Por
Daniel Guiñazú
Para ganarle a Félix Trinidad por nocaut técnico al minuto
y 18 segundos del 12º round, para retener la corona de los medianos
del Consejo y de la Federación y ceñirse la de la Asociación,
para igualar el record de Carlos Monzón de 14 defensas exitosas
y para convertirse junto a Roy Jones en uno de los dos boxeadores
de la actualidad cuyo título de campeón es reconocido por
tres de las cuatro entidades más importantes, Bernard Hopkins necesitó
de algo muy simple: boxeo puro. No debió echar mano a ninguno de
los trucos sucios aprendidos en las calles y los gimnasios de Filadelfia,
su ciudad natal, para darle una lección de pugilismo técnico,
veloz y contundente al portorriqueño. Le bastaron una izquierda
en jab y en directo fuerte y precisa, una derecha poderosa, larga o en
cross y su notable talento como peleador y estratega para detener el invicto
en 40 peleas que hasta ayer ostentaba Tito Trinidad y reclamar
su lugar como uno de los mejores medianos de los últimos 50 años
al lado de unos pocos, ciertamente grandes: Robinson, Monzón y
Hagler.
Fue tal la superioridad de Hopkins (71,215 kg), que los miles de boricuas
que llenaron el Madison de Nueva York de banderas y gritos latinos, bien
pronto debieron llamarse a silencio. Del segundo round en adelante, cuando
decidió darles mayor movilidad a sus piernas para forzarlo a Trinidad
(71,895 kg) a perseguirlo y recién después pegarle, Hopkins
apabulló a su rival como pocas veces se ha visto en peleas de este
nivel. A tal extremo mandó Hopkins que, luego de haber perdido
el primer asalto, ganó todos los demás, con excepción
del sexto que igualó.
Y no es que Trinidad haya estado muy por debajo de su nivel. Sencillamente,
Hopkins estuvo estupendo. Quedó dicho: con las piernas abrió
el ring sin por ello perder solidez y sustentación para sus golpes.
Cuando la pelea se planteó en la media distancia, el estadounidense
anticipó con astucia, sostuvo los cruces con la profundidad y los
matices de su zurda en punta y también conectó varias derechas
largas y volcadas sobre el rostro del atribulado boxeador portorriqueño.
Cuando decidió dejarlo venir a Trinidad, sus contraataques tuvieron
velocidad y puntería. Y cuando, en los cuatro últimos asaltos,
el trámite cobró el fragor del cuerpo a cuerpo, Hopkins
pegó como, cuando y cuanto quiso: un inspirado repertorio de uppercuts
y ganchos de derecha a la cabeza, posibles gracias a la creciente lentitud
de reflejos de Trinidad.
Nunca en los poco más de 34 minutos que duró la lucha, Tito
pudo encontrar la pelea y la manera de contenerlo a Hopkins. Fracasó
cuando intentó encerrarlo contra las sogas porque lo persiguió
en forma perpendicular, un defecto que ya había evidenciado ante
De la Hoya. En la media distancia, su izquierda no tuvo el poder de otras
noches mientras que la derecha de Hopkins encontró reiterada vía
libre hacia su rostro. Y en la corta, fue superado sin remedio: por cada
tres o cuatro ganchos que Hopkins repartía arriba y abajo, Trinidad
apenas si podía poner uno, generalmente inofensivo. No estuvo vacío
el portorriqueño. Ni siquiera lento o poco creativo. Simplemente
se encontró con un gran boxeador en la noche más brillante
de sus casi 13 años de carrera profesional.
Si la mano de Hopkins pesara más (de sus 40 victorias, 29 han sido
por fuera de combate), la definición hubiera llegado bastante antes.
