La gesta sanmartiniana fue emulada
por una bacteria: la célebre Escherichia colli, culpable de algunos
malos momentos vividos por la empresa multinacional McDonalds en
la Argentina, cruzó los Andes y contaminó una hamburguesa
de pollo de un concurrido local de la misma cadena, ubicado en el centro
de Santiago de Chile. Las autoridades sanitarias de ese país clausuraron
el contaminado local. El mes pasado, cuatro locales de esa cadena habían
sido cerrados por igual motivo en Buenos Aires.
El jueves por la noche, el Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente
(Sesma), un organismo dependiente del Ministerio de Salud chileno, realizó
una fiscalización en todas las sucursales de McDonalds de
Santiago, después de conocerse el caso de un chico de cuatro años
que comió una hamburguesa en uno de ellos. El nene intoxicado tuvo
que ser atendido en estado grave en la unidad de cuidados intensivos de
una clínica privada de esa ciudad.
Las autoridades sanitarias tomaron un total de 79 muestras, de las cuales
una arrojó resultado positivo: la bacteria detectada en la carne
de pollo utilizada para preparar hamburguesas es la ya conocida por los
argentinos Eschercihia colli 0157. Una vez que se conocieron los resultados
de los análisis, el Sesma ordenó cerrar de inmediato el
local contaminado, en un momento en que estaba abarrotado de gente. La
sucursal de McDonalds clausurada está ubicada dentro de un
centro comercial llamado Mall del Centro, en una de las zonas más
transitadas de la capital trasandina, a unos pasos de la populosa Plaza
de Armas. Diego Gianelli, vocero del local afectado, señaló
que en razón de eventuales incumplimientos de normas sanitarias,
la autoridad de salud decretó la paralización temporal de
este restaurante.
La ministra de Salud chilena, Michelle Bachelet, justificó el cierre
del establecimiento al advertir sobre las consecuencias que puede tener
en los niños la bacteria encontrada: Una de las más
graves es el Síndrome Hemolítico Urémico, que puede
ser mortal o dejar secuelas de por vida si no se hace un diagnóstico
precoz, precisó la ministra en declaraciones a la prensa
y agregó que esta afección es causada por el ataque
al riñón de la bacteria Escherichia Coli enterohemorrágica
0157, y afecta principalmente a niños de hasta 10 años.
Los síntomas son vómitos, dolor abdominal, fiebre y diarrea
que en algunos casos puede ser sangrienta, vértigo,
desorientación e incluso pérdida de conciencia. De
todos modos, la funcionaria aclaró que en cualquier caso,
en el país existen los tratamientos y medicamentos adecuados.
Y para desbaratar cualquier sugestión en la población, observó
que se trata de una situación circunstancial.
Además de la bacteria encontrada, se comprobó que en varios
locales no se cumplían con ciertas normas higiénicas. Los
empleados que manipulaban los alimentos lo hacían sin guantes y
no usaban cofias ni tenían el cabello recogido. Por esta razón,
las autoridades sanitarias se reunieron ayer mismo con los gerentes de
los locales de todas las cadenas de comida rápida, a los que les
hicieron advertencias sobre el cuidado y las precauciones que se deben
tomar en cuenta al estar en contacto con los alimentos.
Pese a que oficialmente no se conocieron nuevos casos de intoxicación,
fuentes periodísticas chilenas comentaron a este diario que en
las últimas horas de ayer se recibieron una serie de denuncias
telefónicas de personas que sufrieron algunos síntomas tras
haber consumido hamburguesas de pollo en McDonalds.
El escándalo que se desató en Buenos Aires el mes pasado,
cuando fueron clausurados cuatro locales de McDonalds en los que
se detectaron la presencia de Escherichia Colli también en
las hamburguesas de pollo y que generó una polémica
entre la firma y el gobierno porteño, había trascendido
al otro lado de la cordillera de Los Andes. En las últimas semanas,
la filial chilena de la empresa norteamericana publicó una seriede
solicitadas en los principales medios de ese país, para aclarar
sobre la higiene en sus locales y poner el acento en la calidad de los
productos alimentarios que allí se comercializan. Con respecto
a los análisis que arrojaron la presencia de la bacteria en una
de sus sucursales, las autoridades de la cadena entienden que se trata,
simplemente, de un informe preliminar.
MURIERON
DOCE OBREROS POR UN CHOQUE FRONTAL
Día negro en la ruta tucumana
Doce obreros murieron ayer en
la localidad tucumana de Bajo Grande, a 20 kilómetros de la capital
provincial, cuando la camioneta F-100 en la que viajaban chocó
de frente con un camión Mercedes-Benz que circulaba por el carril
opuesto de la ruta nacional 9. Según el relato de un testigo, el
accidente se produjo cuando el chofer del camión se pasó
a la mano opuesta de la ruta para esquivar a un auto.
Unos minutos después de las 7, una docena de obreros de la firma
Isolar viajaba hacia la central hidroeléctrica El Bracho para realizar
unos trabajos de electricidad. Mientras atravesaban el paraje Bajo Grande,
se encontraron con el camión Mercedes-Benz, que los embistió
de frente. Los obreros, que iban en la caja de la F-100, salieron despedidos
hacia el asfalto. El subsecretario de Seguridad tucumano, comisario Julio
Díaz, indicó que todos murieron en forma instantánea.
Díaz indicó que el tramo de la ruta donde se produjo el
choque está bien señalizado y tiene banquinas altas,
y que al momento de la colisión había buena visibilidad.
El chofer del camión, José Casal, declaró ante la
policía que un Volkswagen Senda azul se cruzó en su carril,
y que tuvo que maniobrar violentamente para esquivarlo, hecho que lo colocó
de frente a la camioneta F-100.
Sin embargo, el conductor del Senda, Rolando Robles, declaró que
el camión venía en dirección sur-norte detrás
de él, y que intentó pasarlo. Aunque no sufrió lesiones
severas, el chofer del acoplado tuvo que ser hospitalizado en San Andrés,
por una crisis de nervios que sufrió tras el accidente. Junto a
Casal viajaba su esposa, Natalia Carabajal, que resultó ilesa.
Tras ser dado de alta, Casal quedó detenido en la comisaría
local.
Hasta el mediodía de ayer, la policía había logrado
identificar a 11 de los 12 muertos. Se trata de Javier Muga, Walter Acosta,
Saúl Torres, Raúl Guzmán, Jorge Moran, Cristian Benítez,
Nelson Silva, Oscar Zamudio, Saúl Villanueva (chileno), Hugo Bonet
y Jorge Lazarte.
El gobernador tucumano Julio Miranda suspendió de inmediato todas
las actividades previstas en su agenda entre las cuales figuraba
la entrega de viviendas en la localidad de San Andrés y se
puso a disposición de los familiares de las víctimas del
choque. El titular del Ejecutivo provincial propuso también la
realización de un sepelio conjunto.
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