Por
David Cufré
La
defensa de la industria nacional y los enfrentamientos con los principales
beneficiarios del modelo le ha dado a la Unión Industrial Argentina
un rol muy diferente al que se le conocía históricamente.
¿A qué juega José Ignacio de Mendiguren?, se preguntan
quienes ven aparecer al titular de la UIA en reuniones reservadas con
políticos y sindicalistas de primera línea, o buscando acuerdos
de los principales candidatos para propuestas tan audaces como suspender
el Mercosur. Somos industriales, no economistas, repite
De Mendiguren, en esta entrevista exclusiva con Página/12, cada
vez que se le piden precisiones sobre la política económica
para salir de esta crisis. Pero no se priva, por ello, de cuestionar a
Domingo Cavallo, poner en duda los méritos de la convertibilidad
y de acusar a la dirigencia política de seguir las encuestas
en vez de liderar opinión.
¿La Unión Industrial se unió a Cavallo para
terminar con el Mercosur?
Definitivamente, no. En todos nuestros documentos decimos que la
alianza con Brasil es estratégica. No queremos romper el Mercosur
para ir al ALCA, pero tampoco podemos ignorar lo que está pasando.
Nadie serio puede decir que acá no pasa nada, cuando la devaluación
real de Brasil en dos años y medio llega al 46 por ciento. Desconocer
los problemas es el principal atentado contra el Mercosur. La UIA propone
la suspensión porque los industriales argentinos no damos más
y porque vemos falta de voluntad para solucionar los problemas.
¿Falta de voluntad de quién?
De los gobiernos argentino y brasileño. No se puede seguir
así, dilatando las negociaciones, sin reparar en el costo que esto
tiene en términos de empleo, de cierre de empresas, de emigración
de compañías a Brasil. Toda esta situación tendrá
un costo social enorme. Si la gente en lugar de identificar al Mercosur
con un instrumento que mejora su calidad de vida, lo asocia con que Goodyear,
Unilever, Gillette, La Montevideana y cientos de empresas se fueron a
Brasil, entonces pedirá terminar con el Mercosur.
¿La UIA comparte el reclamo de Cavallo de eliminar el Arancel
Externo Común?
No, para nada. Y tampoco queremos suspender los acuerdos que están
funcionando bien, como el del sector automotor.
El gobierno brasileño argumenta que Argentina tiene superávit
comercial y que por lo tanto no se justifica el pedido de compensaciones.
Es cierto, tenemos superávit comercial con Brasil. Pero también
tenemos un tremendo déficit en el balance laboral. Esto significa
que nosotros le vendemos a Brasil productos con muy bajo valor agregado,
como cereales e hidrocarburos, y le compramos bienes que sustituyen la
producción local. Cuando ingresan textiles o calzados brasileños
se dejan de producir aquí. Por cada millón de dólares
que exportamos del sector energético se genera un solo puesto de
trabajo. Pero por cada millón que importamos de productos industriales,
en Brasil se generan 12 empleos. Y si importamos un millón de alguna
industria mano de obra intensiva, como la de indumentaria o calzado, se
crean 23 empleos. Entonces, si nos fijamos en los números globales,
tenemos superávit comercial con Brasil. Pero si tenemos en cuenta
el balance ocupacional, el resultado es caótico.
Si el problema es la diferencia cambiaria, ¿el Mercosur debería
quedar suspendido hasta que Argentina salga de la convertibilidad?
No, podemos establecer nuevamente regímenes de adecuación,
como se hizo durante los primeros años del Mercosur. Debemos identificar
los sectores más afectados por la devaluación brasileña
y protegerlos por un tiempo, eliminando la preferencia arancelaria actual.
Con este nivel de devaluación brasileña, los sectores manufactureros
argentinos deberían pagar salarios de 130 dólares para poder
competir.
¿Se debería integrar el real a la canasta de monedas,
junto al dólar y al euro?
Yo no soy economista, pero es una alternativa. No es indiferente
para nuestra competitividad lo que ocurre con el real. Creo que es una
opción que debería estudiarse seriamente.
¿Le sorprende que Cavallo reclame mayor apertura de la economía?
Yo no lo escuché. Pero no puedo entender que economistas
que se dicen serios, como (Daniel) Artana o (Jorge) Avila, viendo el problema
enorme de competitividad que tiene la Argentina, sigan afirmando que todo
se resuelve con mayor apertura.
