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LOS ISRAELIES ENTRARON EN GAZA UN DIA DESPUES DEL ALTO EL FUEGO
Muertos a un año de la Intifada

En lo que definieron como represalia por un ataque anterior de Hamas, tanques israelíes mataron a cinco palestinos cuando aún estaba fresco el compromiso de cesar las operaciones acordado por Peres y Arafat. A un año del comienzo de la Intifada los muertos ya suman 800 personas.

Cascotes contra el Ejército israelí
en la franja de Gaza, el mismo lugar que visitó Peres.

Por Ferrán Sales *
Desde Jerusalén

Tanques israelíes desencadenaron una operación de castigo contra un campo de refugiados de Rafah, al sur de la Banda de Gaza, en la zona fronteriza con Egipto, provocando cinco muertos, una treintena de heridos y la destrucción de una decena de casas. La incursión está haciendo tambalear los ya frágiles acuerdos de pacificación firmados el miércoles por Yasser Arafat y Shimon Peres, en los que se comprometieron a reforzar el alto el fuego y buscar una salida negociada a la crisis.
La operación se inició a primera hora de la madrugada, en medio del ruido ensordecedor de los disparos de los tanques, los gritos desesperados de los vecinos y las llamadas de alarma lanzadas por los imanes a través de los altavoces de todas las mezquitas. Los más de 80 mil habitantes del campo de refugiados de Rafah salieron a la calle; algunos empuñaban las armas y la mayoría trataba de buscar refugio en el interior de las casas más alejadas de la línea de batalla. La confusión se vio agravada por un corte en el suministro de electricidad, provocado por la destrucción del único generador eléctrico de la zona.
Los tanques israelíes, que destruyeron con sus disparos un edificio de tres pisos, dañaron seriamente una decena de casas y provocaron a lo largo de la incursión la muerte de cinco vecinos. Sirvieron de protección a la acción de las excavadoras, que se adentraron igualmente en la zona palestina, para demoler diversas viviendas. Los tiroteos se prolongaron durante toda la noche, se pararon con el alba, pero continuaron de manera esporádica durante toda la jornada de ayer.
Un portavoz del ejército israelí aseguró que la operación era una represalia por la acción bélica de un comando islamista de Hamas, que el día anterior había hecho explotar una carga de cien kilos de dinamita en el subsuelo de una posición militar, provocando heridas en tres soldados. El vocero militar añadió que se habían destruido diversos edificios que servían de almacén para los contrabandistas de armas, que viene de Egipto, así como de refugio a las milicias que atacan a los soldados.
Las fuerzas israelíes atacaron también otro campo de refugiados; Qalandia, en el ejido municipal de Ramala, a las puertas de Jerusalén, donde se amontonan más de 8 mil vecinos. Qalandia, paso obligado para los viajeros que tratan de ir de Ramala a Jerusalén, se ha convertido en las últimas semanas en uno de los puntos más calientes de Cisjordania: el ejército israelí ha establecido allí un filtro que sirve para controlar el movimiento de millares de palestinos e impedir el acceso a Jerusalén.
Hoy se cumple un año desde que Ariel Sharon, entonces dirigente de la oposición nacionalista Likud, hoy en el gobierno, visitó con un grupo de diputados extremistas la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén, el tercer lugar sagrado del Islam. La visita, que contó con la protección de centenares de soldados y la aquiescencia del gobierno laborista en el poder, fue para los palestinos una provocación.
La hazaña de Sharon, reivindicando para la comunidad judía el derecho a entrar en la zona que había ocupada siglos atrás el Monte del Templo, provocó los primeros enfrentamientos entre israelíes y palestinos. En aquella jornada apenas hubo una decena de heridos.
El incidente sin embargo abrió al día siguiente de par en par las puertas de la Intifada de Al Aqsa. Millares de fieles musulmanes se congregaron en el templo para rezar y reivindicar el control del lugar. La primera batalla de la revuelta se saldó con siete muertos y más de 200 heridos. Un año después los muertos suman más de 800.

* De El País, de España, especial para Página/12.

 

La pesquisa y la masacre

Los seis argelinos que fueron detenidos el miércoles en España resultaron pertenecer a una célula terrorista “dormida” del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, integrante de la “lista negra” publicada por Estados Unidos y vinculada, según las autoridades españolas, a la red internacional de Osama bin Laden. Uno de los arrestados estaba a punto de convertirse en kamikaze, según reveló su diario íntimo. En Francia, otros 24 presuntos miembros del Grupo Islámico Armado (GIA) argelino también deberán presentarse hoy a la justicia acusados de asociación con grupos terroristas. A la vez, en Argelia, y quizás como advertencia, un comando del GIA irrumpió en un casamiento en Larba y asesinó a 22 personas de entre 6 y 60 años; luego mató a otros 11 pobladores del lugar.

