Por José
Natanson
Es curioso que le haya tocado
justamente a ella, una mujer de larga trayectoria en el peronismo, convertirse
en uno de los principales sostenes de la gestión de Fernando de
la Rúa. Es que Patricia Bullrich es una especie de ministro todoterreno
maneja la ANSES, pilotea el conflicto de Aerolíneas, boxea
con los sindicalistas y uno de los pocos funcionarios que se animan
a defender al Gobierno. En diálogo con Página/12, la ministra
de Trabajo habla de las elecciones, apoya la participación de las
Fuerzas Armadas en la lucha contra el terrorismo e insiste en defender
la ortodoxia de la Rosada, aunque no tiene más remedio que reconocer
que aún no hay un solo indicador de que la Argentina está
saliendo de la recesión. Todavía estamos en estado
de shock, admite.
¿Ya sabe a quién va a votar?
No quiero hablar del tema.
¿Por qué?
Porque ya dije lo que pensaba en ese momento y ahora prefiero reservarme
la opinión. No quiero que esto se mezcle en la discusión
política de las elecciones.
Usted vota en Capital. ¿Está más cerca de Horacio
Liendo o de Rodolfo Terragno?
Tampoco lo voy a decir. Pero lo que sí es importante es salir
de las consignas, de la construcción del discurso de campaña
como si fuese una especie de plataforma autista de lo que realmente se
puede hacer cuando se está en el Gobierno. Es importante lograr
que esta brecha no exista. Va generar más responsabilidad y también
más verdad. Por otro lado, en este país ya nadie puede decir
que no sabe: el radicalismo fue gobierno en el 83, el peronismo
durante diez años, el radicalismo y el Frepaso gobiernan en este
momento, el partido de Cavallo está en el Gobierno. Hay pocos actores
que uno pueda decir que no son conscientes de lo que se puede hacer desde
el Estado y que entonces puedan construir un discurso tan distante. (Raúl)
Alfonsín fue Presidente de la Nación, (Eduardo) Duhalde
fue gobernador de la principal provincia, dos veces. No se puede proponer
un discurso separado de la realidad.
¿Y ellos lo están haciendo?
No es un problema de ellos, es un problema de la práctica
política de nuestro país. Cuando leo, por ejemplo, lo que
dice el que puede ser el ministro de Economía del justicialismo
(Jorge Remes Lenicov), no veo ningún tipo de diferencia. Y cuando
veo lo que dice algún candidato del PJ, choca con el discurso de
su ministro de Economía.
En resumen, la idea es que, digan lo que digan los candidatos, van
a aplicar sí o sí programas similares. El planteo suena
a pensamiento único.
No, porque yo no creo que haya un solo camino. Puede haber más
de un camino, para muchísimas cosas: para administrar los recursos
del Estado, para plantear las prioridades, la relación con determinados
factores de poder. Pero lo importante es que ese camino sea sustentable
en la realidad.
¿Por qué alguien debería apoyar al Gobierno
el 14 de octubre?
Cuando un país está en una situación tan difícil
el voto es un instrumento que ayuda a que uno pueda avanzar, a juntar
todos los recursos humanos y materiales que tiene el país en una
dirección de salida de la crisis. Y yo creo que la Argentina, en
este momento, necesita eso: juntar todo en una misma dirección.
Hoy hay una tendencia a no responsabilizarse: no de la gente, sí
de todos los que tenemos alguna responsabilidad. Cuando uno está
en crisis puede haber quien diga que hay otras salidas mejores, pero lo
importante es que todos se unifiquen. Y en este momento unir fuerzas es
apoyar el Gobierno.
Usted habla de la crisis como si fuera algo externo al Gobierno,
como si, al menos en parte, la crisis no fuera autogenerada.
Cada uno puede tener una lectura de por qué se generó
esta situación o por qué el país está en recesión
hace tres años. Ahora, cuando estarealidad está pegando
en todos los argentinos, es importante el análisis de cómo
se generó, pero más importante es cómo salir. Entonces,
se puede discutir, por supuesto, pero si uno se pasa discutiendo quiénes
son los responsables no se llega a ningún lado. Y ojo que a nosotros
nos puede pasar lo mismo: podemos decir que muchas cosas las heredamos,
pero eso es discurso. Lo importante es cómo nos concentramos en
salir.
Pero si no se discuten las causas nunca se van a encontrar las soluciones.
Es cierto, pero lo central es analizar cómo salir. Cuando
uno ve cómo funcionan otros países esto es claro: se generan
debates, pero el primer debate no es la responsabilidad. En Estados Unidos,
por ejemplo, el primer debate no es qué pasó con la CIA
sino cómo nos juntamos todos para encarar esta nueva realidad.
Usted centra su análisis en el aspecto económico,
pero también hay cuestiones extra económicas, que no tienen
ningún impacto financiero, o en todo caso un impacto positivo,
y que tampoco se hicieron. Por ejemplo, la reforma política.
Es cierto. Se plantea muchas veces también como una consigna.
Hay muchos sectores que no creen en la reforma política y que dicen
que creen. Pero después, cuando hay que transformar eso en ley
o en algo concreto, aparece el verdadero pensamiento. Hay dobles discursos.
Pero el Gobierno, justamente por eso, dijo que iba a convocar a
un plebiscito y no lo hizo.
El Gobierno mandó la reforma política al Parlamento.
Se dijo que iba a salir y nos salió. Ahora está elaborando
otra serie de reformas. Pero si eso no sale se va a plebiscitar, porque
hay que encontrar mecanismos para que las instituciones respondan más
rápido. Es un problema de todas las organizaciones: es difícil
que cambien por si mismas. Hay que empujarlas.
