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Que Alá, Dios o la FED nos ayuden con millones

Convertido en nuevo F.D. Roosevelt, el presidente norteamericano George W. Bush anunció un plan federal de ayuda que podría ascender a 100.000 millones de dólares. El secretario del Tesoro presentó el plan al Congreso.

Paul O�Neill, ex empresario del aluminio y actual secretario del Tesoro norteamericano.

Por Michael Ellison y Charlotte Denny
Desde Nueva York

El presidente Bush pidió anoche al Congreso que apruebe con celeridad un paquete de ayuda económica de hasta 75.000 millones de dólares para favorecer la recuperación de empresas y consumidores ante el shock producido por los ataques terroristas del mes pasado. Durante su segunda visita a Nueva York desde los ataques al World Trade Center, Bush rehusó confirmar que la economía hubiera entrado en recesión, aunque sostuvo que los recortes impositivos eran cruciales para ayudar a que se mantuviera alto el nivel de gastos de los hogares norteamericanos. El nivel de consumo es considerado la clave que evitará una depresión prolongada.
El presidente elogió su propio plan, pero no entró en ninguno de sus detalles. Espera que el Congreso lo apruebe en las próximas 48 horas. En el verano, la mayoría de los contribuyentes recibió unas rebajas de hasta 300 dólares. Estas rebajas abrieron muchas controversias entonces; ahora seguramente resultarían mucho menos controversiales. “Tenemos que ser emprendedores y estar seguros de que a nivel federal vamos a hacer lo que tenemos que hacer para darle un empujón a la economía y darle a la gente razones para que no baje su confianza. Y eso es lo que haremos”, dijo a 30 empresarios líderes de telecomunicaciones, supermercados, bancos y aseguradoras en un encuentro en Wall Street, cerca del área del desastre. Si el plan es aprobado en el Congreso, esto podría significar inyecciones de fondos que van más allá de los 100.000 millones de dólares que son necesarios, según creen muchos economistas. Ya 40.000 millones fueron aprobados para auxiliar a cubrir los costos de la recuperación, en especial en el lugar de la catástrofe en Manhattan, y 15.000 millones de dólares ya fueron comprometidos para salvar a las empresas de aviación.
“Los acontecimientos del 11 de setiembre fueron un shock para nuestra economía como lo fueron para nuestra nación –dijo Bush–. Pero los terroristas no pueden significar un shock para nuestra alma: todos sabemos que es allí donde están las bases para el crecimiento de nuestra economía. Sé que necesitamos dar un alivio impositivo mayor, para impulsar la confianza de los consumidores. Habrá más recortes impositivos, que empezarán a correr el año que viene para asegurarnos de que los consumidores tengan dinero en el bolsillo para gastarlo en el corto plazo. ¿Cómo podemos no darnos cuenta de que entramos en una nueva era?”
Cuando le preguntaron si la economía estaba en recesión, Bush dijo: “Vamos a dejar todo ese debate a los estadísticos. Esperemos que vengan los contadores... Lo pueden llamar como quieran. No me voy a demorar en el pasado, estoy mirando para adelante”.
El secretario del Tesoro Paul O’Neill admitió ayer ante el Congreso que la producción se había contraído durante el trimestre que terminó con setiembre. “La profundidad de esta contracción, así como el ritmo al cual la economía vuelva a una saludable tasa de crecimiento, dependerá en una amplia medida de cuán pronto los consumidores recuperen su confianza; también dependerá de nuestro propio éxito en incorporar nuevos sistemas de protección contra el terrorismo sin que esto signifique una reducción material en la productividad”, explicó. Tan sólo en las aerolíneas han perdido su trabajo unas 120.000 personas y centenares de miles han resultado afectadas en otros sectores como los hoteles, las empresas de alquiler de automóviles y las compañías cuyas oficinas quedaron destruidas en los ataques.
Tom Daschle, el líder de la mayoría en el Senado, propuso una inyección menor, de unos 50.000 millones de dólares. “Los demócratas del Senado sentimos que ésa es la dimensión adecuada”, dijo. El temor de los demócratas es que incrementando el volumen de la ayuda, también aumenten las tasas a largo plazo. Funcionarios en la ciudad y en el estado de Nueva York creen que necesitan al menos 40.000 millones de dólares simplemente para limpiar el área de desastre. También quieren que el gobierno federal compense a Nueva York por la pérdida que el atentado significó para la recaudación del impuesto a las ganancias.

 

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