Por Nora Veiras

El Gobierno sabe que va a recibir un revés electoral el 14 de octubre. Para contrarrestarlo, en la lógica de negar la crisis, está decidido a mantener la iniciativa y lanzar una reestructuración del gabinete antes de los comicios. La unificación de las áreas sociales es la muletilla que se repite desde hace meses pero ahora se empieza a definir. Una de las ideas es volver a fusionar las carteras de Educación, Justicia y el área de Cultura tal como funcionaron durante la gestión de Raúl Alfonsín. A su vez se unirían los ministerios de Desarrollo Social, Salud y parte de Trabajo. El movimiento de piezas que implicaría semejante cambio de tablero no está cerrado y menos aún se sabe qué pasará con el destino del ministro de Economía, Domingo Cavallo. Otro de los dilemas es qué hacer con el único frepasista del gabinete: Juan Pablo Cafiero. “El Presidente no quiere que se vaya pero qué pasa si el Frepaso se va después del 14, no podemos quedar a merced de esa decisión”, razonan los hombres de De la Rúa.
Según los datos de la última encuesta de Graciela Römer el desempeño del presidente Fernando de la Rúa cuenta sólo con el 4 por ciento de opiniones favorables, contra el 67 por ciento de rechazos y un escaso 13 por ciento aprueba la gestión oficial. “Hay que hacer los cambios antes para despegarnos de las elecciones”, razonan algunos sectores del delarruismo como si fuera posible que un gobierno se desentendiera de los comicios en los que el electorado evalúa los casi dos años de gestión. Los que no quieren apresurar los relevos temen que ante una aplastante derrota electoral se pague un doble costo al tener que hacer un nuevo recambio de gabinete.
El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y el secretario de Reforma del Estado, Marcos Makón, son los encargados del trabajo fino de la reestructuración de las áreas sociales. La idea original del ex vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez de formar una agencia social se respetaría unificando Desarrollo Social con Salud y parte de Trabajo. Otra discusión de no fácil resolución es quién ocupará la cabeza de esa megacartera que manejará todos los fondos destinados a paliar las crecientes carencias sociales. En ese casillero la continuidad del frepasista Cafiero aparece debilitada. “Juampi está tranquilo, obediente, el presidente no se quiere desprender de él”, dicen los delarruistas al recordar que aceptó sin remilgos que le pidieran la renuncia al frepasista Rafael Flores por haber rechazado un alineamiento acrítico con la guerra declarada por Estados Unidos contra “el demonio”.
Pero, de inmediato, aclaran, que “tampoco podemos quedar atrás del frepaso si decide después de las elecciones irse en masa de la Alianza”. Los hombres cercanos a Darío Alessandro, el jefe de la bancada de la Alianza en Diputados admiten que lo que queda del Frepaso está más dispuesto a empezar solo, desde abajo, que a seguir pagando costos en un gobierno que se desentendió de las propuestas de campaña. En ese escenario es más que probable el ascenso de Patricia Bullrich y faltaría definir el destino del amigo del Presidente, Héctor Lombardo, un funcionario que está lejos de poder alardear de su gestión.
La fusión de Educación con Justicia y Cultura ofrece también más de una dificultad. El futuro del titular de la cartera educativa Andrés Delich no se sabe cuál será pero dan por descontado que seguirá al lado de De la Rúa. Su par de Justicia es Jorge de la Rúa, nada menos que el hermano del Presidente, vínculo que en su momento fue decisivo para que reemplazara a Ricardo Gil Lavedra. En Cultura sigue tallando Darío Lopérfido, otro incondicional que ha perdido presencia desde que Nicolás Gallo asumió la Secretaría General de Presidencia. La rotación en el damero determinará quién quedará a la cabeza de esa área de acuerdo al perfil al que se le dé prioridad.
Al margen de la “reestructuración” signada por el achicamiento del gasto, la suerte de Cavallo tiene a todos pendientes. Los delarruistas que no lo quieren repiten que “está peleado hasta con su propia gente. HoracioLiendo, Guillermo Mondino y Federico Sturzenegger se quejan porque toma medidas ‘políticas’ y se aleja de los postulados liberales” y apuestan a un relevo sin traumatismos por Daniel Marx. “Somos nosotros los que tenemos que decidir qué hacer porque Cavallo se va a desentender de la suerte del Gobierno y el peronismo no nos va a defender”, repiten los que quieren ver al economista que asumió como “salvador” hace apenas seis meses y no ha podido revertir la recesión que paraliza la economía desde hace más de tres años.
“Si Cavallo se va, lo va a decidir él con el Presidente antes de las elecciones”, repiten los que no quieren demonizar al ministro porque juegan a que la política será la misma, a lo sumo, con algunos matices.
A dieciséis días de las elecciones De la Rúa está decidido a hacer cambios. Una jugada de alto riesgo teniendo en cuenta el bajísimo nivel de apoyo popular que conserva y, sobre todo, teniendo en cuenta que la tendencia parece ser cambiar de caras pero no de políticas de fondo.

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