 

Desafíos a dos voces

Por Suhail Akel *.
Una boda de sangre

Hoy se recuerda el Primer Aniversario de la Intifada Palestina, legítimo derecho popular de defensa anticolonial contra la ocupación israelí.
Un año de aquel día tan fatídico. Un año cargado de dolor, de sufrimiento y frustración, víctima el pueblo palestino de las fuerzas armadas de Israel, que no escatimaron en usar sus gases tóxicos, aviones F16, helicópteros Apaches, blindados y toda una maquinaria de guerra descargada contra la población civil.
El sufrimiento del pueblo palestino alcanza al pueblo israelí. Ambos, hace 8 años, luego de los acuerdos de Oslo, tenían sus miradas puestas sobre un futuro de paz, convivencia y tolerancia. Pero estas aspiraciones fueron abortadas y los dos resultaron obligados nuevamente a compartir su boda de sangre, una boda que ni el pueblo palestino ni la mayoría del pueblo israelí desean compartir aunque los líderes israelíes aún no lo comprendan.
Ni Netanyahu ni Barak, y mucho menos Sharon, entendieron la “Paz de los Valientes” propuesta por el ex premier israelí Rabin y el presidente Arafat.
Sin embargo, Shimon Peres continúa siendo el baluarte de un pueblo israelí que quiere la paz, y nuestra esperanza sigue latente. A pesar de la muerte y el dolor, Arafat y Peres volvieron a estrechar sus manos. Esas manos que deberán seguir unidas para que el pueblo palestino alcance la restitución del Estado de Palestina que junto al Estado de Israel aporten hacia la vida, la dignidad y la paz, y formen un cuerpo unido frente al flagelo del terrorismo internacional que nos enlutó y enluta a toda la comunidad internacional con sus atentados terrorista en Estados Unidos y la Argentina entre otros países.

* Embajador de la Misión de Palestina en la Argentina.

Por Shimon Peres *.
Para no fumadores

Para vencer la amenaza global del terrorismo, el mundo civilizado debe pasar de una estrategia nacional a una estrategia global.
Primero: la amenaza no desaparecerá hasta que hayamos extirpado al último terrorista y a las fuerzas que apoyan y alimentan el terror.
Segundo: hoy tenemos ejércitos sin enemigos y amenazas que no necesitan contar con ejércitos. Hay que adaptar la seguridad mundial a las nuevas exigencias del conflicto.
Tercero: la batalla no se librará en los frentes tradicionales. Y habrá que incluir a todos los países del mundo, que de ahora en más deberán decidir si están con los que combaten al terrorismo o con quienes lo apoyan. Será como entrar en un lugar para no fumadores: es imposible ser admitido si uno se presenta con un cigarrillo entre los labios. Así lo comprendió en su momento, por poner un ejemplo, Yasser Arafat. No se puede decir que uno busca la paz si aparece con una pistola en el cinturón.
Cuarto: la batalla será conducida en condiciones difíciles para la democracia. Mientras combatimos al terrorismo no podemos renunciar a nuestros valores y principios. A veces deberemos imponer restricciones a la libertad. Pero siempre habrá que encontrar un equilibrio entre la protección de nuestra seguridad y la protección de nuestra libertad.
Quinto: será una batalla contra el terrorismo, no contra un país, un pueblo, una raza o una religión. Por eso, justamente, sería auspicioso y necesario que los más altos representantes de cada religión exhortasen a sus fieles a participar de esta lucha. Y que los mismos líderes religiosos condenaran resueltamente la instrumentalización de la “guerra santa” para justificar el homicidio y el exterminio en masa.
La nueva amenaza global es enorme y terrible. No puede ser derrotada con palabras o con un solo golpe. Pero no hay otra alternativa: debemos vencerla si queremos sobrevivir libres y seguros. Y la venceremos.

* Canciller israelí.

 

