Por Richard Norton-Taylor
Desde
Londres
Adoptando una postura de paciencia
estratégica, Estados Unidos y Gran Bretaña están
dando una última oportunidad al régimen talibán para
que entregue a Osama bin Laden y su círculo, según dijeron
ayer altas fuentes de defensa en Londres. Pero dejaron en claro que creen
que no hay chance de que los talibanes entreguen a Bin Laden y que los
ataques militares sobre Afganistán son a esta altura inevitables.
En algún momento, será necesario el uso de la fuerza
y Gran Bretaña estará involucrada, confiaron. Aunque
insistieron en que no hay una fecha fijada, otras fuentes gubernamentales
británicas estimaron que los ataques aéreos comenzarán
en cuestión de días. Los primeros bombardeos estarán
diseñados para forzar a los talibanes a retractarse
o enfrentar más ataques. Vamos a enviarles una señal,
y si los talibanes no la entienden, tenemos otras señales mucho
peores, declaró ayer un alto funcionario.
Pero, de acuerdo con fuentes de defensa, los talibanes dependen del dinero
de Bin Laden y de sus combatientes árabes para continuar la guerra
civil en el país, por lo que entregarlo sería un suicidio
militar para ellos. Agregaron que Gran Bretaña ofreció a
Estados Unidos una ayuda militar amplia, pero señalando
que las fuerzas militares deben ser emplazadas muy precisamente,
porque necesitamos que la primera acción sea la correcta.
En este sentido, dejaron en claro que además de bombardeos sobre
los campamentos de Bin Laden y de los talibanes, las fuerzas especiales
norteamericanas y británicas también se desplegarán
por tierra. Estas unidades podrían ser utilizadas en la eventualidad
de lo que estas fuentes describen como un golpe maestro de inteligencia.
Se cree que Bin Laden todavía está en Afganistán,
pero que se desplaza cada dos o tres días. Las fuerzas de elite
británicas SAS también podrán ser usadas en la guerra
de largo aliento contra el terrorismo y sus perpetradores. Las fuentes
especificaron las largas campañas de las SAS en Malasia, Omán
y más recientemente en Bosnia, donde identificaron a acusados de
crímenes de guerra. Significativamente, altos oficiales de defensa
observaron que el éxito en la campaña contra los rebeldes
en Omán en los 70 se debió a que se utilizaron las
tribus locales que los combatían. Los soldados de las SAS tiene
experiencia en Afganistán, donde entrenaron a los mujaidines (combatientes
islámicos) que lucharon contra las fuerzas soviéticas en
los 80. También pueden ser desplegadas ahora con la Alianza
del Norte antitalibán.
Pakistán garantizó su apoyo a cualquier acción que
realice Estados Unidos, incluyendo el uso de su espacio aéreo y
su información de inteligencia. De todos modos, estas fuentes advirtieron
sobre una reacción islámica dentro de Pakistán y
la perspectiva de una inestabilidad de proporciones ominosas
si los refugiados afganos siguen llegando en cantidades a la frontera
con Pakistán.
Es muy poco probable que la operación incluya fuerzas de otros
países de la OTAN. A pesar de las tareas de planeamiento en la
que están inmersos, estas fuentes dijeron que el gobierno está
preparado para que haya víctimas. En Gran Bretaña, la acción
militar es tan sólo un aspecto de una campaña a largo plazo
contra el terrorismo que está siendo diseñada por una comisión
especial en el gabinete de gobierno, y que incluye a funcionarios del
Ministerio de Defensa, la Cancillería, el Departamento de Desarrollo
Internacional y el Tesoro. Sus blancos consisten en los estados que, según
las fuentes de defensa británicas, negocian con los
terroristas o con grupos terroristas, como la red Al-Qaida de Bin Laden.
PAKISTAN
ENVIA CLERIGOS A KABUL PARA EVITAR ATAQUES
Escapándose por la tangente
Por Rory McCarthy
Desde
Islamabad
Cuatro clérigos paquistaníes
de línea dura viajarán a Afganistán para entrevistarse
con funcionarios del régimen talibán en un intento más,
quizás el último, para evitar un ataque norteamericano.
Los planes para este viaje fueron revelados luego de tres días
de reuniones entre funcionarios militares norteamericanos y paquistaníes
en Islamabad. Algunos informes indican que el gobernante militar de Pakistán,
general Pervez Musharraf, se encontró con estos clérigos
para discutir los términos de su visita. El general Rashid reshi,
vocero del gobierno, declaró que la misión era privada.
