Por Romina Calderaro
Se enorgullece de que, gracias
a nuestra lucha, el Astillero Río Santiago, su lugar de trabajo
desde 1983, es la única empresa productiva que no fue privatizada
salvo Fabricaciones Militares. El no lo dice, pero al final de la
entrevista su compañera Susana Sachhi acerca un libro que cuenta
la historia de la fábrica relatada por sus propios trabajadores
en cuya tapa, debajo de una foto del astillero, puede leerse que el coordinador
del texto fue él. Se llama José Montes y es candidato a
diputado por la provincia de Buenos Aires del Partido de Trabajadores
por el Socialismo (PTS).
¿Cómo coordina la militancia con su trabajo?
Trabajo en el Astillero nueve horas, de 7 a 15.15, y el resto del
día lo dedico a la militancia partidaria. Nosotros creemos que
los obreros no sólo estamos para trabajar, sino que es necesario
que intervengamos en política. Los trabajadores tenemos que dejar
de confiar en los políticos ya que somos nosotros los que cotidianamente,
con nuestras luchas, enfrentamos diferentes ataques. Somos nosotros los
que con nuestro trabajo hacemos funcionar el país y creemos estamos
en condiciones de dar respuesta a la crisis junto a los sectores medios
de la sociedad.
¿Cómo se compone su familia?
Somos tres hermanos. Como la mayoría de los hijos de los
trabajadores no pude terminar de estudiar: tengo tercer año del
secundario. Mis padres trabajaban y yo decidí dedicarme a trabajar
a partir de los 18 años. Pasé algunos períodos despedidos
por ser un militante. Tengo tres hijos: dos de mi primer matrimonio: Mónica
de 28 y Pablo de 24, y Lautaro, de mi nuevo matrimonio, que tiene un año
y nueve meses.
¿Y qué dicen ellos de su militancia?
Mónica y Pablo lo ven son simpatía. Saben que ésta
es la profesión que elegí. El chiquito no tiene opinión
formada (risas).
Si pudiera haber elegido, ¿qué hubiese estudiado?
Visto desde hoy, quizá hubiese querido estudiar en una escuela
industrial.
¿Qué dicen sus compañeros del Astillero de
que haga política?
Hasta el año 96 yo fui delegado de mi sección
elegido por mis compañeros. Más allá de que mayoría
sean peronistas, en la fábrica lo que hay es una especie de orgullo
de tener un compañero que además de estar en la lucha cotidiana
dentro de la empresa participe en política.
¿Cómo se sale de esta crisis para ustedes?
El mayor problema es la desocupación y nosotros creemos que
hay una manera muy sencilla de resolverla: tienen que repartirse las horas
de trabajo entre ocupados y desocupados. Pero desde ya que para llevar
adelante esta propuesta hay que afectar los intereses de los banqueros,
de los grandes empresarios, de los monopolios.
¿Qué piensa de Elisa Carrió, la titular del
ARI, y su proyecto político?
Ella reivindica la democracia yanqui y habla de un capitalismo mafioso
y un capitalismo serio. Y yo no conozco ningún capitalista que
no tenga que aplicar mecanismos mafiosos para llevar adelante la explotación
de los obreros. Además, no puede ser una alternativa para los trabajadores
alguien que reivindica como ejemplo de capitalismo serio a Pérez
Companc, que es uno de los principales grupos económicos que embolsa
fabulosas ganancias producto de la explotación de sus obreros.
Son dueños, por ejemplo, son parte del proceso de privatización
de YPF. En Neuquén hay un pozo de petróleo cada veinte habitantes
y es una de las provincias con más desocupación.
¿Piensa, como auguran muchos consultores, que el porcentaje
de voto en blanco va a ser muy alto en estas elecciones?
Yo no sé, pero lo que expresa el voto en blanco es un repudio
generalizado de los trabajadores a los partidos tradicionales. Y nosotros
entendemos que no es una perspectiva a favor de los trabajadores porque
no ofrece una opción. Nosotros sí la tenemos. Planteamos,
por ejemplo, que no queremos ser una estrella más de la bandera
yanqui. Porque, con la excusa de los atentados que son lamentables
porque murieron miles de trabajadores que no deciden la política
exterior de Estados Unidos, los que sí tienen el poder va
a redoblar su ofensiva imperialista mientras aquí en la Argentina
se va a redoblar la rebaja salarial, la desocupación y el déficit
cero. Y los trabajadores somos los únicos que nos podemos preparar
para después del 14 de octubre, momento en el que va a venir una
ofensiva terrible. Y tendremos que llevar adelante una gran lucha para
poner freno a esa ofensiva.
DECISION
SOBRE EL VOTO EN BLANCO
Ni un peso para nadie
El director nacional electoral,
Alejandro Tulio, aclaró que los votos en blanco, impugnados o nulos
no se toman en cuenta a la hora de determinar la cantidad de dinero que
se le gira a los partidos políticos, mientras que el secretario
de la Cámara Nacional Electoral, Jorge Otaño Piñeyro,
aseguró que ese tipo de sufragios no reporta a las fuerzas ningún
beneficio político, aunque reconoció que indirectamente
favorecen a las agrupaciones, en especial a las que obtengan la mayoría.
Los funcionarios hicieron estas declaraciones ante la creciente intención
del electorado a impugnar el voto, o a sufragar en blanco, y ante las
dudas sobre las consecuencias electorales o económicas que pueden
generarse.
Los votos en blanco o nulos no tienen ningún valor
económico, afirmó Tulio, por lo que el gobierno nacional
girará a los partidos un peso por cada voto afirmativo, aunque
ese pago estará supeditado a la disponibilidad (de fondos)
por la ley del déficit cero. En tanto, Otaño Piñeyro
confirmó que los votos en blanco, nulos e impugnados no van
a mejorar ninguna posición partidaria, ni mayoría ni minoría.
Pero sí benefician indirectamente a los partidos, ya que no forman
parte del total de votos a la hora de determinar los porcentajes de cada
fuerza.
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