Por Eduardo Febbro
Desde
Rawalpindi
Nadie hubiese adivinado que
al fondo de una galería abarrotada de comercios de telas la estrecha
escalera que sube al primer piso desemboca en una de las escuelas coránicas
más importantes de Pakistán, la Madrassah TaAlim Ul
ran. Durante siete horas por día, divididos en tres turnos, más
de 700 alumnos aprenden a leer el Corán, la palabra del profeta
y la ley islámica.
La escalera se abre hacia un amplio patio gris claro bajo cuyas arcadas
laterales hay decenas de niños sentados en el piso, dispuestos
en hilera frente a una larga mesa de madera. Todos tienen un libro abierto
entre las manos y hacen un movimiento de adelante hacia atrás mientras
recitan el texto del Corán como si fuese una plegaria. De tanto
en tanto se llevan el libro a la cara y lo frotan contra los ojos. Un
canto constante y seco se eleva del piso y llena todo el espacio de las
arcadas. En Occidente no hay nadie sepa la Biblia de memoria. Acá
hay centenas de personas que pueden recitar el Corán de una punta
a la otra, dice con orgullo el adjunto del rector.
Al patio central de la escuela sólo se puede acceder acompañado
y sin zapatos. Las fotos están prohibidas y hay que hablar en voz
baja. El director de la escuela coránica TaAlim Ul ran es
el molana Ashvaf. Un hombre alto, de barba tupida, anteojos finos y mirada
cortante.
¿Cómo juzga usted la actitud de los norteamericanos
hacia el mundo musulmán?
Estamos contra toda forma de terrorismo, sea en Pakistán
o en los Estados Unidos. Somos musulmanes y el Islam dice que no hay que
tolerar el terrorismo, incluso en Afganistán.
Pero existe una auténtica amenaza de un ataque militar norteamericano
contra Afganistán para destruir las bases de Bin Laden y la posibilidad
de que se derroque al régimen talibán.
Osama bin Laden es un musulmán y los talibanes le dieron
abrigo porque era un musulmán. Todavía no hay ninguna prueba
de que sea él quien está detrás de los atentados.
Los Estados Unidos no la suministraron. Por ejemplo, en el World Trade
Center había cuatro mil israelíes que trabajaban allá,
pero el día del atentado los cuatro mil israelíes estaban
ausentes. Yo creo que detrás de todo esto hay algo escondido. Me
pregunto si Estados Unidos está investigando este aspecto o no.
Usted parece decir que Israel está implicado en ese atentado.
Yo leí estas informaciones en la prensa como todo el mundo.
Lo único que espero es una investigación seria por parte
de Estados Unidos. Tienen que responder a esta pregunta: ¿por qué
esos cuatro mil israelíes estaban ausentes ese día? Tengo
mis sospechas.
¿Cuál es su respuesta a lo que se dice en Occidente
cuando se afirma que las escuela coránicas como éstas son
centros para formar terroristas?
Conozco centenas de escuelas coránicas como ésta en
todo el país y nunca encontré a ningún alumno que
se haya convertido en terrorista. Usted podrá visitar las escuelas
que quiera y no encontrará terroristas en esas escuelas. Los estudiantes
aprenden el Corán y trabajan en las mezquitas. Ese argumento es
una falsa propaganda contra las escuelas coránicas. Yo le permito
que visite la escuela, que hable con los alumnos y que mire todo lo que
quiera. No encontrará nada que se parezca al entrenamiento militar.
Le puedo asegurar que el Islam es la religión de la paz. Nosotros
no podemos matar ni siquiera una hormiga si no hay una razón. No
existe ninguna escuela coránica donde se capacite militarmente
a los alumnos. Es una propaganda falsa, una mentira. Son los terroristas
que atacaron aEstados Unidos quienes crearon la mala fama de las escuelas
coránicas. Visite mi escuela y vea. Ver es creer. Ver es hacerse
la verdadera imagen de las cosas.
Sin embargo hay dirigentes talibanes afganos que fueron formados
en las escuelas coránicas de Pakistán.
Es cierto que muchos talibanes y varios jefes estudiaron en las
escuelas coránicas de Pakistán. Pero le puedo asegurar que
ninguno de ellos fue formado en el campo militar, sólo en el campo
coránico.
¿Qué le inspira la filosofía del régimen
talibán?
Los talibanes impusieron las leyes islámicas en su país.
Nosotros también quisiéramos que esas leyes fueran impuestas
en Pakistán. El Islam ofrece mucha protección a los hombres,
a las mujeres, a todo el mundo. Si las leyes coránicas se impusieran
acá pensamos que entonces todo el mundo tendría su libertad.
Las mujeres tendrían un campo de trabajo y los hombres el suyo.
Quisiéramos que el Islam se imponga en Afganistán y en Pakistán.
Usted habla de libertad y también de imponer. Ambos términos
son contradictorios.
