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PATRICIA BULLRICH DICE QUE CON UNA SOLA CGT NO HABRA “UN PARO TRAS OTRO”
“Está bien que las dos CGT se unifiquen”

En un reportaje concedido a Página/12, la ministra de Trabajo evitó decir a quién votará el 14 de octubre, opinó que no ve un discurso alternativo y calificó como un hecho positivo que se unifiquen las dos ramas de la CGT original, la de los �gordos� y la de Hugo Moyano: �Así no compiten�.

Bullrich dice que ningún partido
puede hablar del poder desde un lugar distante porque todos o pasaron por él o están en el Gobierno.

Por José Natanson

Es curioso que le haya tocado justamente a ella, una mujer de larga trayectoria en el peronismo, convertirse en uno de los principales sostenes de la gestión de Fernando de la Rúa. Es que Patricia Bullrich es una especie de ministro todoterreno –maneja la ANSES, pilotea el conflicto de Aerolíneas, boxea con los sindicalistas– y uno de los pocos funcionarios que se animan a defender al Gobierno. En diálogo con Página/12, la ministra de Trabajo habla de las elecciones, apoya la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el terrorismo e insiste en defender la ortodoxia de la Rosada, aunque no tiene más remedio que reconocer que aún no hay un solo indicador de que la Argentina está saliendo de la recesión. “Todavía estamos en estado de shock”, admite.
–¿Ya sabe a quién va a votar?
–No quiero hablar del tema.
–¿Por qué?
–Porque ya dije lo que pensaba en ese momento y ahora prefiero reservarme la opinión. No quiero que esto se mezcle en la discusión política de las elecciones.
–Usted vota en Capital. ¿Está más cerca de Horacio Liendo o de Rodolfo Terragno?
–Tampoco lo voy a decir. Pero lo que sí es importante es salir de las consignas, de la construcción del discurso de campaña como si fuese una especie de plataforma autista de lo que realmente se puede hacer cuando se está en el Gobierno. Es importante lograr que esta brecha no exista. Va generar más responsabilidad y también más verdad. Por otro lado, en este país ya nadie puede decir que no sabe: el radicalismo fue gobierno en el ‘83, el peronismo durante diez años, el radicalismo y el Frepaso gobiernan en este momento, el partido de Cavallo está en el Gobierno. Hay pocos actores que uno pueda decir que no son conscientes de lo que se puede hacer desde el Estado y que entonces puedan construir un discurso tan distante. (Raúl) Alfonsín fue Presidente de la Nación, (Eduardo) Duhalde fue gobernador de la principal provincia, dos veces. No se puede proponer un discurso separado de la realidad.
–¿Y ellos lo están haciendo?
–No es un problema de ellos, es un problema de la práctica política de nuestro país. Cuando leo, por ejemplo, lo que dice el que puede ser el ministro de Economía del justicialismo (Jorge Remes Lenicov), no veo ningún tipo de diferencia. Y cuando veo lo que dice algún candidato del PJ, choca con el discurso de su ministro de Economía.
–En resumen, la idea es que, digan lo que digan los candidatos, van a aplicar sí o sí programas similares. El planteo suena a pensamiento único.
–No, porque yo no creo que haya un solo camino. Puede haber más de un camino, para muchísimas cosas: para administrar los recursos del Estado, para plantear las prioridades, la relación con determinados factores de poder. Pero lo importante es que ese camino sea sustentable en la realidad.
–¿Por qué alguien debería apoyar al Gobierno el 14 de octubre?
–Cuando un país está en una situación tan difícil el voto es un instrumento que ayuda a que uno pueda avanzar, a juntar todos los recursos humanos y materiales que tiene el país en una dirección de salida de la crisis. Y yo creo que la Argentina, en este momento, necesita eso: juntar todo en una misma dirección. Hoy hay una tendencia a no responsabilizarse: no de la gente, sí de todos los que tenemos alguna responsabilidad. Cuando uno está en crisis puede haber quien diga que hay otras salidas mejores, pero lo importante es que todos se unifiquen. Y en este momento unir fuerzas es apoyar el Gobierno.
–Usted habla de la crisis como si fuera algo externo al Gobierno, como si, al menos en parte, la crisis no fuera autogenerada.
–Cada uno puede tener una lectura de por qué se generó esta situación o por qué el país está en recesión hace tres años. Ahora, cuando estarealidad está pegando en todos los argentinos, es importante el análisis de cómo se generó, pero más importante es cómo salir. Entonces, se puede discutir, por supuesto, pero si uno se pasa discutiendo quiénes son los responsables no se llega a ningún lado. Y ojo que a nosotros nos puede pasar lo mismo: podemos decir que muchas cosas las heredamos, pero eso es discurso. Lo importante es cómo nos concentramos en salir.
