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SEGUN IRAN, PAKISTAN BUSCA DERROCAR AL REGIMEN DE LOS TALIBANES
La lección del maestro golpista

Revirtiendo sus alianzas, el gobierno paquistaní estaría buscando provocar un golpe de Estado en Afganistán, para reemplazar a los talibanes por un régimen islámico moderado. Irán lo ve con buenos ojos.

Por Jonathan Steele
Desde Teherán

Pakistán está tratando de organizar un golpe en Afganistán que asesinará al líder talibán, el mullah Mohammed Omar, y permitirá a los moderados de ese movimiento islámico tomar el control del poder. Esto revelaron fuentes iraníes del más alto nivel. En cuanto a los talibanes moderados, se espera que puedan entrar en conversaciones con la Alianza del Norte para formar un gobierno de coalición en Afganistán.
Después de años de guerras civiles, el golpe paquistaní procuraría hacer que Afganistán regrese a una forma menos fundamentalista del Islam. Una forma que abandone la represión de los talibanes y la exclusión de las mujeres del trabajo y de las niñas de la escuela. Irán jugó siempre un rol clave en las crisis afganas y siempre participó en las conversaciones regulares “Seis más dos” que coordina la ONU. Estas incluyen a los seis países fronterizos de Afganistán (Irán, Pakistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Tajikistán y China) además de Estados Unidos y Rusia.
El diálogo está dirigido a encontrar un gobierno “de base amplia” para Afganistán, pero han tenido un éxito muy dudoso en los últimos cuatro años. En las conversaciones, Pakistán representa la posición de los talibanes, mientras que la de la Alianza del Norte está representada por Irán y Rusia, sus mayores proveedores de armas. “Ahora, la gran diferencia es que Estados Unidos está tomando en serio las conversaciones y que Pakistán ha cambiado su posición”, dijo ayer la fuente, cercana al líder supremo de Irán, el ayatola Alí Jamenei.
“Pakistán ya no define de base amplia como que los talibanes deberían tener el 90 por ciento de los puestos de gobierno, y que los otros grupos deberían repartirse el resto. Ya está planeando retirar su apoyo a los talibanes y organizar un golpe que daría el poder a moderados que adoptarían una posición realista”, dice la fuente. Pakistán es el único país del mundo que no rompió sus relaciones con los talibanes. Pero, según la fuente iraní, no las va a romper sino que buscará mantener un canal de contacto. Este posicionamiento contaría con el apoyo de Washington.
En un signo del pánico creciente entre sus líderes, los talibanes hicieron recientemente un pedido secreto de ayuda militar a Irán en frente a posibles ataques de Estados Unidos, según reveló la fuente. Aunque Irán suministra armas a la Alianza del Norte, los talibanes esperan que, como campeón del Islam que es, el régimen de Teherán no dejará que una nación islámica sea derrotada por Estados Unidos. “Rechazamos el pedido por completo”, dijo la fuente.
Irán cree que la crisis afgana fortaleció sus chances de acabar el aislamiento que Estados Unidos –y en menor medida Europa– le impuso durante los últimos 20 años. El pedido de Estados Unidos a Irán de unirse a la gran coalición antiterrorista y la declaración del presidente Bush de que cualquier Estado que no está con Estados Unidos está contra él afectó a los estrategas del gobierno iraní. Creen que es poco realista esperar que Irán se una a los países no islámicos para hacer la guerra a otro país islámico.

