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UN DEFENSOR PIDIO SUSPENDER EL JUICIO POR LA AMIA
Pruebas que están a prueba

El abogado del policía Ibarra
pidió una impasse en el juicio hasta tanto se produzcan las medidas de prueba que se están realizando complementariamente. El tribunal decide mañana.

Telleldín entra a los tribunales de Comodoro Py como de costumbre: rigurosamente custodiado.

Por Adriana Meyer

“Lejos está de esta defensa oficial poner palos en la prueba... perdón, en la rueda”, se equivocó ayer el defensor oficial José Eduardo García, que patrocina al ex subcomisario de la Policía Bonaerense Raúl Ibarra, acusado de ser partícipe necesario en las 85 muertes que provocó el ataque. Sin embargo, García había puesto algo más que un palo en el juicio oral: acababa de pedir la suspensión de las audiencias hasta que se produzcan todas las medidas de prueba que se realizan en forma complementaria, entre las que figuran una reconstrucción del ataque y pericias químicas. La fiscalía y las querellas rechazaron en forma enérgica el pedido y el Tribunal Oral 3 decidirá recién mañana, pero es improbable que resuelva suspender el juicio. De todos modos, la solicitud no implicaba la anulación del mismo como tampoco de la investigación.
Al inicio del juicio oral por el ataque contra la AMIA, García había afirmado que “acá se está juzgando una forma de hacer justicia”. Y ayer lo puso en práctica. El codefensor de Ibarra y también representante de Daniel Quinteros y Diego Barreda –imputados por privación de la libertad, extorsión y asociación ilícita–, sostuvo que “es inadmisible que la instrucción suplementaria sea producida en esta etapa del debate sin afectar los derechos de los acusados”. El letrado aseguró que comprende la necesidad del tribunal “que desea dar justicia a los familiares de las víctimas” pero enfatizó que “para un estado de derecho no hay causas excepcionales”, como tantas veces se calificó a la causa AMIA. El fiscal Alberto Nisman le respondió que la instrucción suplementaria cuestionada constituye “nueva prueba” y “nada impide que sea incorporada al debate”. Utilizando palabras de García, el fiscal afirmó mirándolo que “si quiere llegar a la verdad real de los hechos no pida la suspensión del juicio”. El representante de Memoria Activa, Pablo Jacoby, solicitó que no se interrumpan las audiencias pero agregó que hubieran preferido “que la instrucción suplementaria esté terminada antes del debate”. Por su parte, Marta Nercellas, patrocinante de la DAIA, explicó que “los acusados pueden contestar todas las veces que quieran porque el debate puede ser reabierto”. Nercellas tampoco se privó de responderle a García y agregó que “esta causa sí es excepcional”. Los defensores que coincidían con el planteo de García admitieron que es cierto que se puede producir nueva prueba pero mascullaban que “si lo que no está claro es la descripción del hecho o cambia la hipótesis inicial, ¿de qué nos vamos a defender?”. El abogado José Ubeira cuestionó en nombre de su defendido, el ex comisario Juan José Ribelli, la admisión de los testimonios de personas que declararon bajo reserva de identidad. “No se combate al terrorismo agregando terrorismo a un ciudadano al que se le veda la posibilidad de saber quién lo imputa”, aseveró. Y se quejó, además, por la presencia en la sala del abogado Víctor Stinfale, defensor de Telleldín, quien al mismo tiempo figura entre los 1500 testigos que deberán comparecer ante el estrado. “La ausencia de una parte de la defensa vulnera el derecho del imputado”, le retrucó Stinfale a su turno. Por otra parte, la defensa de Telleldín planteó la nulidad de cuatro testimonios, incluido el de Ana Boragni, que era su pareja al momento del atentado y brindó detalles del armado de la camioneta.
Varios defensores coincidieron con Memoria Activa en cuanto a la necesidad de que se revele la identidad de los testigos que declararon en forma reservada durante la instrucción. La fiscalía rechazó los cuestionamientos a la investigación penal que llegó a juicio pero no mostró objeciones a los pedidos para que se devele ahora la identidad de los testigos que, en el expediente, aparecen individualizados con números y sin nombre. Nisman explicó que eso sucederá en el momento preciso en que deban comparecer a declarar. Nercellas estuvo de acuerdo, pero pidió que luego entren a un programa especial de protección de testigos. Y Jacoby pidió conocerlos con anterioridad a su declaración. Miguel Jaimes y Hugo Pérez, acusados de encubrimiento, solicitaron la “probation”. Se les imputa haber tenido conexión con la preparación de la Trafic. Los jueces Miguel Pons, Gerardo Larrambebere y Guillermo Gordo rechazaron la pretensión.

