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HUBO PANICO EN WASHINGTON POR UN FALSO ATAQUE TERRORISTA
Cuando el terror ayuda a fascistizar

Un inmigrante croata desequilibrado trató de degollar al chofer de un ómnibus en el estado de Tennessee; el resultado fue su propia muerte y la de seis de los pasajeros. Inmediatamente se aclaró que no era un acto terrorista, pero en la capital norteamericana el resultado fue de terror, según un enviado de Página/12.
Pasajeros de la terminal de ómnibus de Greyhound en Chicago, varados por el ataque.


Por Gabriel A. Uriarte
Desde Washington

Era peor que el 11 de setiembre. Eso podía deducirse del silencio que produjo la noticia de un extraño incidente en el casi tan extraño condado de Coffee (Café) de Tennessee. Desde la masacre del 11 de setiembre, Washington D.C. se dividió en círculos concéntricos de introspección. Algunos reciben la atención de la CNN, tales como los pedidos de disculpas y mea culpas de la Comisión de Inteligencia del Senado; otros, como las reflexiones de empleados de mediano rango del Departamento de Salud y Servicios Humanos, requieren estar en el lugar indicado a la hora indicada para enterarse de ellos: en este caso, el bar Guards de Georgetown, a la 1 del mediodía. La enormidad de lo ocurrido el 11 de setiembre tuvo el efecto de centrar las preocupaciones y conversaciones en temas igualmente amplios, tales como el fundamentalismo y el Islam, o la política norteamericana hacia Israel. Nadie se sentía tan importante como las Torres Gemelas, y por tanto nadie se veía personalmente como un blanco para Osama bin Laden. Eso cambió abruptamente cuando un inmigrante croata intentó degollar al conductor de un autobús Greyhound en Tennessee. El autobús, la línea Greyhound, el condado Café de Tennessee, eran mucho más insignificantes que los comensales del Guards. Así, ayer fue el primer día en que verdaderamente sintieron el peligro nuevamente de cerca.
“Hablan de un ataque químico y biológico pero no pueden impedir esto”, exclamó una mujer cuando la CNN difundió las primeras noticias sobre un autobús que había volcado en Tennessee luego de que un aparente terrorista intentara tomarlo. “Pensé que sólo se molestarían en ir contra las líneas aéreas”, admitió otra. Eran personas cuyos jefes les habían advertido sobre el peligro de nuevos 11 de setiembre, con ataques con armas de destrucción masiva contra edificios federales. Personas acostumbradas desde hace más de una semana a atravesar múltiples puestos de control para entrar a sus oficinas. Algo inquietante e incómodo, sin duda, pero reconfortante para ellas en la medida en que parecía garantizarles una cierta protección. Ayer esta impresión fue confirmada de manera tan extrema que todos se sintieron indefensos. En otras palabras, cundió la impresión de que quizá el único lugar donde los ciudadanos de Washington D.C. estaban a salvo era en sus muy bien guardadas oficinas federales. De eso hablaban casi todos mientras se esperaba ansiosamente que la CNN consiguiera más información sobre lo ocurrido en Tennessee.
“¿Qué van a hacer ahora? ¿Crear un cuerpo de Bus Marshalls?”, espetó un oficinista de unos 40 años, refiriéndose a los “Air Marshalls”, policías que viajan de incógnito en vuelos civiles para impedir ataques terroristas. Era una protesta contra una situación en la que ningún objetivo parecía demasiado pequeño, y donde las autoridades sólo pueden proteger a los más grandes. “Estaban tan preocupados de que Osama bin Laden demolería por completo al Pentágono con una bomba atómica lanzada desde un avión fumigador kamikaze que permitieron que los pasajeros de un autobús sean aniquilados... Al gobierno siempre lo agarran por donde no lo espera”. Media hora después, las cadenas de televisión podían confirmar que “sólo” habían muerto seis personas, incluyendo el inmigrante croata que había atacado al conductor. Evidentemente, la intención de los noticieros era tranquilizar a su público, pero su efecto fue casi el contrario. “Ya me resigné a no viajar en avión, ahora no puedo viajar en Greyhound: ¡voy a tener que ir a pie para visitar a mis padres en Idaho!”, disparó una empleada de una comisión local de educación.
La diferencia entre el 11 de septiembre y el 3 de octubre puede definirse como de abstracción contra precisión. Un atentado de escala casi incomprensible, una buena parte de Nueva York y 6.000 de sus habitantes reducidos a cenizas, fue reemplazado por uno de tal relativa sordidez que, por ese mismo motivo, podía repetirse en cualquier lado, contra cualquier persona. Antes, las conversaciones en Washington hablaban de Afganistán, las dificultades de una represalia militar, la experiencia de Vietnam, el fundamentalismo islámico, el choque de culturas, el fin de la historia, la naturaleza de Dios, etc. Una hora después, cada persona analizaba minuciosamente su itinerario diario individual para ver si era vulnerable a algún otro inmigrante croata en algún otro medio de transporte insignificante, como los Metrobuses de la capital. “Leí que los israelíes siempre miran a todos en un ómnibus para ver si alguno es un kamikaze, pero ni siquiera después de lo de Nueva York pensé que yo tendría que aprender a hacerlo”, explicó una joven durante un corte comercial en la cobertura de la CNN.
Para las 3 de la tarde, las autoridades aseguraban que lo sucedido no era más que la acción aislada de “un individuo desequilibrado”. Fue la señal para bajar el volumen de los televisores, poner los subtítulos, y que los diferentes comensales volvieran a sus conversaciones. La mayoría lo hizo, pero con un subtexto de mucho mayor temor que algunas horas atrás. Es que el mal había dejado de estar centrado en el siniestro Osama Bin Laden y se tornó en algo mucho más difuso. Algo que podía encarnarse en cualquier persona. Un empleado de una agencia de seguros resumió, mientras apuraba el vaso para volver a su casa: “¿Usted me pregunta qué pienso sobre la represalia militar contra Afganistán? Mire, la CNN me dice que Osama Bin Laden no tuvo nada que ver con lo que hizo ese croata infeliz... Entonces yo me pregunto de cuánto va a servir aun si logramos meterle un Tomahawk por el culo”.