–Pero si no se discuten las causas nunca se van a encontrar las soluciones.
–Es cierto, pero lo central es analizar cómo salir. Cuando uno ve cómo funcionan otros países esto es claro: se generan debates, pero el primer debate no es la responsabilidad. En Estados Unidos, por ejemplo, el primer debate no es qué pasó con la CIA sino cómo nos juntamos todos para encarar esta nueva realidad.
–Usted centra su análisis en el aspecto económico, pero también hay cuestiones extra económicas, que no tienen ningún impacto financiero, o en todo caso un impacto positivo, y que tampoco se hicieron. Por ejemplo, la reforma política.
–Es cierto. Se plantea muchas veces también como una consigna. Hay muchos sectores que no creen en la reforma política y que dicen que creen. Pero después, cuando hay que transformar eso en ley o en algo concreto, aparece el verdadero pensamiento. Hay dobles discursos.
–Pero el Gobierno, justamente por eso, dijo que iba a convocar a un plebiscito y no lo hizo.
–El Gobierno mandó la reforma política al Parlamento. Se dijo que iba a salir y nos salió. Ahora está elaborando otra serie de reformas. Pero si eso no sale se va a plebiscitar, porque hay que encontrar mecanismos para que las instituciones respondan más rápido. Es un problema de todas las organizaciones: es difícil que cambien por si mismas. Hay que empujarlas.
–¿Qué va a pasar con el Gobierno en quince días, luego de la derrota en las elecciones?
–Me gustaría saber cuál va a ser la lectura. No sé si va a ser tan lineal. Va a ser más complicada. No sé si en todas las provincias justicialistas va a ganar el Justicialismo. O si todos los que tienen un discurso opositor van a salir bien. O cómo se van a organizar los bloques. No hay que apresurarse a la lectura. Hay que ver cómo funciona el voto en blanco o anulado, si es una señal, a quién va dirigida.
–Pero, más allá de las lecturas locales, va haber probablemente un dato muy fuerte: la Alianza va a perder en la mayoría de los distritos y por muchos votos ¿No cree que esto impacte en el Gobierno?
–Primero hay que ver si es así. Y segundo me parece que va a ser difícil construir un pensamiento único sobre la elección.
–¿Coincide con la idea de incorporar a un peronista como jefe de Gabinete?
–El Presidente tiene que gobernar con toda la gente que él sienta que va responder a lo que él quiere plantear. Plantearse un jefe de Gabinete peronista por el hecho de ser peronista no lo veo como lago lógico, pensar que eso puede generar un tipo de alianza no tiene mucho sentido.
–¿No podría fortalecer al Gobierno?
–No creo. No lo va a hacer ni el Gobierno ni el peronismo. Si se quiere avanzar con algo en el Congreso se avanza en el Congreso. Si se quiere hacer un Pacto Federal, una nueva ley de Coparticipación, se puede hacer perfectamente. Lo que tiene que haber es voluntad.
–¿Cuál es el índice de desocupación?
–Llegó al 16,4.
–¿Hay alguna posibilidad razonable de que baje en el corto plazo?
–Necesitamos salir de la situación recesiva, empezar a encontrar un camino de reactivación. Va a costar, porque lo primero que hace en general un empresario cuando empieza la reactivación es producir más con los mismos trabajadores, a ocupar la capacidad ociosa. Recién después empiezan a tomar trabajadores. Hay otra cantidad de actividades que sí se puedenreactivar más rápidamente: la construcción, la vivienda, y otras que no son las que dan trabajo de manera más formal, como el turismo. Entonces, nosotros jugamos a salir de la recesión. Y yo espero que sea así.
–Usted habla de salir de la recesión. ¿Hay algún indicador que indique que se está superando la recesión?
–Todavía no hay ningún indicador que diga que estamos saliendo de la recesión. Cuando salieron los planes de competitividad se abrió un panorama muy interesante, pero perdimos el crédito. Y lo que nos pasa es que es muy difícil vivir sin eso. Eso nos retrasó mucho. Se generó un parate. Ahora, la apuesta es lograr recuperar el crédito. Es lo más importante que tenemos que hacer. Pero estamos en un estado de shock.
–¿Es positivo que se unifiquen las dos CGT?
–Sí.
–¿No es perjudicial para el Gobierno?
–No. Es mejor para el Gobierno porque queda un sólo interlocutor, así compiten menos entre ellas. La competencia genera problemas: largan un paro tras otro. Se duplican. Por otro lado, cuando uno mira la historia del movimiento obrero y se pregunta por qué la UOM está en la CGT de (Hugo) Moyano y el gremio del comercio en la otra, no hay lógica. Además, las CGTs se dividieron en el menemismo, con una estrategia concreta del Ejecutivo para dividirlas. A este gobierno no le interesa dividirlas.

