Los servicios públicos
no pueden escaparle a la recesión. En agosto, y por segundo mes
consecutivo, el indicador mostró un resultado negativo. Esta vez,
del 4,8 por ciento en relación al mismo mes de 2000. Y del 3,1
por ciento en comparación a julio último. La caída
incluyó a todos los rubros, con la excepción de sólo
tres: la telefonía celular, el servicio ferroviario de carga y
las llamadas telefónicas internacionales. El Indec empezó
a medir la evolución de los servicios públicos en 1993.
En julio pasado, por primera vez en la historia del indicador se registró
una caída interanual. Ahora se confirma que aquello no fue casualidad
sino que este sector de la economía también sufre el parate
de la economía.
A pesar de la recesión de los últimos tres años,
el índice de servicios públicos mostró una trayectoria
ascendente hasta junio pasado, recién se cayó en julio y
agosto. A diferencia de la mayoría de los indicadores, en este
caso la racha positiva se mantuvo no porque los consumidores viajaran
en tren o en avión o usaran el teléfono como si la crisis
no afectara a sus bolsillos sino por la explosiva aparición de
los celulares. En el último año, la cantidad de aparatos
saltó en un 1,35 millón y ya hay casi 7 millones. El dato
es relevante porque, para realizar la medición, el Indec toma en
cuenta la cantidad de teléfonos móviles y no el tiempo de
utilización de las líneas, como sí sucede con las
líneas fijas. Según coinciden en las compañías
telefónicas, si bien en el último año la cantidad
de aparatos siguió mostrando un fuerte aumento, se notó
una utilización menor de esas líneas dado el contexto recesivo.
Para el Indec, el rubro teléfonos móviles creció
24 por ciento.
Entre los sectores que vieron caer la demanda, el transporte se llevó
la peor parte, ya sea el traslado de pasajeros en aviones, trenes, ómnibus
y subtes. Aun antes de los atentados en Nueva York y en Washington, la
cantidad de pasajeros en aviones cayó 22,5 por ciento. Aunque cabe
aclarar que hubo una impresionante caída del 85 por ciento en los
vuelos internacionales en la conflictiva Aerolíneas Argentinas
que no pudieron ser del todo compensados por las otras líneas aéreas.
Los pasajeros transportados en los trenes urbanos bajaron 10,8 por ciento,
siendo la más perjudicada la línea General Roca, que cubre
el corredor sur, desde Constitución a La Plata y que además
es la más utilizada. Allí, la cantidad de boletos vendidos
cayó 12,8 por ciento. También se notó un fuerte retroceso
en los servicios ferroviarios interurbanos, del 26,2 por ciento.
La menor utilización de los trenes urbanos está directamente
ligada al desempleo. Lo mismo que los colectivos y subtes, que también
muestran descensos. En el caso de los ómnibus de corta distancia,
la caída interanual llegó al 10,6 por ciento. Los colectivos
fueron históricamente los más perjudicados por la crisis
y la mejora en los servicios de subtes y trenes. En cinco años
perdieron 55 mil pasajeros mensuales. Ahora, cada mes viajan 105 mil personas.
Más llamativo es el caso de los subtes administrados por Metrovías.
Desde que se inició la concesión, en el 94, los usuarios
transportados fueron en permanente aumento. Pero la depresión económica
no perdonó ni siquiera al subte. En agosto hubo una merma del 9,4
por ciento. La crisis tampoco eximió a la generación de
energía y a la producción de gas, que cayeron 5,4 y 4,1
por ciento respecto del año pasado. También se evidenció
un retroceso del 2,2 por ciento en los peajes cobrados en las rutas nacionales.
Más fuerte resultó la merma en las casillas de la provincia
de Buenos Aires: 10,3 por ciento. Una baja que se extiende al 16 por ciento
para el caso de los camiones pesados, dando cuenta de la depresión
de la economía.
EXIGENCIA
JUDICIAL A AA PARA QUE PAGUE SALARIOS
Empleados que viven del aire
El juez Martín Silva
Garretón exigió ayer a Aerolíneas Argentinas que
detallara a la Justicia la situación salarial de la empresa que,
según denunciaron los gremios, desde hace dos meses no se está
abonando los sueldos. Ese requerimiento se produce en momentos decisivos
de la compañía, en los cuales la SEPI debe resolver qué
empresa será su sucesora.
Horas antes de que se abriera el concurso de acreedores, Garretón
también irrumpió con un pronunciamiento altisonante, aunque
con pocas consecuencias prácticas. Fue cuando ordenó a AA
a cumplir a rajatabla con el contrato de concesión, lo que entrañaba,
entre otros compromisos, la obligación de recuperar todas las rutas
abandonadas. La apertura del concurso licuó el efecto de esa resolución.
De acuerdo con lo que reclaman los trabajadores, y la empresa no desmiente,
Aerolíneas adeuda los salarios de agosto. Desde fines de julio
tampoco canceló las deudas comprometidas por los retiros voluntarios
que fomentó la compañía como un recurso para achicar
la grilla de personal. Entre ellos, 34 pilotos que en el momento más
álgido del conflicto optaron por retirarse.
Previsiblemente, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales dará
a conocer una decisión integral, cuando ya haya definido a cuál
de los cuatro ofertas adjudicará la empresa. La operación,
de por sí complicada por los 900 millones de dólares de
deuda que contabiliza la empresa, está contaminada ahora por la
crisis integral de las más grandes aerolíneas del mundo.
En el mercado doméstico, a su vez, también se produjeron
algunos llamativos movimientos. Esta semana el gobierno autorizó
a Shouthern Wins a volar varios destinos internacionales. Esta decisión
complica aún más las perspectivas de recuperación
de Aerolíneas, que por decisión del accionista español
abandonó hace un par de meses todos los destinos internacionales.
Según aseguró ayer Carlos Bastos, el ministro de Infraestructura,
la próxima semana Sepi develaría el misterio en torno al
futuro accionista de Aerolíneas. En la puja se encuentra el operador
turístico español Marsans y Air Plus, Enrique Pescarmona
y el ex titular de Aerolíneas Juan Carlos Pellegrini. Los términos
de las negociaciones entre ellos y la empresa se mantuvieron hasta ahora
en reserva. Pero la discusión gira en torno a qué proporción
del abultado pasivo corresponderá a cada uno y en qué condiciones
la SEPI podría facilitar recursos al comprador para garantizar
la operatividad de la compañía en el corto plazo. En otros
términos, de qué manera podrá comprarse sin plata.
|