La semana pasada Cavallo dijo que hay que eliminar el Arancel Externo
Común para poder abrir más la economía.
Si es así, estoy en contra. Sería suicida que Argentina
abriera más su economía en las condiciones actuales. Hoy
estamos importando choclos de Francia. No hay mejor prueba que esa para
medir la gravedad del problema de precios relativos. Somos el cuarto productor
mundial de maíz y estamos importando 35 mil toneladas de cerdo
desde Brasil. Sabemos que un cerdo es un convertidor de maíz. Importamos
casi el 85 por ciento del puré de papas que consumimos. Frente
al discurso de la apertura, Estados Unidos nos demuestra que por 50 millones
de dólares de exportaciones argentinas de miel nos cerraron su
mercado, porque sentían amenazada su industria apícola.
¿El problema de fondo es el tipo de cambio fijo?
Tenemos un tipo de cambio real con un sesgo absolutamente antiproductivo.
Eso está clarísimo. En los últimos 9 años
tuvimos una revaluación del peso contra el dólar del 10
por ciento, mientras las principales monedas del mundo se devaluaban entre
el 30 y el 40 por ciento. Cómo se resuelve el problema, no sé.
Nosotros somos industriales, no economistas. Cavallo eligió el
camino de los planes de competitividad, buscando mejorar el tipo de cambio
real, ya que no se puede tocar el tipo de cambio nominal.
¿Es suficiente con déficit cero y planes de competitividad
para salir de la recesión?
Argentina lo que necesita es un plan coherente, un conjunto de medidas
armónicas y simultáneas. Tal como plantea Estados Unidos,
la solución para salir de esta crisis es elaborar un plan sustentable,
que tenga detrás un fuerte consenso político y social. Debemos
entusiasmar a la gente, saber que aunque pasemos por un período
duro, trabajamos por algo que nos ayudará a salir de la decadencia.
Si todo mi proyecto como empresario es apagar la máquina de café,
restringir los gastos de teléfono y bajarle el sueldo a los empleados,
no salgo más. Esas pueden ser medidas circunstanciales, pero dentro
de un plan integral. Hoy el Gobierno no tiene un plan sustentable, ni
en lo económico ni en lo social. Y si no encontramos ese plan,
podemos ser Biafra.
¿Encuentra a la dirigencia política capaz de concebir
un plan detrás del cual estén todos encolumnados?
La dirigencia política argentina sigue las encuestas, no
lidera opinión. Ahora se ve que el modelo no va más, pero
aún nadie tiene claro cómo se sale. Entonces, a veces se
prefiere la decadencia al trabajo de enfrentar el cambio.
¿El cambio es la devaluación?
El cambio es la construcción de un modelo integral. Hablar
de devaluación sin un plan detrás es un disparate. Es un
salto al vacío. Pero también es claro que debemos resolver
el problema de la revaluación de la moneda. Y que debemos generar
un sistema financiero que compatibilice su solidez con el financiamiento
de la producción. Y que necesitamos mejorar la redistribución
del ingreso y la integración territorial del país.
A
la búsqueda de consenso
La
Unión Industrial Argentina está buscando respaldo político
a su propuesta de suspender el Mercosur hasta que se compense a los
sectores más perjudicados por la devaluación del real.
El presidente de la entidad, José Ignacio de Mendiguren, estuvo
conversando ayer una hora con Raúl Alfonsín, con quien
se verá personalmente el próximo martes. Pero quien
hoy irá hasta la sede de la central fabril es Eduardo Duhalde.
El candidato a senador por el peronismo bonaerense ya manifestó
su acuerdo con la sugerencia de la UIA. Si de momento hay dificultades
para la integración sostuvo ayer, eso no debe motivar
que se tire abajo al Mercosur, sino que podemos suspender su funcionamiento
hasta que logremos que los desequilibrios macroeconómicos se
solucionen. Fue el primer apoyo significativo que consiguieron
los industriales, quienes aspiran obtener una declaración similar
por parte de Alfonsín. El caudillo radical pidió explicaciones
en su charla telefónica con De Mendiguren y que le envíe
material estadístico recopilado por la entidad, que muestra
el impacto en Argentina de la devaluación del real. Después
de encontrarse con Duhalde, la cúpula de la UIA irá
a la Casa Rosada a invitar a Fernando de la Rúa a la próxima
conferencia industrial. |
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