Por Andrés
Osojnik
Dos nuevos rascacielos con
un agujero cada uno para que pasen los aviones. Bin Laden que juega con
dos torres de jenga con Sofovich. Dos fotos de Nueva York, una antes y
otra después del atentado, para el juego de las dos diferencias.
Truculencias por estilo y otras de peor gusto aún atosigan
por estos días a todo usuario del correo electrónico. Internet
está saturada del humor negro en torno del brutal atentado en Estados
Unidos. Imágenes trucadas, chistes, fotomontajes irrumpen con una
obscenidad inaudita en la bandeja de entrada de cualquier e-mail. ¿Gente
sin nada que hacer? ¿Una manera de sublimar la angustia? ¿La
risa como escape de tanta tragedia? Mientras el mundo se prepara para
la guerra, hasta hay tiempo para que algún diario publique en su
tapa exactamente ayer una de esas fotos, bajo el amarillo
título de Estremecedor testimonio gráfico.
¿Cómo es hacer humor en medio de una tragedia? ¿Es
acaso posible? Al día siguiente de la catástrofe, este diario
evitó el habitual chiste en la tapa: un personaje de Rudy y Paz
aclaraba que hoy no hay chiste. No me gusta, no me divierte
el humor siniestro, que es el que se hace sobre la tragedia en sí.
Y que es la mayor parte del humor que circula en Internet, apunta
Rudy. Daniel Paz agrega que nadie puede quedar ajeno ante un hecho
tan doloroso. Y si el humor se hace para no sentir, para insensibilizar,
ese humor hace daño. Todo lo que circula por e-mail
es anónimo, por eso son tan macabros. Nadie podría firmar
eso, señala.
En el correo electrónico es posible encontrar en torno al atentado
a las Torres Gemelas toda una amplia gama de chistes que van desde lo
sutil a lo más macabro y grosero. George W. Bush caracterizado
fotomontaje mediante como Osama bin Laden, el hombre sindicado
como responsable de los ataques a Washington y Nueva York. También
Carlos Menem mutado a la imagen del terrorista más buscado del
mundo. La cara de la Estatua de la Libertad cubierta por el velo de las
mujeres musulmanas. Y el perfil de Nueva York sin las torres gemelas,
pero con varias construcciones típicamente orientales.
La lista de los fotomontajes incluye la aparición estelar del animador
Gerardo Sofovich junto a Bin Laden: sobre la mesa de juego hay dos torres
y la mano del árabe a punto de hacerlas caer. En otro, aparece
Bin Laden con poncho y la camiseta de la selección argentina.
Uno de los más negros y con mayor producción
llega al correo con el siguiente mensaje: Esta es la última
foto que se sacó un amigo durante sus vacaciones en NY. En
la foto en cuestión aparece un muchacho hiperabrigado (en medio
del verano neoyorquino) en la supuesta terraza de una de las torres gemelas
(que a 400 metros de altura apenas tiene una baranda que le llega a la
cintura), con Nueva York de fondo. Y un avión que se acerca a la
escena. La foto consigna incluso la fecha impresa automáticamente
por la cámara: 09 11 01.
Ese montaje es el que apareció publicado ayer en la tapa de la
edición matutina de Crónica, con el avión rodeado
por un círculo rojo y la aclaración de que se trataría
de un turista que posó en la terraza de la torre sur del World
Trade Center y le sacaron la foto segundos antes de que el avión
de American Airlines se estrellara contra el edificio. Y sigue:
El joven está desaparecido, pero el FBI halló la cámara
con esta escena conmovedora. Eso sí: se aclara que su difusión
no es oficial y que su verosimilitud deberá ser aclarada
por las autoridades.
Pese a que la foto circula en forma anónima como todo ese
tipo de producciones Página/12 pudo establecer que su autor
es un joven brasileño que vivió algunos años en Argentina
y que ahora reside en Río de Janeiro. Dedicado a la música
y fanático de la computación, ahora está espantado
de su propia creación. Nunca quise ofender a las víctimas,
sólo pretendí burlarme del humor negro que circula en Internet.
Pensé que era imposible no darse cuenta de lo burdo del montaje,
explicó. Crónica nofue el único: en Brasil, un programa
de la Rede TV también se conmovió con el estremecedor
testimonio gráfico.
Cuando sucede un shock de esta naturaleza, para muchos, este tipo
de humor es un escape para la angustia. Es como el chico que entra silbando
a una habitación a oscuras, explica Luis Rubio, humorista
radial que forma dupla con David Rotemberg. Eso puede suceder en
términos sociales, pero a nivel personal dice no puedo
hacer humor en medio de estas grandes tragedias. Después del atentado,
estuvimos varios días sin trabajar. El tema es tan impactante que
eclipsa todo el resto, pero a su vez lo inhabilita a uno para hacer humor
con eso, salvo indirectamente.
Rudy acuerda con el carácter indirecto del humor posible
en medio de una tragedia: No puedo reírme del hecho en sí,
pero sí de algunas de sus derivaciones. Por ejemplo, qué
va a hacer la Argentina, cómo va a colaborar, cómo se investiga.
Hay un chiste sobre dos afganos que vienen a la Argentina que me parece
apropiado, porque no es sobre la tragedia, sino sobre los argentinos.
El cuento al que alude Rudy tuvo su medio de difusión en Internet.
Según la historia, el atentado en las torres estaba dirigido a
ser cometido en Buenos Aires. Para ese fin, dos terroristas afganos llegan
aquí vía aérea desde Uruguay. En Aeroparque toman
un taxi, que los pasea por la ciudad una hora y media. En la esquina de
Carabobo y Rivadavia, se sube un cómplice: los roban y los dejan
tirados en el Bajo Flores. Allí, una barrita los termina trompeando.
Al recuperarse, toman un remís para ir a Ezeiza, pero se topan
con un piquete. Al fin llegan al aeropuerto, donde a cambio de dólares
les dan patacones. Intentan abordar el avión para hacerlo estrellar
sobre Buenos Aires, pero Aerolíneas y Austral están de paro
y sus empleados impiden la salida de otros vuelos. Y tampoco pueden comprar
pasajes porque nadie les acepta los patacones. Entonces optan por comer
algo y se intoxican con una hamburguesa de pollo. Tras la indigestión,
Chiche Gelblung los lleva a Memoria. Y se terminan yendo del
país, jurando por Alá que nunca volverán.
Los amigos mochileros
de Pakistán
El mensaje proviene de un conocido y llega con un pedido de favor.
El texto cuenta que hay unos amigos de Pakistán viajando
por todo el mundo como mochileros. Y que en estos días
llegarán por acá. Me preguntaron si sabía
de alguien con quien quedarse, sin tener que gastar mucha plata.
Viajan con poco equipaje y tienen sus propios equipos para acampar/dormir,
así que sólo necesitan un lugar chiquito para tirarse
por ahí. Son unos chicos bárbaros, aclara el
texto. Pensé en ustedes sigue y me tomé
la libertad de darles sus nombres y datos, porque sé que
no les va a importar tenerlos dos o tres días en sus casas.
En archivo adjunto, va la foto de los chicos en cuestión.
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