 

Claves

- Ayer un atacante desequilibrado intentó degollar al conductor de un ómnibus de la compañía Greyhound. El chofer perdió el control del vehículo y volcó.
- Murieron seis de los 41 pasajeros a bordo.
- El chofer fue intervenido quirúrgicamente y se encuentra en estado de salud “estable”. Hay cinco pasajeros gravemente heridos.
- Según el FBI, el atacante, que figura entre las víctimas mortales, tenía un pasaporte croata.
- No fue un acto terrorista, pero eso fue lo que la gente pensó de entrada.

 

LA OPERACION “LIBERTAD DURADERA” EN OPINION DEL JUEZ BALTASAR GARZON
No a la “solución final” al terrorismo

“La paz o la libertad duraderas sólo pueden venir de la mano de la legalidad, de la justicia, del respeto a la diversidad, de la defensa de los derechos humanos, de la respuesta mesurada, justa y eficaz”, advirtió el juez español Baltasar Garzón frente a la inminente represalia de Estados Unidos contra Afganistán por los atentados en Nueva York y Washington. El magistrado que tramita en Madrid el juicio por genocidio y terrorismo de Estado contra los militares de la última dictadura argentina alertó también que la aceptación de la eliminación física de Osama bin Laden y sus adeptos, por parte de los países occidentales, implica que “se predica la legalidad y a la vez se prescinde de la misma, aduciendo la necesidad y la urgencia para acabar con el peligro que la organización terrorista representa” y llamó a alzar la voz “para develar la gran mentira de la ‘solución final’ contra el terrorismo”.
Garzón señaló que permanecer callado frente a la que promete ser la represalia de Estados Unidos “es una omisión gravísima o una aceptación culpable” y agregó que “a callada aceptación oficial de Occidente, esencialmente la de los países europeos, me lacera en lo más profundo del corazón y debe llenarnos de desesperación” porque “se acepta e incluso se comparte la respuesta violenta”. “Que Estados Unidos iba a reaccionar como anuncia era lógico y esperado, pero la sumisión simiesca de todos no era previsible. Así, resulta preocupante que países como Francia o España no hayan alzado la voz en forma clara para decir no, para develar la gran mentira de la ‘solución final’ contra el terrorismo”, agregó.
El magistrado fijó su posición por medio de una nota de opinión en el diario El País. “No es posible –señaló en ese artículo– que viva en un país que sufre el terrorismo desde hace más de treinta años y que día a día clama por la legalidad y el Estado de derecho para hacerle frente, y que ahora se ponga el casco militar y decida ayudar sin límite a un hipotético bombardeo de la nada, a una masacre de la miseria; a un atentado a la lógica más elemental de que la violencia engendra violencia y que la espiral del terrorismo se alimenta con más muertos.”
Garzón también llamó la atención de que “Occidente ha estado más ocupado del progreso abusivo y vergonzante de la producción, la especulación y el beneficio globalizados que de una adecuada redistribución de la riqueza, de una política de exclusión social que de una mayor atención a la integración de los pueblos o de una política de inmigración progresista y solidaria”. En el mismo sentido, manifestó que “por esas omisiones conscientes, ahora se sufren las consecuencias terribles de una violencia irracional extrema y fanáticamente religiosa” y advirtió que “no se puede construir la paz sobre la miseria o la opresión del fuerte sobre el débil; y, sobre todo, no se puede olvidar que habrá un momento en el que se tengan que exigir responsabilidades por las omisiones y por la pérdida de una oportunidad histórica para hacer más justo y equitativo este mundo.