Pero agregó que Pakistán continuará hasta el
último minuto intentando convencer a Afganistán de que debe
responder a las preocupaciones mundiales. El jefe de la agencia
de inteligencia paquistaní ya falló en su intento de suavizar
la posición de los talibanes en un viaje efectuado a Kandahar.
Entre los clérigos figura Sami ul-Haq, que dirige una de las madrassahs
(escuelas religiosas) más grandes de Pakistán, donde estudiaron
muchos de los actuales funcionarios del régimen talibán.
Con él viajarán Qazi Hussain Ahmed, líder del principal
partido islámico paquistaní, Fazl-ur Rehman, que preside
un grupo militante islámico muy cercano a los talibanes, y Shah
Ahmed Noorani, otro clérigo de línea dura. Los cuatro, que
tienen diálogo regular con la primera línea talibán,
esperan entrevistarse con el mullah Mohammad Omar, el líder supremo
de los talibanes, en Kandahar mañana o el domingo. Munawar Ahsan,
uno de los principales dirigentes de Jamaat-e-Islami, el partido de Ahmed,
dijo: Quieren asegurarse que el pueblo de Afganistán esté
a salvo. No se trata de convencerlos de aceptar las demandas norteamericanas,
sino de actuar para la seguridad del pueblo afgano. También
aclaró que los clérigos no le dirán a Omar que entreguen
a Osama bin Laden. No creo que se reabra este punto. En su
lugar, lo que se espera de los clérigos es que los talibanes acepten
una entrevista con los norteamericanos. Pero Washington descartó
varias veces negociar con los talibanes. Francesc Vendrell, enviado especial
de la ONU para Afganistán, trató de bajar el tono diciendo
ayer que los talibanes pueden cumplir algún papel en el futuro
gobierno de Afganistán.
Omar habló ayer para conmemorar el quinto aniversario de la toma
de Kabul por parte de los talibanes, y advirtió que los afganos
que quieren volver al poder en Afganistán con ayuda de Estados
Unidos serán considerados como los que quisieron hacerlo con el
apoyo de Rusia. Apenas horas después de que cayera Kabul
en 1996, los talibanes colgaron a Najibullah, ex presidente del régimen
títere de la Unión Soviética instalado luego de la
retirada del Ejército Rojo.
Ayer en Pakistán el gobierno organizó una serie de actos
en apoyo a Musharraf. Varios miles de personas, entre ellas muchos niños,
desfilaron por las calles de las principales ciudades mientras la televisión
pública emitía programas patrióticos. Muchos clérigos
islámicos, incluyendo los cuatro que viajarán a Kandahar,
también lideraron manifestaciones, esta vez en contra del apoyo
paquistaní a EE.UU. Anoche, unas 2000 personas se reunieron en
una mezquita en Islamabad para protestar contra el gobierno militar.
OTRO
OBSTACULO PARA LA OPERACION
Levantar minas en Kabul
Por Yolanda Monge
Desde
Madrid
Si Estados Unidos decidiese
lanzar un ataque terrestre contra Afganistán estaría llevando
a sus tropas a un país que ostenta dos tristes records. Primero:
ser el país no africano más pobre del mundo. Segundo, y
de mayor relevancia y preocupación para el mando militar estadounidense:
ser el país bajo cuyo suelo están enterradas el 10 por ciento
de las minas antipersona del mundo. Las tropas soviéticas sembraron
el 80 por ciento del territorio afgano con 10 millones de minas, según
cifras del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Ocho millones de minas antipersonales y dos millones de minas antitanque.
Están sembradas en los campos, en las montañas, al lado
de las carreteras, alrededor de las ciudades, a lo largo de las acequias.
De las 29 provincias afganas, 27 están literalmente plagadas de
minas. Diez millones de minas que yacen dormidas en Afganistán
y que cada día son despertadas por 25 personas. Los más
afortunados sólo pierden un miembro. Los menos, pierden la vida.
Nueve mil muertos al año. Dos millones de hombres, mujeres y niños
mutilados en los últimos diez años.
Lo que hace de las minas antipersona algo tan horrendo es la destrucción
indiscriminada que producen. Las balas se disparan. Los cohetes se lanzan.
Pero las minas se esconden hasta que la pisada de un animal o la de una
persona la descubren. Pero no distinguen entre la pisada de un soldado
o la pisada de un niño. Brutal panorama para una ofensiva terrestre.
Un tercio de las 68.000 bajas que sufrió el ejército soviético
en Afganistán durante una década de guerra de guerrillas
se debieron a algún tipo de mina terrestre, según un estudio
del Ejército de Estados Unidos. A diferencia de otras armas de
guerra, las minas terrestres pasan por alto los tratados de paz. Continúan
asesinando y mutilando durante muchas generaciones.
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