campo de trabajo y los hombres el suyo. Quisiéramos que el Islam se imponga en Afganistán y en Pakistán.
–Usted habla de libertad y también de imponer. Ambos términos son contradictorios.
–Creemos que el gobierno no es sincero cuando decide la aplicación de las leyes islámicas en el país. Si hiciésemos un consejo de religiosos, de sabios islámicos, y organizáramos un referéndum para preguntarle a la gente qué sistema quiere, practicaríamos una manera democrática de saber lo que el pueblo desea.
–¿Cómo interpreta y qué valor le da usted a los llamados a la guerra santa lanzados por Osama bin Laden?
–No es Osama bin Laden quien puede decidir declarar o no le guerra santa. Para nosotros es un hombre común y no un sabio religioso. No tiene el poder de declarar la guerra santa. Esa tarea le incumbe a un comité de sabios religiosos. Sólo el comité puede reflexionar sobre las condiciones de la guerra santa.
–Si los Estados Unidos atacan Afganistán, ¿usted haría un llamado a la guerra santa?
–No creo que los Estados Unidos vayan a atacar Afganistán. Actualmente hay negociaciones en curso. Pienso que esas negociaciones se van a prolongar y entonces no habrá guerra. Pero en caso de que haya guerra reflexionaremos para ver si hay que responder o no. Por el momento no decimos nada.
–¿Por qué piensa que no habrá ataque?
–Las primeras declaraciones del gobierno norteamericano estaban totalmente en contra del régimen afgano. Ahora hay un cambio, ya no se habla de guerra e incluso el ministro de Defensa norteamericano dijo que se trataría de evitar la guerra. Estoy convencido de que no habrá guerra.
–¿Y Bin Laden?
–Los Estados Unidos no deben detenerlo sin pruebas. Eso está contra la libertad humana. Si existen pruebas y lo arrestan no nos opondremos en nada. Pero si no hay pruebas hay que buscar a los responsables.
–¿Qué efecto le produjo cuando Bush definió las represalias contra los terroristas como una cruzada?
–Pienso que debe tratarse de un error. Tal vez un error de los medios de comunicación.
–Algunos analistas evocan como telón de fondo de todo este conflicto una suerte de guerra religiosa. Están también los que aseguran que los Estados Unidos quieren atenuar la influencia del Islam.
–No creo que los norteamericanos estén contra el Islam. En los Estados Unidos hay muchos musulmanes y el gobierno les dio un espacio de libertad y muchas facilidades. No pienso que haya un ataque contra el Islam.
–¿Usted le da crédito al argumento según el cual estamos en una guerra de civilizaciones entre musulmanes y cristianos? –No creo. Todos los días le rezo a Alá para que no haya guerra entre musulmanes y cristianos.

 

�El destino lo esperaba a usted�
Por E. F.

En el Islam chiíta, que predomina en Irán, la autoridad religiosa más alta es el Imán. En el Islam sunnita de Pakistán, el grado más elevado es el de molana. La palabra quiere decir “nuestro amo”. El molana Ashvaf es un hombre de poder, un sabio de la elite religiosa. Se niega a conceder una entrevista. Hay que explicarle los argumentos de Occidente. Hablarle de “la guerra de civilizaciones”, los atentados, el terrorismo, Afganistán, la “cruzada” de Bush y la guerra que parece inminente. Al final accede.
–La hospitalidad islámica es irrenunciable –dice con una sonrisa forzada.
Para entrar a su oficina hay que sentarse en el piso, sin zapatos. Sus asistentes traen dos botellas de Seven-Up y el molana Ashvaf pregunta:
–¿Qué curiosidad lo trajo hasta acá?
De lejos se oye el eco de la plegaria de los niños. El sabe las preguntas de antemano. Sabe que en Occidente se afirma que las escuelas coránicas, las madrassahs, son fábricas de adoctrinamiento del terrorismo islámico, una suerte de centro de lavado de cerebro que deja la cabeza llena con la palabra del profeta y la facultad de razonar inactiva. Dice que no con la cabeza y explica la función de las madrassahs: formar a los niños desde los cinco años para que luego transmitan la ley islámica y enseñen a otros a leer el Corán. La inmensa mayoría es de origen pobre. Las escuelas los toman a su cargo hasta el término de la formación. Sin las madrassahs no tendrían qué comer. Todo es pulcro, medido, espiritual. Las miradas son desconfiadas y curiosas.
Al final de la entrevista el molana Ashvaf abre los brazos y dice: “El destino lo estaba esperando a usted en este lugar. El profeta nos indicó que hoy habría un almuerzo para alguien que no conocíamos. Ahora sé que es usted”.
El molana tiene un reloj imitación de oro y come con las manos con una rapidez y una pulcritud desconcertantes: arroz, cordero, pollo, pepinos, cebollas y tomate. Está rodeado por cuatro asistentes que cuidan que nada falte. Sonríe y reitera la invitación a visitar cada rincón de la escuela para ver si hay terroristas o armas escondidas. Desde luego que no hay armas. En las madrassahs solo se utilizan las palabras del profeta hasta que queden grabadas en cada poro de la piel.

 

PRINCIPAL