Los europeos buscan desmontar su critica al Islam
En silencio, niño Berlusconi

“Los europeos deberíamos tener la suficiente humildad para reconocer que el mundo árabe no participó en el Holocausto judío.” Este mea culpa del comisario de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE), Chris Patten, puede sonar extraño: es como si alguien, un poco fuera de la razón, hubiera acusado al mundo árabe de todos los males de la humanidad. Pues bien, la declaración “loca” existió y su autor era nada menos que un jefe de gobierno europeo: el premier italiano Silvio Berlusconi. “Hay que ser conscientes de la superioridad de nuestra civilización, que consiste en un sistema de valores que ha dado una gran prosperidad a los países que la han abrazado y que garantiza el respeto de los derechos humanos y de la religión. Éste respeto no existe ciertamente en los países islámicos”, había dicho Berlusconi el miércoles por la noche.
Además del don de la palabra, Berlusconi posee el don de ser muy oportuno. Sus declaraciones llegaron mientras una delegación diplomática europea, compuesta por Patten, el “canciller” de la Unión Europea, Javier Solana, y el vicecanciller español Miquel Nadal, está en una gira por Medio Oriente. Las reacciones desde El Cairo fueron airadas. El secretario general de la Liga Arabe, el ex canciller egipcio Amr Mussa, dijo que Berlusconi “pasó los límites de la razón”, lo calificó de “racista” y exigió que se retracte.
La Unión Europea ensayó su propia retractación en su nombre. El canciller belga Louis Michel, cuyo país detenta la presidencia rotativa de la UE, estaba en la embajad belga en Arabia Saudita y soltó que las palabras de Berlusconi eran “estúpidas e inoportunas”. Sin embargo, la respuesta oficial pasó por el jefe de gobierno belga, Guy Verhofstadt. Poco antes de partir de Bruselas a Washington, Verhofstadt confesó que “me resulta difícil creer que fueran ciertas las afirmaciones de Berlusconi, justo ahora que Europa intenta evitar toda amalgama entre el terrorismo y el mundo musulmán”. Desde la mezquita más importante de Bruselas, el presidente de la Comisión Europea, el italiano Romano Prodi, condenó “cualquier declaración que identifica al Islam con los grupos terroristas que cometieron los ataques del martes 11”.
Berlusconi es famoso por sus brulotes, muchas veces asociados a la religión. De su ex adversario en la campaña electoral, Francesco Rutelli, dijo que “era un comecuras que luego se volvió un fanático”, decía Berlusconi, en aparente referencia a la asociación de Rutelli con el anticlerical Partido Radical. “Siento mucho haber dicho que los comunistas comían bebés”, dijo en una ocasión. “Pero si usted quiere, puedo organizar una conferencia en la que puedo comprobar que los comunistas han comido bebés en realidad y han hecho cosas peores.” Y al hablar otra vez ante sus partidarios de su conservadora, Forza Italia, les dijo: “Los nombro a ustedes verdaderos misioneros. Salgan y conviertan a los infieles y a los no creyentes”.

 