Pero el remate del capo-lavoro llegó recién en el último
round, cuando el estadounidense acumulaba amplias ventajas en las tarjetas
de los jurados y a Trinidad, ni siquiera lo aguardaba el milagro de la
mano salvadora. Trinidad lanzó una izquierda abierta, Hopkins la
bloqueó con su guante derecho y con la misma mano disparó
un cross que estalló en la mandíbula de Trinidad y lo mandó
a la lona contra las cuerdas. El portorriqueño estaba sentido,
con sus piernas endurecidas. No podía seguir pero su corazón
de campeón hizo el esfuerzo. Se puso de pie. Pero Félix
Trinidad padre, el entrenador de Tito, se apiadó de su hijo tambaleante
y lo sacó de pelea, cuando el árbitro Steve Smoger estaba
listo para condenarlo con el pase. Resulta curioso que un boxeador como
Hopkins despierte a los 36 años un entusiasmo similar al que produce
el descubrimiento de un gran talento. Pero hasta Trinidad y a pesar de
sus 13 defensas exitosas y de sus ocho años en el primer nivel
del boxeo mundial, Hopkins no había podido recibirse de campeón
confiable. Su estilo sucio y enmarañado, lleno de mañas
y picardías antirreglamentarias, le había cerrado las puertas
de la televisión y de las grandes carteleras y granjeado la indiferencia
del público. Sólo una vez, este año ante Keith Holmes
cuando conquistó el título del Consejo, había cobrado
más de un millón de dólares. A partir de ahora, ha
cambiado su destino. Llegarán el dinero y el reconocimiento. Y
está bien que así sea: en la pelea del año, Hopkins
demostró que es un grande y regaló a manos llenas, el boxeo
que unos pocos privilegiados, hoy en día, son capaces de entregar.
Golpe
a golpe, verso a verso
- Trinidad pensó que lo podía tener más
fácil y no llegó en su mejor forma para la pelea.
Me entrené más duro que nunca y aunque siempre subo
al cuadrilátero en excelente forma, esta vez sabía
que tenía la oportunidad de demostrar a todo el mundo mi
grandeza (Hopkins).
- No hay ninguna duda de que me fui a la lona por los efectos
de los golpes de Hopkins, pero no estaba herido (Trinidad).
- Una vez que controlé que su gancho de izquierda no
me llegase al cuerpo ni a la cabeza porque siempre me moví
al lado contrario, sus golpes no me hicieron ningún daño
(Hopkins).
- Me daba cuenta de todo, de la dureza del castigo de Hopkins,
que pegó muy fuerte, y acepté que el árbitro
parase la pelea (Trinidad).
- Nada de lo que intentó le dio resultado porque se
enfrentó por primera vez a un rival que le supo boxear en
cada momento y demostrarle que su nombre como el de Roy Jones Jr.
y Oscar De la Hoya han estado demasiado valorados. Ahora me van
a conocer en todo el mundo porque fui el que terminó con
el mito del invicto de Trinidad (Hopkins).
|
El
record de Hopkins
-
Nació en Filadelfia el 31 de enero de 1965.
- En 1979, a los 14 años, estuvo detenido cinco años
en la prisión de Grateford, acusado de robo a mano armada.
- El 11 de octubre de 1988 debutó como profesional perdiendo
en 4 rounds ante Clinton Mitchell en Nueva Jersey.
- El 22 de mayo de 1993 perdió por puntos en 12 rounds ante
Roy Jones en Washington D.C. por el título vacante de los
medianos de la FIB.
- El 17 de diciembre de 1994 empató en 12 rounds ante el
ecuatoriano Segundo Mercado en Quito por el título vacante
de los medianos de la FIB.
- El 29 de abril de 1995 noqueó en 7 asaltos a Segundo Mercado
en Landover (Maryland) y ganó el título vacante de
los medianos de la FIB.
- Ha realizado 14 defensas exitosas de la corona, según el
siguiente detalle: 1996: GKO 1 a Steve Frank, GKO 4 a Joe Lipsey
y GKO 11 a Bo James. 1997: GKO 7 a John David Jackson, GKO 11 a
Glenn Johnson y GPP 12 a Andrew Council. 1998: GKO 6 a Simon Brown,
SD 4 a Robert Allen. 1999: GKOT 7 a Robert Allen, GPP 12 a Antwun
Echols. 2000: GPP 12 a Syd Vanderpool y GKOT 10 a Antwun Echols.
2001: GPP 12 a Keith Holmes (ganó el título CMB) y
GKOT 12 a Félix Trinidad (ganó el título AMB).
- Ha igualado el record de defensas exitosas que Carlos Monzón
estableció como campeón de la categoría mediano
entre 1971 y 1977.
- Su record al momento: 40 triunfos, 29 por fuera de combate, 2
derrotas, 1 empate y 1 combate sin decisión.
- Su entrenador es Bououie Fischer y su manager, Lou Di Bella, ex
responsable de boxeo de la cadena HBO.
|
|