La solución de la CIA

Entre la “solución” al caso afgano propuesta por los paquistaníes –un golpe de Estado–, y la de los militantes de la Alianza del Norte -financiación y apoyo logístico a los rebeldes hasta la derrota militar de los talibanes–, existía otra posibilidad. Era la de la CIA. Según se supo ayer, la agencia de inteligencia norteamericana había puesto un precio a la cabeza de Osama bin Laden, vivo o muerto, hacen ya tres años.
Más detalles de estas tratativas clandestinas, publicados ayer en el New York Times, son prueba de los problemas que Estados Unidos enfrenta para seguir la pista de Bin Laden, sea lanzando misiles crucero o usando incentivos financieros. De acuerdo con funcionarios de inteligencia, los planes se habían iniciado bajo la administración de Bill Clinton a pesar del hecho de que en aquella época los asesinatos (y el alquiler de asesinos) les estaban prohibidos a las agencias del Estado norteamericano. Clinton admitió la semana pasada que tentativas secretas de asesinar a bin Laden habían sido realizados por la CIA en 1998. Los abogados de la Casa Blanca determinaron que el asesinato podía ser justificado como un acto de legítima defensa o como un acto de guerra que podía ser admitido tanto por el derecho internacional como por el derecho interno norteamericano. No sólo la Alianza del Norte, sino otros grupos, alguno incluso formado ad hoc, habrían intentado asesinar a Bin Laden tentados por la recompensa.

LOS CONTACTOS NORTEAMERICANOS CON LA EX MONARQUIA
Buscando en Roma a un rey afgano

Por Philip Willan
Desde Roma

El ex rey de Afganistán prometió ayer su apoyo a la guerra contra el terrorismo de Estados Unidos y le dijo a una delegación del Congreso norteamericano que estaba preparado para liderar un gobierno interino en Afganistán después del derrocamiento del régimen talibán. Zahir Shah, que también se reunió con representantes de la antitalibán Alianza del Norte en su quinta en las afueras de Roma, está en el centro de los esfuerzos diplomáticos internacionales para crear una oposición unificada y efectiva a la milicia islámica de línea dura que gobierna el país desde 1996.
El ex monarca de 86 años podría ser una figura central para juntar a la oposición afgana, declaró después de la entrevista Curt Weldon, líder de la delegación norteamericana de 11 miembros. “Estados Unidos cree que el rey puede cumplir un rol central aquí y ahora, ayudando a reunir a quienes se oponen a los talibanes y a quienes rechazan la presencia de Osama bin Laden en Afganistán”, dijo el representante republicano por Pennsylvania.
El ex rey les dijo a los miembros del Congreso norteamericano que contemplaba un período de dos años de transición a la democracia pero que no veía la necesidad de una presencia a largo plazo de fuerzas extranjeras en el país. “Tenemos una lucha en común contra el terrorismo”, le habría dicho a los congresistas. Weldon también reconoció que la primera opción del rey es una operación para liberar a Afganistán bajo el auspicio de la ONU. “Su deseo es que la ONU juegue el papel central. Pero no descartó que si la ONU no está de acuerdo con una operación de este estilo, será una fuerza aliada comandada por Estados Unidos la que libere de hecho al país y permita que el proceso siga adelante”, señaló a los periodistas.
“En la charla quedó muy en claro que el rey desea, está listo y está capacitado para volver a Afganistán al servicio de un gobierno interino”, manifestó Dana Rohrabacher, representante republicana por California. Rohrabacher admitió que Estados Unidos y Occidente en general han sido culpables de descuidar Afganistán después de ayudar al país a liberarse del control soviético.
La idea de que el rey exiliado podría liderar a su pueblo para derrocar a los talibanes fue denunciada ayer por el embajador talibán en Pakistán, el mullah Abdul Salam Zaeef, que acusó a Zahir de ser la fuente de las desgracias de su país. “El cambió nuestra cultura y nuestro modo de vida. Trajo culturas occidentales y kafir (infieles) a nuestro país y es por eso que enfrentamos esta crisis. Nuestro pueblo no lo apoyará.” Los talibanes también informaron ayer que arrestaron a seis personas que distribuían panfletos pronorteamericanos llamando a la vuelta de Zahir.
Se considera que el rey sería un factor coagulante en un país marcado por las diferencias étnicas, lingüísticas y religiosas. Su autoridad, piensan los que apoyan su regreso, se impondría para formar un gobierno de transición.

 

 

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