Creemos que el gobierno no es sincero cuando decide la aplicación
de las leyes islámicas en el país. Si hiciésemos
un consejo de religiosos, de sabios islámicos, y organizáramos
un referéndum para preguntarle a la gente qué sistema quiere,
practicaríamos una manera democrática de saber lo que el
pueblo desea.
¿Cómo interpreta y qué valor le da usted a
los llamados a la guerra santa lanzados por Osama bin Laden?
No es Osama bin Laden quien puede decidir declarar o no le guerra
santa. Para nosotros es un hombre común y no un sabio religioso.
No tiene el poder de declarar la guerra santa. Esa tarea le incumbe a
un comité de sabios religiosos. Sólo el comité puede
reflexionar sobre las condiciones de la guerra santa.
Si los Estados Unidos atacan Afganistán, ¿usted haría
un llamado a la guerra santa?
No creo que los Estados Unidos vayan a atacar Afganistán.
Actualmente hay negociaciones en curso. Pienso que esas negociaciones
se van a prolongar y entonces no habrá guerra. Pero en caso de
que haya guerra reflexionaremos para ver si hay que responder o no. Por
el momento no decimos nada.
¿Por qué piensa que no habrá ataque?
Las primeras declaraciones del gobierno norteamericano estaban totalmente
en contra del régimen afgano. Ahora hay un cambio, ya no se habla
de guerra e incluso el ministro de Defensa norteamericano dijo que se
trataría de evitar la guerra. Estoy convencido de que no habrá
guerra.
¿Y Bin Laden?
Los Estados Unidos no deben detenerlo sin pruebas. Eso está
contra la libertad humana. Si existen pruebas y lo arrestan no nos opondremos
en nada. Pero si no hay pruebas hay que buscar a los responsables.
¿Qué efecto le produjo cuando Bush definió
las represalias contra los terroristas como una cruzada?
Pienso que debe tratarse de un error. Tal vez un error de los medios
de comunicación.
Algunos analistas evocan como telón de fondo de todo este
conflicto una suerte de guerra religiosa. Están también
los que aseguran que los Estados Unidos quieren atenuar la influencia
del Islam.
No creo que los norteamericanos estén contra el Islam. En
los Estados Unidos hay muchos musulmanes y el gobierno les dio un espacio
de libertad y muchas facilidades. No pienso que haya un ataque contra
el Islam.
¿Usted le da crédito al argumento según el
cual estamos en una guerra de civilizaciones entre musulmanes y cristianos?
No creo. Todos los días le rezo a Alá para que no
haya guerra entre musulmanes y cristianos.
�El destino lo esperaba
a usted�
Por E. F.
En el Islam chiíta, que predomina en Irán, la autoridad
religiosa más alta es el Imán. En el Islam sunnita
de Pakistán, el grado más elevado es el de molana.
La palabra quiere decir nuestro amo. El molana Ashvaf
es un hombre de poder, un sabio de la elite religiosa. Se niega
a conceder una entrevista. Hay que explicarle los argumentos de
Occidente. Hablarle de la guerra de civilizaciones,
los atentados, el terrorismo, Afganistán, la cruzada
de Bush y la guerra que parece inminente. Al final accede.
La hospitalidad islámica es irrenunciable dice
con una sonrisa forzada.
Para entrar a su oficina hay que sentarse en el piso, sin zapatos.
Sus asistentes traen dos botellas de Seven-Up y el molana Ashvaf
pregunta:
¿Qué curiosidad lo trajo hasta acá?
De lejos se oye el eco de la plegaria de los niños. El sabe
las preguntas de antemano. Sabe que en Occidente se afirma que las
escuelas coránicas, las madrassahs, son fábricas de
adoctrinamiento del terrorismo islámico, una suerte de centro
de lavado de cerebro que deja la cabeza llena con la palabra del
profeta y la facultad de razonar inactiva. Dice que no con la cabeza
y explica la función de las madrassahs: formar a los niños
desde los cinco años para que luego transmitan la ley islámica
y enseñen a otros a leer el Corán. La inmensa mayoría
es de origen pobre. Las escuelas los toman a su cargo hasta el término
de la formación. Sin las madrassahs no tendrían qué
comer. Todo es pulcro, medido, espiritual. Las miradas son desconfiadas
y curiosas.
Al final de la entrevista el molana Ashvaf abre los brazos y dice:
El destino lo estaba esperando a usted en este lugar. El profeta
nos indicó que hoy habría un almuerzo para alguien
que no conocíamos. Ahora sé que es usted.
El molana tiene un reloj imitación de oro y come con las
manos con una rapidez y una pulcritud desconcertantes: arroz, cordero,
pollo, pepinos, cebollas y tomate. Está rodeado por cuatro
asistentes que cuidan que nada falte. Sonríe y reitera la
invitación a visitar cada rincón de la escuela para
ver si hay terroristas o armas escondidas. Desde luego que no hay
armas. En las madrassahs solo se utilizan las palabras del profeta
hasta que queden grabadas en cada poro de la piel.
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