Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


OPINION
Por Mario Wainfeld

LAS ECONOMIAS LOCALES EN COMA. LAS IDAS
Y VUELTAS DE CAVALLO. LA TENTACION AUTORITARIA
Un país donde las provincias bajan la persiana

La paradoja de provincias con poco déficit y cerca del default. La AFIP, catatónica. Los números de setiembre. Cavallo, su eventual renuncia y el Mercosur. Las desmentidas y las internas del Gobierno.

Inédito: Cavallo desafió a la diputada Carrió a un debate público... con su esposa Sonia. Otra flor exótica de ésas que sólo germinan en esta tierra feraz.

El decano de la Facultad de Ciencias Sociales de Malö, Suecia, está furioso con su politólogo estrella. El hombre se fue a la Argentina hace más de dos meses, a fin de hacer un estudio de campo de un país único en su política. Y alguna merca consiguió, cabe reconocerlo. Pero el estudioso prolonga su estadía, pide reiteradamente más viáticos y prórrogas. El decano intuye que no lo retiene sólo el saber: el politólogo tiene una novia criolla (o dos, quizás dos y media) y se ha hecho hincha fanático de Boca. Por eso, lo llama por teléfono y lo intima.
–Me parece que ya está bien. Nos hemos enterado de que en la Argentina el oficialismo no presenta candidatos en las elecciones y que la oposición le vota las leyes más atrabiliarias. Es interesante, novedoso. Pero ya lo sabemos. Así que vaya preparando el regreso.
–Déjeme quedarme unos días más, profesor. Tengo material asombroso. En esta semana, cerró una provincia, dejó de atender al público.
–Será una de esas provincias del Norte, gobernadas por conservadores populares o peronistas, a las que nunca llegó la modernización ni el Estado benefactor espeta, sapiente, el decano.
–No, Entre Ríos es una provincia mediana, fue industrial no hace tanto y la gobierna un radical, insiste el politólogo, pisando firme.
–Siendo así... tiene dos semanas más, hasta las elecciones... se rinde, sorprendida, divertida, la autoridad.

El fondo de la lata

La situación de las provincias es tan paradojal como explosiva. Entre Ríos es, hoy por hoy, una sorpresa, pero seguramente en un par de meses será apenas un precedente. Según la información que se baraja en estas horas en el Gobierno, Misiones podría declarar su default en cuestión de días. Jujuy, San Juan, Chaco, son otras tantas bombas de tiempo.
Hasta acá lo explosivo. Lo paradójico es que, a esta altura, no se trata linealmente de mala administración de las provincias. Según un cálculo que ha elaborado la Jefatura de Gabinete, si sus gobiernos consiguieran créditos al 10 por ciento (una cifra bien alta para un Estado) para financiar su endeudamiento público 16 provincias tendrían déficit operativo cero. Una pinza entre la reducción de las prestaciones básicas y los recortes han hecho que sus cajas no estén tan mal. Su sequía no se debe ya al delirio del gasto (al menos no al actual delirio) o la concupiscencia de concejales o legisladores sino al agotamiento del modelo económico. Agotamiento que se padece más intensamente en el interior merced al perverso esquema de distribución de ingresos y de cargas asistenciales que diseñaron, una década ha, los padres del modelo.
Los próximos meses pintan mal. El pago del segundo medio aguinaldo se ha convertido en una utopía que da jaqueca a los gobernadores, sobre todo a aquellos que no han terminado de pagar el primero. En economías exánimes, la capacidad de los estados locales de recaudar impuestos propende a cero. Y sobre la coparticipación federal pende una tijera de Damocles: la del gobierno nacional que debe acomodar el Pacto Fiscal Federal a sus acuerdos con el FMI.
Los gobernadores, en especial los peronistas, esperan salir airosos en las elecciones para plantarse frente a cualquier reclamo o poda de Hacienda. Será, en definitiva, una versión institucional de un clásico de la aldea global: la guerra de pobres contra pobres. Los números que va goteando la AFIP acerca de la recaudación de impuestos de setiembre meten miedo. Las huestes de Armando Caro Figueroa temían un 5 por ciento de reducción, pero ahora empezaron a hablar del 10. Tal vez sea un rebusque para luego “mostrar” una mengua del 8 o el 9 y cantar victoria, pero son datos terroríficos.
Un dato más minucioso impacta aún más: uno de los gravámenes que más bajó fue el impuesto a las transferencias financieras (conocido como “alcheque”) que no se coteja (como el conjunto) con el mes de setiembre de 2000 sino con agosto de 2001. Lo que revela es una merma de actividad aún en estos días de malaria. Dato que cruza perfecto con otra cifra que se maneja en la Rosada: en julio y agosto el crédito bancario al sector privado bajó 3000 millones de pesos. Es que los bancos, como contrapartida a una fuga de depósitos de más de 10.000 millones, apretaron el torniquete sobre el ya exangüe sector privado local que ha sufrido en el último trimestre un fenomenal ajuste.
Mientras esto ocurre casi nadie en la Argentina (y nadie en la Rosada y zonas de influencia) recuerda que el Presidente, al anunciar el déficit cero, prometió una blitzkrieg contra los grandes evasores, incluyendo la creación de tribunales especializados. Pero la paz provinciana que disfruta hoy el Congreso no ha sido conturbada por ningún proyecto de ley que se vincule a esa promesa. El proyecto de presupuesto dibujado en Hacienda –que sigue siendo un secreto de estado– no prevé una chirola para tan magnos fines. Y, last but not least, tampoco hay previsiones al respecto en la propuesta de presupuesto que elevó la Corte Suprema.
No parece ser ése el único fracaso reciente del gobierno en el hostil territorio de la lucha (?) contra la evasión. Del desembarco del cavallista Armando Caro Figueroa en la AFIP no derivaron efectos exteriores visibles, excepción hecha de una interna feroz entre los cavallo boys por un lado y la línea y los sindicatos del sector por otro. Ese combate absorbe la parte del león de los esfuerzos de Caro Figueroa que no trascienden extramuros del organismo, según lo comprueban las cifras letales que –quieras o no– el Gobierno dará a conocer en los próximos días.