OPINION
Por Rossana Rossanda *

Sí, soy antiimperialista

O están conmigo o están con bin Laden, grita Bush, mientras se dispone a castigar a Afganistán, incluidos talibanes, no talibanes y pueblo todo. Conozco el chantaje. En ésas no entro. No me encuadro con Bush y dejo a los imbéciles que deduzcan que estoy con bin Laden. Querría reflexionar sobre lo que pasó, sobre lo que puede pasar y sobre qué hacer.
El 11 de septiembre no empezó una guerra. Las guerras comprometen a los países. Fue una acción terrorista y posee todos sus rasgos, destinados a multiplicar el pánico: la prioridad del símbolo, el ataque inesperado, los escuadrones secretos y el entramado suicidio-homicidio. El terror tiene como fin promover el terror. De los muchos atentados de la historia no muchos son terroristas, pero éste sí: quien lo realizó conocía su objetivo, las debilidades de su dominio aéreo, la amplificación segura que ganarían en los medios. Gracias a ellos, dos torres se desplomaron no una sino diez mil veces desde las pantallas, ayudando a que se grite: ¡es una guerra! Los autores del atentado, está claro, ya lo tenían calculado.
No fue el apocalipsis. No en la acepción ingenua de devastación enorme: devastaciones mucho más imponentes se llevaron a cabo en los últimos diez años. Pero no definimos como apocalipsis a la de los 150 mil degollados en Argelia, a la de 600 o 700 mil tutsi asesinados por los hutu, la de los 300 mil que mató en Irak la operación “Tormenta del Desierto” y el medio millón de chicos que mueren, se dice, por el embargo de medicamentos. Mucho menos a los muertos de Turquía o de la India. Entonces, ¿algunas matanzas pesan como montañas y otras como plumas? Si no es correcto valorar un acontecimiento solamente a partir del número de víctimas, tampoco es lícito valorarlo solamente a partir del daño que causa a la idea de sí mismo que tiene quien resulta herido, en este caso Estados Unidos. Aún más turbia es lacita culta del Apocalipsis: enfrentamiento final entre la Bestia y el Cordero. El Bien somos nosotros; ellos son la Bestia. Así dijo Bush. Y agregó: “Dios está con nosotros”.
El Islam es un océano, y demostrar que tiene sus fundamentalismos es tan fácil como demostrar los del cristianismo y el judaísmo. No obstante Ariel Sharon no es “los judíos”, Pío XII no era “los católicos”, y tampoco el imbécil de Bush es “los norteamericanos”, aunque sean o hayan sido los líderes proclamados en esas regiones. Nada hace pensar que el ataque contra las dos torres vaya contra el cristianismo. Dudo que sea un ataque contra la democracia: seguro que no lo es en el mundo de la mercancía y del comercio, contra el que nadie en el Islam –ni siquiera los talibanes– tiene nada. Quienorganizó el atentado quisogolpear la arrogancia de los Estados Unidos en Medio Oriente y poner en problemas a sus Estados aliados árabes.
No fue una venganza de los pobres. No es de los pobres ni para los pobres la dirigencia de la Jihad, que atraviesa todo el Islam sin tener (todavía) un Estado propio y juega también con la desesperación, ignorancia y opresión de las masas cuyo consenso les es necesario a las dictaduras árabes, obligando a estas últimas a tirar la piedra y esconder la mano. A la Jihad la manejan potentados y financistas que conocen el funcionamiento y los medios y recursos de los Estados Unidos. En este sentido, Osama bin Laden, árabe saudita, ex agente de la CIA, es un modelo. Hasta que no fue tocado por ellos, Occidente no se preocupó en lo más mínimo por masacres y fundamentalismos, privilegiando los negocios. No se preocupó cuando ante los ojos de todos en Afganistán se entrenaban fundamentalistas de todos los orígenes.
Ni siquiera el agudo Noam Chomsky se acuerda de que antes de 1989 una Guerra del Golfo hubiera sido impensable. Y que quien ha llamado desde los emiratos a los Estados Unidos, hace tiempo que no aprecia que se queden ahí de manera tan pesada.
En definitiva, la Jihad creció al volverse afín a cualquier visión laica de rescate de esas poblaciones. Y esto se acrecentó con la caída de lasdos superpotencias que la paralizaban: la Unión Soviética y el bloque a la vez contingente y leonino que formaban las dirigencias árabes con el Pentágono. Nacionalismo, fundamentalismo, intereses sumamente concretos de algunos y desesperación de muchos hicieron de la Jihad la mezcla explosiva que es hoy. No hay nada más estúpido que criar al terrorismo y pensar que se puededisponer de él.
La acción desquiciada de Bush hará pedazos a muchos en Afganistán, no a los bin Laden.Sin embargo, no se atreverá a invadir: los rusos le mostraron que no le iba a resultar. Pero va a bombardear a diestra y siniestra Kabul y quizás,según la costumbre, Bagdad. La unificación capitalista no hizo de los Estados Unidos un imperio, aunque fuera menos culto que el que ya no le gustaba a Tácito. Los Estados Unidos no son eso. Ni asimilan ni hacen de mediadores. Bush se mete en una guerra que no dividirá a los Estados árabes, y que aumentará el potencial de venganza de la Jihad. La única guerra que es capaz de ganar es en su casa, contra la tan vindicada “sociedad abierta”. Se expone a recibir nuevos golpes, a no ganar en ningún lado y a perder poco a poco el consenso que obtuvo el 11 de septiembre.
Hay errores sin remedio.
De eso se da cuenta Europa que por momentos lo apoya y por momentos toma distancia, firma pactos despiadados con la OTAN y después elucubra sobre el artículo 5; no quiere mandar a sus conscriptos a los montes afganos ni complicarse la vida con los musulmanes que tiene en casa. Tampoco con el Mediterráneo.
Tendríamos que darnos cuenta, nosotros también, de que estamos entre la espada y la pared, porque no hay oportunidad que no sea buena para intentar masacrar a la poca izquierda que queda. También nosotros tenemos nuestras culpas, aunque solo fueran por omisión.
Los acontecimientos nos pasan factura y hay que responder por lo que somos. No somos todos norteamericanos. Yo, por lo menos, no lo soy. No aprecio los “valores” liberales que imponen los Estados Unidos. Me duele el luto de sus ciudadanos, pero no me gusta que se hayan creído por encima de las consecuencias de lo que hace su país. ¿Se me llamará antinorteamericana? Sí, lo soy, y no deja de sorprenderme que muchos amigos que lo eran más que yo en el pasado vacilen tanto ahora. Considero que los Estados Unidos todavía están sosteniendo una política imperialista que daña a otras poblaciones y se les volverá en contra. Soy antiimperialista, otra palabra que me parece signada de ostracismo.
La verdad es que somos pobres. Pero eso no nos absuelve de decir no. Bush es un loco peligroso, no va a atacar a la Jihad sino a mucha gente sin culpa, y empujará a Estados Unidos a vivir asediando el mundo y a ser asediados por él.

*Intelectual italiana. El artículo fue publicado en el diario Il Manifesto.

 

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