Por Victoria Ginzberg
Ya no maneja su lancha, aquella
con la que atropelló a un nadador en la laguna Setúbal y
lo dejó, sin asistencia, dos metros bajo el agua con el cráneo
fracturado. Tampoco se hace pasar por psicólogo para entrevistar
a una chica de 16 años detenida en la Guardia de Infantería
Reforzada (GIR) y decirle que no se queje por los malos tratos impartidos
por los represores de Santa Fe. Ni invita con un cigarrillo a un hombre
que acaba de ser torturado y le asegura que la sacó barata. Tal
vez sea él quien hoy pida un cigarrillo, en la Unidad Antiterrorista
de la Policía Federal, donde estará alojado él
sí con todas las garantías de la ley mientras se tramita
su pedido de extradición a España. El ex juez federal Víctor
Hermes Brusa, según aseguraron en tribunales, se entregó
el jueves por la noche, acorralado por los allanamientos que había
ordenado el juez Gabriel Cavallo para detenerlo a pedido de Baltasar Garzón.
El jueves la policía buscó a Brusa en Santa Fe y en Capital.
Por la noche, lo seguían de cerca en Buenos Aires, donde fue ubicado
a través de su teléfono celular. Cuando llegaron al domicilio
indicado, el portero aseguró que el ex juez se había vuelto
a su provincia. Pero Brusa decidió dejar de ser prófugo
y se puso a disposición de la justicia. Ayer por la mañana
fue llevado ante Cavallo, quien había ordenado su arresto el 17
de setiembre pasado a pedido del juez español Baltasar Garzón,
que quiere juzgarlo por genocidio, terrorismo y torturas.
La solicitud proveniente de Madrid incluía a 18 represores doce
marinos, cinco policías santafesinos y Brusa. La mayoría
de los miembros de la Armada, que se habían desempeñado
en la ESMA, se entregaron apenas se supo que Cavallo los buscaba y fueron
beneficiados con la excarcelación. Lo mismo ocurrió con
cuatro policías. Brusa quiso asegurarse que él también
iba a poder estar libre mientras se tramitaba el pedido de extradición
y, aunque estaba prófugo, reclamó a través del abogado
Pedro Bianchi su eximición de prisión. Pero Cavallo consideró
que, a diferencia de la mayoría de las personas que figuraban en
la lista enviada por Garzón, Brusa debía permanecer detenido
porque al ser civil no podía ampararse en la supuesta protección
de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y porque existía
peligro de fuga.
El ex juez cambió de representante y nombró como abogado
a Carlos Caride Fitte ex defensor del ministro de Economía
Domingo Cavallo, pero Bianchi se presentó ayer en Comodoro
Py para insistir en la excarcelación de Brusa. En la sala de periodistas
facilitó un escrito en el que, junto con su colega Elda Berestain,
argumentó: es cierto que existió eliminación
de personas, hecho sumamente reprobable pero lo fue únicamente
para privar del apoyo logístico a la subversión.
Eduardo Ramos, otro policía que se entregó el jueves en
Santa Fe, también quedaría tras las rejas. En su caso se
debería a que en 1979 fue condenado por corrupción de menores.
Hasta hace pocos meses Ramos era empleado de la Municipalidad de Santa
Fe. Y era candidato a segundo diputado suplente para las próximas
elecciones por el Modín, el Frente de los Jubilados y el Partido
Autonomista. Las tres agrupaciones solicitaron su exclusión de
las listas luego de que trascendiera que su nombre figuraba en el pedido
de Garzón.
Brusa fue destituido de su cargo de juez federal en Santa Fe al comienzo
del año pasado, luego de que ocho ex detenidos se presentaron ante
el Consejo de la Magistratura para relatar que el hombre cuando
era empleado en el mismo juzgado los obligaba a firmar declaraciones
obtenidas bajo tortura. La destitución del magistrado no fue fundada
en su comportamiento durante el terrorismo de Estado porque los legisladores
que lo nombraron conocían su legajo y el organismo que designa
y remueve a los jueces no tenía atribuciones para revisar una decisión
tomada por el Senado. El Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento
se basaron en que en 1997 Brusa atropelló con su lancha y dejó
sin asistencia a un nadador. Pero los antecedentes de complicidad con
la dictadura fueron cruciales para definir su salida del Poder Judicial.
El trámite de extradición seguirá su curso, tanto
para quienes se beneficiaron con la excarcelación como para los
que seguirán detenidos. El Ministerio de Relaciones Exteriores
ya recibió los papeles desde el juzgado y debe enviarlos a Madrid.
España tiene cuarenta días para presentar formalmente el
pedido para que los acusados sean llevados frente a Garzón. El
Gobierno argentino podía trabar el proceso pero si sigue con la
línea que tomó cuando Italia reclamó a Alfredo Astiz,
los 18 represores podrían ser juzgados en Argentina.
Sin salida
El Centro de Estudios Legales y Sociales va a presentar la semana
próxima un Amicus curiae invocando principios del Derecho
Internacional para reclamar que los crímenes contra la humanidad
no pueden quedar impunes. El juez Gabriel Cavallo tiene que
decidir si permite la extradición o si exige que se lo juzgue
acá. Lo que se decida en el caso (del ex juez Víctor)
Brusa podría fijar un precedente, y tener efecto sobre otros
pedidos de extradición, en tanto este pedido entró
por la justicia y no por la Cancillería, sostuvo Víctor
Abramovich del CELS.
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PATRICIA
ISASA, EX DETENIDA DESAPARECIDA EN SANTA FE
Veinticinco años de espera
La ex detenida desaparecida
Patricia Isasa, que reconoció al ex juez federal de Santa Fe Víctor
Hermes Brusa como uno de sus interrogadores en un centro clandestino de
desaparición, se reunió ayer con el juez federal Gabriel
Cavallo tras la detención de Brusa. Isasa conversó con Página/12
acerca de la marcha de la causa así como de los manejos
del abogado defensor Pedro Bianchi.
¿Cómo ve la actuación del juez Cavallo?
Creo que es muy destacable. En la reunión que mantuvimos,
el juez nos informó que la detención de Brusa se produjo
a las 22.30 del jueves gracias al rastreo telefónico que había
hecho un grupo de la Policía Federal. Hay que reconocer que se
trató de un grupo de policías especializados que hizo excelentemente
su trabajo.
¿Qué opina del proceso de extradición?
Mi impresión es que se está llevando bien. Es decir,
de los 18 represores cuyo arresto pidió el juez español
Baltasar Garzón, todos están procesados. Si bien no todos
están detenidos, el juez los hace concurrir frecuentemente al juzgado,
por lo que están controlados: no pueden cambiar de domicilio ni
salir del país. Yo querría destacar el papel del juez que
es muy importante en este proceso.
¿Por qué cree que Bianchi, el abogado de Brusa, dijo
que su cliente se presentó de manera espontánea cuando en
realidad había sido detenido?
Bianchi mintió todo el tiempo, y sus dichos demuestran el
intento infantil de tratar de disfrazar al lobo de cordero. Creo que tanto
la actitud de Brusa como la del ex policía Eduardo Ramos, (que
también estuvo prófugo hasta que lo encontraron en el arzobispado
de Santa Fe), muestran que los dos pretenden actuar desde el aparato estatal
para obtener beneficios propios. De otra manera no podría entenderse
cómo Brusa, un ex juez que se supone, conoce la ley, la evade,
y que Ramos como candidato a legislador por el Modin, se escape. Esto
de eludir así a la Justicia es una táctica de banda que
no la hace ni el Gordo Valor.
Informe: Giselle Cohen.
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