Por
Raúl Kollmann
y Adriana Meyer
Galeano
fuga hacia adelante, fue el comentario que se escuchó en
los pasillos de los tribunales federales de Retiro. La noticia: el juez
federal que investigó el ataque contra la AMIA citó a declarar
como testigos al ex presidente Carlos Menem y a otros funcionarios de
su gobierno para que den explicaciones sobre cables secretos que habrían
señalado a Irán como responsable del ataque a la mutual
judía. Los fiscales José Barbaccia, Eamon Mullen y Alberto
Nisman quieren que Menem también sea interrogado sobre los dichos
de un testigo protegido que denunció que su gobierno encubrió
a los autores intelectuales del atentado.
El testigo C es un desertor del servicio de informaciones iraní
que en su segunda declaración en la causa AMIA relacionó
el atentado con el tráfico de armas y con viejos contactos iraníes
en el país para hacer negocios y montar una base de tecnología
militar. Y aseguró que en el Banco de Luxemburgo se depositaron
diez millones de dólares a nombre de un número de cuenta
que Menem había indicado por hacer declaraciones exculpando
a Irán por los ataques.
El 31 de julio de 1994, un piloto iraní se presentó en la
embajada argentina en Teherán y reveló el nombre del supuesto
autor del atentado. Gustavo Urrutia, ex director de Medio Oriente de la
Cancillería, declaró que recibió el mensaje cifrado
y lo reenvió al entonces subsecretario de Política Exterior
Rogelio Pfirter, al ex vicecanciller Fernando Petrella y a la secretaria
del ex canciller Guido Di Tella. En octubre de 1994 hubo otro cable secreto
con información provista por un ex militar sirio que se había
presentado en la embajada argentina en Damasco. Y otro de los mensajes
menciona una entrevista con el presidente de Túnez que le confió
a un diplomático argentino que sabía que Irán estaba
detrás del atentado. Ustedes nunca lo probarán pero
fue Irán, habría dicho.
La abogada de la DAIA Marta Nercellas se mostró satisfecha con
la actitud de Galeano de acceder a su pedido de llamar a declarar a Menem
y aseguró que la entidad pidió la citación de otras
personas que pudieran haber intervenido en el manejo de esos cables secretos
o confidenciales que no llegaron en su momento al juzgado. También
serán convocados Di Tella, Petrella y el ex jefe de asesores de
la cartera, Andrés Cisneros.
Los fiscales recordaron que actualmente se juzga a parte de los supuestos
culpables del atentado, pero la investigación sigue y esto
es una muestra clara de que se está trabajando. Sin embargo,
la investigación sobre la conexión internacional del atentado
se asienta en algunas pruebas poco sólidas en contra del ex agregado
cultural iraní en la Argentina, Moshen Rabbani. En realidad, la
acusación se funda más que nada en informes de inteligencia
de Estados Unidos e Israel, ambos interesados en su momento en condenar
a Irán. Pero más allá de esas evidencias, el problema
fundamental es que resulta imposible determinar quién sponsoreó
un atentado si no se sabe quiénes fueron los autores del ataque,
dónde se alojaron, en qué lugar armaron la camioneta con
los explosivos y quién fue el suicida si es que hubo suicida. Conociendo
esos elementos, tal vez se podrían buscar las llamadas, comunicaciones,
viajes y hasta reuniones. De otra manera, aunque se diga que fue Irán
o Siria, no habrá ninguna prueba concreta que los vincule con unos
atacantes de los que no se conoce nada.
Fuentes involucradas en el caso creen que el juez fuga hacia adelante
activando su investigación de la conexión internacional
justo cuando está por quedar en evidencia la pobreza de la pesquisa
sobre la actuación local. El tribunal que preside el juez Gerardo
Larrambebere pretende iniciar hoy la ronda de indagatorias a los veinte
acusados, convocando al estrado al detenido Carlos Alberto Telleldín.
Sin embargo, antes del comienzo de los interrogatorios se formularán
una serie de planteos que incluyen el pedido de nulidad por parte de los
defensores de numerosasmedidas, el cuestionamiento de la validez de los
testigos de identidad reservada y hasta la incompetencia del tribunal
oral.
Casualidades
permanentes
AMIA
es la causa de las casualidades, suelen decir quienes la conocen
a fondo. Ayer durante la lectura de las elevaciones a juicio quedó
en evidencia que todos los que trataron de inculpar a los carapintadas
resultaron ser parientes de policías bonaerenses o tenían
vínculos de trabajo con alguna de las partes. Mónica
Cañete, una ex testigo encubierta de AMIA, es madre de dos
hijas del comisario de la Bonaerense Oscar Mantel, vinculado al acusado
Juan José Ribelli. A su vez, un hermano de Cañete fue
chofer del ex carapintada Jorge Pacífico. Elba Fernández,
la madre de ambos Cañete y también ex testigo encubierta
en la causa por el atentado contra la mutual judía, tenía
vínculos amorosos con Angel Salguero, también compañero
de Ribelli. Y una pariente de los Cañete resultó ser
mucama de Eduardo Telleldín, hermano de Carlos. |
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