Por
Javier Lorca
Beatriz Sarlo es una de las intelectuales más lúcidas del
país y una de las profesoras más prestigiosas de la Universidad
de Buenos Aires. Pero la suma de sus méritos académicos
perdió frente a las no menos numerosas rencillas de la política
de los claustros. Las luchas internas de la Facultad de Filosofía
y Letras la dejaron sin el cargo de profesor titular plenario, la
más alta jerarquía universitaria según el estatuto
de la UBA. La decisión fue tomada por el consejo directivo de la
facultad en su última sesión, donde se les negó la
misma distinción a los profesores Edith Litwin y Osvaldo Guariglia.
Es un papelón, algo bochornoso. Estoy avergonzada de pertenecer
a un cuerpo tan sectario dijo Hilda Sabato, profesora y consejera
de la facultad. Si alguien como Beatriz Sarlo no puede ser profesor
plenario, ¿quién puede?, preguntó, indignada.
Los consejeros que se opusieron explicaron, entre otras razones, que aceptar
estos nombramientos era discriminatorio para con otros profesores que,
mereciéndolo, nunca fueron postulados para ser plenarios.
La figura de plenario es un título que la universidad
puede otorgarles a quienes ganan su segundo concurso como profesores titulares.
El jurado académico que los evalúa puede, además
de aprobar su designación docente, sugerir su nombramiento como
plenarios. Este cargo es el más alto para un profesor regular,
tiene carácter permanente (el distinguido no tiene que volver a
concursar) y premia la capacidad sobresaliente en la formación
de discípulos y al autor de publicaciones o trabajos
que constituyan aportes positivos a la respectiva disciplina. Tras
el fallo del jurado, hace falta el voto positivo de dos tercios del consejo
directivo de la facultad en cuestión (11 sobre 16 miembros).
Eso fue lo que, el martes pasado, el consejo de Filosofía y Letras
les negó a Sarlo (profesora de Literatura Argentina en la carrera
de Letras), Litwin (Fundamentos de Tecnología Educativa, en Ciencias
de la Educación) y Guariglia (Etica, en Filosofía). La conclusión
llegó después de meses de discusiones. Que no nos
manoseen más y nos nombren como profesores de una vez, habría
pedido Sarlo mientras duraban las disputas. Es que, junto con la distinción,
también se postergaba la designación necesaria para poder
seguir enseñando, que finalmente fue aprobada.
En el increíble conflicto se cruzaron cuestiones académicas
y políticas. Los tres profesores implicados pertenecen o están
vinculados a la lista oficialista del consejo directivo, que apoya al
decano Francisco Carnese y que en los últimos años perdió
la mayoría en ese cuerpo. Este tipo de nombramientos no es
político, sino claramente académico, porque proviene de
la propuesta de un jurado imparcial, definió Sabato.
En el caso de Sarlo, los votos favorables a su nombramiento como plenaria
fueron siete: cinco profesores (Sabato, Marta Souto, Roberto Bertoncello,
Myriam Tarragó y Ofelia Manzi) y dos graduados (Esteban Speyer
y José Fernández). Se abstuvieron dos profesores (Hugo Trinchero
y Ana María Zubieta), dos graduados (Fabiola Ferro y Graciela Schuster)
y un estudiante (Marcelo Pascal), mientras que otro alumno se manifestó
en contra (Pablo Vommaro), tal como lo hizo en los otros dos casos. Con
el cambio de algún nombre, el resultado de los votos fue igual
en el caso de Litwin. Más polémico en la facultad y con
enemigos en las agrupaciones de izquierda, que no le perdonan su defensa
de la Ley de Punto Final, Guariglia tuvo seis votos a favor, dos en contra
y cinco abstenciones.
Nadie alcanzó los dos tercios del consejo. Y nadie será
profesor plenario, ya que ésta era la primera vez que se proponía
una designación desde que regresó la democracia.
En mi caso y en el de los consejeros opositores, votamos en contra
de una maniobra por la que el decano puso en el mismo paquete a Guariglia
con dos profesoras reconocidas, para que no podamos oponernos, dijo
Vommaro, consejero por los alumnos. Si bien hay diferencias políticas,
no estoy en contra de que Sarlo o Litwin sean plenarias, académicamente
soninobjetables agregó. Pero sí me opongo a
que lo sea Guariglia y, sobre todo, a que sea el primero en ser nombrado.
No puede ser que un profesor como David Viñas no sea plenario y
llegue a serlo Guariglia.
Los consejeros docentes que se opusieron, vía la abstención,
argumentaron que en los últimos años hubo otros profesores
en condiciones de ser designados plenarios y que fueron discriminados.
Lo cierto es que los jurados que evaluaron a aquellos docentes nunca propusieron
que se los ascendiera. Pero los opositores insistieron: quizá los
jurados no sabían que existía esa posibilidad. De hecho,
la facultad inició un trámite para revisar aquellos concursos.