Enigmático Mingo

El politólogo mira a Domingo Cavallo por TV y fantasea con poder quedarse hasta el 2003. El Ministro de Economía está desafiando a la diputada Carrió a un debate público... con su esposa Sonia. Otra flor exótica, se solaza nuestro científico, de ésas que sólo germinan en esta tierra feraz.
Así redondeó Cavallo otra semana excitante, cuyo clímax fueron los rumores acerca de su renuncia, desmentidos por todo el Gobierno. Sin embargo, las versiones fueron alentadas en parte por fuentes de su propio Ministerio. Como se señaló la semana anterior en esta columna, al Ministro no le faltan motivos para irse del Gobierno, que no son atribuibles a perfidia o designio de Carrió o de otros opositores sino al estrepitoso fracaso de sus sucesivas y zigzagueantes acciones de gobierno. “La renuncia –tipea el politólogo, desbarrando alegre al ensayo libre– ha sido un arma política impactante de los caudillos populares argentinos. Rosas y Perón las usaron para revalidarse o para reclamar más poderes. El renunciamiento, como prueba de sacrificio militante, también tiene sus epígonos, desde Evita a Chacho Alvarez. Cavallo es el primer político impopular que suele utilizarla como recurso para probar que es imprescindible o para avanzar”.
No es fácil saber si Cavallo blandió su renuncia en estos días y si lo hizo en la reunión que compartió con Adalberto Rodríguez Giavarini y Chrystian Colombo. Fuentes muy cercanas al Canciller y al Jefe de Gabinete aseguraron a Página/12 que no hubo tal dimisión y añadieron que “la reunión fue muy buena”. De hecho, allí se terminó de plasmar la estrategia de cara a un importante encuentro con autoridades brasileñas el 8 de octubre y se designó a Cavallo para fijar la agenda que se discutirá en San Pablo.
Colombo, que entre otras funciones cumple la de ser bombero en las internas de la Rosada, suele explicar a sus allegados que las diferenciassobre Mercosur entre el Canciller y el Ministro de Economía no son tan abismales como suelen recoger las crónicas y las interpretaciones de Palacio. Se trataría, según él, de diferencias determinadas por los estilos y los roles distintos de uno y otro. Según esta versión, Economía sufre más en el día a día los estragos que causa la desesperada política devaluatoria de Brasil y los reclamos sectoriales que detona. Y su temperamento es, vaya a saberse si más rico, pero considerablemente más extrovertido que el de Rodríguez Giavarini. Cavallo, cierra su lectura Colombo, es al fin y al cabo el ideólogo del 4 más uno que propone un acercamiento a Estados Unidos sin renegar del Mercosur.
Por si estas reflexiones no alcanzaran, el Jefe de Gabinete le recordó al hiperministro que el Mercosur no es una herramienta de la que Argentina pueda desembarazarse en un ataque de bronca. “Para nosotros –exageró apenas– el Mercosur es una regla constitucional”.
Lo que no quita que, encaballado en las crisis paralelas de Argentina y Brasil, el mejor proyecto estratégico (¿el único?) urdido tras la reinstalación democrática esté tambaleando.
El Gobierno, empero, apuesta con cierta ilusión al encuentro de octubre. La nueva situación internacional, posterior a los atentados del 11 de setiembre, alienta un discreto optimismo. “Mercosur es una región sin guerras locales, sin emigraciones masivas de masas famélicas, sin conflictos entre comunidades religiosas rivales. Seguramente vamos a mejorar nuestra reputación relativa en el mundo” razonan en Balcarce 50 y añaden, mirando más para adentro: “Argentina vende principalmente productos que no han de sufrir mayor impacto en sus precios. El turismo internacional, que está cayendo a pique, no es –entre nosotros– un componente esencial del PBI. Y en materia de cuentas internas, lo peor ya pasó”.
Pero nadie regala ilusión cerca del sillón de Rivadavia. Página/12 le preguntó a tres altos integrantes del Gabinete si están seguros de que no habrá más recortes a estatales y jubilados antes de Año Nuevo. Ninguno se atrevió a asegurarlo.

