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Con una beca y mucha añoranza,
vuelven científicos del exterior

Nueve científicos radicados en EE.UU. y uno en Finlandia tomaron la decisión de volver al país. Lo harán a través de un programa de becas del Ministerio de Salud. Reciben 30 mil dólares anuales.

Ariel Teper se fue a Nueva York en 1996 y trabajó en el Mount Sinai Medical Center.

Por Horacio Cecchi

La decisión no fue fácil. Algunos ya lo habían incluido en sus proyectos hace años, antes de partir al exterior. Otros, no tanto. De un lado, se les abría un abanico de horizontes y posibilidades de desarrollo, sin la preocupación de llegar a fin de mes, ni la convertibilidad, ni mucho menos alguna medida trasnochada de Economía. Del otro, la inmanejable e inclasificable tentación del terruño. Nueve científicos argentinos radicados en Estados Unidos y uno en Finlandia se dejaron llevar por esto último, y volverán al país después de varios años de investigaciones en los más importantes centros de estudio internacionales para dedicarse a una tarea, la científica, que por estos pagos implica cierta vocación a la incertidumbre. Para paliarla, su repatriación forma parte de un programa de becas del Ministerio de Salud: durante tres años, recibirán 30 mil dólares anuales para desarrollar una investigación en instituciones públicas.
“Mi idea original era irme por tres o cuatro años –asegura Andrea Gamarnik, 36 años, doctorada en Bioquímica en la UBA–, pero me quedé ocho. Fui a aprender nuevas tecnologías, ampliar horizontes. Trabajo en virología molecular, un área que no está muy desarrollada en Argentina y que me parece muy necesaria. Mi intención es trabajar sobre el virus del dengue”. Pero Gamarnik no regresó después de los tres o cuatro años que había pautado. Pero no fueron los sueldos ni las condiciones de trabajo en la Universidad de California y en los últimos dos años en la empresa Virologic Inc. los que la retuvieron allí.
“Vivía en San Francisco, que es una ciudad hermosa. Mi situación económica era inmejorable, la única limitación para mis investigaciones era mi imaginación. Me decidía a hacer algo y al día siguiente tenía todo lo necesario. Pero yo soy de la idea de que los investigadores tienen que ir a prepararse y volver. Me quedé porque no había forma, no había inserción, en Argentina no hay impulso a la investigación. Soy de una familia humilde y las razones económicas son un factor decisivo. No todos pueden. Tengo amigos que quieren volver y no están dadas las condiciones”. Después de tomar la decisión del regreso, Gamarnik ahorró para comprar un departamento. “En dos años junté la plata. Si dependía de un sueldo del Conicet, no lo hubiera conseguido ni en veinte. Por suerte, está la beca que me va a permitir ir armando mi laboratorio. Pero ya me estoy presentando en otros subsidios porque si no no voy a tener forma de hacerlo”. Tres días antes de partir, el director de Virologic le ofreció un suculento aumento. “No vuelvo por cuestiones económicas”, aclaró el punto. Hace dos semanas, Gamarnik es una científica repatriada.
Horacio De la Iglesia también es de la partida. “Tanto mi esposa como yo sabemos que profesionalmente, acá tenemos más oportunidades”. La palabrita “acá”, para De la Iglesia, de 35 años, doctor en Neurociencias y Comportamiento –una especialidad de la Biología–, tiene un significado relativo, provisorio y diferente: se refiere a Massachusetts, donde vive dedicado a la investigación y a la docencia. Y pese a la convicción del matrimonio De la Iglesia, en febrero próximo estarán de regreso en Argentina, de donde partieron hace nueve años buscando un desarrollo impensable en su “acá” nativo. “Durante todo este tiempo tuve en mente volver. Si no lo hice antes fue porque mi currículum aún no estaba sólido. Ahora sí, hasta formé mi propio grupo de investigación”. De la Iglesia se dedicará a investigar el desarrollo del sistema nervioso, una futura solución al tratamiento del mal de Alzheimer y de Parkinson.
Ariel Abel Teper, de 34 años, llegó a Nueva York después de terminar su residencia en Pediatría en el Hospital Gutiérrez en el ‘96. Fue contratado en el Mount Sinai Medical Center y ahora es especialista en Neumonología Pediátrica. “Buscaba expandir mi capacidad, mejorar los conocimientos en investigación. Allá tenés otros tiempos, podés dedicar tu cabeza a tu especialidad. Las condiciones entre uno y otro país son muy diferentes.Allá se invierte en la investigación, que crea trabajos y oportunidades, mueve dinero. Acá hay que convencer al Estado de que uno sirve.”
Con De la Iglesia, Teper, y Gamarnik, otros siete científicos serán repatriados entre el 1º de noviembre y fines de febrero: provienen de Illinois, Nueva York, California, Pittsburgh y hasta de Finlandia. Todos, convocados por una beca organizada por el Ministerio de Salud, dirigida a científicos con residencia en el país o el exterior. “Se presentaron 645 concursantes –señaló el subsecretario de Salud, Ernesto Podestá–. Se otorgan 208. De ellos, diez son repatriados del exterior. La beca incluye el pasaje de regreso y 30 mil dólares anuales, durante tres años.” Hoy a las 11, en la Academia Nacional de Medicina, se realizará la entrega.

 


 

LOMBARDO RESPONDE A CRITICAS POR EL PAMI
“No hay en juego ninguna vida”

El ministro de Salud, Héctor Lombardo, intentó ayer relativizar la crisis del PAMI. En respuesta a las organizaciones que denunciaran que muchos pacientes no estaban recibiendo la atención necesaria, el ministro aseguró ayer que no hay que “dramatizar” la situación de la obra social ya que “acá no está en juego la vida de nadie” y “no ha faltado ningún tipo de prestación”. “Lo único que se ha sufrido es una postergación de enfermedades (sic) y de acciones que tenían una programación y se postergaron”, trató de explicar.
El funcionario reconoció una deuda de 700 millones de pesos aunque recalcó que pese al atraso en los pagos a proveedores “no faltaron medicamentos de sida ni oncológicos”. Asimismo, destacó que las urgencias se cubren sin demora. “No ha faltado ningún tipo de prestación. Una operación de cataratas se puede hacer ahora o en una semana”, justificó.
Sin embargo, la Asociación de Clínicas y Sanatorios de Mendoza (Aclisa) anunció el cese de servicios –con excepción de las urgencias– para los 130.000 afiliados de la provincia, hasta que no se regularicen los pagos. De esta manera, la provincia cuyana se suma a la ya crítica situación de Córdoba y Rosario.
Además, el gremio ATE le “exigió” a De la Rúa una “rectificación pública” por sus dichos de la semana pasada, cuando sostuvo que el personal cobra sueldos altos “que no tienen por qué pagar los jubilados”. Los estatales quieren que el Presidente reconozca que los trabajadores de planta son irreemplazables por su experiencia.
Por otra parte, la Red Solidaria pedirá a la Conferencia Episcopal que interceda ante el Gobierno para que acerque una solución a los beneficiarios que no reciben prestaciones. Tal como publicara hace una semana Página/12, la Red había reclamado la inmediata “colaboración solidaria” del Ministerio de Salud y del interventor Raúl Pistorio para atender las 20 denuncias que recibió de pacientes que necesitaban la continuidad de su medicación. Siete días después, parece que los jubilados todavía no reciben la atención de nadie.

 

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