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Marquevich visitó a Menem y
pidió que le levantaran la custodia

El juez federal es el encargado de controlar la seguridad de los presos en la provincia. Presentó un escrito ante Urso, quien, precavido, le recordó a la Federal sus deberes en Don Torcuato.

El juez Roberto Marquevich es el responsable de la seguridad de los presos en la provincia.

Por Eduardo Tagliaferro

No fueron sus convicciones garantistas sino sus lazos con el menemismo los que llevaron al juez federal de San Isidro, Roberto Marquevich, a convertirse en portavoz de Carlos Menem y pedirle a su par porteño Jorge Urso que “ordene el retiro del personal policial” responsable de custodiar la quinta de Don Torcuato, en la que el ex presidente se encuentra detenido por ser considerado el jefe de la asociación ilícita que pergeñó la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador. El reclamo fue tan inquietante que Urso se limitó a enviar un oficio al jefe de la Policía Federal, comisario Rubén Santos, en el que le recuerda que, en el mismo fallo en que la Sala II de la Cámara Federal flexibilizó la detención de Menem, los hizo responsables de la seguridad del reo y de que debían evitar una posible fuga del riojano.
Por esas rarezas del idioma, el Patronato de Liberados es el órgano encargado de controlar las condiciones en que los detenidos sobrellevan adelante su prisión. Como en la provincia de Buenos Aires tal institución no existe, ese rol lo cumplen los jueces federales. Así fue que le tocó a Marchevich la tarea de controlar que la detención de Menem se ajuste a los preceptos constitucionales de que las cárceles no sean para castigo sino para la rehabilitación de los convictos. El titular del Juzgado 1 de San Isidro no se limitó al cumplimiento formal de la tarea, sino que aprovechó la ocasión para acercarse a la quinta de Don Torcuato y mantener una larga tertulia con el ex presidente. Después de una hora de plática, Marquevich comprendió cuál era la principal preocupación del preso: la numerosa presencia de efectivos de la Policía Federal que están a su alrededor.
No bien abandonó el chalet principal, el juez encaró al responsable de la custodia policial. “La orden es del juez Urso”, fue la escueta respuesta del comisario Hugo D’Amico, cuando Marquevich le preguntó quién disponía la cantidad de efectivos que reportan en la quinta de Armando Gostanian. D’Amico acompaña a Menem desde que éste abandonó la Presidencia. En los más de tres meses en los que ofició de carcelero, tuvo más de un momento polémico. La semana pasada debió apersonarse en el juzgado de Urso para desmentir una versión que sostenía que Menem había abandonado su arresto bonaerense para ir a jugar al golf a un country en Pilar. En una entrevista a un periódico inglés, Menem se había quejado de que “no lo dejaban ni salir a jugar al golf”.
El reclamo de Menem hizo efectos en Marquevich, uno de los pocos jueces que se tutea con el poder y con el riojano. Luego de las explicaciones del comisario, el magistrado de San Isidro se comunicó con el juzgado de Urso tratando de lograr la disminución de policías en el entorno de la quinta. No conforme con las explicaciones oficiales, dejó por escrito los reclamos del ex presidente. “El nombrado (Carlos Menem) ha solicitado por intermedio de este Tribunal, esgrimiendo razones estrictamente personales y con el objeto de amparar su intimidad, que la autoridad competente ordene el retiro del personal policial que se encuentre destinado a custodiar el predio”, sostuvo Marquevich en su oficio.
Claro que tanto al juez como al detenido se les olvidó un detalle: Menem está preso. Aunque a diferencia del resto de la población carcelaria, su intimidad está a resguardo detrás de las paredes del chalet que comparte con su esposa Cecilia Bolocco. Marquevich transmitió su preocupación a sus empleados y así fue que ayer ingresaron a Comodoro Py constantes llamados telefónicos provenientes del juzgado 1 de San Isidro.
En ámbitos judiciales precisaban que a Marquevich le resulta imposible oponerle resistencia a las sugerencias de Menem, con quien tiene más de un punto de contacto. No por casualidad, el magistrado dijo “yo recibo a todos, a Satanás si es necesario”, cuando se supo que se encontró en su despacho con Alfredo Yabrán, en tiempos en que el cartero querelló a Domingo Cavallo por falsa denuncia. Eran épocas en las que Yabrán tenía pase libre para entrar a la Casa Rosada y la tempestad que encarceló a Menem ni siquiera se insinuaba.

 


 

UN FISCAL SE OPONE A DERIVAR LA CAUSA RIO III
En busca de nuevas pruebas

Por E.T.

El fiscal del Tribunal Oral 2 de Córdoba, Miguel Rizzotti, rechazó la posibilidad de inhibirse en la causa por la explosión de la Fábrica Militar de Río Tercero y por lo tanto de que el expediente recale en Comodoro Py, como lo reclamó el juez federal Jorge Urso. En su dictamen, el fiscal reconoció la existencia de muchos puntos dudosos en la investigación que realizó el juez de Río Cuarto, Luis Martínez. Por eso consideró absolutamente necesaria la realización de una instrucción suplementaria que, entre otras cosas, realice nuevas pericias químicotécnicas.
Al explicar los motivos que lo llevan a pedir una instrucción adicional, el fiscal deja entrever que después de seis años de investigación, las dudas son mayores que las certezas. “Si el fuego fue intencional, estaríamos frente a una acción criminal incalificable, a uno de los más grandes crímenes de nuestra historia”, dice Rizzotti antes de enumerar las incógnitas que depara el expediente. Así recuerda que “existe la posibilidad fáctica de que el siniestro haya sido provocado intencionalmente” y “que existen dudas sobre el verdadero y real origen del inicio del fuego en el tinglado de Fabricaciones Militares de Río Tercero y que estas dudas no han podido ser despejadas por ninguno de los peritos actuantes”. El fiscal resaltó también que la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba, señaló que “no se puede negar de manera definitiva que haya podido haber existido una casual intencional y que este aspecto de la investigación judicial ha quedado sin dilucidar”.
Más allá del reconocimiento de Rizzotti a los baches del trabajo de Martínez, el diferendo entre Urso y el tribunal oral cordobés por la competencia de la investigación, será saldado por la Cámara Nacional de Apelaciones.
La abogada Ana Gritti, viuda de una de las víctimas fallecidas por la explosión, testimonió durante más de cuatro horas en el juzgado de Urso y fortaleció la tesis de que la causa cordobesa debe investigarse en Comodoro Py. Consideró que es altamente probable que la explosión haya tenido por objeto borrar pruebas de la venta ilegal de armas, dado que Río Tercero fue uno de los puntos claves en la maniobra. La abogada cordobesa, sostuvo que Martínez investigó una sola hipótesis: el hecho accidental. Para refutarlo, precisó que las pericias contables realizadas luego de la explosión determinaron que “faltaban aproximadamente 42 mil proyectiles”. Es decir que la capacidad de almacenamiento hubiera estado cubierto en un 120 o 150 por ciento. Gritti recordó que el entonces teniente coronel Quiroga, a cargo de la planta, admitió que “ninguno de los depósitos, ni de los polvorines estaban llenos”.

 

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