 

Las FF.AA., fuera del control político

–¿Está de acuerdo con que los militares hagan inteligencia interna?
–El concepto de inteligencia interna está pensado a partir del control de las organizaciones política y sociales. Y esto no lo tiene que hacer nadie, no sólo las Fuerzas Armadas. Ahora, si existen hipótesis concretas, sobre todo teniendo en cuenta la experiencia con los dos atentados, pensar que algún sector que puede ayudar con información no participe, me parece un error. Es un problema de fondo, de cómo la Argentina organiza sus recursos en torno a un fenómeno que vivió, que se dejó de lado, y que se volvió a plantear cuando ocurrió lo de Estados Unidos.
–O sea que está a favor.
–El Estado tiene que construir mecanismos de inteligencia conjuntos. Deben participar las policías provinciales, los organismos de seguridad, la SIDE.
–¿Y las Fuerzas Armadas?
–Sí, pero en aquellas hipótesis de conflicto contra la Nación, contra la Argentina como país. No en el control político tradicional.
–Pero es un límite difícil de determinar, porque mañana las Fuerzas Armadas puede decidir que los piqueteros son un peligro para la Nación y empezar a espiarlos.
–La inteligencia debe tener un control político estricto. Por eso deben de estar conducidos por los ministros y los secretarios de Estado. Cualquiera puede construir una hipótesis que sea una verdadera tontera, pero también hay que tener cuidado y no descartar las hipótesis.
–De hecho, Página/12 reveló que una hipótesis que se manejaba en el Estado Mayor Conjunto era la infiltración de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en los piqueteros del Norte. El sólo hecho de plantear el tema ya es como darles un empujón, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de algo muy difícil de monitorear.
–No conocía ese dato. Siempre hay problemas, pero lo importante es ir generando en las instituciones una profunda cultura democrática. En la medida en que se vaya formando a los integrantes de las instituciones de seguridad, de las Fuerzas Armadas, en una cultura democrática fuerte, se va a lograr una institución que entienda más cuál es su misión y su función. Eso es algo que pasa en todos los ámbitos: cuántos políticos decían “mejor que vengan los militares...”. Y hoy no hay ninguno que lo diga. Las instituciones van madurando y cambiando.

 

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