Por Fernando Cibeira
Clima electoral enrarecido
+ dudas sobre la continuidad del ministro Cavallo + debate sobre una eventual
devaluación + operaciones de los sectores financieros que apostaron
al default = riesgo país record. Esa era más o menos la
explicación con la que en la Rosada trataban de justificar la debacle
de ayer en los mercados, para colmo adornada con los renacidos cuestionamientos
a la continuidad de la Convertibilidad que encabezó el sindicalista
Hugo Moyano y que provocó la airada reacción del Gobierno.
Descártelo totalmente. Que nadie se haga eco de algunos disparates
que se dicen, quizá porque hay campaña, y es una grave irresponsabilidad.
Acá no hay nada de eso, respondió el presidente Fernando
de la Rúa cuando salió a sostener una de las cosas que seguían
en pie en medio del nuevo mareo financiero.
El Gobierno exageró un poco la reacción ante los nuevos
pedidos de devaluación de la moneda que, se supo, Moyano le trasladó
al Presidente el jueves pasado durante la cena que compartieron en Olivos.
Allí, el camionero le propuso a De la Rúa salir de la Convertibilidad
como forma de sacar a la economía del estancamiento porque el
país se va a la mierda, de acuerdo al pintoresco relato que
ayer hizo Moyano. El Presidente confirmó el diálogo pero
descartó modificaciones a la paridad cambiaria. No es que
él me haya pedido devaluar, dijo que ese es su punto de vista que.
por otra parte, es público y más de una vez se ha hablado
en ese sentido, sostuvo.
Lo cierto es que en medio de una nueva crisis en los mercados se disparó
un debate sobre la Convertibilidad. En el Gobierno no lo esquivaron porque,
entienden, las simpatías de la gente están a favor del mantenimiento
de la paridad por lo que, por una vez, coinciden con sus deseos. Los
sindicalistas y los duhaldistas hace rato que vienen trabajando a favor
de la devaluación, explicaba un vocero de la Rosada. Nosotros
estamos presionados por un lado por los sectores financieros que quieren
la dolarización y, por el otro, por los devaluadores. Pero no vamos
a ceder, agregaba, dándole un toque de mística al
tema.
Sin embargo, entre los diversos rumores que dan vueltas sobre el plan
que lanzaría Cavallo después de las elecciones están
los que dicen que apuraría la puesta en marcha de la meneada canasta
de monedas que reemplazaría al 1 a 1 con el dólar, incorporando
también al euro y, tal vez, el yen y el real brasileño.
Ningún plan en estudio contempla la posibilidad de salir
de la Convertibilidad, salía al cruce un funcionario cercano
a De la Rúa. Todos los planes a futuro tienen que ver con
la reactivación, con el acceso de las empresas al crédito
y con la baja de tasas de interés para las provincias, agregaba.
En tanto el índice de riesgo país comenzaba a superar con
holgura la barrera de los 1700 puntos, los políticos se trenzaron
en una discusión sobre la Convertibilidad. Los candidatos en las
elecciones de la semana próxima coincidieron en defender la paridad
y acusar a sus rivales de ser quienes promueven la devaluación.
Hasta de los que podía haber dudas, como Eduardo Duhalde, rechazaron
tomar una medida de esa naturaleza. Sólo servirá para
destrozar aun más las economías de la gente de trabajo y
para que vuelva el fantasma de la hiperinflación, aseguró
Duhalde.
El martes, quien había tratado de instalar el debate había
sido el candidato a senador porteño Gustavo Beliz, acusando a De
la Rúa y al candidato de la Alianza, Rodolfo Terragno, de pactar
en secreto una devaluación para después de los comicios.
Beliz ayer insistió en que el radicalismo en su conjunto
está presionando para que haya una devaluación en la Argentina.
Terragno respondió diciendo que De la Rúa tendría
que estar loco para devaluar en la actual situación económica.
Porque mientras se desarrollaba el debate de los candidatos la bolsa se
derrumbaba llevando desazón y cierta resignación al entorno
delarruista. Hasta las elecciones no creemos que se modifique esta
situación, analizaba un funcionario con despacho en la Rosada.
El problema es que mientras más suba el riesgo país
ahora, más difícil es que baje después. Porque acá
sube de a 50 puntos y después, cuando hay un período bueno,
baja de a 10, analizaba sin mucho entusiasmo.
Huyendo del día
después
El día posterior a las elecciones del domingo 14 seguramente
será complicado para el Gobierno. Una presumible derrota
de la Alianza en todo el país será, seguramente, respondida
con pedidos de cambios de nombres y de planes por parte de los candidatos
que resulten victoriosos. Sin embargo, la Rosada viene haciendo
esfuerzos por despegarse del resultado y el presidente Fernando
de la Rúa actuará en consecuencia: ayer confirmó
que abrirá el II Congreso de la Lengua Española que
se llevará a cabo en Madrid el 16 de octubre, por lo que
el fatídico lunes no estará en el país.