En un plano más jurídico, el magistrado destacó en cuanto a la incriminación que se hace de Bin Laden que no es válido decir “‘Tengo las pruebas pero no las hago públicas porque puedo perjudicar a las fuentes’. Esto no es serio. Esto, sencillamente, es ilegal”.
Garzón explicó que la respuesta que quiere frente a los atentados es “aquella que parte necesariamente del Derecho mediante la elaboración y la aprobación urgente de una Convención Internacional sobre el terrorismo que unifique los conceptos e incluya las normas que regulen los tipos de investigación policial y judicial; que eliminen cualquier traba para la investigación en países o enclaves con opacidad fiscal; o la obligación de descubrir las cuentas, bienes y denunciar a sus titulares; la desaparición del principio de doble incriminación; la creación de un espacio único y universal, lo que supone necesariamente la urgente ratificación del Estatuto de la Corte Penal Internacional, y la conceptuación del terrorismo como un crimen contra la humanidad perseguible bajo el principio de justicia penal universal; la desaparición de la extradición y su sustitución por la simple entrega de los responsables”.

 


 

LA GATITA QUE SOBREVIVIO 18 DIAS
Siete vidas para Pretty

Cuando parecen agotadas todas las esperanzas de encontrar rastro de vida bajo los escombros del World Trade Center, resultó conmovedor hallar a “Pretty” (“Preciosa”), una gata persa que sobrevivió durante 18 días bajo las ruinas de las Torres Gemelas y fue rescatada el pasado sábado 29 de setiembre. La pequeña mascota sufrió serias heridas y llegó en muy mal estado de salud a las manos de su veterinario, para quien el animalito debió mantenerse vivo bebiendo agua de lluvia contaminada, lo que mermó su estado de deshidratación. Sea por milagro, o porque contaba con siete vidas de yapa, lo cierto es que la gata está sana y a salvo en brazos de su dueña que la mira todavía entre sorprendida y sonriente, y que no deja de preguntarse “cómo algo tan frágil como ella pudo sobrevivir... fue un milagro”. No hay duda que semejante catástrofe debió movilizar sensibilidades de la sociedad norteamericana primero y del mundo después. Entonces, ¿por qué no se debiera de celebrar que hubo un originario del reino animal que estuvo así de entrar en el reino de los cielos pero finalmente regresó a casa?

 


 

DETIENEN A UN EMPRESARIO PERUANO
Sobornado por Montesinos

Un empresario de la televisión de Perú fue detenido ayer en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza por pedido de la Justicia de ese país, acusado de recibir un soborno de parte del ex asesor de inteligencia del gobierno de Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos. Fuentes de Interpol de Argentina dijeron que Ernesto César Schutz, uno de los dueños de Panamericana Televisión, fue arrestado cuando hacía una escala un vuelo de Lufthansa que había partido de Santiago de Chile y se dirigía a Frankfurt. La orden de captura fue emitida luego de que se difundiera por medios peruanos un video en el que aparecían el ahora detenido Montesinos y el empresario televisivo, y éste estaría recibiendo dinero del ex asesor y jefe de inteligencia de Fujimori. Apenas se enteró de que era buscado por la Justicia, Schutz escapó en un taxi-colectivo a Santiago de Chile y allí tomó el avión, con la intención de llegar a Europa. El empresario, que viajaba sin compañía y con un pasaporte suizo, fue puesto a disposición del juez federal de Lomas de Zamora, Carlos Ferreiro Pella.

 

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