Para Beatriz Sarlo, como para los otros profesores, el nombramiento habría
resultado sólo honorario, no la habría eximido de volver
a concursar: antes de que venza su designación docente (dura siete
años) habrá alcanzado los 65 años y deberá
jubilarse. Como profesora titular, no más. Así será,
a menos que el Consejo Superior de la UBA decida revisar la decisión
de la facultad.
ACTIVIDAD
POLITICA EN LAS ESCUELAS SECUNDARIAS
Asamblea
y boleto estudiantil
A
los estudiantes secundarios sólo nos ven cuando cortamos la calle,
y por eso muchas veces nos critican, sostiene Santiago Blanco, del
Colegio Nacional Buenos Aires. Nadie cree que podamos cambiar algo,
coincide Nayla Siancha, presidenta del Centro de Estudiantes de esa escuela.
Lo que no impidió que un grupo cada vez más numeroso de
alumnos porteños y del gran Buenos Aires se organice para obtener
lo que todavía no pudieron: un boleto estudiantil que se adecue
a las necesidades de los estudiantes.
Menos ingenuos pero con las esperanzas intactas, estos adolescentes descubrieron
que era necesario agruparse para llevar adelante un plan de acción.
Así fue como en estos días renació la Federación
de Estudiantes Secundarios, que reúne alrededor de sesenta escuelas.
Una vez más, es el boleto estudiantil el eje en torno del cual
se organizan. Nosotros convocamos a los estudiantes para que se
genere una organización que tenga entre sus objetivos principales
al boleto estudiantil, relató Siancha, quien detalla que
la idea nació del Buenos Aires, desde donde lograron que la discusión
se expandiera a otras escuelas.
De acuerdo con Siancha, pronto supieron que la Legislatura porteña
no tiene jurisdicción sobre los transportes, por lo que para
modificar el sistema actual, tenemos dos opciones: recurrir al Congreso
o a la Secretaría de Transporte. Decidimos presentar
nuestro reclamo ante la Legislatura porque consideramos que si nos dan
su apoyo, tenemos más fuerza ante la Secretaría, sostuvo
Siancha. Así fue como lograron el apoyo de legisladores de distintos
bloques, como Cristian Caram, Patricio Echegaray, Juliana Marino y Vilma
Ripoll entre otros, a los que podrían sumarse nuevas firmas en
estos días.
Proponemos que los establecimientos educativos emitan las credenciales
que nos permitan acceder a los medios de transporte, y que el precio del
boleto sea de 0,05 pesos, igual al de los estudiantes de la escuela primaria,
sostiene Siancha. Aspiran a que la cantidad de viajes y horarios sea irrestricta,
pero por sobre todo, reclaman que el monto se pague al momento de viajar,
ya que resulta difícil conseguir la suma necesaria a principio
de mes, como lo exige la reglamentación actual, sostuvo Marina
Cardelli, del Lenguas Vivas.
Alumnos de esa escuela y del Mariano Acosta dijeron esperar que esta iniciativa
sea sólo el primer paso hacia una organización representativa.
Y es que a diferencia de la Federación de Estudiantes Secundarios
(FES) que con el advenimiento de la democracia intentó canalizar
al efervescente movimiento estudiantil de la década del 80, la
agrupación que hoy lleva el mismo nombre intenta ordenar el espontaneísmo
que reina en las reuniones de los secundarios.
Más aún, educados en una sociedad que cuestiona los partidos
políticos tradicionales, saben que no quieren que sean éstos
los que pongan las reglas de juego. Por lo menos, los que somos
de centros independientes y no estamos en la corriente de ningún
partido, queremos una federación que responda a nuestros intereses,
sostuvo Nahuel Beglia, del Mariano Acosta. Que sean los centros
de estudiantes, que son los que están legitimados, los que de verdad
coordinen el movimiento, coincide Siancha.
Pero agruparse implica mucho más que eso. Creen que les daría,
entre otras cosas, un espacio para expresarse: desde `La Noche de
los Lápices pasó mucho tiempo, se trata de dos sociedades
distintas y sin embargo, nosotros tampoco tenemos un boleto, sostuvo
Siancha. Por ello, en una de sus primeras acciones como organización,
la FES marchó el 14 de setiembre para recordar a las víctimas
de esa tragedia, en la que desaparecieron siete estudiantes que luchaban
por un boleto estudiantil. Los alumnos del Buenos Aires coincidieron:
de esta forma estamos mostrando que nos relacionamos con lo que
pasa en el país y que tenemos propuestas que vamos a intentar llevar
adelante. Por lo menos esta vez, deberíamos tener el apoyo de la
sociedad.
Informe:
Giselle Cohen.
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