No ir a votar, hacerlo en blanco
o poner cualquier cosa en el sobre para anular el voto. Las alternativas
son tres, pero el objetivo es el mismo: expresar un rechazo a los candidatos
que se presentan a las elecciones que según todos los pronósticos
el próximo 14 de octubre alcanzará niveles inéditos.
De hecho, un estudio de la consultora Equis indica que 4.350.000 personas
expresarán de ese modo su desencanto con la política, lo
cual marca un incremento del 155 por ciento con respecto a 1999. Los desencantados
representan el 23 por ciento del padrón de habilitados para sufragar
y están a un paso de constituirse en el segundo acumulado electoral
nacional.
El voto en blanco fue creciendo según la investigación
de la consultora de Artemio López a medida que se avanzó
en la consolidación de la democracia. Así, mientras en el
83 hubo unos 227.000 sufragios en blanco, en 1997 se alcanzó
la cifra record hasta la fecha de 841.295 mil votos emitidos en ese sentido.
Si bien la cifra de votantes en blanco cayó en el 99, cuando
fue de 575.595 electores, las proyecciones indican que el próximo
14 de octubre habrá alrededor de 1.100.000 que introducirán
el sobre vacío en la urna. En otras palabras, el voto en blanco
creció desde la reapertura democrática un crecimiento del
orden del 380 por ciento.
El ausentismo electoral tuvo la misma evolución en los 18 años
que pasaron desde 1983, cuando Raúl Alfonsín reemplazó
a los militares en el poder por vía de las urnas. Ese año
hubo 2.579.766 ciudadanos que no pasaron por el cuarto oscuro, un fenómeno
que alcanzó su máxima expresión en 1997, cuando no
se computó el voto de 5.136.684 personas. Esa cifra dejará
de ser récord en unos días, si se cumplen los pronósticos
que anticipan que en estas legislativas no concurrirá a votar alrededor
del 25 por ciento del padrón nacional. Esto quiere decir que de
24.800.000 personas habilitadas para sufragar, habrá unas 6.200.000
que no lo harán.
El estudio de Equis aclara, de todos modos, que no todo el ausentismo
responde a una decisión de rechazo a las alternativas electorales
existentes porque habitualmente hay muchos electores que no concurren
a votar por razones administrativas, como la pérdida
de sus documentos, viajes o fallecimiento. Si se tiene en cuenta que históricamente
el ausentismo de carácter administrativo ha sido del 15 por ciento
del padrón, se puede establecer que aquellos ciudadanos que tienen
decidido no votar el próximo 14 como forma de rechazar la oferta
política existente son unos 2.500.000.
Lo que no deja lugar a interpretaciones dudosas es el voto anulado. Se
trata de una modalidad de rechazo poco significativa que rara vez hasta
ahora superó el 1 por ciento del padrón nacional. Sin embargo,
en esta oportunidad se calcula que el 4 por ciento de los electores habilitados
-unas 750.000 personas pondrá en el sobre una alternativa
a las aceptadas como válidas por la Justicia Electoral. De ser
así, el próximo 14 se concretará un crecimiento del
830 por ciento del voto anulado con respecto a los niveles de 1983.
De la suma del voto el blanco, los ausentes por decisión y los
electores que anularán su sufragio se desprende que 4.350.000 personas
rechazarían las propuestas políticas que se ofrecen para
estas elecciones. Así, el rechazo electoral representará
el 23 por ciento del padrón un 155 por ciento más
que en 1999 y estará entonces muy próximo a constituirse
en el segundo acumulado electoral nacional.
La investigación de Equis detalla, por último, que los picos
de ausentismo electoral se registran en el noroeste y el noreste del país
y se consolida como una modalidad de rechazo de la población pobre
con necesidades básicas insatisfechas. El voto en blanco o anulado
tiene, en cambio, más auge en los grandes centros urbanos y aparecen
como la opción de rechazo de los sectores de ingresos medios de
la población en proceso de fuerte deterioro socioeconómico.
Las dos que ya fueron
Las dos elecciones que se realizaron en las últimas semanas
no hacen otra cosa que confirmar el clima de apatía de la
sociedad frente a los actos electorales y avalan la tendencia de
voto en rechazo de la política que refleja el estudio desarrollado
por Equis de cara al próximo 14 de octubre. En las elecciones
que tuvieron lugar en Córdoba para elegir a los convencionales
que reformaron la Constitución provincial el 9,5 por ciento
de los electores votó en blanco y el 7,9 por ciento anuló
su sufragio, mientras que el ausentismo llegó a la cifra
récord de 28 por ciento del padrón. En las legislativas
de Formosa anuló su voto el 8,2 por ciento de los votantes
y el 2 por ciento sufragó en blanco, en tanto el ausentismo
fue del 33 por ciento.
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SEGUN
UNA ENCUESTA DE FRAGA PARA LA CAPITAL
Bravo primero, por una cabeza
A menos de dos semanas de las
elecciones, tres de cada diez porteños no tiene posición
tomada respecto de su voto y el candidato a senador del ARI, Alfredo Bravo,
le lleva una ventaja de cinco puntos a su competidor de la Alianza, Rodolfo
Terragno. La conclusión surge de un estudio realizado por el Centro
de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
De acuerdo con el trabajo, realizado por la consultora que dirige Rosendo
Fraga entre el 30 de setiembre y el primero de octubre, el 23 por ciento
de los consultados manifiesta que votaría para senador a Bravo,
el 18 por ciento que lo haría por Terragno, el 16 por ciento por
Gustavo Beliz, candidato del Frente por un Nuevo País, el 9 por
ciento por el candidato de AR y el PJ, Horacio Liendo, y el 7 por ciento
dice que votaría por otros candidatos.
El 15 por ciento dice que emitiría un voto nulo manifiesta
que impugnaría y el 3 por ciento dice que votará en
blanco.
Del análisis del voto de cada candidato se desprende que, de los
posibles votantes de Bravo, están seguros de que lo votarán
el 15 por ciento, pero dice que podría votarlo el 18 por ciento.
Quienes manifiestan que seguro no lo votarán son el 61 por ciento.
Respecto de Terragno, quienes están seguros de que lo votarán
son el 14 por ciento, el 15 por ciento dice que podría votarlo
y el 66 por ciento manifiesta que nunca lo votaría. En el caso
de Beliz, está seguro de que lo votaría el 10 por ciento,
dice que podría votarlo el 14 por ciento y el 71 sostiene que seguro
no lo votaría.
Sobre Liendo, manifiesta que seguro lo votaría el 6 por ciento,
el 9 por ciento podría votarlo y el 77 por ciento está seguro
de que no lo haría. Las conclusiones del estudio son las siguientes:
entre quienes manifiestan que emitirán un voto nulo, votarán
en blanco o están indecisos, se cuentan tres de cada diez porteños.
El nivel de rechazo -quienes dicen que nunca votarían a un candidato
es muy alto en todos los casos. Y el primer lugar en la elección
de senadores está entre Bravo y Terragno, con diferencias que
no pueden considerarse irreversibles dado el bajo involucramiento que
todavía manifiesta el electorado.
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