 


 

LA PISTA DEL IRANI QUE REVELO LA CANCILLERIA
Galeano investiga al mensajero

Por R.K. y A.M.

El asunto es así: tras siete años de investigación, el juez Juan José Galeano dio a conocer que apareció un cable de la embajada argentina en Irán, fechado el 30 de julio de 1994 y dirigido a la Cancillería, en el que se relata que un supuesto piloto comercial estuvo en embajada señalando que Balesh Abadi, un correo diplomático iraní, fue el artífice del atentado contra la AMIA. Después se verificó que Abadi entró a la Argentina el 15 de julio de 1994 y se fue el 17, o sea en vísperas del ataque. Llegó a Buenos Aires en el marco de una reunión de diplomáticos iraníes destinados en Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Chile.
El dato es espectacular por dos motivos:
- Durante siete años ningún funcionario de la Cancillería habría siquiera mencionado la existencia de ese piloto que dio un nombre y apellido de quién organizó el peor atentado de la historia del país.
- Los funcionarios de la embajada argentina en Irán declararon en la causa judicial más de una vez. Ninguno mencionó la visita. Es raro.
La propia visita del piloto deja algunos interrogantes:
- Irán es aún hoy un estado policial, pero lo era mucho más en aquel entonces. Aventurarse a una embajada, llena de micrófonos adentro y agentes de inteligencia afuera, para hacer esa denuncia suena a poco creíble. La pena por traición a la patria era la ejecución. Hubiera buscado un lugar más discreto.
- Menos creíble aún es que el piloto no haya vuelto, más aún considerando la recompensa que se viene ofreciendo desde hace mucho. Según parece regresó ahora, hace dos meses, pero los informes indican que no se trataría de la misma persona.
- Tal vez el hombre mencionado por el piloto, Badesh Abadi, haya jugado un papel importante en el atentado, pero de todas maneras hay que decir que llegó el 15 de julio, el día en que la camioneta Trafic, ya posiblemente con los explosivos cargados, se dejó a las 18 en la playa de estacionamiento Jet Parking. En todo caso habría venido a supervisar un tramo final del ataque.
- Los especialistas en terrorismo consultados por este diario sostuvieron que parece extraño que Irán haya perpetrado un atentado el 18, apenas horas después de haber congregado en Buenos Aires a todos sus embajadores en la región. Es como comprometer a su aparato diplomático en el ataque. Más todavía si el tal Abadi –como señala el piloto-testigo– llegó a la Argentina junto con el embajador de Irán en Chile. Una pregunta elemental es: ¿el artífice de un atentado hubiera entrado a la Argentina con un embajador? ¿No involucraría así innecesariamente al gobierno de Teherán? Sin embargo, más allá de estos interrogantes, lo que más llama la atención es que Galeano haya dado a conocer todo lo referente a Abadi y que en lugar de investigar en secreto las andanzas del iraní en Buenos Aires –conseguir alguna foto, buscar al piloto que habló hace siete años, encontrar un testigo–, se concentró en hacerlo público. Canjeó una pesquisa supuestamente sobre el corazón del atentado por una pesquisa sobre la Cancillería.
La realidad es que esa movida de Galeano –investigando lo de Abadi con poca seriedad– indica que le tiene poca confianza a ese indicio. Ante el hecho de que lo empezaron a investigar por irregularidades, hace pública esa pista con pinta espectacular pero sugiere que se la frustró el Ministerio de Relaciones Exteriores. Cuestionado, transmite el mensaje de que él no fue el único responsable del fracaso de la investigación.

 

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