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�00873 682505331, habla Osama, deje un mensaje después del tono�

La Agencia de Seguridad Nacional norteamericana tiene el número de Bin Laden y lo interceptó varias veces. También controla el tráfico en Internet. Pero no pudo captar nada antes de los ataques.

Por Duncan Campbell*
Desde Londres

Mientras las fuerzas de Estados Unidos convergen hacia Afganistán, el teléfono satelital de Osama bin Laden no está cortado. Pero las llamadas al teléfono del líder terrorista, conectado vía un satélite, el Inmarsat, a 40.000 kilómetros de altura sobre el océano Indico, permanecen sin contestar. Su número, 00873 682505331, fue dado a conocer a comienzos de este año en el juicio en Nueva York contra sus socios en los atentados contra la Embajada de Estados Unidos en Kenia. Los que llaman pueden escuchar un mensaje que dice “el teléfono al que llamó está fuera del área de cobertura”. Su teléfono fue frecuentemente usado durante la década de los 90. En aquellos tiempos, se escuchó a Bin Laden aconsejando a los líderes talibanes promover las exportaciones de heroína hacia Occidente.
Los funcionarios de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) hacían escuchar grabaciones de su voz hablando con su madre a los visitantes de sus cuarteles, como un trofeo de su proeza. Después de fracasar en avisar sobre el ataque, la agencia está en silencio. Según la inteligencia de Estados Unidos, el teléfono satelital no estuvo encendido en todo el año. Los expertos no creen que él no supiera que Estados Unidos lo escuchaba secretamente, lo que es simple de hacer. Así, la inteligencia de Estados Unidos creyó en 1998 que lo había encontrado. En agosto de ese año, el presidente Clinton autorizó una ataque con misiles cruceros sobre el campo de entrenamiento en Khost, Afganistán. Para cuando los misiles aterrizaron, Bin Laden se había ido.
En diciembre de 1999, el gobierno de Estados Unidos abandonó los controles sobre el uso de la encriptación, algo que ha estado en el centro de las discusiones sobre qué pudo haber pasado si los mensajes de los terroristas pudieran haber sido descifrados. A horas de la masacre en Estados Unidos, estos argumentos estaban nuevamente en los titulares. Un día después del ataque, se aseguró que la red y la encriptación eran culpables sin duda alguna, y deben haber sido usadas para coordinar los ataques. Siete meses antes, un informe de un diario ampliamente citado, había anunciado que los seguidores de bin Laden estaban operando una red de comunicaciones basada en mensajes encriptados ocultos dentro de fotos pornográficas. Esta técnica, la estenografía, oculta un mensaje codificado dentro de una fotografía o un archivo musical efectuando varios pequeños cambios a los datos. Los cambios son invisibles a los ojos de un lector u oyente ordinario, pero pueden ser leídos con software especial. El informe de febrero sugirió que este grupo había trasmitido las fotocopias encriptadas de los siguientes ataques terroristas contra Estados Unidos, incluyendo mapas de los blancos, dentro de “fotografías pornográficas en varios sitios web pornográficos” (www.usatoday.com/life/cyber/tech/200102-05-binladen.htm).
Los ataques de este mes brindaron la primera, trágica prueba de quién tenía razón con la red, la encriptación y el terrorismo. Las respuestas, hasta donde son conocidas, fueron dadas por el martes pasado por el FBI en una conferencia informativa en Washington. El director asistente del FBI Ron Dick, jefe del Centro de Protección de Infraestructura Nacional de Estados Unidos, le dijo a los periodistas que los secuestradores habían usado la red y “la habían usado bien”. Los investigadores de el FBI pudieron localizar cientos de comunicaciones por correo electrónico, enviadas 30 a 45 días antes del ataque. Los informes fueron obtenidos de proveedores de servicios de Internet y de las bibliotecas públicas. Los mensajes, en inglés y árabe, fueron enviados dentro de Estados Unidos e internacionalmente. Habían sido enviados desde computadoras personales o desde lugares públicos como bibliotecas. Incluso utilizaron cuentas de Hotmail.
Según el FBI, los conspiradores no había usado encriptación o métodos ocultos. Una vez encontrados, los e-mails podían ser leídos abiertamente. La acusación de que se habían ocultado planes dentro de la Internet pornográfica, hasta ahora no se ha podido probar. Unos pocos días antes del ataque, un equipo de la Universidad de Michigan informó que había buscado imágenes que pudieran contener planes terroristas, usando una red de computadoras para buscar la “firma” de la estenografía. De acuerdo con los investigadores en el Centre de Información de Integración Tecnológica, “analizaron dos millones de imágenes, pero no han podido hallar un solo mensaje oculto”.
El FBI dijo esta semana que no tenían nada más que agregar. Las agencias de inteligencias de comunicaciones de Estados Unidos y Gran Bretaña también están examinando las intercepciones de internet pasadas. La información será incorporada a un informe secreto para el Congreso de Estados Unidos, pero no estará disponible para el público. Un senador de Estados Unidos declaró que poco después del ataque, la NSA recibió un llamado de un teléfono celular de Estados Unidos a “un operador sospechado de Bin Laden en Europa” anunciando: “Dimos en los blancos”.
A pesar de la posición decidida tomada por el FBI, algunos diarios en Estados Unidos siguieron informando sobre mitos tecnológicos en circulación antes del ataque. El viernes pasado, el Washington Post afirmó que el inventor del muy usado sistema de encriptación PGP, Phil Zimmermann, había estado “llorando todo el día, abrumado por sentimientos de culpa”. Aunque la FBI ya había dicho que no habían encontrado evidencia que estos terroristas estuvieran usando encriptación, a los lectores del Washington Post les dijeron que Zimmermann “tiene problemas con respecto a la realidad de que su software fue usado probablemente para el mal. El Washington Post y otros diarios de Estados Unidos también informaron que Bin Laden tiene acceso a satélites mas poderosos que los de la NSA, y usa una compañía de comunicaciones controlada por un pariente para evitar el monitoreo de Estados Unidos. Ni los satélites ni la compañía existen.
El problema de la NSA, dice Gladman, es que “el volumen de comunicaciones los está matando. No pueden mantenerse al día. No se trata de encriptación”. La NSA ha estado intentando no quedarse atrás con Internet al construir enormes sistemas de depósitos on line para guardar y seleccionar el correo electrónico. El primero de esos sistemas, diseñado en 1996 y entregado el año pasado, es conocido como Sombrero VI. Puede contener un petabyte de información. Un petabyte en un millón de gigabytes, y es el equivalente a ocho veces la información en la Biblioteca del Congreso. La NSA está ahora implementando un sistema Petaplez, por lo menos 20 veces mayor. Está diseñado para guardar informes de Internet hasta durante 90 días. Gladman y otros expertos creen que, a no ser que estén cargados de inteligencia por agentes tradicionales, estas bibliotecas masivas espías están condenadas a fracasar. El problema con el enfoque puramente tecnológico de la NSA es que no puede saber que es lo que está buscando. Mientras las computadoras pueden buscar patrones, el problema de correlacionar diferentes pedazos de información aumenta potencialmente cuantas más comunicaciones sean interceptadas. Para resumir, el poderoso aparato tecnológico de la NSA fácilmente puede quedar ciego, como sucedió acá, si no tiene nada por donde empezar.

* De The Guardian de Gran Bretaña, Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

 

 

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