En la Rosada respondían que el viaje estaba previsto desde
hace mucho y que De la Rúa ya había participado del
congreso lingüístico el año pasado, por lo que
la repetición no podía ser una novedad para nadie.
En la argumentación omitían que aquella primera participación
fue en el marco de un visita a España y que, obviamente,
no había ninguna elección cercana. En el discurso
de octubre del años pasado, el Presidente repasó la
llegada del castellano a América y fue aplaudido de pie por
los integrantes de la Real Academia. De la Rúa quedó
tan contento que quiere repetir este año. El Presidente hablará
en la apertura junto con sus pares de México y Colombia,
Vicente Fox y Andrés Pastrana. En la ceremonia inaugural
del congreso, que se desarrollará bajo el título genérico
de El español en la sociedad de información,
participarán además el rey Juan Carlos y el presidente
español, José María Aznar. También intervendrán
los escritores españoles Camilo José Cela y Miguel
Delibes, y el peruano Mario Vargas Llosa.
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UNA
VIEJA OBSESION DE MOYANO Y NO SOLO DE EL
Los muchachos devaluadores
Por Diego Schurman
Hugo Moyano lo dijo sin ambages.
La solución para este país es salir de la convertibilidad.
No fue durante la reunión del jueves pasado con Fernando de la
Rúa. Lo dijo en enero del año pasado. Por eso lo que verdaderamente
sorprendió ayer fue el asombro que mostró el Gobierno con
una propuesta que hace tiempo no sólo levanta el titular de la
CGT rebelde sino también distintos referentes políticos
y empresarios.
El camionero habló por primera vez de devaluación en público
el 17 de enero de 2000. Pero el tema ya venía de arrastre. El ex
ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, lo admitió al otro día
al embestir contra el camionero. Lo que le dijo Moyano a Página/12
yo lo escuché en privado el año pasado antes de las elecciones.
Pero es una propuesta irrealista, dijo en defensa de la criatura
de Domingo Cavallo.
Moyano llevaba entonces el libreto del Centro de Estudios Socioeconómicos
y Sindicales. Se trata de la propuesta del economista Daniel Carbonetto,
hoy candidato a diputado bonaerense por el Polo Social. En esa lista del
cura Luis Farinello no alcanzan los dedos de una mano para sumar a los
postulantes que responden al titular de la CGT rebelde.
Si había dudas de esa concomitancia, Carbonetto las despejó.
Hay que pensar en una devaluación, dijo hace una semana
a este diario. No fue todo: La UIA coincide en que los precios relativos
están alterados. Y que por medio de la devaluación se protege
con un sólo golpe.
Ignacio de Mendiguren, titular de la Unión Industrial Argentina,
nunca salió a hablar en público. Amén de las presiones
ejercidas por el Gobierno para que calle, quizás algún día
se anime a semejante herejía. Pero en privado hace meses que promueve
una salida programada de la convertibilidad, con modificaciones
a las políticas arancelarias y acuerdos con los bancos.
A las conceptos de Moyano y la UIA adhiere la otra pata del denominado
Grupo Productivo: la CGT oficial. Hace un año, su titular, Rodolfo
Daer, lanzó un pronóstico que sonaba a catástrofe:
La convertibilidad hay que mejorarla, sino el mercado empujará
la corrida cambiaria. Si no hay correcciones la Argentina va a estallar,
va a tener que salir a buscar muchísima plata para su obligaciones
internacionales.
Poner punto final al uno a uno ni siquiera aparece como una propuesta
de un solo color político. Raúl Alfonsín siempre
dijo que la convertibilidad es una trampa porque salir de
ella genera problemas pero mantenerla también. El Frepaso, a través
del titular del bloque de diputados de la Alianza, Darío Alessandro,
manifestó abiertamente este año que había que estudiar
el tema.
La lista no se detiene allí. Eduardo Curia, viceministro de Economía
del menemismo en 1990, predicó por una flotación cambiaria.
Contrario a lo que hoy reclama Carlos Menem, habló en los últimos
años de una desdolarización de la economía.
Recientemente Rubén Lo Vuolo, el referente económico de
Elisa Carrió, planteó la necesidad de terminar con la paridad
cambiaria.
También se manifestaron en ese sentido por solo nombrar algunos
Carlos Pérez de la Fundación Capital; Alfredo Eric Calcagno,
ex funcionario de la ONU; Mario Raiteri, vicepresidente de Coninagro,
Pablo Broder, de la Fundación Grameen Argentina. Hasta Paul Krugman,
el profesor de economía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT) que mucha gente se obstina en llamar gurú, anunció
en 1999 el inexorable final de la paridad cambiaria. Este sistema
de convertibilidad fue adoptado en 1991, cuando la hiperinflación
era un recuerdo reciente y la mayoría de la gente pensaba que regresaría.
Y puede sostenerse razonablemente que la Argentina se regirá por
la convertibilidad durante un tiempo más. Pero ya no se puede ignorar
el argumento de que el sistema es una suerte de camisa de fuerza económica,
que cada vez se torna más onerosa.
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