Sin cambios

El Presidente salió con aire alegre a negar posibles cambios en el Gabinete, aún después de las elecciones. Esas desmentidas suelen ser como la calma que precede a la tormenta pero, si las tomara a pecho, se llegaría a una conclusión inquietante para los argentinos, aunque regocijante para el erudito sueco: el oficialismo, tras una paliza electoral sin parangón desde la restauración democrática no haría ningún cambio, ni de políticas, ni de elencos.
Mal que le pese a Fernando de la Rúa, buena parte de los rumores que lo enconan, surgen de sus alrededores. Porque, puestos a buscar internas, odios y análisis críticos en el Gabinete pululan.
- Rodríguez Giavarini y Cavallo, con Mercosur o sinmigo, se odian. Cavallo lo tiene en menos como economista y lo aborrece desde que el actual Canciller, por entonces opositor, lo destrozó en un debate televisivo. Mingo era, por entonces, primer ministro de Menem.
- Nicolás Gallo está de punta con el Canciller, bronca que les viene desde que compartieron espacios en el Gobierno de la Ciudad.
- Ramón Mestre es considerado un mal ministro y nulo comunicador por casi todos sus compañeros de gestión, a los que cabe reconocerle, en este punto, un atinado sentido común. Sólo lo defienden algo los más radicales del Gabinete porque el Ministro suele orientarse a favorecer a los gobernadores del palo, a los que De la Rúa ignora y Cavallo zahiere.
- Es entre peliagudo e imposible encontrar alguien que encuentre algún motivo de elogio o de rescate para Héctor Lombardo. Y cien etcéteras. “No tenemos política y la economía no repunta” -autorretrataba un delarruista fiel, registrando el abismo entre la conflictividad interna y los escuálidos logros de la gestión oficialista. ¿No habrá cambios? No es, en todo caso, momento de anunciarlos. Pero que harían falta, harían falta.

Epílogo

- “Por primera vez en mi carrera sindical no sé qué hacer, ni qué decir cuando llego al Sindicato” (confesión de Armando Oriente Cavalieri mientras masticaba asado en la Quinta de Olivos).
- “La verdad, piba, no sé a quién voy a votar” (Lorenzo Miguel, a Patricia Bullrich quien le preguntó qué haría el 14 de octubre).
Si los restos vivos del vandorismo, la más formidable estirpe de tácticos de la política argentina, no saben qué hacer “en corto” los comentarios sobre la confusión general sobran. Esa entropía colectiva, piensa el Gobierno, será su mejor aliado para evitar estar en jaque perpetuo después de los comicios.
Es que el escenario ya era bastante complicado antes de los atentados terroristas que –dicen– cambiarán al mundo. Su primer efecto, en estas pampas, fue potenciar el desánimo colectivo, el desinterés por las elecciones inminentes.
Es prematuro decir qué efectos perdurables emergerán después del nefasto 11 de setiembre. A título de hipótesis a corroborar podría suponerse un resurgir del poder de los Estados, de la política como ordenadora al menos de parte de la actividad mundial. Una buena noticia, tal vez, que viene de la mano con una pésima, también rebrotan el armamentismo, los servicios de inteligencia y los generales infatuados, especies que –en buena hora– parecían haber pasado a cuarteles de invierno.
Un escenario nuevo que convoca a la participación, a la resistencia, a la defensa de derechos humanos y pautas de convivencia ganados con uñas, dientes y sangre que el chauvinismo, el militarismo, el belicismo y los fundamentalismos surtidos, primeros beneficiarios del emerger de la violencia, intentarán mellar.
Un escenario rico, si se quiere, pero que tira tendencialmente a derecha, a derecha autoritaria por ser más precisos. El mismo rumbo que orienta los gestos –deprimentes, temibles– del Gobierno en materia de Defensa y Seguridad (ver páginas 10 y 11).
Con ese preocupante precedente queda por verse qué hará de acá en más un Gobierno nacido del voto popular que –casi tan agobiado como el argentino medio, lo que es mucho decir– se encamina cansadamente hacia un pronunciamiento electoral que, todo lo vaticina, le será muy severo. Muchos riesgos lo acechan, muchos errores ha cometido para que les añadiera la tentación autoritaria.

 

PRINCIPAL