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�Que EE.UU. apunte con nuestros cañones a Kabul�

Según el hermano del asesinado líder de la Alianza del Norte (fuerza antitalibana que domina el 15 por ciento de Afganistán), a la coalición antiterrorista le basta con darles dinero y armas para ganar su guerra.

Por Vikram Dodd
Desde Londres

Estados Unidos y la resistencia afgana iniciaron conversaciones sobre las acciones militares coordinadas dirigidas a derrocar a los talibanes y capturar a Osama bin Laden, según informó un oficial superior de las fuerzas rebeldes. Ahmded Wali Massoud, encargado de negocios en Londres del gobierno afgano depuesto por los talibanes, es hermano del asesinado líder de la rebelde Alianza del Norte, Ahmed Shah Massoud.
En ésta, su primera entrevista desde la muerte de su hermano a principios de mes, Massoud dijo que no había necesidad de que las tropas occidentales lancen un ataque terrestre contra Afganistán. En cambio, habría que darle armas y dinero a la Alianza del Norte, que según se estima tiene en su poder el 15 por ciento del país. “Occidente puede disparar por nuestros cañones.” La Alianza podría intensificar así su larga marcha contra los talibanes.
Massoud dijo que el depuesto gobierno del ex presidente Burhanuddin Rabbani estaba en “muy frecuente” contacto con los norteamericanos: “Estados Unidos y otros han buscado contactar nuestro gobierno. Todas las conversaciones fueron acerca de cómo combatir el terrorismo y combatir a los talibanes. Hay contactos y van a continuar”. Massoud dijo que ningún acuerdo ni decisión fue alcanzada acerca de cómo coordinar la acción militar, pero dijo que había conversaciones en camino con Estados Unidos y con sus aliados: “Están en contacto. Estamos discutiendo. Estamos hablando acerca de todo esto. Veremos qué sale”.
Massoud dijo que lo que se necesitaba era una “fuerza conjunta para combatir al terrorismo porque nosotros contamos con la fuerza humana. Este es nuestro país, nosotros conocemos el terreno, nosotros tenemos combatientes experimentados. La comunidad mundial, por su parte, tiene recursos”.
Massoud llegó el jueves de Afganistán, donde había asistido al funeral de su hermano. Ahmed Shah Massoud, llamado el león de Panjshir, murió de las heridas que había sufrido en un ataque con bomba pocos días antes de los atentados en Estados Unidos. Se informó que había estado entregando información sobre Bin Laden. Un retrato de su hermano asesinado ocupa un lugar prominente en la espaciosa oficina de la embajada afgana cerca de Hyde Park. Mientras que las imágenes de su hermano lo muestran en riguroso traje típico afgano, Wali Massoud se viste con el elegante traje de un diplomático. Tiene un master en diplomacia, y está casado; sus hijas tienen cinco y seis años.
En la embajada de Londres desde 1992, Massoud integra los esfuerzos diplomáticos de la resistencia afgana para que Occidente vea que los talibanes y Bin Laden están vinculados. Dice que si Estados Unidos ayuda a la Alianza del Norte, esto no se debe, obviamente, “a ningún amor por el pueblo afgano” sino que advierte que la determinación norteamericana por capturar a Bin Laden podría hacer que Washington se muestre mejor dispuesto a incrementar sustancialmente la ayuda militar y financiera a los rebeldes. Rusia ya está vendiéndole armas a la Alianza.
Massoud tiene también una agenda más amplia: los rebeldes dicen que Pakistán fue el que instaló a los talibanes en el poder. Massoud quiere busca que Occidente también reconozca esto y castigue a Pakistán. “Tienen que pensar que Bin Laden, talibanes y Pakistán son lo mismo, una misma voz y un mismo cuerpo.” Massoud dice que el gobierno paquistaní, incluyendo al presidente Musharraf, tienen la responsabilidad última por los ataques a Nueva York y el Pentágono. “Fueron los paquistaníes los que establecieron todas las redes de Bin Laden en el interior de Afganistán, así que son los únicos responsables por la tragedia y los norteamericanos deben hacer que Pakistán rinda cuentas por lo que ocurrió y es a ellos a quienes deben presionar para que busquen a Bin Laden.”
Massoud dijo que Bin Laden estaba en una de las provincias sudorientales de Afganistán, en Kandahar o Zabul, y estaba escondido con una fuerteguardia, mientras recibía inteligencia de los servicios de seguridad paquistaníes: “Incluso ahora está sano y salvo, y no siente ninguna amenaza sobre él”. Dice que Bin Laden es efectivamente el líder de los talibanes: “Consideran a Bin Laden como el líder de todos los musulmanes en el mundo”.
Advirtió que Estados Unidos no podría usar fuerzas especiales para capturar o asesinar a Bin Laden y que para erradicar el terrorismo en Afganistán se necesitaba más que la muerte de un hombre: “No es práctico. No es posible. No va a funcionar. No es un combate contra el terrorismo ir, buscar a alguien e irse. Entonces toda la red terrorista va a seguir en el interior de Afganistán, y eso no es lo que en el mundo están esperando que hagan los norteamericanos”.
Massoud dijo que sus fuerzas podían derrocar a los talibanes en seis u ocho meses si contaban con el suficiente respaldo de Occidente. Dijo que la Alianza tenía 25 mil combatientes contra 50 mil de los talibanes. Pero que su número quedaba limitado por la falta de armas. Dijo que un asalto contra los talibanes debía ser lanzado cuanto antes. “Entre los talibanes la situación es tensa, cientos de ellos están huyendo, su moral está baja.” “Cuanto más demoren ustedes en atacar a los talibanes, más se fortalecerá la moral de ellos y más se afianzará su posición. Ya están diciendo que los norteamericanos están quitando su apoyo.”
Massoud dice que después de los ataques del 11 de septiembre los talibanes temieron que una represalia norteamericana traería como consecuencia una rebelión en sus ciudades, así que empezaron a vaciarlas, con deportaciones forzadas de la gente al campo o al menos a los suburbios. Massoud habló por teléfono satelital con su hermano el día antes que sus asesinos, que posaban como periodistas árabes, hicieran estallar la bomba que le quitó la vida: “Estaba de buen humor. El siempre tenía la moral alta”.
A Ahmed Shah Massoud se le atribuye el mérito de haber unificado las facciones divisivas de la oposición afgana. Wali Massoud dice que su hermano dejó fortalecido al movimiento. Desmintió los informes que decían que él era el nuevo líder de la Alianza del Norte, y dijo que el movimiento estaba comandado ahora por una shura, un consejo de 11 hombres, y que éste consejo incluía a otro de sus hermanos, Ahmed Zia, de 44 años. La tranquilidad de Massoud se quiebra sólo cuando habla sobre su hermano perdido: “El era casi todo para nosotros. No lo podemos traer de vuelta. Tenemos que continuar con la lucha por nuestras vidas. Tenemos una misión que cumplir, la que él tenía en mente para el futuro de Afganistán. Todos estamos comprometidos y, como él dijo, hasta que no hayamos cumplido con nuestros fines, no podemos descansar”.

 

 

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