¿Qué va a pasar con el Gobierno en quince días,
luego de la derrota en las elecciones?
Me gustaría saber cuál va a ser la lectura. No sé
si va a ser tan lineal. Va a ser más complicada. No sé si
en todas las provincias justicialistas va a ganar el Justicialismo. O
si todos los que tienen un discurso opositor van a salir bien. O cómo
se van a organizar los bloques. No hay que apresurarse a la lectura. Hay
que ver cómo funciona el voto en blanco o anulado, si es una señal,
a quién va dirigida.
Pero, más allá de las lecturas locales, va haber probablemente
un dato muy fuerte: la Alianza va a perder en la mayoría de los
distritos y por muchos votos ¿No cree que esto impacte en el Gobierno?
Primero hay que ver si es así. Y segundo me parece que va
a ser difícil construir un pensamiento único sobre la elección.
¿Coincide con la idea de incorporar a un peronista como jefe
de Gabinete?
El Presidente tiene que gobernar con toda la gente que él
sienta que va responder a lo que él quiere plantear. Plantearse
un jefe de Gabinete peronista por el hecho de ser peronista no lo veo
como lago lógico, pensar que eso puede generar un tipo de alianza
no tiene mucho sentido.
¿No podría fortalecer al Gobierno?
No creo. No lo va a hacer ni el Gobierno ni el peronismo. Si se
quiere avanzar con algo en el Congreso se avanza en el Congreso. Si se
quiere hacer un Pacto Federal, una nueva ley de Coparticipación,
se puede hacer perfectamente. Lo que tiene que haber es voluntad.
¿Cuál es el índice de desocupación?
Llegó al 16,4.
¿Hay alguna posibilidad razonable de que baje en el corto
plazo?
Necesitamos salir de la situación recesiva, empezar a encontrar
un camino de reactivación. Va a costar, porque lo primero que hace
en general un empresario cuando empieza la reactivación es producir
más con los mismos trabajadores, a ocupar la capacidad ociosa.
Recién después empiezan a tomar trabajadores. Hay otra cantidad
de actividades que sí se puedenreactivar más rápidamente:
la construcción, la vivienda, y otras que no son las que dan trabajo
de manera más formal, como el turismo. Entonces, nosotros jugamos
a salir de la recesión. Y yo espero que sea así.
Usted habla de salir de la recesión. ¿Hay algún
indicador que indique que se está superando la recesión?
Todavía no hay ningún indicador que diga que estamos
saliendo de la recesión. Cuando salieron los planes de competitividad
se abrió un panorama muy interesante, pero perdimos el crédito.
Y lo que nos pasa es que es muy difícil vivir sin eso. Eso nos
retrasó mucho. Se generó un parate. Ahora, la apuesta es
lograr recuperar el crédito. Es lo más importante que tenemos
que hacer. Pero estamos en un estado de shock.
¿Es positivo que se unifiquen las dos CGT?
Sí.
¿No es perjudicial para el Gobierno?
No. Es mejor para el Gobierno porque queda un sólo interlocutor,
así compiten menos entre ellas. La competencia genera problemas:
largan un paro tras otro. Se duplican. Por otro lado, cuando uno mira
la historia del movimiento obrero y se pregunta por qué la UOM
está en la CGT de (Hugo) Moyano y el gremio del comercio en la
otra, no hay lógica. Además, las CGTs se dividieron en el
menemismo, con una estrategia concreta del Ejecutivo para dividirlas.
A este gobierno no le interesa dividirlas.
Las FF.AA., fuera
del control político
¿Está de acuerdo con que los militares hagan
inteligencia interna?
El concepto de inteligencia interna está pensado a
partir del control de las organizaciones política y sociales.
Y esto no lo tiene que hacer nadie, no sólo las Fuerzas Armadas.
Ahora, si existen hipótesis concretas, sobre todo teniendo
en cuenta la experiencia con los dos atentados, pensar que algún
sector que puede ayudar con información no participe, me
parece un error. Es un problema de fondo, de cómo la Argentina
organiza sus recursos en torno a un fenómeno que vivió,
que se dejó de lado, y que se volvió a plantear cuando
ocurrió lo de Estados Unidos.
O sea que está a favor.
El Estado tiene que construir mecanismos de inteligencia conjuntos.
Deben participar las policías provinciales, los organismos
de seguridad, la SIDE.
¿Y las Fuerzas Armadas?
Sí, pero en aquellas hipótesis de conflicto
contra la Nación, contra la Argentina como país. No
en el control político tradicional.
Pero es un límite difícil de determinar, porque
mañana las Fuerzas Armadas puede decidir que los piqueteros
son un peligro para la Nación y empezar a espiarlos.
La inteligencia debe tener un control político estricto.
Por eso deben de estar conducidos por los ministros y los secretarios
de Estado. Cualquiera puede construir una hipótesis que sea
una verdadera tontera, pero también hay que tener cuidado
y no descartar las hipótesis.
De hecho, Página/12 reveló que una hipótesis
que se manejaba en el Estado Mayor Conjunto era la infiltración
de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en los piqueteros
del Norte. El sólo hecho de plantear el tema ya es como darles
un empujón, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de
algo muy difícil de monitorear.
No conocía ese dato. Siempre hay problemas, pero lo
importante es ir generando en las instituciones una profunda cultura
democrática. En la medida en que se vaya formando a los integrantes
de las instituciones de seguridad, de las Fuerzas Armadas, en una
cultura democrática fuerte, se va a lograr una institución
que entienda más cuál es su misión y su función.
Eso es algo que pasa en todos los ámbitos: cuántos
políticos decían mejor que vengan los militares....
Y hoy no hay ninguno que lo diga. Las instituciones van madurando
y cambiando.
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